Partida Rol por web

El grupo de patrulleros del tiempo es llevado al despacho de Salvador

(Arte conceptual por Carlos Salgado)

- Señores, debo de advertírles que en sus manos está una de las misiones más complicadas en la que se ha visto el Ministero... Angustias accede a la sala y deja un informe sobre la mesa del Sub-secretario ...La Alhambra, la mezquita de Córdoba y otros monumentos están evaporándose en el siglo XV, la causa se encuentra en la débil presencia musulmana en le Península Ibérica durante la Edad Media.

- Algo le debe haber sucedido a Abderramán I en su viaje hasta a Al Ándalus, lo que ha impedido la consolidación del Emirato de Córdoba y la posterior existencia del Califato.

- Abderramán ha escapado a la matanza de su familia en Damasco ordenada por los Abasíes. En Oriente ha dejado a su mujer e hijo. En su difícil periplo por el norte de África se ha perdido su rastro en Ceuta, donde debía embarcar hacia Al Ándalus. La mano de los califas Abasíes es muy larga y se sospecha que un asesino lo haya hecho desaparecer.

Salvador se remueve en la silla nervioso...- Por lo que sin ese señor...España como la conocemos se va al carajo
hombre... dijo nervioso sosteniendo sus gafas.

El Becario, se giró en su silla...- ¿Y lo que ahorraremos en libros de texto para Al Ándalus?.

Todos al unísono: ¡Cállese, Becario!.

Llego tarde. Mi última conversación en el bar se ha extendido más de la cuenta y recibo la información entrecortada.

-Entiendo que tendremos que ir a la época previa a la que Abderramán construyera la Alhambra... Qué lástima. He le leído grandes escritos sobre tan soberbia construcción. Me hubiera encantado poder conocerla. Pero bueno… Resumiendo. ¿Nuestra misión es ir al siglo XV y encontrar al susodicho personaje y llevarlo de forma segura hasta Granada? Pues eso es a lo que me dedico, a pasar gente.  Eso es pan mojado!!! ¿Solo necesito saber que armas podemos usar en esa época?

Salvador abre y cierra sus gafas...- Otro de la escuela del señor Martínez...a ver...a ver como se lo explico... dijo acompañando esa frase con un resoplo ...no es que él pusiera las piedras ni viviera ese siglo, vivío en el siglo VIII, y la anomalía está alcanzando ya el siglo XV que es donde nuestros agentes detectan la anomalía...deben encontrarle en la Ceuta del 755 y llevarlo a salvo hasta las costas de la Andalucía de ese mismo año...¿lo ha entendido Marcel?.

-Por supuesto Salvador. Lo que yo decía, siglo arriba, siglo abajo. Bueno, eso será fácil para un hombre como yo, acostumbrado a caminar. Que distancia hay entre Ceuta y Andalucia? En el siglo ese, ya debia haber alguna carreta, no?? Lo digo para avanzar más rápido el camino...

Francisco no era religioso. Posiblemente su familia se avergonzaría de él, pero era así y no podía cambiarlo. Aún así, el hecho de que la Mezquita de Córdoba, su lugar privado de peregrinación se hallase al borde de la desaparición le producía una punzada de dolor en el pecho.

El hecho de que estuviese desapareciendo en la época en la que él era un niño hacía que en ocasiones sus recuerdos sobre la Gran Mezquita se desdibujasen en su mente, como si de humo se tratase.

-Será para mí un honor servir en ésta misión- dijo solemnemente volviendo a perderse en sus propios pensamientos.

Marcel se fijó en lo poco hablador que era Francisco. Estaba acostumbrado a la gente introvertida y habia aprendido a leer lo que la gente no decia. -Pues para mi también serà un honor. Cuales seràn nuestras identidades?

- Sencillamente no ha llegado en el día que debió llegar, la pista se pierde al otro lado, teniendo en cuenta que los monumentos están desapareciendo, quiere decir que con el curso actual de los acontecimientos...nunca llegará a Granada, ni a Córdoba, por lo que nuestra intervención se hace necesaria... Ernesto negó al asunto de las identidades ...debido a que la zona no tiene conflicto en ese momento y que no existen control alguno, no se requiere la creación de identidades específicas.

-Todo claro don Ernesto. Por mi parte estoy listo para partir- dijo el callado hombre. Realmente, el hecho de perder para siempre la mezquita le hacía sentir una desazón más allá de lo confesable.

¿Sería que realmente, Alá estaba más profundamente instalado en su corazón de lo que él mismo creía? ¿O simplemente sería miedo a perder su punto de acla, el lugar que daba sentido a su existencia?

Fuere lo que fuere, lo único que tenía completamente claro es que lo daría todo en aquella misión.

-No se preocupe jefe, cumpliremos*- sentenció levantándose de la silla.

En un arrebato de lucidez poco corriente, se me ocurre preguntar:

-Cual es la puerta mas cercana? Y bueno, no haran falta identidades, pero algo de vestuario si, no???

La puerta del Ministerio conduce directamente a un almacén del zoco de la ciudad, los olores a especias ascienden por todo el lugar, Marruecos siempre ha sido conocido incluso en los siglos siguientes por esta característica, ¿pensaban que era algo reciente?, ni mucho menos.
Las calles están concurridas con el trasiego típico de un día de mercado, la mayoría visten como nuestros protagonistas, aunque hay que destacar la gran gama de colorido de las vestimentas, la potenciación de los tintes era de destacar en el mundo islámico.

Los habitantes de la villa acuden  a comprar o a chismorrear y los comercian tesanuncian sus productos a gritos.

Algunas de las opciones que podrían hacer nuestros protagonistas serían (no son inamovibles, pueden hacer lo que gusten para obtener información sobre Abderramán):

Opción A: Preguntar (carisma 15)
Opción B: Soborno
Opción C: Escuchar coversaciones (percepción 21)

Cuando Marcel cruzó la puerta se quedó atónito con lo que sus ojos contemplaron. No se había preparado lo suficiente para el shock que le produjo la primera impresión.

Al salir del vestuario vestido con los ropajes de la época ya se sentia raro. Disfrazado. Una cosa era interpretar un personaje, pero otra era disfrazarse. Le costaba concentrarse sin tener la sensación de que todo el mundo le observaba.

Pero al llegar al zoco se sintió absorbido por toda la información que le llegaba. Él estaba más acostumbrado a lugares más fríos y con menos gente. Lo más parecido a lo que tenía delante eran los días de mercado de su pueblo natal, y no podía ni compararse en cuanto a luz, color y olor a lo que estaba viviendo…

Estuvo tentado, des del primer momento, en sacar su cámara de fotos y tomar algunas instantáneas. Sabía que no estaba permitido traer material del “futuro” pero la había escondido con gran facilidad, sobretodo porque nadie había hecho ningún registro ni comprobación rutinaria de lo que llevaban… No se atrevió a agarrar su fusil, el tamaño lo hubiera delatado, pero la cámara se podía camuflar bien y pasaba inadvertida.

Después de unos primeros segundos de adaptación a lo que estaba viviendo, Marcel empezó a caminar, poco a poco, mirando a un lado y al otro. Había olvidado por completo la misión, quien era o qué hacía allí. Simplemente estaba disfrutando de lo que sus sentidos le transmitían. Quedó absorto al ver un mercader que tenía el puesto lleno de “polvos” y “ungüentos” al mismo tiempo que este le ofrecía su mercancía.

-Pruebe esta crema para fortalecer el vigor sexual. Solo tiene que aplicarla en el bajovientre y descubrirá que recupera la pasión perdida!!! Garantizado!!!

Pero lo que a Marcel le había sorprendido más era una jaula de camaleones que el hombre tenía en un rincón de su tienda.

Camaleones. Solo había visto algún dibujo de ese extraño animal en las viejas revistas del barbero. Incluso llegó a creer que no podía ser real que un animal cambiara de color. Le pareció algo increïble que los tuviera tan cerca.

-Cuanto vale?

-Por unas pocas piezas de plata puede usted llevarse un animal perfecto para que se coma las moscas!!! No desaproveche la ocasión.

Marcel se giró hacia el grupo ilusionado, como quien se dirige a su padre para pedir permiso para obtener un dulce, e inmediatamente se dió cuenta que se había dejado llevar por la emoción del momento.

Se compuso mientras se dirigía al grupo.

-Habéis visto… Camaleones!!!

El interior del artesano bullía con una mezcla de nerviosismo por la situación y responsabilidad por llevar a cabo la misión. Aunque en cierto modo no se sentía ajeno a aquel lugar, su condición de morisco, al menos sobre el papel, le había impedido llevar a cabo una manifestación más o menos pública de su fe y su cultura.

De hecho, era la primera vez que vestía unas ropas semejantes. Siempre se había limitado a atuendos más "cristianos". Disfrutó del ambiente, de los sonidos, del lenguaje de la gente, de ese idioma que era música, sin perder en ningún momento de vista la razón por la que estaban allí. Palpó la daga que llevaba oculta bajo su ropa. Una creación propia, tan elaborada que pasaba desapercibida como arma, más bien parecía un adorno. Nada más lejos de la realidad. Estaba tan afilada que un cirujano podría utilizarla para abrir las carnes de un paciente sin dificultad.

Miró a Marcel que parecía un niño viviendo un cuento de hadas, lo que le llevó a pensar que su infancia no había sido un camino de rosas. Esbozó una media sonrisa que nadie percibió.

Marcel se dió cuenta enseguida que se habia despistado. Sobretodo con la cara que puso Francisco. Esbozó una sonrisa de complicidad con él y le dijo:

-Oye Paco, me he fijado que Faustino y Fernando se han quedado atrás. Quizá estan terminando de vestirse. Si te parece, mientras llegan, me acercaré a alguno de los locales y preguntaré si conocen a Abderramán. 

Y dicho esto se gira y hecho un vistazo al lugar. Ve la entrada de una mezquita y un grupo de musulmanes haciendo coro en la entrada. Quizá acaban de rezar o quizá falta poco para que toque. Pero si en algun lugar se socializa y si alguien puede saber dónde encontrar a Abderramán, tiene que ser en un sitio de estos. 

Se hacerca hacia el grupo mientras musita la letra de una canción de cuna que aprendió hace tiempo y que siempre habia pensado que tenia tonalidades arabes. "Sant Joan feu-la ben gran, Sant Martí feu-la dormir, que el pare n'és al treball, i la mare és al molí"

-Buena gente, disculpad si os incomodo,- Marcel intenta imitar el saludo con la mano que ha visto hacer hace unos segundos- pero, mi amigo y yo hemos venido de una tierra lejana a traer un mensaje a un habitante de vuestra tierra conocido con el nombre de Abderamán. ¿Quizá ustedes lo conozcan?¿Quizá pudieran darnos alguna información de como encontrarlo?

-Oye Paco, me he fijado que Faustino y Francisco se han quedado atrás. Quizá estan terminando de vestirse. Si te parece, mientras llegan, me acercaré a alguno de los locales y preguntaré si conocen a Abderramán. 

-Francisco- contestó secamente. No era muy dado a las familiaridades. 

Siguió a Marcel hasta el grupo al que estaba en la puerta de la mezquita.

-Salam Aleikum- saludó en árabe -Mi nombre es Abdul Hasbar ibn Rashid ibn Muhammed- continuó en su lengua natal. Hacía tiempo que no tenía la posibilidad de hablar en aquel idioma.

-Como bien dice mi compañero, buscamos a Abderramán- dijo utilizando el castellano para que Marcel pudiera seguirle -Es muy importante que le entreguemos el mensaje que portamos para él- añadió con gesto compungido, casi lastimero, tratando de ablandar el corazón de sus interlocutores.

Marcel se sorprende al ver la habilidad que tiene Francisco para interpretar su personaje. Y sobretodo viendo él no ha conseguido ninguna respuesta por parte de la parroquia reunida delante de la mezquita. 

Eso sí, en su entorno eso de llamar Francisco a los Franciscos era más bien raro. Intentará no olvidarlo. En su cabeza se repite un par de veces, "Francisco, Francisco..."  

El mercader miró a su derecha y a su izquierda rapidamente y contestó en castellano...- Yo al hombre que vuesa merçed dice no he visto... tras eso extendió su mano e hizo un gesto al flexionarlo pidiendo dinero ...a vuesa merçed le digo que yo "no visto"... parecía hablar un castellano un tanto dificultoso, pero sus intenciones se veían venir desde muy lejos.