Partida Rol por web

El misterioso alfarero

IV. Venganza o Auxilio

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10/03/2014, 21:27
Tomás "Caracortada"

Veíase claro que el tal Lázaro era hombre precavido, acostumbrado sin duda a toda clase de emboscadas, celadas y encerronas y, a pesar de su edad, o puede que debido a ella, de más de un aprieto debió salir gracias a esa precaución, aunque la última vez, visto lo encerrado que estaba, no debió ayudarle en mucho.

Si nos daba paso es que la calle veíase tranquila, ya que sería un disparate que ahora que era libre los fuera a meter en un embrollo que le llevara de nuevo a la cárcel o, lo que era mucho peor, a la muerte. Así que, visto lo visto y a la pregunta del italiano, Tomás, por ser hombre de pocas palabras, asintió con la cabeza sin darse cuenta que en aquella oscuridad malamente le podrían ver.

Y uniendo gesto a acción adelantose cruzando en dirección a la mujer que tan ansiosa les esperaba, y a pesar de que el Lázaro habíales dicho que todo estaba tranquilo, el Caracortada no dejó su cautela en el callejón sino que, mirando de un lado a otro, echó a correr con la mano apoyada en el su acero. Si alguien los asaltaba estaría preparado porque con el alemán y el medio muerto del Mauro poco se podría contar.

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10/03/2014, 22:08
Hans el Alemán

- Wir kommen! - respondí al italiano, dándole un poco de su medicina idiomática, con sorna y feria, no con ánimo de trifulca. 

Ayudé a Herr Mauro a caminar, que ya estaba bien de ruar calles, ojear ventanas, y hacer promesas. Esperaba yo un encuentro de los de poesía y buena prosa, entre marido y mujer. Querría que fuese así, que el Mauro no hubiese olvidado a su esposa, que como era hombre, fuera fácil que se le hubiese ido de la cabeza la Claudia... si no hubiese estado en la cárcel, claro. Y que ambos suspendieran sus deseos hasta la bodega, que se diesen gusto después, que había que salir de allí secretamente y por pies ligeros.

Con una sonrisa en la boca, la primera en toda la noche, avancé con el herido cruzando la calle en pos de mis compañeros de armas.

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11/03/2014, 18:28
¿Qué se le ha perdido a vos? (Dj)

En tanto que a todo ésto, sabran de sobra las sus Mercedes ese dicho de que "cuánto uno más de cerca en peligro, más de lejos que dáse el daño"; y en éstas que así parecíalo ser, pues aquella salida tan de estrépito de la Casa y Cárcel no había hecho sino dar en aviso a medio cuartel, y tal vez decenas de corchetes andábanse peinando la Imperial y Coronada por doquier. ¿Quién iba a pensar que los asaltantes habríanse de quedar muy cerca del sitio donde irrumpieron? (tremenda cosa sería aquesta): pues así fue, que por eso no vísteis alguacil alguno por la Plaza de la Villa, también llamada de San Salvador; y en éstas que cruzásteis la calle sin peligro alguno hasta la puerta de Guadalajara...

Mauro iba apoyado mayormente en el alemán (cosa de ironías, pues quizá andaba peor el ahora cauterizado a pleno fuego que el propio esposo), y enseguida tomaron los tres la esquina donde estaba Claudia y Lázaro.

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11/03/2014, 18:28
Claudia

¡¡Querido!! -dijo la joven Claudia lanzándose hacia Mauro una vez lo vio. Entonces lo cogió en brazos, sosteniendo sobre ella parte del peso que aguantábais vosotros al traerle casi en volandas. ¿¡Qué te han hecho!? ¡HÁBLAME! -y le cogía la cara, moviéndole ligeramente la cabeza para que despertara del todo de aquella especie de letargo en el que, aun consciente, se encontraba...

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11/03/2014, 18:35
Mauro

¡Uugghh! -Mauro, el esposo, rumiaba algo con cierta dificultad, pues aún le dolían los moratones que su cuerpo albergaba y las magulladuras en carne viva que su espalda, a modo casi de damero, contenía, fruto de severo tormento...-; Cla... u... Claud... -el tipo balbuceante la miraba, y sus pestañeo era lento; pero era una lentitud propia de la felicidad, como cuando el cuerpo se relaja al saber que está ya en buenas manos, y ni tan siquiera las palabras son válidas o necesarias para expresar sus emociones...
 

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11/03/2014, 18:41
Lázaro de Tormes

Este hombre... ¿Tenéis algún sitio donde auxiliarle? -decía temeroso Lázaro de Tormes viendo la gran y bella escena, pero en un momento no muy propicio para darse muestras de puro afecto (pues los alguaciles podrían estar cerca)-. El viejo miraba a un lado y a otro de la puerta (al interior de la villa y ya a extramuros, cuya puerta separaba ambos entornos). ¡Date prisa, muchacha!, dinos, ¿a dónde habríamos de ir para nos no repicar de justicia*? -él mismo se incluía en "el lote", pues andurrear solitariamente por Madrid le llevaría a encontrarse con matasietes a las doce y alguaciles a las tres...

Notas de juego

*Para no ser atrapados y ajusticiados.

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11/03/2014, 18:46
Claudia

No queda muy lejos la bodega de mi hermano, en San Ginés -se refería al lugar del que partísteis, en el arrabal de extramuros muy cerca de allí-; allí estaremos seguros, mas...

Entoces os miró.

Uno a uno.

La alegría de ver a su marido vivo (pese a que andaba descompuesto físicamente) había eclipsado la gratitud que ahora mismo mostraba hacia vosotros hasta que, finalmente, Claudia se dio cuenta. Jamás podré agradecéroslo -os dijo con suma sinceridad con su marido sujetado-; aunque, como ya os dije, las joyas son vuestras por pleno derecho, por devolverme a quien más aprecio...

Entonces hizo una pausa, elevó la cabeza y miró la negrura que ofrecía la calle Mayor en su nocturnidad (que empezaba donde estábais, en la Puerta de Guadalajara) y sopesó algo en su mente, con la mirada un poco perdida.

Los tipos se han marchado. La compañía del Alfarero, según han dicho por el barrio, tomó a media tarde, poco después del almuerzo, la puerta de la Vega, por el oeste*... Muchas horas han pasado ya, mas tanto carruaje y monturas enyugadas de tal cálamo no irían por atajos ni estrechas sendas, y seguro que su paso es lento. Las joyas irán camino de Segovia, por la via principal... -volvió a mirar a su marido, y luego a vosotros de nuevo-. No os pediré más, ni tan siquiera que vengáis a la bodega, pues demasiado bien habéisnos ofrecido sin más... -y efectivamente, Claudia os estaba pagando con la posición de aquellas preciadas joyas de aquel tal Eufemio de Maruela-. Sin embargos, quedaban lejos de la Imperial y Coronada, más aún en los dominios de Su Majestad de las Españas...-.

Notas de juego

*Al oeste de la Ciudad según el mapa de "Ambientación".

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11/03/2014, 21:10
Braccio da Montone

Caballeros, credo es tiempo de partir et reclamar lo nuestro. - Pues no habíamos el caracortada y yo arriesgado nuestras vidas y el aleman perdido una mano para nada. Si habíamos asaltado la Casa y Carcel y sacado no uno, sino dos presos, bien podríamos asaltar esa diligencia que llevábase las joyas.

La mia cabalgadura est rápida, et en campo abierto con rifle en mano manéjome con soltura. ¿Qué decis compañieres? ¿andiamo a por lo que es nuestro?. - Apretéme el cinto como quien dice: "estoy listo".

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12/03/2014, 20:27
Tomás "Caracortada"

¿Ni una tregua íbamos a tener? Sentíame un tanto frustrado y, sobre todo, cansado. Después de lo que habíamos pasado para rescatar al tal Mauro ahora teníamos que echar a correr detrás de lo que se nos había prometido. Aquel esfuerzo no estaba resultando tan fructífero como habíalo pensado en un principio. Apoyeme en la pared que tenía a las espaldas pensando lo mejor que podíamos hacer. Por una parte necesitaba descansar pero por otras... quizás aquel era buen momento para alejarse de la ciudad, si es que las salidas no estaban vigiladas.

- ¿No sería más prudente buscar un refugio ahora?, comer y descansar mientras planeamos nuestros siguientes pasos. Como bien dice esta buena mujer, si van en carretas tiradas por bueyes no avanzarán demasiado y podremos alcanzarlos como mucho en uno o dos días. Yo no tengo caballo pero seguro que tengo mejor paso que esos a los que tenemos que buscar.

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13/03/2014, 00:25
Hans el Alemán

Miré a la mujer contrariado. Parecía compungida pero yo no dejaba de echarle las culpas de haber perdido mi siniestra. Y es que aquella historia parecía la Divina Comedia, deambulando sin descanso. Desmayaba ya mi cuerpo por yacer en un jergón, llorar si fuera necesario, y echarle un vistazo a tan fea herida que me marcaría de por vida. Quise ser cruel:

— Mirad bien por vuestro esposo, señora, pues con esas llagas bien es probable que no pase de mañana. Si lo hace tendrá suerte y a Dios de su parte.

Luego corroboramos lo que ya habíamos oído de mano de los beodos: la compañía huía con aquellas joyas que considerábamos nuestras. Scheisse! Mi primer ímpetu fue lanzar un improperio y echar a correr tras de aquellos titiriteros. Los caballos no eran buenos amigos míos, como decía Braccio que sí lo eran, pero aún aguantaría una buena pateada. Iba a decir que sí cuando habló el español pidiendo cuartel. 

Con el tiempo - y en este caso con las palabras de Tomás - las voluntades se mudan, y mirando mejor las cosas, confieso que asentí a la posibilidad de gozar de un poco de paz. Mañana podríamos hacer las diligencias de perseguir a aquel alfarero milagroso, interrogarle o lo que quisiesen los dos matasietes que eran mis compañeros. ¡Ay! Ya no quería pensar. Me dejé caer en el muro de la calle, deslizando la espalda y descansando con los ojos cerrados mientras decidían.

— Quizás podamos topar mesa y fonda en el camino, fuera de los muros de Madrid. No soy caballero de medias tintas, pero reconozco que quiero descanso, meine freunde. Pero si tenéis ardor por partir, Braccio, no seré yo quien os lo impida ni quiero ser un estorbo — dije con hilillo de voz.

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14/03/2014, 18:20
Braccio da Montone

Y en ese momento, tras escuchar a mis "compinches" me quedé pensativo. Por un lado la imagen de las joyas alejandose a cada segundo que perdiamos me atormentaba, pero por otra parte la figura descompuesta y mutilada del aleman y el gesto de cansancio del español hacían que la balanza se inclinara hacia el lado de la razón...

Descansaremos agora, empero mañana, poco antes del alba, cabalgaremos. - Con suerte la caravana hará parada también durante la noche. Si es así, aunque no aprovechemos tal asunto para acortar distancia, al menos no nos ganará demasiada ventaja.

Apunto estuve de decir a Claudia que nos llevara a bodega, pero un mal presentimiento me invadió. - ¿Qué hacemos compañeros? Si la guardia busca al reo fugado. - Y me refería a Mauricio, no a Lázaro. - Témome que la primera puerta a la que llamarán será la de la bodega.

Conozco yo un lugar, un "bello antro de descaro y lujuria", se ubicaba en la Plaza de la Paja, al sur de la Villa, en una de las esquinas del lugar, como casi escondido en un callejón. Lo regenta una señora que bien conoce un servidor. Quizá sea aquel lugar más seguro que la bodega, más habrá que recorrer cierto trecho hasta llegar allí. ¿Que pensáis?.

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14/03/2014, 18:41
Hans el Alemán

Sepa vuestra merced que me vale dónde digáis si hay cama y vendas limpias. Tampoco haría ascos a un plato caliente. — dije, levantándome un poco más animado y viendo que el italiano cedía. ¡Qué mal aspecto debíamos tener Tomás y yo para ablandar a aquel rudo! — Probemos ese lugar que decís, Braccio.

Luego me dirigí a la señora y a su marido, además del Lázaro que parecía estar a verlas venir. Saqué mi cuchilla de cirujano y dísela a este último.

— Viejo, no es de hombre de gran entendimiento andar por estas callejas de noche y sin nada con lo que morder. Tomad el cuchillo. Defended a la señora. Y a vos, señora, le digo que no vuelva a la bodega. Búsquese un buen escondite o la guardia tomará la taberna bien temprana la mañana. Avisad a vuestro familiar o también caerá y le darán de látigo o algo peor. Si no sabéis dónde ir, conozco a un judío que me debe una. Mucencio se llama. Quizá os ayude. — Y diles las señas del hideputa que me había ofrecido el bacalao. Mejor aquello que andar de vuelta a la bodega.

— ¿Vamos, caballeros?

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18/03/2014, 01:30
Tomás "Caracortada"

Alegreme que por fin decidiéranse por dar tregua a los huesos que rechinaban de cansancio una vez pasada la rabia de la pelea. Mas aquellos tenían razón pues no era buena idea pasarse de nuevo por la bodega, primer sitio al que irían a buscar al fugado y a todos los que le habían ayudado.

- Por mi parte no pondré oposición alguna, cualquier tugurio vendrá bien para pasar la noche y meter algo al cuerpo. Pero hay algo que me preocupa.

Y en verdad era que algo rondábame la cabeza, pues el italiano bien que hablaba de salir a galope tras los comediantes y las joyas y yo no entendía de galope más que el de salir por pies.

- Sí, será prudente salir incluso antes de que amanezca pero en mi caso deberé hacerlo corriendo, pues montura no poseo ni dineros para comprar un mísero jamelgo.

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18/03/2014, 18:47
¿Qué se le ha perdido a vos? (Dj)

Lázaro alzó la mano para coger la navaja de barbero de Hans, y asentía a todo lo que le decía, mientras comenzaba a sostener a Mauro junto a su esposa Claudia. La mujer os dedicaba con los labios varios "gracias", muy bajitos, mientras comenzaba a alejarse de la puerta de Guadalajara hacia extramuros con el viejo, el cual os despidió con eso de "Con Dios". Hubo un momento en que Mauro se giró logro miraros entre su aún desconcierto fruto del dolor y los castigos (o eso al menos pareció que discurríais).

Et tras alejarse como can tras la longaniza recién atada, los pies de Braccio da Montone os guiaron rumbo hacia el sur de la Imperial y Coronada, hacia la Plaza de la Paja. Tanto Tomás como Hans oyeron alguna vez que allí se rezaban tanto a san Bartolomé (patrón de la Villa) como se rendía culto a los prostíbulos, de los cuáles, uno de ellos, era el que hacía mención el italiano...

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18/03/2014, 18:53
¿Qué se le ha perdido a vos? (Dj)

Cerrado.

Más bien puerta atrancada. A conciencia, añadiría.

Y los nudillos de Braccio cantaban casi sangre al tercer golpe.

¿Cómo podía ser? A esas horas los más atrevidos de la villa solían salir a la luz de unas pocas velas y atrevíanse a deambular por las callejuelas del Madrid de Su Majestad únicamente por disfrutar de la bella visión (y tal vez de la perfecta compañía) de cualesquiera de las mujeres de aquella mancebía.

La plaza de la Paja parecía ser un lugar no demasiado especial, no demasiado carismático (un lugar corriente vaya), pero Braccio sabía que allí tenía bien guardado su caballo, y nada haría irse de allí sin el rocín.

¿¡Quién es!? -preguntó una voz tras la puerta, una voz femenina y cautelosa finalmente-.

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19/03/2014, 00:14
Braccio da Montone

Apreté el puño et miré mis nudillos encarnados. - Soy da Montone. Decid a la señora que he vuelto. ¡Presto! asunto urgente es el que me traigo, et decidle a la Señora que le interesará saber lo que he de contarle.

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19/03/2014, 12:39
Hans el Alemán

Miré a Tomás con complicidad y una sonrisa pícara al comprobar que aquel caballero italiano parecía preso de una señora que al parecer guardábale montura... y algo más. Y es que no es menos ofensiva arma la caricia en las mujeres, que la espada en los hombres.

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20/03/2014, 01:36
Tomás "Caracortada"

Vaya con el italiano... sabíase cuidar muy bien, o puede que mejor fuera el decir que sabía cómo hacer para que le cuidaran. Devolvile la mirada al Hans con la misma malicia que él había mostrado en su sonrisa, ahogando un silbido de admiración al comprobar el buen lugar al que nos había llegado. Bueno por ser lugar donde cama caliente, por haber mozas para calentarla, y vino podían conseguirse.

Esperé a que del otro lado dieran buena respuesta a la llamada en forma de puerta abierta, aunque rondábame en la cabeza lo de la misteriosa señora a la que solicitábamos ayuda.

- ¿Acaso pensáis contarle a esa amiga vuestra el asunto que tenemos entre manos?

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20/03/2014, 13:14
Braccio da Montone

Niente preoccupare Tomás. Se lo que me hago. - Respondíle al caracortada. Que non habíame yo salido con la mía de numerosas desventuras por casualidad. Et que si contábale algo del asunto a La Señora sería para avivar su avaricia et sacarle buena ayuda, que muy probable era que cuando marcharamos en busca de la caravana non volvieramos a la villa nunca más. ¿Qué importaba entonces que fablara o dejara de fablarle a la Señora?.

Esperé impaciente a que dignáranse a abrir la puerta...

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21/03/2014, 15:11
"La Señora"

Los resortes de aquella vieja puerta resonaron una vez más, como otras veces que había sentido da Montone mientras se abría. Entonces pudísteis ver el interior de la mancebía que era aquella, y principalmente a la mujer que abrió la misma. Su aspecto era como de tapadora de burdeles, et que ciertamente era así. No tan anciana como ese tal Lázaro, pero no más joven que el más mayor de vuecencias tres. Abrió los ojos al ver al italiano, y casi se le salen de la cuencas, et que habría de ser gusto el oir sonetos sobre aquello, cuando vió al de la cara cortada y al de la mano cauterizada y vendada.

Habéisme de dar más problemas últimamente que favores, señor... -le dijo la mujer como con cierto refunfuño-. ¡Pasad! ¡Aprisa! ¡que no está Madrid falto de canarios*!

Entonces se apartó y entrásteis los tres, y al tiempo que dábais zancada hacia dentor, que la mujer os miraba y remiraba de abajo a arriba, inspeccionando quiénes o no podían ser los acompañantes de Braccio.

Notas de juego

*: Soplones.