Partida Rol por web

La tensión se acumulaba en los dedos de los infantes mientras estos mantenían firmes los gatillos a la espera de que el enemigo apareciera frente a ellos. Ya podían escuchar el temblar de la tierra por lo que el enemigo ya estaba cerca y a cada segundo que pasaba les era mas difícil resistir esas ganas desesperadas de apretar el gatillo.

El enemigo por su parte se tomo su tiempo para aparecer y acumular sus fuerzas, y entonces, cuando ya todo era inminente, los infantes de la federación allí reunidos les vieron aparecer. En apariencia no era muchos, pero por el sonido que emitían era claro que venían muchos mas detrás.

El sonido que reinaba mientras Sonny y Wallace armaban la primera carga nuclear era el silencio, un silencio dominado por el traquetear de las herramientas de ambos infantes. Para Mkoll y la cabo Ramírez, el sonido era tan alto que entendían como la reina no se diera cuenta de su presencia, aunque lo cierto era que su miedo les dominaba y les hacia creer justamente que la amenaza de la muerte les estaba cayendo encima.

A lo lejos tampoco se escuchaba ningún ruido, los otros infantes parecían estar en calma y a la espera de algo, casi se podría jurar que el único sonido que les llegaba de ellos era el sonido de sus dedos temblando al apretar firmemente el gatillo. Mas al poco tiempo un súbito sonido inconfundible fue creciendo, los bichos se acercaban de nuevo y en cantidades inimaginables, el tiempo se les estaba acabando.

-Quizá quieras decir que no queda mucho tiempo para tu muerte- exclamó la reina a través de pensamientos al teniente mientras la imagen de una horda de bichos se visualizaba en su mente incluyendo tanques, gusanos, bichos voladores y muchos guerreros.

-Si fuera a destruirlo pronto, ¿que hacen aquí?, por que tienes prisa, intuyo en tu nerviosismo que sabes mas de lo que me expresas. ¿Como es que crees que puedes sacarnos a todos de aquí sin que tu especie nos descubra?-

- "Sargento Mayor, de momento sólo percibo bichos-niñera en los alrededores.

Burnette, Teniente Speedy. La posición de ambos es peligrosa, podrían ocasionar fuego amigo si disparan hacia el Sur. Ténganlo en cuenta." -

La cabo sentía los nervios a flor de piel cada segundo que pasaba. Tenía la impresión de que en cualquier momento la Reina podía freirles el cerebro sin apenas inmutarse, que eran las hormiguitas en su reino. Y el ruido que hacían Sonny y Billy no contribuía a calmarla. Sin embargo, era consciente de que el miedo podía engañar mucho a la mente, como ahora. Realmente no estaban haciendo tanto ruido, sólo se lo parecía.

Fue entonces cuando lo oyó.

Aquél sonido, como un murmullo que crecía para ser un trueno.

"Oh mierda, mierda, mierda...."

- Chicos, tenéis que terminar YA - dijo, procurando mantener la calma -. Y otra cosa, si simplemente dejamos las otras cargas, sin prepararlas, ¿explotarían si les alcanzase la onda de la primera?

Si pudiese secarse el sudor, lo haría, pero ahora están metidos en esos trajes, con la reina a sus espaldas y con un silencio tan terrorífico como escuchar un ejército entero cayendo sobre ellos. No se escucha nada, ni siquiera de sus compañeros al otro lado de esa gran infraestructura tunelada. 

-Queda poco...

O eso espero... piensa cuando la Cabo les ordena acabar ya. Están a punto de instalar la primera carga cuando comienza a oír el ejército. Ahora echa de menos el silencio. Lo tienen jodido. No podrán plantar las otras dos cargar.

Trabajo con ahínco en el condenado explosivo que todavía requiere más tiempo aún para montarlo, y no puedo evitar preguntarme en qué demonios estaba pensando quien diseñó este proceso para hacerlo tan condenadamente lento y no servir en absoluto para un proceso rápido de entrar, preparar y volar lo que quiera que sea cuando a uno le de la gana. La Cabo nos mete prisa, y la situación se va complicando de manera exponencial lentamente. Diablos, si no fuese porque para salir hay que cruzar a todo el ejército insecto, me darían unas ganas enormes de levantarme, dispararle una granada a la reina para que venga a por mí y volar la carga cuando la reina pase por encima... pero la situación todavía no es tan desesperada.

-... -Aprieto los labios, concentrado. No hay mucho que añadir a la respuesta de Billy mientras seguimos trabajando en el explosivo y tratando de acoplar el detonador. Por suerte, no parece que nos vaya tan mal como para que nos explote en la cara, algo que me preocupó enormemente en el Fuerte Helado cuando estaba solo ahí abajo.

El teniente no hace caso a Gawain, por suerte tampoco parece que vaya a usar su arma, sigue perdido mirando al vacio.

- No puedo sacaros a todos. Solo puedo sacarte a ti. Con lo que necesites para reproducir la colonia, siempre que sea razonable. Lo que si es verdad es que si no confias en mi moriremos hoy ambos, y que tenemos poco tiempo. Si morimos o tardamos mucho reduciran el planeta a cenizas.

El enemigo aparece finalmente ante nosotros y, aunque no parece ser un número grande, el sonido me indica que solo vemos la punta del iceberg.

Mantengo mi arma apuntada hacia ellos mientras le hablo a mis hombres:

 - "¡YA LLEGAN! ¡MANTÉNGANSE FIRMES! ¡No cederemos ni un paso y los acabaremos sin ninguna piedad! ¡Todos listos!"

Escucho el mensaje de Gawain y hablo de nuevo:

 - "Teniente, un paso al sur. Burnette, un paso al oeste. Ustedes son menos, no les dejes fortalecerse en el túnel. ¡Si ven enemigos, acábenlos ahora!"

Me preparo para disparar apenas vayan a moverse hacia nosotros, para no darles ninguna oportunidad de lograrlo. Aprieto el gatillo apuntando a los enemigos para que así mueran de inmediato.

Burnette, ligeramente agotado por el peso de su equipo, la tensión acumulada durante esos minutos de vigilancia, en los que el silencio de la cueva le resultó asfixiante, y los errores que había cometido durante la infiltración, en los que estuvo a punto de morir como un novato, respiraba trabajosamente, aunque sus compañeros no lo percibieron por el sistema de comunicaciones.

Parecía distraído, como si aquello no fuera con él.

Mkoll se mantuvo quieto como una estatua al escuchar de nuevo el ruido, pues sabía lo que significaba. Quizás y sólo quizás, aún con los bichos rondando, podría salir escabulléndose de allí. Pero, probablemente no con el resto, además de que sus posibilidades de salir del nido se verían reducidas prácticamente a 0. Por no mencionar, claro, la carnicería del resto de la Fox. 

Se les acababa el tiempo, y el explorador no tenía ni puta idea de como llevaban por ahí detrás el tema de los explosivos. Solo esperaba que se dieran brillo para que pudieran salir de allí rápido, antes de que las hordas de bichos se abalanzaran sobre el sargento mayor Focker y el resto de los miembros de la Fox. 

Dereck se colocó en posición, tranquilo y a la espera. Sabía perfectamente cual era su cometido: disparar y matar a todos los bichos posibles, ni mas ni menos. Su posición era adecuada: tenía un buen ángulo para ver a todos los bichos que se acercasen y darles plomo del bueno. 

Ya estan aqui...

Llego el momento. Mantengo mi arma apuntando en la direccion por la que van a venir los bichos.

Alas...vamos a tenerlos encima y disparando también...¡alas, O'Flaggerty!

En un instante me pregunto como no lo hemos tomado como una posibilidad. Todos apuntamos al mismo sitio. O'Faggerty propuso la posibilidad de retirarnos por uno de los conductos con una lizard, pero si nosotros podemos salir...ellos pueden entrar.

He escuchado unas alas, en la sala habia voladores, tenemos que cubrir las entradas superiores!

Tal vez no sea como pienso, pero busco el conducto que indicaba el consejero tactico ya que es el mas cercano y podria ser fatal si no lo controlamos

Me remuevo inquieto en el lugar, cambiando el peso de un pie al otro. En el lado opuesto del grupo los disparos ya se oyen, sin embargo por ahora no se ven movimientos en nuestra zona. La tentación de voltear para ver cómo se desarrolla el combate al otro lado es grande. Pero por ahora debo mantenerme firme, al menos hasta que llegue la primera carga, luego tendré que ocuparme de los heridos si es necesario.

James, tirado en el suelo, esperó a que hubiera movimiento, concentrado. Los primeros bichos, a pesar de su entrenamiento, pudieron avanzar bastantes metros hasta que reaccionó, de tan rápidos que eran.

Apretó entonces el gatillo. Las balas salieron disparadas en un abanico bien administrado. Casi no escapó ninguna de la zona de tiro que tenía pensada... Cuando el retroceso de la morita ya estaba obligándole a que apuntara alto, se habían acabado los diez tiros, volvió a buscar blancos.