Partida Rol por web

Cojo uno de los sacos que Ana María me ofrece y le doy las gracias amablemente.

  -¡Muchas gracias! Podemos ir remontando hacia el norte el río y así, de paso, tender algunos anzuelos antes de adentrarnos en el bosque. Así quizá Issaura tenga ocasión de ver sus berros antes de meternos en la espesura y dejar atrás el río.  Si regresamos con las hierbas y además, alguna trucha, Sabatery y Dilly se pondrán muy contentos.

  Mientras vamos a buscar hierbas, trato de entablar conversación. Escucho la historia de cómo sufrió el terremoto (  *** supongo que ahora es cuando aprendo la historia que aparece en su ficha ***) .

   -Yo a veces creo que el terremoto hizo justicia en algunos lugares. La gente no para de combatir y de guerrear. El poderoso hace más miserable al que no tiene nada. Yo no he perdido nada en el terremoto; Y no creas, señora, que no me alegré de ver derrumbados los techos de unos cuantos templos... Ahora sería un buen momento para que las cosas fueran distintas. Pero ya desde las ruinas del mundo, empezamos a pelearnos de nuevo por un puñado de huevos.

   Recojo unas raíces comestibles con ayuda de mi daga.

  - Yo vengo de Córdoba. - una sombra pasa ante mis ojos -Aunque quizá ya no signifiquen nada los nombres antiguos de las ciudades... Yo...  ¡Mira, espárragos!

   -

 Espérame, alma perdida, nuestro Señor no tiene prisa mientras sigamos el sendero - dice acentuando la palabra "nuestro" para incluir, con sátira, al joven. Pese a su habitual pesadumbre, Demian se encuentra hoy un poco más animoso, pues la tarea le evita pensamientos angustiosos. Con ese espíritu, se echa el hacha al hombro y sigue a Ágripa internándose en el bosque.

Me uno animada al grupo de recolectores ante lo que espero sea una agradable y poco problemática jornada de trabajo. Al llegar la mujer campechana le agradezco el gesto de traer sacos para guardar las hierbas y raíces. Mientras caminamos hacia la zona atiendo a las palabras del joven muchacho. 

- Muy considerado por vuestra parte Alejandro. Si no nos desviamos mucho podemos colocar esos anzuelos y después mirar si han picado. No os preocupéis por la planta que busco, el señor Brenon se a ofrecido en persona a acompañarme tras la labor del día de hoy. 

Una vez llegado a la zona indicada del bosque, ayudo a los demás a colocarse los guantes de esparto y antes de que empecemos con la tarea advierto tanto al hombre como a la mujer.

- Parece ser que por estos lares crecen unas bayas que pueden parecer apetitosas y comestibles. - digo mientras rebusco en el bolsillo de mi túnica para mostrarles algunas de ellas - Pero que no os engañe su apariencia, estas bayas son ponzoñosas, llegando a ocasionar la muerte. - termino mientras dejo un momento para que examinen el carnoso fruto para que puedan identificarlo con mayor facilidad. - Por otra parte están estas raíces que se denominan raíces saciadoras. No son dañinas y nuestros hombres de armas las agradecerán seguro. 

Mientras nos ponemos a recolectar escucho las palabras del joven desaliñado, que cuenta como el percibe la catástrofe que nos azoto tiempo atrás y algunas de sus consecuencias en la moral de la gente. Finalmente nos comenta de donde procede, aun que le resta importancia al momento.

- Supongo que ahora, como vos habéis tenido a bien indicar con vuestras palabras Alejandro, todos pertenecemos a la tierra que pisamos. - respondo con un tono afable al tiempo que muestro con un gesto exagerado y extravagante el barro de mis viejas botas y hago como los niños al chapotear en la lluvia. Después de la breve pausa vuelvo a inclinarme en busca de hierbas, plantas o raíces comestibles. Con tiento voy buscando y apartando la maleza con la mano en la que porto el guante y con la otra, sostengo el pequeño y delicado puñal que usare para cortar con extremo cuidado y delicadeza algún tallo provechoso. 

- Señora ¿ y vos de donde sois ? - pregunto en dirección a la mujer sin descuidar lo que estoy haciendo.

Ves raices saciadoras y hierbajos silvestres nada útiles.
Pero la vegetación de la zona te dice que un poco más al norte hay más humedad con lo que puede haber riachuelos o alguna laguna.

Las raices las coges sin problemas.

Os dejo postear un poco más entre vosotros y mientras tirad espiar ofensivo sin nivel de dificultad ya que el resultado os enseñará alguna planta nueva o antiguas ya conocidas. (También Influye la zona)

  Sonrío al ver a Isaura chapotear en el barro.

   - Al menos conservais el buen humor... algo que no abunda demasiado últimamente.  - Todavía recuerdo la cara de furia de Ágripa, ese muchacho que siempre está buscando problemas.

  Me concentro en mi labor un rato, buscando aquellas hierbas y raíces que yo conozco y procurando recordar el consejo de Isaura sobre las bayas venenosas. Luego, al ver que nos vamos alejando, me dirijo a las dos mujeres y pregunto, cauteloso:

   - Espero que no haya bandidos en este bosque... ni lobos, ni osos... la verdad es que no me hace mucha gracia alejarme demasiado de la aldea. ¿Brenon estará cerca seguro, no? - echo un vistazo rápido a ver si veo su silueta entre los árboles y trato de serenarme.

Alcanzas al mancebo poco tiempo después de iniciar tu la marcha hacia el bosque. Observas con resignación como corta un árbol claramente húmedo y con poca madera utilizable.
Respiras el oxígeno del bosque, y aprovechas para echar un buen vistazo mietras cargas tu hacha al hombro. El ambiente es algo siniestro debido a su oscuridad dentro del mismo, hojas verdes, arbustos salvajes y mucha humedad pero detenidamente ves que adentrandose un poco en la espesura hay una cantidad de robles mucho más consistentes, si bien la corteza estará húmeda pero el tronco interior puede ser de gran utilidad.

Mientras Ágripa sigue insistentemente contra un árbol enclenque y poco aprovechable y el sudor ya ves que brota de sus axilas.

Nos vamos adentrando cada vez más en el bosque mientras buscamos hierbas y raíces y vamos conversando.
-Pues yo me temo que a partir de ahora habrán más guerras y conflictos, el ser humano es deseoso de poseer tierras y riquezas, los codicioso no entieden de desdichas, dices que no perdiste gran cosa Alejandro, ¿Acaso no teniaís familia? Mis padres no sobrevivieron y el resto de familia quién sabe donde habrán acabado...
Issaura me ayuda a colocarme los guantes de esparto.
Recuerdo como me ayudaba también mi padre...Digo con gran añoranza no pudiéndolo evitar.
-Mi tierra era Guadalajara, supongo que hemos de dar las gracias por estar vivos.
Tu Issaura vienes de tierras muy lejanas, nunca había escuchado hablar ¿Italiano?, nunca he salido de mis tierras así que perdona por mi desconocimiento.
Mientras andamos observo como zonas humedecidas.
-Mirad digo señalando las zonas.-Esta húmedo, estamos cerca de alguna laguna.

Percibes ruidos de maleza y pasos, te serenas al pensar que pueden ser el resto de tus compañeros avanzando entre el follaje... ¿Pero y si no es así? ¿Y si fueseis una presa fácil de las fieras depredadoras del bosque?

 Ingenua juventud es lo que se me presenta en forma de oveja descarriada... Ágripa, deja ese pálido escuálido y ayúdame con este tronco, que tenemos que llevar leña, no paja - pese a sus palabras desdeñosas se nota la amabilidad en su tono, pues Demian comprende que su compañero es aún inexperto en la vida.

Tu vista perciben una planta, muy cerca del suelo, cerrada como un capullo de una flor. Al acercarte y olerlo tu nariz roza la planta y un cosquilleo te recorre toda la pituitaria. Claramente es adormidera. La amapola más efectiva creada jamás por una botica. Sus efectos los conoces por tener cerca de tu región un Boticario experto en este tipo de plantas que utilizaban este remedio, dormir al paciente, para mitigar el dolor o solucionar drásticamente el insomnio.

Ante las palabras de melancolía de la joven trabajadora no puedo hacer más que dedicarle una sonrisa amable y acariciar su brazo de manera confortable. Poco después sigo faenando como una mas y escuchando la conversación.

- Esperemos que esos conflictos se queden en tierras lejanas. - digo en respuesta al comentario de la mujer - Confió en que el señor Sabatery y sus hombres nos mantengan seguros el mayor tiempo posible.

En estos tiempos aciagos es mejor reír que no llorar... - pienso al contemplar la sonrisa del joven. - Alejandro, si aceptáis el consejo de esa humilde servidora en esta vida podrán arrebataroslo todo, pero no dejéis que nadie desdibuje esa bonita sonrisa. - digo de una manera amable y sincera, tratando de inspirar un poco de confianza al muchacho. 

Tras terminar de faenar en esta zona encontrando tan solo raíces saciadoras decidimos desplazarnos un poco mas al norte, por el camino seguimos conversando entre nosotros, pero antes de alejarnos demasiado alzo la voz para avisar al señor Brennon.

- ¡ Señor Brenon, vamos un poco más al norte en busca de mejores flora ! - digo colocando mis manos alrededor de mi boca para acentuar un poco mas el volumen. Espero unos segundos a escuchar respuesta para saber si nos a oído y si no seguiré unos metros mas allá pero sin alejarme demasiado.

- Así es, soy Italiana un reino no muy lejano del de Castilla pero nos separa el mar del levante como decís por aquí. - digo con un deje de añoranza en mi voz - Una tierra preciosa construida con el sudor, esfuerzo y sangre de muchos, me  temo. Pero eso sucede en todos los reinos. - digo quitandole importancia. - Allí, gracias a muchos pensadores habían muchas escuelas donde las mujeres podían ir a estudiar y adquirir saberes. - digo un una amarga sonrisa en el rostro. 

- Estamos bajo la protección de un buen hombre como tu Alejandro, de seguro que no nos pasara nada. - comento intentando infumdir algo de coraje en el asustadizo muchacho - No se si habrá todo eso que comentas en estos bosques, pero si puedo decirlos lo que hay, nuestros compañeros cazadores Marcus y Hann, también esta el señor Brenon cerca y de seguro que el acero de Enque no tardaría demasiado en aparecer. - digo haciendo una pausa - Pero sea como fuere tenemos suerte de contar con un hombre entre nosotras que nos defienda, ¿ verdad ?Ana María.

Avanzáis por un sendero natural... La maleza está apartada a los lados de vuestros cuerpos y entre la espesura no divisáis más que maderas cokgantes, troncos caídos y haces de luz entrando por los huecos que grandes árboles han dejado traspasar dibujando graciosos cilíndros luminosos que crean juegos de sombras muy divertidos. El paisaje realmente es hermoso. Un minuto en vuestro respiro y anhelos para infundiros el placer de pensar en un futuro mejor...Algo venidero.

Volvéis a la realidad. Un cometido y unos estómagos por llenar.

Ágripa abre los ojos como un búho al verte que de tres hachazos bien ejecutados tienes el árbol apunto de caer.

- ¿Cómo... cómo has hecho? Se acerca presuroso al árbol y le propina un hachazo con toda su "destreza". El árbol apenas nota el impacto y el orgullo de Ágripa se diluyó con ese golpe.
Esto es más complicado de lo que parece... Yo no estoy acostumbrado a este tipo de trabajo... Te mira sopesando si contarte algo de su pasado pero obta por callar y azotar unos cuantos golpes a tu tronco "casi vencido" Con más maña que fuerza bruta. El árbol cede y se oye un ruido estrepitoso en el bosque. unos cuantos pájaros alzan el vuelo en desbandada.

¡Toma! ¡Tenemos el primero viejales!... Para tajantemente su celebración al pasarle por la cabeza una duda... ¿Qué hacemos con él? Te pregunta con cara de completa duda.

¡Oído!-Escucháis a lo lejos.-Cuidado con el suelo no vaya a haber grietas profundas.

Al en el bosque una agradable brisa me recorre el cuerpo, igual que en mis años de aprendizaje en los campos de mi pueblo natal, de pronto me invaden los recuerdos, los juegos con el resto de los niños, mi primera caza...
Vuelvo en mi y recuerdo que tenemos un cometido. agito la cabeza como intentando que se me vayan los recuerdos y me centro

Déjame escuchar un momento -le digo al joven herrero- a ver si tenemos suerte y volvemos con algo más que los conejos que maté antes.

Dicho esto agudizo el oído con especial atención por los extraños ruidos provenientes de los arbustos en mi anterior visita al bosque