Partida Rol por web

El Ocaso de los Magos

Gran Torreón - Dormitorio de Milo

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17/11/2019, 17:12
Narrador

El dormitorio de Milo no es nada del otro mundo, pero es sin duda acogedor. Una ventana redonda a través de la cual puedes desde las alturas observar enormes extensiones de praderas está ubicada sobre tu cama de madera, sobre la cual reposa un colchón de buena calidad con un par de almohadas de plumas y mantas afelpadas. Hay un par de muebles con libros y recipientes cuyo contenido desconocido tampoco llama realmente la atención, así como una caja con diversos cachivaches y un par de pergaminos vacíos. En frente a tu cama hay un cofre vacío de madera reforzada con hierro, con su respectiva llave, también de hierro, insertada en la cerradura. Al costado de tu cama se encuentra también un antiguo telescopio que posiblemente ya no sea de utilidad para lograr el objetivo con el que fue diseñado, aunque con algo de suerte serviría para ver distancias relativamente cortas. Aparte de la puerta de madera que daría a un largo pasillo y las tablas viejas que recubren la pared, suelo y techo, impidiendo ver los bloques de piedra que había tras ellas, lo único que resaltaba en la habitación eran unas pinturas de personas abrazadas hechas con grafito encuadradas y colgadas en la pared. Quizás se tratase de antiguos magos, grupos de graduados o quién sabe qué, pero parecían tener sus años.

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19/11/2019, 19:27
Irina

Poco a poco Milo fue despertando. Aún con los ojos cerrados y sin realmente pensar mucho acerca de en dónde se encontraba, se desperezó, estirando cuerpo y brazos. Sentía que todo su cuerpo estaba algo oxidado, como si no se hubiese movido por mucho tiempo y el sedentarismo hubiese pasado factura; además, el hambre te estaba matando. Cuando abrió los ojos notó a una mujer que la observaba con curiosidad desde la silla que había en una esquina de la habitación y sonrió amablemente cuando sus miradas se cruzaron. La chica se puso de pie y se acercó unos pasos hacia Milo.

Al fin has despertado, Milo —dijo calmadamente—, muchos pensaban que jamás lo harían. —La suave voz de la chica era relajante hasta el punto de resultar casi hipnotizante, aunque no parecía tratarse de ninguna clase de magia sino de su propio encanto— Mi nombre es Irina —prosiguió, manteniendo aún aquella sonrisa en el rostro— , y he sido designada como tu sirvienta en Gran Torreón durante tu estadía como aprendiz de mago, espero que nos llevemos bien —dijo entrecerrando levemente los ojos e inclinando un poco la cabeza hacia un lado—. Dime, ¿cómo te encuentras?

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19/11/2019, 20:21
Milo

Su plan no había salido bien. Igual se había sobreestimado creyéndose capaz de ser más listo que el mago que estaba evaluandole. Bueno, de igual nada, obviamente se había sobreestimado. A duras penas consiguió sacar a la niña y alejarla de la casa antes de volver a entrar. Era a todas luces una muerte segura y algo dentro de él lo sabía, pero los gritos de los niños seguían sonando y supo que si no lo intentaba jamás se lo perdonaría.

La voz volvió, en un susurro esta vez. - Avaricia, ambición... - y luego todo se derrumbó. Con su último pensamiento, Milo no pudo sino cuestionar como sacrificarse por salvar a otros podía ser avaricia. Bueno, en realidad su último pensamiento fue dolor, mucho dolor. Pero le habría gustado que fuese algo más digno.

Cuando abrió los ojos de nuevo, estaba en una cama mullida con la luz del sol colándose por una ventana. Le dolía todo el cuerpo. Se rebulló bajo las mantas disfrutando de la comodidad de su nueva cama mientras su mirada pasaba por los estantes, el telescopio, las pinturas de aquellas personas... Hasta que se dio cuenta de que había alguien más allí. ¡Una mujer!

Cuando la vio ponerse de pie, Milo se cubrió hasta el cuello con las mantas y echo un vistazo debajo antes de suspirar aliviado. Estaba vestido.

Volvió a mirar a la joven. Irina había dicho que se llamaba. Era guapa. Y su voz era casi hipnótica, ¿Que hacía una chica como ella en su habitación? ¿Su sirvienta? ¿Iba a tener una sirvienta? Milo tardo un poco en darse cuenta de que estaba callado, mirando embobado a la chica con una expresión de sorpresa y que ella estaba esperando que dijese algo.

Ho.. Hola. - tartamudeo. Bien hecho genio. - Me llamo Milo. - Bravo chaval, lo estás clavando. - Claro que eso ya lo sabías. - dijo en voz algo más baja más para sí que para Irina. Se quito las gafas, se pasó una mano por los ojos y se revolvió el pelo antes de volver a ponerse las gafas.

Estoy bien, creo. Me siento como si llevase en la cama un día entero. ¿Cuanto he dormido? - dijo Milo algo más despierto esbozando una sonrisa. - Nunca antes he tenido una sirvienta. ¿Que tengo que hacer? - preguntó saliendo poco a poco de bajo las mantas e incorporándose un poco en la cama al tiempo que el susto inicial daba paso a la curiosidad. - ¿Me enseñaras todo? - se cortó al momento poniéndose rojo hasta las orejas. - El... El Torreón. Quería decir el Torreón. - se corrigió tartamudeando.

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20/11/2019, 21:07
Irina

La chica sonrió y llevo la mirada hacia el suelo por tan solo un instante, para luego volverla a posar sobre Milo.

Llevas durmiendo un mes, Milo —dijo para luego quedarse observándo su reacción por unos segundos. Carraspeó suavemente, tapándose la boca con la mano—. No debes hacer nada, los sirvientes sirven; nos encargamos de que la ropa esté limpia, la comida en hora, las habitaciones en orden —dijo levantando una ceja y mirando a su alrededor—, entre otras cosas. ¿De dónde eres Milo? —sonrió— ¿Nunca has visto a una sirvienta, mayordomo, mucama...? —Rió un poco ante su última pregunta y el evidente rubor que el rostro del chico dejaba ver— No lo sé, es posible que sean tus profesores quienes te enseñen los alrededores. —Irina te observó por unos segundos más— Cambiando de tema, ¿tienes hambre?  —preguntó levantando las cejas y llevando las delicadas comisuras de sus labios hacia arriba.

Antes de que pudiese responder nada el estómago de Milo rugió, reclamándole la falta de alimento que había estado sufriendo desde hacía treinta días.

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20/11/2019, 21:29
Milo

El rostro de Milo perdió todo el color al mismo tiempo que abría los ojos y la boca de par en par. - ¿Un... Un mes? - dijo tartamudeando de nuevo. - Pero.. Pero no puedo llevar un mes durmiendo. - dijo mirando a la joven con incredulidad. - ¿Me estas tomando el pelo? - añadió esperando que en algún momento empezase a reírse. - No, no, no puede ser. Mis padres estarán preocupadisimos...

¿Hay alguna forma de hacerles llegar una carta a Pueblo Espina? Soy de allí, mis padres tienen una pequeña librería. Por cierto, se lo que es un sirviente pero nunca había tenido uno. - preguntó uniendo temas. - Intentaré no darte mucho trabajo, así tienes tiempo para tus cosas.

El susto inicial se fue pasando, un mes durmiendo era algo increíble. Seguro que sus padres se habían dado un susto de muerte. Quizás incluso le habían dado por muerto. Tenía que mandarles un mensaje y contarles las buenas noticias. ¡Iba a ser un mago!

Su estómago rugió de nuevo. - Me muero de hambre, parece que no hubiese comido en un mes. - bromeó intentando ser positivo, estaba vivo, había entrado en el Gran Torreón e iba a ser un mago. Tan solo esperaba que sus padres le perdonasen por haberse ido así. - ¿No habrás traído por casualidad algo de comer? - preguntó mientras su estómago rugia de nuevo.

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21/11/2019, 22:59
Irina

Sí, llevas un mes inconsciente —dijo torciendo un poco la boca al ver la preocupación del chico—. Sobre la carta... —dijo llevándose un dedo a los labios y la mirada hacia arriba— hace unos años se solían enviar cuervos que llegaban a toda Shinie con una precisión increíble, pero poco tiempo después que la cacería de magos comenzó, el servicio dejó de estar disponible por alguna razón que desconozco —dijo arqueando los hombros. Tomó aire—. Cada cierto tiempo llegan pequeñas caravanas de Pueblo Espina que entre otras cosas entregan cartas, pero no sé cuándo llegará el próximo. —Irina sonrió y se acomodó un mechón de pelo que se había deslizado sobre su rostro— Iré a avisar que has despertado y a traerte algo de comer, Milo. Enseguida vuelvo —dijo haciendo una reverencia para luego desaparecer tras la puerta.

Pasados unos largos minutos, la puerta se abrió e Irina entró, esta vez con una bandeja sobre la que reposaba una tetera con su respectiva tasa de cerámica que dejaba salir un apenas visible vapor blanco. También había una pequeña cesta con panecillos recién horneados, un pequeño pote con manteca casera y un cuchillo de untar hecho de plata a un lado. Además, había en un plato, al lado de dos tenedores de distintos tamaños, lo que parecían ser trozos de una brillante y jugosa fruta anaranjada cortada en cuadraditos. La chica tosió un poco, tapándose con el brazo, y apoyó la bandeja sobre una pequeña mesita que había en la habitación, a un lado de la silla en la que antes había estado esperando sentada. Dio unos pasos hasta alcanzar un lado de la cama y con una sonrisa le ofreció su mano como sostén para ayudarlo a caminar hasta la silla.

Ven, déjame ayudarte—dijo con suavidad.

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22/11/2019, 14:18
Milo

Cuando se quedó solo, Milo aprovechó para sentarse en el borde de la cama e intentar poco a poco recuperar el control de la situación. Apoyo los codos en las rodillas y la cabeza entre las manos reflexionando sobre todo lo que había pasado. Se había escapado de casa y había estado un mes desaparecido. Aquello era horrible, seguro que sus padres estaban muy preocupados. Y no tenía forma de hacerles saber que estaba bien, iba a tener que estar atento a las caravanas si quería hacerles llegar un mensaje. El estómago volvió a rugir. ¿Sería normal estar tanto tiempo dormido?

Muchas gracias Irina, tiene una pinta fantástica. - dijo Milo al tiempo que cogía su brazo y se deja a ayudar. Aún así, intentó usar su brazo solo para mantener el equilibrio pero no cargar su peso en ella.

Se dejó llevar hasta la silla donde sirvió una taza de la tetera. - ¿Quieres? - ofreció sonriente mientras esperaba su respuesta para servirle algo de te a ella también. Viendo que había dos tenedores, Milo obvió el detalle de que fuesen diferentes y le ofreció uno a Irina para que comiese lo que gustase. Dioses, que hambre tenía y que buena pinta tenía todo.

¿Es normal que haya dormido tanto? - preguntó mientras se esforzaba por mantener unos mínimos modales en la mesa. - Estoy aún un poco confuso y perdido. ¿Has sido sirviente de algún otro alumno nuevo? Pareces tan joven como yo, ¿Como has acabado aquí en la torre? - preguntó dejándose llevar por la curiosidad mientras fiajaba su mirada en los azules ojos de la muchacha. - Perdón, a veces me dejó llevar por la curiosidad. No quería incomodarte, solo conocerte mejor,sobretodo si vamos a ser amigos. Pero no tienes que responder si no quieres. No se si está bien que pregunte... - se apresuró a disculparse con una sonrisa tímida. Era gracioso porque, cuando se poner nervioso Milo habla un poco más rápido de lo normal.

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27/11/2019, 17:56
Irina

Irina le sonrió al chico, mostrándole las palmas de las manos con los dedos apuntando hacia arriba.

No, gracias —respondió con amabilidad a tu ofrecimiento de compartir el desayuno—. Según lo que he escuchado, lo normal es que duerman un día, parece que nunca ha sucedido algo así —explicó arquenado un poco las cejas y sonriendo un poco—, los magos se han estado arrancando los pelos intentando descubrir por qué es que han estado tanto tiempo inconscientes. Y no —siguió diciendo—, nunca he servido personalmente a nadie más aquí en Gran Torreón, soy relativamente nueva. —La chica rió simpáticamente ante las aclaraciones de Milo sobre el no querer incomodarla— No, está bien, pero es una historia algo aburrida... ¿Seguro quieres escucharla? —preguntó con suavidad.

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28/11/2019, 22:17
Milo

Milo se encogió de hombros ante el rechazo a la comida por parte de Irina. Quizá no estaba bien visto que sirviente y señor comiesen juntos. ¿La habría ofendido? No parecía pero seguramente sí se ofendiese tampoco dejaría que él lo notase. - ¿Los otros seis han despertado ya? Les vi entrar a la cabaña donde nos hicieron la prueba, me tocó entrar el último, ¿Sabes? Solo seis fueron los únicos que no salieron. - dijo interesado por como lo habían hecho sus nuevos compañeros.

- Claro, - la ánimo a contarle la historia. - así nos conoceremos mejor. - dijo el joven. - Me vendrá bien algo de conversación, y tu compañía es más agradable que el silencio. - dijo apartando la mirada de la joven y encogiendose ligeramente.

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28/11/2019, 22:43
Irina
Irina mantuvo aquel semblante alegre y sereno que había mostrado hasta ahora.
Sí, por lo que escuché cuando fui a avisar de que habías despertado, resulta ser que el resto también ha despertado hace tan solo unos minutos, al igual que tú —dijo con aquella suave voz que poseía, llevando su mirada a los ojos del chico. Hizo una breve pausa antes de continuar, pero antes de que pudiese hacerlo puerta sonó. "Toc toc toc". Irina abrió un poco los ojos e inclinó la cabeza, esperando que Milo le diese alguna señal que indicase si quería abrir por sí mismo o si, en cambio, prefería que ella lo hiciese.
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30/11/2019, 12:11
Milo

Milo suspiró aliviado al oír las palabras de Irina. Se estaba terminando la fruta listo para escuchar la historia de la joven cuando llamaron a la puerta. Del sobresalto, lo que tenía en la boca de le fue por otro lado y comenzó a toser.

Tosiendo, con una mano formando un puño delante de la boca, el joven se levantó de la silla y se dirigió a abrir la puerta sin darse cuenta de la mirada que le dirigía Irina.

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03/12/2019, 04:57
Eliza Aldrwath

Abriste la puerta y allí, estaba, esperando fuera. Se trataba de una mujer delgada de pelo rojizo que vestía un manto rojo con una capucha, la misma vestimenta con la que la habías visto por primera vez. Algo que llamó particularmente tu atención fue la sensación que te transmitía su presencia, y no se trataba de algo meramente psicológico; jamás habías sentido nada como aquello y tampoco recordabas haberlo sentido cuando la viste por primera vez, era como si tuviese un aura que fueses capaz de percibir. Su mirada era de alguna forma pícara y divertida, y te observó por unos instantes desde la puerta antes de entrar a la habitación.

Buenos días —dijo saludándolos a ambos.

Buenos días, Lady Eliza —respondió Irina con una reverencia.

Veo que también has despertado —te dijo con una sonrisa, mirando la bandeja con la taza de té y cesta en la que antes habían estado aquellos deliciosos panecillos—. Mi nombre es Eliza —dijo llevándose la mano al pecho e inclinándose levemente hacia delante—, y seré una de tus profesoras en Gran Torreón. Supongo que Irina ya te habrá contado cuánto tiempo has estado aquí... —dijo con un suspiro mirando a Irina— Has de tener muchas preguntas —dijo ahora sonriendo un poco—; no tenemos mucho tiempo, pero intentaré responder cuanto pueda.

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03/12/2019, 14:46
Milo

La figura en la puerta le era familiar. No lograba recordar su nombre pero esa caperuza roja era inolvidable. Estaba ante la persona que le había hecho la prueba y que había visto su don. Su presencia imponía respeto, era algo casi físico, podía sentir la fuerza que emanaba de aquella mujer de la misma forma que podía sentir el suelo bajo sus pies.

Agachó la cabeza haciendo una leve reverencia. - Encantado de verla de nuevo Lady Eliza. Pase por favor. - le ofreció el joven haciéndose a un lado e invitándola a entrar.

Si la mujer pasó, Milo cerró la puerta y se sentó en la cama dejando que la mujer se sentase frente a las tazas y el té por si gustaba de servirse.

Irina ha sido muy amable y me ha intentado ayudar en todo. Debería probar el te, es fantástico. - alabó el muchacho haciendo saber a Irina que estaba agradecido con una mirada y una sonrisa tímida. - Sobre lo que ha pasado Lady Eliza... ¿Es posible que se equivocase conmigo en la cabaña? Estoy bastante confundido y apenas recuerdo lo que pasó. Usted me dijo que vió algo y luego me tocó. - dijo esforzándose por recordar mientras se llevaba la mano al pecho donde la mujer le había puesto la mano. - Luego tuve ese sueño. Había un incendio y muchos niños y yo... Yo... Creo que morí. - la voz del joven se apagó lentamente mientras su mirada se clavaba en el suelo avergonzado. - ¿He fallado la prueba? No me siento diferente... - la inseguridad que le había acompañado toda su vida y que se había ausentado gracias a la conversación totalmente casual que había tenido con Irina volvió a agruparse en el pecho del joven. ¿Y si el sueño era una prueba y al morir había fallado?

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05/12/2019, 22:00
Eliza Aldrwath

Eliza entró y tomó asiento en la silla que habías dejado libre, aunque no tomó ningún bocadillo. De hecho, rio un poco cuando le ofreciste el té.

No Milo, gracias. Y por el resto... la prueba la superaste en el momento en que despertamos tu alma, antes de que cayeses en este letargo infinito. Algunos —siguió diciendo haciendo referencia al resto de aprendices, algo que quizás Milo no intuyera— también han mencionado haber estado en un sueño, es... extraño —dijo entrecerrando los ojos—. Déjame explicarte —dijo cruzando las piernas, dejándolas a medio tapar por la túnica roja—, el despertar es la forma en que una persona normal logra volverse capaz de hacer magia, a grandes rasgos y sin entrar en muchos detalles. Normalmente significa un caos a nivel cerebr... mental y, según algunos —dijo revoleando los ojos rápidamente, restándole importancia a aquello— espiritual. Esto lleva a todos y cada uno de los futuros magos a una especie de letargo en el que quedan inconscientes por poco más de un día, en casos extremos llegan a ser dos. Ustedes sin embargo —agregó torciendo un poco el gesto—, estuvieron inconscientes por un mes entero. Aún no sabemos a qué se debe esto y, personalmente, no tengo idea de qué es esto de los sueños —dijo levantando las cejas y sonriendo un poco—, aunque quizás Lord Lorlen sepa algo. Es el administrador de Gran Torreón, lo que vendría a ser un sub-director, y ahora que el director está más ausente que nunca es él quien dirige todo esto —explicó mirando a su alrededor—. Quería hablar con ustedes, los aprendices, en cuanto hubiesen despertado. Vístete —dijo señalando con sus ojos la túnica marrón perfectamente doblada que había sobre los pies de tu cama— y ve a verlo, Irina te guiará —dijo dedicándole una sonrisa a la chica y levantándose de la silla—. Hasta luego —y Eliza salió del dormitorio, seguida por Irina quien esperaría fuera a que te terminases de cambiar.

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06/12/2019, 13:01
Milo

Las respuestas de Lady Eliza solo despertaron nuevas preguntas en su mente. Aunque también le sirvieron para tranquilizarse un poco. No iban a echarlo.

Aprovechando el momento de soledad, Milo alzó los brazos en señal de victoria y bailó celebrando que lo había conseguido. Había entrado a la torre. No entendía muchas cosas, pero lo había conseguido y con trabajo duro y esfuerzo se convertiría en un mago. ¡JA! Pagaría por ver las caras de todo su pueblo cuando se enterasen.

Buscó una palangana y algo de agua para ver si podía darse el lavado del pajaro y luego se colocó la túnica marrón intentando quedar presentable. Abrió la puerta encontrándose de nuevo con Irina. - ¿Me la he puesto bien? Nunca antes había llevado una tunica. - le dijo mientras la seguía a donde fuese que le llevase.

Notas de juego

Lavado del pajaro:las alas y los huevos xD

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05/02/2020, 21:10
Milo

Noche 1

Milo entró cerrando la puerta tras de sí y se quedó un momento apoyado en ella cabizbajo, avergonzado por el ridículo que acababa de hacer. Luego lanzó una mirada a la habitación. La comida estaba sobre la mesa, se había quedado fría así que no pasaría nada por hacerla esperar un poco más. Su vista se perdió por las estanterías repletas de libros buscando alguno que le llamase la atención para leer mientras cenaba. Se tomó su tiempo en evaluar cada título mientras se preguntaba qué escondían y fue desechando aquellos que no le llamasen la atención. 

 

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05/02/2020, 21:23
Narrador

Los libros que habían en la estantería eran mayoritariamente sobre historias y mitos, siendo los que más llamaron su atención por sus portadas dibujadas y títulos epónimos La Última Hada, que tenía en su portada dibujada una mujer con alas doradas asomándose tras un sauce y El Anciano del Bosque, que tenía por portada una pintura de un río tras el cual, en la oscuridad de un gigantesco bosque de pinos, dos pequeños ojos amarillos observaban a un viajero atravezando el punte que conectaba el bosque con el otro lado del río. El tercer libro era uno que, a diferencia de los otros dos, Milo ya había visto un par de veces en la librería de su padre aunque quizás porque ya conocía a grandes rasgos la historia o tenía mejores libros que leer, nunca había llegado a ojear. Se titulaba El Primer Emperador, y con una gran estrella en su portada contaba con gran detalle su historia, o lo que habían escrito de ella en su tiempo, o quizás los restos que el boca a boca a través de los siglos habían dejado de la verdadera historia.

Notas de juego

La resistencia mental de Milo ha disminuido en 10 puntos debido al cansancio.

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05/02/2020, 21:50
Milo

Tanto los tres libros y finalmente se decanto por El primer emperador dejando los otros dos sobre la mesa. Se quito las gafas y se frotó los ojos, se notaba cansado, antes de sentarse a la mesa. Abrió el libro y comenzó a leer mientras cenaba. No era la primera vez que comía frío pues, aunque su madre era una excelente cocinera, Milo solía dejarse llevar por la lectura y la comida ser terminaba enfriando.

Cenó distraídamente mientras sus ojos recorrían una tras otra las muchas líneas que formaban el libro y su mente se iba centrando en esa historia olvidándose así de las preocupaciones del presente y relajándose. Leer siempre tenía ese efecto en él, le enganchaba y le relajaba todo a la vez. Con ese libro en sus manos, Milo se olvidó del mes que había estado dormido, de cómo su meditación se había visto imposible hasta que consiguiese poner su vida en riesgo por ayudar a otro, del "muchos ojos" y de cualquier otra preocupación que pudiese tener. Con ese libro en sus manos sólo importaba la historia que tenía que contar. 

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09/02/2020, 19:49
Narrador

Hace ya siglos, los humanos enfrentaron la extinción. Salvajes razas y feroces bestias reinaban el cielo, la tierra y los mares. Numerosas pero pequeñas tribus año a año menores en número luchaban con todas sus fuerzas para sobrevivir, y aquellas que se rehusaban a vivir subyugadas por otras razas como los orcos o los elfos debían rezar cada noche por ser capaces de vivir un día más, sólo para poder gozar del simple pero dulce placer que representaba ver el sol saliendo tras el horizonte y pensar «Sigo vivo».

Una guerra estalló entre elfos y orcos, y los humanos fueron los primeros en sufrir las consecuencias. Mientras que unas pocas tribus se mantenían totalmente ajenas al conflicto pues gozaban de libertad, la mayoría de ellas había buscando protección o piedad sirviendo a dichas razas, las cuales por su parte no dudaban en explotarlos para sacarles el máximo provecho. Cuando las escaramuzas comenzaron, ambos contenidentes buscaban asesinar a los humanos de los contrarios, como si se tratase de robar ganado o de quemar cosechas, como si sus vidas no valiesen más de lo que valía una bota desgastada.

En todo ese caos y desesperanza, en esos ríos de sangre y muerte, en ese último aliento de la raza humana, un intrépido y jóven humano, hijo del líder de una de las tribus libres, decidió embarcarse en busca de un secreto oculto en antiguas ruinas. Se rumoreaba que allí, resguardado por una extraña y elusiva raza de lo que parecían ser medios elfos, residía la fuente de un poder inimaginable, capaz de hacer a los débiles poderosos y a los fuertes temblar ante quienes antaño les servían con obediencia, o al menos, eso decían las profecías, legado de los primeros humanos que habían habitado esta tierra.

~

Milo había leído unas cuantas páginas ya, y el primer capítulo concluía con un joven que llevaba por nombre Marcul Septum, junto a sus cinco fieles compañeros partiendo hacia las tierras que hoy en día formaban parte de Asegath, provincia ubicada al noreste de Fobrea y cuyas fronteras solían estar custodiadas hasta antes de comenzado el ocaso por un sinfín de magos y soldados.

El chico miró por la ventana y vio la luna en lo alto del cielo, considerablemente más arriba de lo que estaba cuando había comenzado a leer. El tiempo había pasado rápido, bastante más rápido de lo que se le solía pasar al leer... Fuese como fuere, podía seguir leyendo o irse a dormir, aunque a este paso no se levantaría con todas sus fuerzas recuperadas o lo haría, pero bastante más tarde de lo que los magos querrían, posiblemente.

Notas de juego

La resistencia mental de Milo ha disminuido en 20 puntos debido al cansancio.


Disculpa mil la demora >_<

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10/02/2020, 21:36
Milo

Milo había leído ese libro un par de veces y siempre se hacía las mismas preguntas. ¿Realmente habían existido aquellas razas? ¿Tendrían aquellas historias una base real? Bostezó. Estaba muy cansado, parecía como que el tiempo en aquella torre pasase muchísimo más rápido de lo que pasaría normalmente.

Bostezando de nuevo Milo hizo una pila con los platos usados, se quito la túnica que dejó correctamente colocada en su sitio y se puso el pijama dispuesto a meterse en la cama a por un merecido descanso. Se cubrió con las mantas, se hizo un pequeño ovillo y miró por la ventana esperando a que morfeo se lo llevase al mundo de los sueños. ¿Podría ver a su alma en ese mundo también o por el contrario si soñaste con su alma sería solo un sueño y no una manifestación real de su alter ego?