Partida Rol por web

Pasando el portal quien lo cruzase se encontraría con una habitación que poco y nada tenía que ver con cómo se vía el resto de Gran Torreón, y que a quien conociese lo suficiente el mundo le haría recordar a la arquitectura de las lejanas tierras de Zangartha, una lejana provincia ubicada a miles de kilómetros de Fobrea y Gran Torreón. Aunque las paredes, suelo y techo estaban hechos de piedra, el suelo bajo sus pies estaba forrado por un gran número de fibras de lino sujetos por larga cintas de cuero, mientras que unas láminas de papel de arroz sujetas por tablas y columnas de madera de arce oscuro se ubicaban a unos centímetros de las paredes y techo reales, ocultándolos a la vista.

De mantener la respiración suficientemente controlada, cualquier persona con buen oído podría en aquel lugar y sin mayor dificultad escuchar sus propios latidos, como si de tambor que regularmente fuese golpeteado por un laborioso músico se tratase. Parecía que lo único que llegaba del exterior era una tenue luz a través de las ventanas superiores que lograba llenar la sala con una apagada penumbra que aportaba al ambiente de calma. En lo que a sonido refería, ni el canto de los pájaros, el soplido del viento o el resonar de los pasos en el pasillo lograban penetrar en aquel espacio inmaculado.

Una vez hubieron entrado, el profesor se sentó con las piernas cruzadas en medio del lugar, invitándolos con la mirada a seguir sus pasos. Dejó reposar sus antebrazos sobre sus muslos, ocultos por el manto rojo, y cerró los ojos.

—Relajen sus músculos —dijo casi susurrando y rompiendo, de forma excepcional, la regla social que él mismo les había explicado de aquel lugar—, dejen su mente totalmente en b-blanco... Alejen cualquier clase de pensamiento, preocupación, sensación, voz interna —prosiguió abriendo un ojo y observando a Morgause— e intenten sentir esa extraña presencia que habita en lo profundo de sus mentes...

No era de extrañar que los magos hubiesen escogido aquel lugar para meditar, o que lo hubiesen construido con aquellas características para ese fin. La calma casi se podía palpar con la punta de los dedos y el silencio casi absoluto era de alguna forma hipnotizante. El objetivo por ahora sería para la mayoría algo bastante sencillo: dejar la mente en blanco. Qué sucedería después no había sido explicado por ningún profesor o por el administrador, con lo cual los aprendices lo tendrían que descubrir por sí mismos.

Quedó grabada en mi mente la posición de la sala del silencio, poco s poco comenzaba a filtrarse una idea en mi... Convertirme en un gran mago... Y bien sabían los dioses que cuando se me metía una idea en la cabeza era difícil sacármela. 

El profesor Julius, no me transmitía mucha confianza, le simpleza con quien se trataba con el administrador y el balbuceo que tenía... Aún así tampoco quería faltarle el respeto...

escucho las palabras del profesor, pero las paso un poco en alto, aún así intentare mantener el silencio, alguna vez me había propuesto meditar, conocía a gente que le había ido bien y bueno también había alguna moza que conquistar... Sonrío para mí mismo, pero nunca lo había intentado en serio bueno supongo que siempre hay una primera vez...

Me meto en la sala y me quedo un poc impresionado por el cambio del estilo arquitectónico, Cierta sentimiento de solemnidad invade mi cuerpo, conocía la arquitectura( algunos locales estaban decorados de esta maner) y a alguna gente de Zargathan, pero nunca había estado en una sala que imitara por completo ese estilo arquitectónico. Escucho al profesor pero me cuesta, he vivido tanto en tan poco tiempo. También cuando intento relajarme y cerrar los ojos mi imaginación me pasa malas juegas, me hace imaginar ciertas escenas con Eiara o me imagino ya como un gran mago o... Concéntrate concéntrate concéntrate concentra... Me repito a mí mismo todo el tiempo, quiero meditar.

Milo se dejó arrastrar por Eliron mientras le hablaba de diversos temas que, aunque intentaba comprender, acababan por volverse liosos y enrevesados como un ovillo de lana. Aún así, hizo lo posible por disimular su incomodidad y asentía cada dos por tres para que Eliron no se enfadase. Intentó memorizar el camino hasta la sala del silencio, si de aquella sala dependía que se hiciese un gran mago, pasaría allá todo el tiempo que tuviese libre. 

Entró en silencio, intentando que sus pasos no emitiesen el menor sonido. Se sentó imitando la postura del profesor. Era incómoda, pero podría mantenerla sin que le suponiera un problema. Cerró los ojos olvidándose de las personas a su alrededor e intento evadir su mente. Le asustaba lo que podría encontrar, su alma le había puesto en una situación sin salida, le había obligado a soportar el sufrimiento de ver morir a niños sin poder hacer nada y le había hecho hacer frente incluso a su muerte. Tendrían mucho de que hablar. 

Cuando el mago les informó que meditarían para lograr una unión con su alma, la joven aprendiz no pudo evitar mostrarse ciertamente decepcionada, principalmente porque habría esperado hacer algo de magia, en vez de simplemente quedarse quieta sin hacer nada. Sin embargo, no tardó mucho en suspirar, suponiendo que, tal vez, harían algo interesante durante la meditación. Por lo que había dicho el profesor, estaba claro que aquella actividad sería de gran utilidad para ellos, y que sería también una experiencia única que podría resultarle de interés. De momento, le daría el beneficio de la duda, incluso si habría preferido hacer algo más divertido, como hacer que las piedras hablasen, o crear burbujas. - Calma, mi querida aprendiz. Pronto disfrutaras de la capacidad de aplastar a todos tus enemigos, de hacer que los ilusos se arrodillen ante ti. Sólo debes de tener paciencia. - Aseguró el mago oscuro en su mente, incluso si a Morgause no le interesaba mucho esa clase de cosas. Ella sólo quería hacer algo que fuera divertido e interesante, algo que le permitiera hallar respuestas a muchas de sus preguntas. Si bien, parecía que la meditación podría ser capaz de lograr algo así, si se concentraba lo suficiente en dicha actividad. Por esa razón, optó por mantenerse callada mientras caminaban, para luego encontrarse con una gran puerta, antes de escuchar la explicación del profesor. Lamentablemente, no podría hablar demasiado en aquel sitio, aunque tampoco era algo que la preocupara demasiado, si eso significaba que estaría a un paso más cerca de ser una gran maga.

Sea lo que fuera, al entrar a la extraña sala, la joven no se demoró en alzar su dedo índice, para luego guiarlo hacia sus labios. - Shhh... - Debido a aquella acción, parecía que deseaba callar a alguien, posiblemente a las voces en su mente, si bien, su atención no tardó mucho en concentrarse por completo en el interior de la sala, descubriendo que era demasiado extraña, algo que no había observado jamás. El piso parecía bastante cómodo, por lo que no dudó en acostarse sobre aquel extraño tejido, presionando su mejilla derecha contra el mismo, mientras que con sus manos acariciaba y percibía la textura del piso. - Ooh... - Fue lo único que dijo, a medida que disfrutaba de aquello que era extraño para ella. - Mm... Interesante. Debería de tener un castillo con ésta clase de estilo. - Dijo la emperatriz, considerando la idea de adquirir algo así para su pequeña Morgause. No obstante, los pensamientos de la aprendiz se vieron interrumpidos en el momento en el que el mago volvió a hablar, dejando en claro las instrucciones para lo que debían de hacer a continuación. Por esa razón, un poco frustrada por el hecho de tener que separarse del piso de la habitación, imitó al profesor, sentándose y cruzando sus piernas de la misma manera. Todo aquello parecía demasiado raro, si bien no dejaba de ser algo interesante, por lo que no perdía mucho con intentarlo. Sin expresar palabra alguna, intentó relajarse, como había hecho en el pasado cuando disfrutaba de la compañía de su mejor amiga, mientras yacía acostada sobre el pasto, apreciando el bello color del cielo despejado. Las voces permanecieron calladas durante todo ese instante, comprendiendo la importancia de aquella actividad, no deseando perjudicar a la aprendiz.

Era la primera vez que Misha veía una habitación de esas características. No conocía el papel de arroz ni el bambú como elementos arquitectónicos.  En su pequeño y limitado mundo, el lino era algo con lo que los afortunados se hacían ropa, no habría pensado jamás en verlo en un suelo.

Como estaba dispuesto a probar cosas nuevas, no se preguntó si esto era un despilfarro o una rareza. Simplemente obedeció las instrucciones del profesor e imitó a sus compañeros, sentándose sin silla, sobre si mismo. No era una tortura pero un cojín ayudaría.

Dejó la mente en blando a la espera de que su alma quisiese decirle algo de nuevo. Al principio le exigía una conexión y tenia que obligarse a si mismo a volver a la mente en blanco. La quietud que se rompía cuando, cansado de esperar, volvía a inundarse de pensamientos exigiendo a su alma una respuesta. Al final empezó a sospechar que no iba a recibir una respuesta inmediata y entonces el mayor enemigo para su meditación fue el sueño, que empezó a acosarle sutilmente. ¿Como podría uno no hacer nada y no dormirse?

Una vez había logrado dejar su mente en blanco y dejar de lado durante unos momentos los sentidos básicos de todo ser humano con el fin de que hubiese en su mente aún más claridad, Morgause lo sintió. En alguna parte de su mente, su alma hacía acto de presencia, balancéandose de un lado a otro en aquel espacio metafísico. Esta vez no fue una voz la que le indicó nada, sino que de aquella presencia extraña e indescifrable que habitaba allí diversas ideas salieron y se incrustaron en el lugar que había temporalmente aislado de cualquier otro pensamiento que pudiese albergar.

Pᴜᴇᴅᴇs ᴍᴇᴅɪᴛᴀʀ ᴅᴜʀᴀɴᴛᴇ ʜᴏʀᴀs ɪɴᴛᴇʀᴍɪɴᴀʙʟᴇs ᴏ ᴘᴜᴇᴅᴇs ᴛᴏᴍᴀʀ ᴜɴ ᴀᴛᴀᴊᴏ.
Hᴀs ǫᴜᴇ ᴜɴ ᴍᴀɢᴏ sᴇ ᴀʀʀᴏᴅɪʟʟᴇ ᴀɴᴛᴇ ᴛɪ —pidió, porque el bloque que representaba a la emperatriz era mejor.
Hᴀᴢᴛᴇ ᴄᴏɴ ᴜɴ ᴏʙᴊᴇᴛᴏ ᴍᴀɢɪᴄᴏ. Dᴇʙᴇ sᴇʀ ʙᴏɴɪᴛᴏ —pidió, porque el bloque que representaba a la emperatriz era el más bonito.
Nᴏ ʜᴀɢᴀs ᴛʀᴀᴍᴘᴀ —advirtió por último.

Una vez habías logrado dejar tu mente en blanco y dejar de lado durante unos momentos los sentidos básicos de todo ser humano con el fin de que hubiese en tu mente aún más claridad, lo sentiste. En alguna parte de tu mente tu alma hacía acto de presencia, balancéandose de un lado a otro en aquel espacio metafísico. Esta vez no fue una voz la que te indicó nada, sino que de aquella presencia extraña e indescifrable que habitaba allí diversas ideas salieron y se incrustaron en el lugar que habías temporalmente aislado de cualquier otro pensamiento que pudieses albergar.

Pᴜᴇᴅᴇs ᴍᴇᴅɪᴛᴀʀ ᴅᴜʀᴀɴᴛᴇ ʜᴏʀᴀs ɪɴᴛᴇʀᴍɪɴᴀʙʟᴇs ᴏ ᴘᴜᴇᴅᴇs ᴛᴏᴍᴀʀ ᴜɴ ᴀᴛᴀᴊᴏ.
Lɪʙᴇʀᴀ ᴀ ᴜɴ sᴇʀ ᴄᴜʏᴀ ʟɪʙᴇʀᴛᴀᴅ ʜᴀʏᴀ sɪᴅᴏ ᴀʀʀᴇʙᴀᴛᴀᴅᴀ —pidió, porque era importante que todos fuesen libres.
Dᴇғɪᴇɴᴅᴇ ᴀ ʟᴏs ᴅᴇʙɪʟᴇs ᴀɴᴛᴇ ʟᴏs ғᴜᴇʀᴛᴇs —pidió, porque los fuertes no debían someter a los débiles.
Nᴏ ʜᴀɢᴀs ᴛʀᴀᴍᴘᴀ —advirtió por último.

Una vez había logrado dejar su mente en blanco y dejar de lado durante unos momentos los sentidos básicos de todo ser humano con el fin de que hubiese en su mente aún más claridad, Misha lo sintió. En alguna parte de su mente, su alma hacía acto de presencia, balancéandose de un lado a otro en aquel espacio metafísico. Esta vez no fue una voz la que le indicó nada, sino que de aquella presencia extraña e indescifrable que habitaba allí diversas ideas salieron y se incrustaron en el lugar que había temporalmente aislado de cualquier otro pensamiento que pudiese albergar.

Pᴜᴇᴅᴇs ᴍᴇᴅɪᴛᴀʀ ᴅᴜʀᴀɴᴛᴇ ʜᴏʀᴀs ɪɴᴛᴇʀᴍɪɴᴀʙʟᴇs ᴏ ᴘᴜᴇᴅᴇs ᴛᴏᴍᴀʀ ᴜɴ ᴀᴛᴀᴊᴏ.
Eʟɪɢᴇ ʟᴏ ᴅᴇsᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏ ᴀɴᴛᴇs ᴅᴇ ʟᴏ ᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏ —pidió, porque era preferible un desconocido que un conocido.
Aᴘʀᴇɴᴅᴇ sᴏʙʀᴇ ʟᴀs ʀᴀᴢᴀs ᴍᴀɢɪᴄᴀs —pidió, porque las razas mágicas eran mejores que la humana.
Nᴏ ʜᴀɢᴀs ᴛʀᴀᴍᴘᴀ —advirtió por último.

Una vez habías logrado dejar tu mente en blanco y dejar de lado durante unos momentos los sentidos básicos de todo ser humano con el fin de que hubiese en tu mente aún más claridad, lo sentiste. En alguna parte de tu mente tu alma hacía acto de presencia, balancéandose de un lado a otro en aquel espacio metafísico. Esta vez no fue una voz la que te indicó nada, sino que de aquella presencia extraña e indescifrable que habitaba allí diversas ideas salieron y se incrustaron en el lugar que habías temporalmente aislado de cualquier otro pensamiento que pudieses albergar.

Pᴜᴇᴅᴇs ᴍᴇᴅɪᴛᴀʀ ᴅᴜʀᴀɴᴛᴇ ʜᴏʀᴀs ɪɴᴛᴇʀᴍɪɴᴀʙʟᴇs ᴏ ᴘᴜᴇᴅᴇs ᴛᴏᴍᴀʀ ᴜɴ ᴀᴛᴀᴊᴏ.
Aʏᴜᴅᴀ ᴀ ᴀʟɢᴜɪᴇɴ ᴀᴜɴǫᴜᴇ ᴛᴇ ᴘᴇʀᴊᴜᴅɪǫᴜᴇ —pidió, porque el altruismo era admirable.
Hᴀs ᴀʟɢᴏ ᴍᴜʏ ɪᴍᴘʀᴜᴅᴇɴᴛᴇ —pidió, porque ser imprudente estaba bien.
Nᴏ ʜᴀɢᴀs ᴛʀᴀᴍᴘᴀ —advirtió por último.

- ¡Uoooooh! - Se expresó la joven en su mente, a medida que sentía aquella extraña sensación, suponiendo que se trataba de su alma, moviéndose de una manera ciertamente inquieta, sin saber muy bien el motivo por el cual lo hacía. ¿Qué estaba sucediendo? No recordaba muy bien si el profesor había dicho que podía hacerse amiga de su propia alma. Supuestamente, no tenía consciencia, aunque era posible que estuviera equivocado. Después de todo, bastaba con observar cómo se balanceaba de un lado a otro como si tuviera vida propia. Sea lo que fuera, la aprendiz permaneció maravillada ante aquella extraña escena en aquel espacio tan peculiar, que resultaba similar a la experiencia de estar flotando, aunque sin agua. Sea lo que fuera, la joven no dudó en reír ante semejante sensación, antes de intentar flotar en ese espacio metafísico, deseando disfrutar de aquello como podía. Después de todo, la última vez no había tenido mucho tiempo para hacer algo, ya que, en cuanto había elegido al bloque de mármol, no había tardado en despertar, por lo que prefería aprovechar ese instante para divertirse un poco, incluso si parecía que aquello no sería posible, tal vez porque su alma tenía otros planes para ella, o bien porque el profesor Nolan no se lo permitiría, si notaba que estaba perdiendo el tiempo... por más que dudara que el mago fuera capaz de percibir algo así, cuando ella se encontraba en aquel espacio. - ¡Hola, hola! - Exclamó en aquel espacio, esperando poder expresarse como deseaba, entusiasmada ante esa peculiar experiencia. Por un momento, se preguntó si sería capaz de invocar piedras brillantes con tan sólo hacer uso de su propia voluntad, e incluso lograr que pudieran hablar.

Sin embargo, mientras consideraba aquella posibilidad, algo no tardó en hacerse presente, además de su alma. ¿Ideas? Al menos eso era lo que parecían. Era como si fueran indicaciones, o tal vez reglas... ¿reglas de juego? ¿Tenía que jugar a algo? No estaba segura, aquello era demasiado confuso para ella, si bien tampoco era como si le importara mucho. Parecía divertido, además de interesante, por lo que no estaría mal intentar algo de eso. De cualquier modo, se concentró en la primera, la cual parecía mencionar la posibilidad de hacer dos cosas. Una era meditar por un buen tiempo, o tomar un atajo, si es que no deseaba aburrirse meditando. Por un instante, la aprendiz consideró la idea de optar por el atajo. Odiaba perder el tiempo, además de esperar pero... algo le decía que el camino fácil no sería la mejor opción. Después de todo, aquello había sido un consejo que Elric, el mago oscuro, le había obsequiado en su momento. Nada que fuera de valor se obtenía facilmente, por lo que no sería más que un error para ella, el recurrir al atajo. - No, no, nada de atajo. Ric Ric se enojará conmigo. - Negó con rapidez aquella idea, considerando que lo mejor sería meditar, incluso si le llevaba mucho tiempo. No obstante, las siguientes ideas llamaron la atención de la joven, la cual no comprendió muy bien cómo cumplir con semejantes instrucciones. ¿Cómo iba a lograr que un mago se arrodillara frente a ella? Eso no parecía muy amable, y, ciertamente, tampoco posible, no cuando no sabía mucho de magia en ese momento. - Mm... ¿y cómo voy a hacer que se arrodille? - Aquello parecía ser algo que sólo a alguien como Frederika se le podría haber ocurrido. Si bien, la mención de un objeto mágico fue más interesante, prefiriendo ignorar lo de que no debía de hacer trampa. - ¿Un objeto? ¿Cómo un anillo? Un anillo con una hermosa piedra, sí. ¿Dónde puedo conseguir uno? - Volvió a preguntar, realmente interesada en ello, incluso si no sabía muy bien para qué serviría.

No iba a tener problemas en seguir la regla del silencio en la sala, estaba acostumbrado a no hablar con nadie en la soledad de mi día a día.

Jamás había visto un lugar como aquel y tampoco tenía ni idea de qué material era del que estaban forradas las paredes ni los suelos. La sala daba una sensación de paz que me resultaba muy agradable. La sentía tan acogedora que no me iba a importar si tenía que pasar horas al día en ella.

Imité al profesor, me senté en el suelo con las piernas cruzadas y apoyé los brazos sobre las piernas. Escuché las indicaciones mientras cerraba los ojos. Traté de hacer exactamente lo que mandó. Respiré hondo, relajé los músculos e intenté dejar la mente en blanco...

Sondeo el silencio buscando aquello que debía estar ahí pero nunca lo había visto antes. Se sorprendió de encontrarlo, cuando notó la presencia sintió un estallido de júbilo. - Eres parte de mí, mi alma según me han dicho. Uno no puede hacer trampas a sí mismo. - pensó Milo. - ¿Esto es tan confuso para ti como para mí? Haré lo que me pides, pero hasta que se de una situación para actuar de esa forma tendremos que conformarnos con meditar...- se disculpó el joven. - Tengo unas pregunta. En el cuestionamiento singular, así me han dicho que se llama cuando me pusiste a prueba en aquel incendio, antes de morir escuché una voz. Me llamó egoísta. - explicó observando su alma curioso por la forma que tendría. - Imagino que no fuiste tú o ahora no me pedirías eso. ¿Quien fue? - preguntó directamente.

Luego su curiosidad pasó a otros temas. - [i] ¿Que podemos hacer? Hay una magia que es única, que sólo nosotros podemos hacer. ¿De qué eres capaz? - dijo sonriendo deseando saber más sobre la magia. 

La mente en blanco, el mundo parecía pararse alrededor mío, ir desapareciendo poco a poco. Siento mi alma, es una sensación extraña y más para un ateo convencido como yo... Distintas ideas se me incrustaran en la cabeza y nuevos caminos se abren ante mí, liberar a un ser a lo mejor puede ser al perro ... Proteger al débil el chico con gafas... O... Nuestra torre.. Me pregunto  Qué harán los sirvientes cuando el Ocaso llegue al Gran Torreón y no hacer trampa... Esto último no lo entiendo muy bien ¿ porque no tengo que hacer trampas? ¿A qué trampas se refiere, a estos atajos? ¿ porque estas peticiones son trampas? Medito y un sueño de grandeza nace dentro de mi, convertirme en un gran mago para asegurar la libertad de los individuos, poder defender l débil ¿ porque no hacer las dos peticiones? Las dos son buenas, sino es un mago el que puede ayudar a la gente ¿quién será?¿ Acaso no fue un mago que él salvó a la humanidad hace siglos? Pero un túmulo atisbo de duda amenaza a mi ego si realizó alguno de estos atajos, será para mi propio beneficio, ¿sí es así en que me diferenciaría de esos hipócritas que usan la caridad por beneficio propio, para sentirse mejor...? Me repito a mí mismo, una y otra vez Yo no soy como ellos, yo no soy como ellos me acuerdo de la escena que apareció en mi prueba, en los signos de complicidad del resto de nobles... Yo WUE siempre había sido una persona de acción, me encuentro por primera vez dudando...

Siendo que se encontraba en lo más profundo de su propia mente no había nada que no fuese posible, cada cosa que imaginase aparecería ante ella como por arte de magia, aunque por supuesto eso no era nada que cualquier persona con suficiente imaginación y concentración no pudiese lograr, de todos modos.

Aunque aún sentía la presencia de su alma, esta no irradiaba ahora ningún tipo de pensamiento o idea como había hecho hacía tan sólo unos segundos... ¿habían sido segundos? Era fácil perder la noción del tiempo en un lugares así, de esos que en realidad no son lugares como tal. El silencio fue la única respuesta que Morgause recibió, parecía ser que su alma le había comunicado lo que necesitaba y no más.

Caminé por los pasillos en silencio, pensando en lo que había dicho el administrador, tenía tantas dudas.

¿por qué entró en ese lugar?, Siendo un mago poderoso si hablamos de la misma persona, no tendría por qué hacerlo, podría haber esperado a que ellos salieran.

¿acaso todas estas marcas significan algo?, En aquella sala, solo había dos sonidos, al principio, al entrar, yo gritaba hasta quedarme sin voz, al menos durante una época, después, no quedaba nada, de sonido, ni de mí, aunque pudiera parecer sorprendente, poner la mente en blanco era a la vez facil y dificil, en aquella sala la mente siempre estaba en blanco, junto al resto de los sentidos. Pero ahora tenía otras preocupaciones. el otro sonido que se escuchaba en aquella sala era "esto no es", "esto tampoco", cada día, y cada vez que cambiaban de experimento, una y otra vez.

¿magos disidentes?, Eso solo significaba una cosa, ellos no eran una escuela, una vez más una contradicción, era bueno que no lo fuera, eso significaba, que en algún lugar del mundo aquel edificio estaba en pie, pero otros como yo podrían estar, y por lo que había dicho el administrador, los ciegos salvadores no abundan en este mundo.

Lord Julius, si no es indiscrección, me gustaría saber si entre los magos teneis algún rito funerario, alguno para recordar a los magos que ya no están, El administrador conocía a alguien que yo también, quizá hasta haya estado en esta escuela, me gustaría poder hacer algo que recordara a los dioses que existió, ahora, solo será polvo. Pero hay polvo que no debe ser olvidado por Kyssan.

Miré a mi compañero de andanzas, tenía tantas dudas como yo, aunque de otra manera, mis dudas habían sido resueltas, pero generando más, las suyas ni siquiera habían entrado en el conocimiento de alguien como el administrador, por definición la persona con más conocimientos de cuantos había conocido aquí. No quiero meterme donde no me llaman, pero algún día saldremos de aquí, podría ayudarte a descubrir los secretos que se esconden en tí, hay cargas que cuando se llevan solas te trasforman, no lo recomiendo. Dije a Sarthan, haciendo referencia a mis propios síntomas, Los cambios a veces son buenos, pero hasta yo mismo me asustaba de no poder exteriorizar lo que sentía por dentro. En otro tiempo era supervivencia, pero ahora, solo un hábito.

Perdón a ambos, no soy quien para decir todas estas cosas. Dije en voz baja, en la entrada de aquel lugar.

Entré viendo aquello, había luz, eso era buena señal, la oscuridad era buena cuando existe un cometido, cuando no, me hace imposible no pensar en nada, hay pesadillas que aparecen despierto.

Hice caso y me mantuve en silencio, me senté haciendo un ruido inexistente, algunas ventajas de ser ágil, reposé los brazos y cerré los ojos. Me sobrepuse a la cara de Darakar, de la torre, aún recientes tras la charla con el administrador. Me concentré en la oscuridad que reinaba sobre mi mente, al cerrar los ojos, y simplemente intenté fluir.

Allí no existía el tiempo, ¿cúanto tardé en tener la mente en blanco?, ¿segundos?, ¿minutos?, ¿quien sabe?. hubo algún segundo de debilidad, pero no fue un problema aún, estaba cerca de ese estado, o eso creía. El latido de mi corazón era débil, hacía tiempo que no hacía ejercicio de ningún tipo, y más tiempo aún que había pasado durmiendo. Quizá algún momento de debilidad se debiera al dolor de soportar mi propio cuerpo con la poca fuerza que tenía, pero el dolor no era un problema, ya no.

Una vez superado todo eso, simplemente entré en un estado, me gustaba, ajeno a todo, por primera vez, un sentimiento propio me inundó, en esa sala no solo no había preocupaciones, no había dolor, tampoco estaban los dioses, allí nadie decidía nada, era simplemente el don de la existencia. Tantas personas, que solo estaban allí, sin nada más que ellos mismos.

Aún sentías esa presencia allí, en alguna parte de ese infinito lugar que era tu mente. Era realmente extraño sentir la presencia de algo que no estaba bajo tu control pero aún así era parte de ti, era extraño la forma en que te había mostrado aquellas ideas o pensamientos y era igual de raro que ahora sintieses como se mostraba más bien reacia a comunicarse de nuevo.

Aᴜɴ ɴᴏ ᴇʀᴇs ᴄᴀᴘᴀᴢ ᴅᴇ ᴅᴇsᴘʟᴇɢᴀʀ ɴᴜᴇsᴛʀᴀ ᴍᴀɢɪᴀ —se limitó a hacerte saber, para luego dejar que un silencio vacío inundase el espacio inexistente en el que te encontrabas.

Tu alma no comunicaó nada más, aunque seguía allí, en alguna parte. Podías permanecer en aquel lugar por un rato más o abrir los ojos y volver a la realidad, aunque seguramente habrían pasado apenas unos minutos... o quizás hubiese pasado un poco más, después de todo era fácil perder la noción del tiempo en un lugares así, de esos que en realidad no son lugares como tal.