Partida Rol por web

Os encontráis en lo que conoceis como la Primera Aldea, así le gusta denominarla vuestro lider y unificador: Christopher Sabatery, un antiguo arquitecto de una corte lejana que ayudó a encontrar a los supervivientes de la zona y reunirlos para poner en pie de nuevo la civilización. Contaís con unos cuantos centenares de hogares donde compartís camas de paja con otros refugiados, campesinos, caballeros, médicos, nóbles... Todo el que ha aceptado convivir en el poblado ha dejado a un lado su clase social para compertirse en un ciudadano más.

Conocéis el dinero pero tal como está la situación no lo utilizáis y el trueque es la moneda de intercambio.

La aldea cuenta con:

Una improvisada taberna (que no ofrece más que agua potable y una jarra de hidromiel por persona al día.

Una cantera donde se almacenan las piedras de los escombros y se reutilizan para la construcción de una torre alta de piedra, que sirva de atalaya y refugio en caso de ataque.

Zona de casas: Las casas de todos los ciudadanos.

Sala de asambleas: Donde Os reunen para otorgar tareas diarias y reuniones de vuestro lider Sabatery con el resto de ciudadanos.

Granja ponedora: Donde extrae la aldea el pollo y los huevos para alimentaros, si hay suerte cazando a veces comeis carne que lo prepara la tabernera DIlly Hunton.

FIN DE LA INTRO

Suena el gallo, los rayos del alba entran por los huecos que la madera deja entrar en vuestras chozas. Suena la voz del pregonero:

- ¡Atención! Se hace saber a todos los ciudadanos de la reunión de esta mañana en la sala de asambleas. Posteriormente se colgará en el tablón de la asamblea- Cogió aire- Los cometidos de cada uno de los ciudadanos activos (Todos las personas que estén capacitadas para trabajar) He dicho.

Los gruñidos de la gente desperezándose os abren los ojos y notáis esa sensación de humedad en la espalda. Anoche llovió.

El pregonero vocifera:

Es el amanecer del día 1 de lo que conocemos como mes de septiembre... Año Hace una pausa y baja en gran medida el tono de pregón para convertirlo en un ahogado pesar- Año 2 después de que todo pasara

El sol brilla con amenazas de lluvias y septiembre aunque es caluroso se nota cierta brisa de que el otoño está entrando...

La gente se dispersa, algunos van a beber agua al río, otros a la cantera a colocar las pocas piedras enteras que tengan, algunos van al gallinero esperando coger huevos que dar a la tabernera.

Me despierto, y todavia adormilado me estiro y desesperezo.
Aunque me incomoda la humedad por la lluvia se me olvida al instante en cuanto ruge mi estómago recordándome el hambre que tengo.
Sin estar completamente despierto me dirigo a por huevos para saciar mi hambre

Me senté sobre mi cama, intentando aclarar mis pensamientos. Hacía no mucho tiempo que me encontraba en Primera Aldea, un lugar, a mi entender, de lo más horrible. Canalizaba todo lo malo que había sucedido con el terremoto, y si bien era un rayo de esperanza, era un tipo de esperanza que hubiera deseado no necesitar.

Miré alrededor, mis compañeros de choza no parecían ser grandes guerreros, nobles acaudalados o heróicos caballeros, pero parecían confiables, y con eso me bastaba. Incluso había un par de bellezas, pero bueno, ese era otro cantar...

-¿Alguien quiere desayuno? Me daré una vuelta por la granja y traeré algunos huevos si nadie me ve.

Pensé que con eso, quizá, lograría iniciar alguna conversación.

al escuchar una voz me giré y vi a un muchacho musculoso que no debía superar los 16 años.

-¿Sabes? En eso mismo estaba pensando, ¿Qué te parece si tu vas a por huevos y yo voy por los limites de la aldea? a ver si tengo suerte y encuentro algún conejo; algo de carne no me vendrá mal. Por cierto mi nombre es Marcus; encantado.

quería hacer un amigo, conocer a alguien, aunque solo fuera un muchacho. quería escapar de la soledad en la que estaba sumido

Hoy me despertado un poco antes de que cantase el gallo, no he dormido bien a causa de la lluvia, ultimamente me duele todo el cuerpo por la dichosa humedad, me incorporo como puedo. Uno de los mozos se ofrece a ir por desayuno. -Hann, ya que te ofreces yo si quiero! Mientras tanto Voy a ir a la taberna a por agua. Dicho esto cojo una de las tinas que se encuentran fuera de la casa, esta todo embarrado y refresca un poco pero esta bastante cerca, me doy prisa por miedo a que pueda volver a llover, no me gustaria enfermarme.

 Demian se levantó rápidamente pues hacía ya dos años que era incapaz de dormir más de dos horas seguidas. Su rostro no emitía la más mínima emoción, tan sólo se percibía un profundo cansancio, manifestado no sólo en su prematura barba blanca y sus acentuadas ojeras, sino en su mirada, una mirada cargada de rencor y odio hacia el mundo, una mirada pesada, como si llevase una carga que ya no pudiese soportar.

 De forma mecánica y casi inconsciente agarró la figura de madera que llevaba en su colgante y comenzó a murmurar en voz baja palabras ininteligibles. Tras el pequeño ritual se vistió rápidamente mientras continuaba hablando para sí. Una vez hubo terminado se incorporó y se quedó de pié un instante. Los dedos de su mano derecha se agitaban de forma frenética y sus ojos pasaban nerviosamente de una persona a otra, de forma sumamente desconfiada pero sin detenerse en nada en particular. De repente, como si volviese a la realidad se gira hacia su mesilla y coge su sombrero para acto seguido volver a darse la vuelta y, manteniendo una mano sobre éste, salir con paso apresurado de la habitación ignorando al joven que tan amablemente había ofrecido traer el desayuno. No obstante, algo parece indicar que las palabras del chico no han llegado siquiera a sus oídos.

 Antes de salir toca dos veces la puerta para acto seguido dirigirse directamente a la sala de asambleas.

El bullicio de la gente es como el de todos los días... Gente gimiendo de sus penas, apenas se atisba alegría en los rostros, solo humildad y compañerismo, muy gris, pero era algo por lo que os quedáis, insufla seguridad saber que tenéis decenas de personas con vosotros por el mismo motivo. El cantar de los pájaros es sustituido por el del viento, seco, que se contrarresta con un suelo embarrado por la lluvia.

Véis a lo lejos salir de la taberna a una muchacha joven, pelirrroja de unos ojos azul cielo con andares campesinos y de notable carácter. De toda la aldea, solo ella y Sabatery son personas a las que habéis visto sonreir, pero en esta ocasión su semblante es duro.

- Ciudadanos- Grita No habrá desayuno hasta nuevo aviso. Se ha podrido el pollo y no pude hacer nada anoche.
Señora le digo que no es mi culpa Veis que dice a una mujer con un hijo que ya habían llegado a la taberna. El niño tose y la mujer sigue indignada.

Lo siento... Dice con voz quebrada, mira al niño y se mete dentro de la posada

ANA MARÍA entra dentro de la posada con una tina.

La taberna es de lo más simple que puedas imaginar. una mesa de roble hace las veces de barra y dos mesas improvisadas con palos y tablones cada una flanqueada con dos sillas. La única luz que hay es la natural, efecto que produce un claroscuro bastante incómodo. Al fondo hay una puerta por la que solo pasa Dilly y a nadie cede su paso.

En la esquina izquierda hay una palangana donde entrá aguda dulce del río.

Ves que Dilly está detrás de la mesa larga de espaldas y no ha advertido tu presencia.

Te diriges antes que nadie a la granja. Hay un sitio especial donde una gallina a la que apodas con nombre cariñosos siempre pone los huevos lejos del recinto principal, con lo que te es fácil cogerlos sin que nadie te vea. Esta mañana tu gallina preferida ha dejado solo tres huevos.
La gente se aproxima y tienes dos opciones

O los coges y te marchas discretamente o los coges y además buscas otra gallina más lejana.

Sales corriendo nada más ver una presa en los límites del río. Aún está lejos como para arriesgarte a disparar a pobre conejo solitario. Cruzas el río por la zona pedregosa (Cerca de la cantera) y ves que el mamífero se ha adentrado en un bosque alejado donde puedes distinguir varios conejos que parecen vitorear la huida del conejo ante tu presencia.

Sabes que es dificil acertar al bicho, pero puedes intentarlo, o en cambio das un rodeo, te adentras en la maleza del bosque y con un poco de suerte no solo alcanzas a un animal ¡sino a 2 o tres! La boca se te hace agua, pero tienes un cometido.

Entras en la sala de asambleas:

Ves un montón de bancos de madera y lo que era una antigua capilla ha sido convertida en sala donde os reunís. Alli al menos no huele a humedad.
Todos los símbolos sagrados han sido robados o retirados para no herir la sensibilidad de los que ya no creen. El espacio es oscuro y algo pesimista no habiendo tan siquieras velas.

Al fondo de la estancia, cerca de donde habia un altar y ahora solo hay sillas está Sabatery. Un hombre de unos 30 años que en sus tiempos llevaba unas patillas muy marcadas. Parece estar recitando el discurso que piensa narraros. Se gira y advierte tu presencia.

- ¡Ciudadano Demian! Qué temprano llegas. Sientate mientras el resto de tus compañeros llegan.

Sabiendo que lo tengo prácticamente imposible intento acercarme un poco más sigilosamente por entre la maleza

Te acercas pasando por los arbustos con un sigilo bastante aceptable... justo estás a la distancia óptima. Te encuentras a unos pocos metros y un grupo de conejos comiendo rastrojos del suelo.

 Demian se santiguó antes de entrar en lo que para él era una capilla profanada. Ojalá hubiese estado antes en La Primera Aldea para haber impedido tal aberración. "Ni siquiera el terremoto ha liberado al mundo de pecadores", pensó. 

 Dejando a un lado sus reflexiones, el campesino fijó su mirada en el "líder". -No había desayuno- dijo con voz cortante y como si esa fuera la explicación de su temprana llegada. 

Estoy al tanto de ello -dice con seria postura a la defensiva- Estoy trabajando en ello. Recapacita sobre su postura a la defensiva, baja los brazos que tenia cruzados y se acerca lentamente a tí conciliador Es duro todo lo que estamos pasando Demian. Pero ten fe en mí, en nosotros para que podamos salir adelante. Os construiré casas de verdad, comida de calidad y campos para cultivar, no deseo otra cosa que salir del estadío de supervivencia. Ninguno nos merecemos todo esto.

En sus ojos se refleja claro sentimiento de complicidad, no es que Sabatery te cayese especialmente bien, pero habia algo en él de bondad que destilaba esperanza... una esperanza que a veces se pudría cuando no llegaban los resultados.

Ahora que estoy cerca cargo una flecha tenso la cuerda del arco y se me hace la boca agua ante la perspectiva de comer carne.
Dejo de divagar y disparo.

Tensas y disparas primero a un conejo y luego a otro. Una vez efectuas tus tiradas percibes como una sensación se apodera de tu espina dorsal, un susurro te hiela la sangre proviniente de la espesura del bosque.