Partida Rol por web

- Muy bien Henry, veo que sigues siendo el mejor tomando apuntes. Dejo entonces en tus manos la tarea de hacer el resumen de lo descubierto al resto del equipo cuando nos reunamos en breve. Estoy desolado por no haber conseguido ver el De Vermiis Mysteriis, pero si mis sospechas son ciertas, es bastante probable que el ejemplar de Marion siga en la casa. - Suspiré un poco temeroso de entrar allí sin conocer el ritual previamente - Gracias a los glifos, ese ser maligno debe estar contenido en el desván.

Le di unas palmadas en la espalda a Carter, no sabía si para tranquilizarlo a él o a mi mismo. - Creo que cuando ésto termine, intentaré hacer una investigación sobre el continente perdido de Mu, ha logrado captar mi atención. ¿Crees que puedes encontrar alguna información que se me pasara a mi? Si no es así, deberíamos salir a esperar al resto, agradecería un poco de brisa en la cara.

Sonrió satisfecho y tras las últimas palabras del profesor se quedó pensativo unos instantes
Había algo que no le cuadraba. ¿Cómo un iniciado en las artes oscuras (si es que así podía describirse al ínclito Marion Allen) se hacía con un sarcófago al parecer tan extraño y del que nada sabía, y lo comparaba satisfactoriamente con un libro de consulta normal y corriente? No se le escapaba el hecho de que esa transacción posiblemente se llevara a cabo de manera ilícita, pero no quería desviarse del asunto en cuestión -además los hechos se situaban casi cuatro décadas atrás por lo que era imposible seguir su rastro-

Salvo dar con el propio 'De Vermiis Mysteriis', lo cual supondría un flagrante delito de coacción o robo contra el director Armitage, parecían no disponer de ninguna otra opción plausible. ¿O sí?
-¡Cáspita, profesor Bedford, ya lo tengo! -reaccionó de pronto saltando como un resorte, agarrando el hombro de su interlocutor. -Cabe la posibilidad de que el propio Marion Allen extrajera la información de esta misma biblioteca, y el manual tan vulgar donde aparecía la descripción del sarcófago se halle aún aquí. Hasta podría haber una cuenta a su nombre donde podamos consultar sus préstamos y adquisiciones. En las notas de la Hermandad Oscura leímos que había traducido el libro, ¡y al parecer la única copia en toda Norteamérica es propiedad de esta universidad!

Ignoraba la clase de vínculo que unía al tal Allen con el director Armitage, pero hasta una diligencia exánime por su parte haría casi imposible un préstamo de tal calibre para su traducción. O a un cualquiera
-Allen y Armitage -añadió en un susurro con dramática teatralidad, dando broche final a sus pensamientos y pie a su admirado profesor. Quizá sí había otra consulta que hacer a la bibliotecaria. Y sin quererlo sus pequeños ojos de rata, ocultos tras los cristales, se dirigieron impasiblemente hacia ella...

El entusiasmo de mi estudiante era una cosa que yo siempre había valorado. Esa inciativa, la incansable necesidad de seguir buscando, se seguir dando vueltas, tarde o temprano, eso siempre llevaba a la victoria.

De todas formas, no estaba seguro de que esa infernal señora estuviera dispuesta a dar información sobre Marion Allen pero, de lo que si estaba seguro es, que si era necesario, tendría unas firmes palabras con esa mujer, ya que la información no era para nada protegida. Pensando en ello... ¿No tenían los libros en su parte posterior una ficha de préstamos? Con suerte podían al menos saber si Marion consultó el mismo libro que él.

Fui al estante y recuperé el libro que hablaba del sarcófago para comprobar la ficha de préstamos mientras Herny intentaba hablar con ella.

Como un militar entrenado (a ojos de cualquier otro como un soldadito de plomo) giró sobre sus propios talones, afianzó el cuadernito de cuero contra su pecho y avanzó con paso firme y decidido hacia el mostrador de la bibliotecaria. Se plantó delante, y antes de iniciar cualquier tipo de diálogo organizó las notas en posición geométrica exacta. La pulcritud era vital

-Buenas tardes de nuevo, señora. Antes de nada, mi nombre es Henry Carter, formo parte de una agencia de investigación. Lamento no poder facilitarla una tarjeta (palmeó los bolsillos de su chaqueta dubitativo). 'Probablemente el encargo esté aún en la imprenta' -posicionó de nuevo sus gafas con un golpecito de falange, y continuó

-Hecho primero: hace casi cuatro décadas el 'De Vermiis Mysteriis' es traducido en parte por Marion Allen. Hecho segundo: el director Armitage, si estaba en funciones en aquella época -aclaró, alzando la mano al frente para que no intuyera una acusación- accedió al préstamo del libro. Hecho tercero: Marion Allen muere pasado un año, tras el fallecimiento de dos de sus compañeros -en este punto se detuvo, pues no sabía bien hacia donde ir con esa cadena de acontecimientos y tampoco quería hablar más de la cuenta. ¿Había quedado clara su idea? Enarcó una ceja y observó a la bibliotecaria

-Haga saber al director Armitage que investigamos la muerte de Allen. Él sabrá de lo que hablo -finalizó, apoyando el codo levemente sobre el mostrador y usando aquel tono misterioso que tan bien parecía funcionarle. Se lo jugaba todo a una carta

La bibliotecaria escucha atentamente al joven historiador y, cuando Carter acaba de hablar, se apoya sobre el respaldo de su silla.

- Como ya le he advertido a su amigo, Sr. Carter, - refiriéndose al Dr. Bedford -, puedo remitirle ese mensaje al Profesor Armitage, si lo desea. Siento mucho la muerte de ese Sr. Allen, pero si ocurrió hace cuatro décadas, le va a ser imposible. Por entonces se utilizaba el sistema de clasificación de Brunet, ya anticuado. Desde 1904 se utiliza el sistema de Dewey, y todo el historial antiguo fue destruido como parte del proyecto de modernización de la biblioteca. Lo siento mucho.

Tras esta explicación, se reajusta las gafas y continúa con su tarea en la mesa.

Oh. Sin saber muy bien qué decir, pues encontraba irretufables sus argumentos, recogió rápidamente las notas y tras guardarlas en el cuadernito volvió arrastrando los pies hasta el profesor Bedford

-No ha habido suerte. Al parecer cambiaron el sistema de clasificación del Brunet al Dewey en 1904 y destruyeron todo lo anterior a esa fecha. Esa condenada bibliotecaria sabe jugar sus cartas -apretó el puño, retador, pero intuía que las posibilidades de entablar contacto con el director Armitage a través de ella eran prácticamente nulas. Ni su tono misterioso había sido capaz de obrar el milagro. -¿Alguna otra idea para dar con Armitage?

Miro cada vez con mas odio a la repeinada bibliotecaria, juro por la santa biblia que pondría una queja en el futuro sobre la desagradable señora. - Pues muchacho, como no tengas la suerte de encontrarlo en la guía de teléfonos, no se que más hacer para contactar con él. De todas formas, creo que en la granja debe estar la copia del libro que tenía Marion. Recuerdo que he leído en alguna de las anotaciones que tengo la frase: "El método de expulsar a la criatura aún esta en la casa".

Esto ha sido un despropósito. Quizás si preguntamos en las granjas de alrededor saquemos algo. Antes de meternos en la de Merryweather.

Aquí como bien has dicho no parece que sepan más del tema. ¿Tienes la caja? Por ir echandole un vistazo.-Digo mientras bebo el te con parsimonia. Tengo que darle tiempo a Artie a que acabe el sandwich grasoso que seguro va directo a las caderas( a la tripa en su caso). Casi me da asco verle comerlo, pero envidio las ganas con las que lo devora. Pero no tengo ganas de devolver nada luego, prefiero no comer.

- No... - Respondió Arthur entre bocado y bocado. - ...la caja se la llevó Warren... - Afirmó con rotundidad. - Él es el estudioso, nosotros teníamos que ser los chismosos, pero... me temo que es lo que tú dices. - Se encogió de hombros. - ¡Aquí, nada de nada! - Dio un nuevo bocado al emparedado y un sorbo al té. - Como dices... si vemos granjas de camino, podemos preguntar a alguien. Pero me temo que lo que pasara fue hace mucho tiempo, demasiado. Y Merryweather y los suyos lo debieron llevar en secreto. Puede que nadie sepa nada o no recuerde nada. Es posible que lleguemos al lugar sin una sola pista. Lo que sería terrible. Espero que el resto haya tenido más suerte...

'Ciertamente'. El joven Carter asintió despacio, había olvidado por completo esa línea en particular. ¿Debían suponer pues que Marion Allen transcribió en algún cuaderno que abandonó en la casa la traducción del 'De Vermiis Mysterii' que cerraba el vínculo entre la criatura y el mundo humano? Más que plausible, habida cuenta de que salieron de allí como alma que lleva el diablo

Sin embargo la posibilidad de que aquel método (hoja escrita o cualquier otro formato) hubiera desaparecido con el paso del tiempo suponía también un grave impedimento para el éxito de su misión. ¡Eran nada menos que cuatro décadas las que separaban el pasado evento del actual! En cualquier caso estaba claro que debían olvidarse del director Armitage por ahora, y cruzar los dedos para que la bibliotecaria cumpliera su palabra de transmitir el mensaje

Antes de irse de allí quería recabar toda la información posible, así que se estrujó el cerebro
La frase que había mencionado el profesor le recordó otras también, a considerar en la situación tan desesperada que vivieron los miembros de la Hermandad Oscura. Crawford Harris había borrado 'de manera equivocada' parte de la estrella de invocación, lo cual liberó parcialmente a la criatura. Pero aún estaba atada a la casa gracias al hechizo, cuya fuerza se sostenía en la propia vida de los participantes en el ritual...
No dejaba de ser curioso. La criatura estaba atada a la casa pero no podía alejarse de ella, ni tampoco entrar salvo al desván, lugar en el cual probablemente olvidaron transcribir los símbolos de protección. Por tanto la solución parecía simple: restaurar el círculo de invocación. Sin él no podía salir de la casa, y con él tampoco entrar en ella, por lo que la lógica apuntaba hacia una disociación interdimensional que expulsaría a la criatura a su mundo de origen

Repasó los libros que había en las secciones más esotéricas, arrastrando con suavidad el dedo sobre su lomo. Si encontraba información rápida sobre cierre de círculos y contra-hechizos de invocación podría probarlos...

Cierto, quizás deberíamos ir a buscarles. Espero que hayan tenido mejor suerte. No quiero que nos metamos en otra casa sin saber a qué atenernos.- 

Bueno, sabemos que nos enfrentamos. Un demonio que desatará el mal en el mundo en cuanto muera Merryweather.....¡esto es tan desalentador! 

¿Vamos?-Digo un tanto impaciente. Por un lado quiero ir y ver qué hay ahí dentro. Por otro me aterra. Pero la adrenalina es fuerte y la experiencia es dificilmente descriptible.Jugar con lo oculto es fascinante. 

- Vamos... - Dijo un sonriente Artie. - Aquí ya no hay nada que hacer. - Dejó varios billetes sobre la mesa, que sin duda pagarían la cuenta y se puso en pie ofreciéndole la mano a la señorita Vixen para ayudarle a hacer lo propio. - ¡Vamos a ver que tiene el resto!

Cojo la mano de Artie y le sonrio. Me levanto-Gracias.-digo todavía sonriendo. Me cojo a su brazo y me dispongo a salir. Me siento segura a su lado. -Vayamos pues, quiero saber qué se oculta ahí dentro.

Después me giro y me despido de la camarera y de la dueña-Adios- lo cierto es que agradezco salir del sitio, todo ese olor a grasa y desesperanza me estaba agobiando.

La información que habéis encontrado es sorprendente, pero desafortunadamente, la biblioteca de la universidad ya no ofrece más hilos de los que tirar. Carter tiene de repente una intuición. Los símbolos de protección que no paran de darle vueltas en la cabeza quizá sean una pista. La estrella de cinco puntas hace posiblemente referencia a tetragramatón, un círculo clásico de protección, pero es obvio que no es la solución definitiva, pues como afirma el propio Merriweather en la última anotación del diario con mano temblorosa:

[...] El método de expulsar a la criatura de este mundo aún se encuentra en el interior de esa maldita casa. [...]

Me acerco a mi alumno y le redeo con mi brazo por encima de los hombros. Me cuesta bastante porque el joven es algo más alto que yo, que empiezo a declinar, pero aún así lo hago durante unos breves instantes. - Querido muchacho, en la investigación hay que saber rendirse, nunca abandonar la investigación, pero si hay que saber dar la vuelta cuando topas con un camino sin salida y comenzar un nuevo sendero.

Le doy unas palmaditas en la espalda, me agusto el abrigo y me cuelgo mi maletín a modo de bandolera. - Deberíamos decirle al resto lo que sabemos por ahora, esperemos que ellos también puedan aportar algo que nos ayude en un nuevo camino. - Tras mi derroche de elocuencia, salgo de la biblioteca en busca de aire fresco y para esperar al resto del equipo.

Es la última hora de la tarde y tras una búsqueda de respuestas por diferentes caminos en Arkham, volvéis al lugar donde empezó todo. El Hospital de Santa María. Recorréis el solitario pasillo de la tercera planta mientras una luz ocre entra por las ventanas cubriendo de un halo fantasmal el lugar. Allí, frente a la puerta de la habitación de Merriweather, está Bertrand con semblante serio, de pie, abrazando a su desconsolada madre que se apoya derrumbada sobre su hijo mientras llora. Rupert Merriweather ha fallecido.

La noticia os deja un poco desorientados. Lo que para su mujer e hijo es un duro trance, la pérdida de un esposo y padre, para vosotros significa un desastre de consecuencias imprevistas, si lo que dijo el Sr. Merriweather es cierto. Si esa criatura, ahora liberada, puede abandonar la casa a su antojo, las víctimas en esta historia podrían aumentar de manera considerable.

Aquellas eran malas noticias. Eran malas noticias en el caso de que lo que había contado Rupert Merryweather fuera realmente como lo había contado. Podía ser que aquel demonio, fantasma o ser de ultratumba siguiera atrapado en la granja, hasta quien sabe cuando... ¿La media noche? La media noche solía ser una hora crítica en todos esos asuntos. Lo había estado leyendo en las libros de ocultismo que había consultado en las últimas semanas. O puede que simplemente no hubiera ningún ser atrapado e aquella granja. Artie todavía se guardaba cierta reticencia a creer en aquello.

Se acercó a la viuda y al hijo del fallecido. Portaba su sombrero apretado contra el pecho con el brazo izquierdo y ofreció su diestra a ambos dolientes. 

- Les acompaño en el sentimiento. - Les dijo. - Siempre es un momento duro cuando alguien tan querido como Rupert se va. - Trató de ser empático con ellos. - Quizás no sea el mejor momento, pero... - Trató de ser todo lo delicado que pudo. - ...pero Rupert quería algo de nosotros. Era importante para él, desde luego si hizo que viniéramos hasta aquí para hablarnos de ello en sus últimos momentos. - Hizo una pausa. - Si me permiten preguntar... ¿Les comentó algo acerca de lo que quería de nosotros? Si, no se ven con ánimos de contestar, lo entiendo, pero les agradecería que lo hicieran. Por Rupert...

Agnes lanza una mirada a Artie, pero le es imposible abandonar la pena y sus ojos siguen inundándose de lágrimas. Bertrand, que aprieta la mandíbula para no desfallecer él también y ser un pilar sobre el que su madre pueda apoyarse, la abraza con más fuerza mientras mantiene con firmeza su gesto serio y exclama:

- Si le soy sincero, Señor... Artie. No, no lo sé. He visto esa caja de metal que mi padre encargó a mi madre traer, y algo he escuchado sobre una granja mientras ustedes hablaban, pero ni mi madre ni yo sabemos nada. Supongo que mi padre quiso que así fuera.

Estaba a punto de poner rumbo a la biblioteca cuando algo me hizo cambiar de opinión y dirigirme al hospital ¿Intuición? ¿Premonición? No estaba segura y me daba miedo pensarlo, pero sentía que debía volver inmediatamente.

Cuando llegué y vi que mis compañeros estaban allí vi que mi instinto había acertado y me alegré aunque la alegría duró solo unos instantes. Lo que tardé en ver a la llorosa esposa y al triste hijo de nuestro… ¿Cliente?

“Mierda, esto no tenía que pasar. Aun no…”

Quería tiempo para hablar con mis compañeros, pero ahora todo se precipitaba. No había tiempo de comprobar si había algo de verdad en lo que aquel hombre dijo. Si había un atisbo de verdad, una criatura maligna iba a ser liberada al mundo. Me acerqué al grupo, y susurrando les mencioné.

- No tenemos tiempo. Si lo que nos dijo el difunto es verdad, la entidad será liberada. Debemos ir ya. De camino podemos poner en común la información obtenida –

Entonces levanté la cabeza y vi a la viuda y me di cuenta de mi descortesía.

- ¡Oh!... mi… mi sentido pésame. –

Y di media vuelta para salir de allí. ¿Por qué estaba nerviosa? Seguramente todo serían delirios de una mente enferma y solo encontraríamos una casa ruinosa y vieja… ¿verdad?