Partida Rol por web

-¿Actor?- dije enarcando una ceja - No voy... no iba mucho al cine, así que no creo que recuerde haberte visto... si me quitas las de acción pocas he visto, y de esas ni la mitad, así que...- dije encogiéndome de hombros - Por mí bien las guardias, este lugar parece bastante seguro y firme. Servirá para volver a estar en forma

Max alargó la mano hacia Marijne cuando mencionó el cine de acción

-Mi especialidad es el cine de acción! No has visto Ninja Mutante, V? Vale que no tenía mucho presupuesto pero tenía muchas líneas de diálogo! Sudé la gota gorda!

No estaba muy seguro, pues tenía el recuerdo de haberlo visto en alguna película, pero para alguien tan poco cinéfilo como yo, solo lo había escuchado algunas veces, tampoco recordaba donde.

-Bueno pues, recuerdo haber escuchado algo sobre tus pelis, pero ahora solo quiero descansar un poco, para poder recuperar mis poderes-

 Extendió el petate para poder descansar en el bunker agrietado, con la esperanza de consiliar un poco el sueño.

Max, algo molesto porque nadie hubiera visto sus peliculas, se retiró a dormir maldiciendo en arameo. Cuando se despertó, sin embargo, se dió cuenta por primera ves del estado de la ropa de Marijne.

La luz era tenue, ahogada en la oscuridad sepulcral de la cueva, incluso en el interior del bunker era casi total, pudo ver cómo la ropa de Marijne estaba rota, desgarrada, no cómo la de él, el tenía parte del torso al descubierto, Erik sabía bien que no era musculoso ni torneado cómo lo es Máx, pero era ancho de hombros, y no había ninguna marca en su piel, curado un poco por el efecto de la maldición, se podría decir que es encantador para quien lo mire.

Observó a Mercury que ojeaba a Marijne, este no podía tolerar lo, sus vidas dependía de su compromiso con la seguridad. 

-Concéntrate Max, aún estamos en peligro- 

De repente todo sentis un despertador en vuestra cabeza, de alguna manera sabeis que han pasado 8 horas y todos lo notais en vuestro cuerpo, estais listo y hay que seguir la aventura 

Sara se despertó desperezándose y fue a levantar a Marijne, que dormía como un camionero, espatarrada y abierta como si fuera la única persona en el mundo. La hechicera la tapó con su capa.

-Marijne... despierta... y tápate un poco, que se te ve todo...

Zabriel ojeó a Max y a Eric, para ver si llegaba a tiempo de cubrir a su amiga.

Desperezándome ruidosamente, estirando brazos y piernas, veo sobre mi a Zabriel con la cara atribulada mientras intenta ¿taparme?

-¿Qué haces? Pero si no hace frío... ah! que me tape... por esos dos... vale, vale- digo con pereza costándome entender a qué se referia - Tranquila, Max solo tiene ojitos para ti; eres demasiado guapa para preocuparte por sandeces así. Vamos, esa mina del demonio espera... y ahora sí estoy lista para hacer compost de seta como salgan mas de esos bichejos- añadí colocándome todo lo bien que podía los trapos destrozados que hacían las veces de ropa

Max se despertó con la cháchara de las dos mujeres de fondo. Abrió los ojos y se dió cuenta de que Zabriel estaba tapando un poco a Marijne. Pete lo lamentó, por supuesto. Por mucho que estuviera acostumbrado a la vida de Hollywood y al libertinaje asociado, siempre agradecía ver un poco de pechuga, aunque estuviera en un mundo apocalíptico. 

Aún así, era lo suficientemente inteligente para callarse la boca y hacer como que no se enteraba de nada. En su lugar, saludó y se puso a colocarse la armadura de nuevo.

-Buenos días, chicas! Hoy sí que limpiamos esa condenada mina! Necesito conseguir algún avance para reforzar la moral!

Era su turno de guardia, así es que cuando las damas despertaron, el estaba despierto y levantado, tenía su armadura desgarrada, pero aún unida a su cuerpo, había observado a la musculosa mujer mientras dormía, pero no pasaba de eso, observarla, al despertarse ambas, el volvió su posición, mirando a la salida y manteniendo la guardia, había recuperado sus poderes y estaba listo para plantearle cara a lo que sea.

-¿Habeis descansado bien? Podemos irnos entonces-

Retomaisteis el camino que el dia anterior para buscar descanso, y volveis a la entrada de la cueva, es inevitable que algunos recordais en vuestras heridas las garras de las setas andantes, que hareis hacia donde os ireis, cuantos enemigos os esperan ... tal vez morireis??

Visto el éxito de la anterior expedición, entré en la cueva con el espadón en las manos y una cara de mala leche que habría agriado la leche a cualquier vaca incluso antes de ser ordeñada.

- Zabriel, alumbra el camino. Ahora lo haremos a mi manera; se usa la espada primero y se habla después- indiqué a Erik en alusión a su intento fallido de dialogar con aquellos seres hongoides

Max se encogió de hombros y asintió, de acuerdo por esta ocasión con la bárbara. Luego le susurró a Zabriel:

-Tienes que reconocer que tiene un poco de razón...

Zabriel se encogió de hombros, aceptando la evidencia. La hechicera invocó luz en su bastón-serpìente y se quedó por detrás de los dos fortachones.

-Está bien. Veamos como nos va hoy