Partida Rol por web

El Páramo

CAPÍTULO 1: Todos tenemos un precio

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05/06/2018, 23:37
Director

 

CIUDAD ROBLEDO


Hacía un día soleado en Reino Bosque.Los caminos parecían seguros, todo parecía estar tranquilo en los alrededores de Ciudad Robleda.En sus calles, se podía sentir el bullicio de la gente, yendo y viniendo, el mercado situado en la plaza central, atrayendo a gente de todas partes del reino para vender la mercancía de la mejor calidad.Algunos trovadores paseaban sus voces por los estrechos callejones de la ciudad, animando hasta los más recónditos y oscuros lugares de la ciudad.Todo tipo de gente y razas se paseaban y ocupaban las empedradas vías de Robleda.

No obstante, a pesar de toda algarabía reinante en la ciudad, el lugar dónde se encontraba el mayor festejo, era como no, la famosa taberna de ciudad Robledo, la Jarra de Oro, rincón de borrachos, aventureros, música, peleas, comida casera y sobre todo, lugar para charlatanes y experimentados héroes dónde pueden contar sus aventuras y esparcir los más peculiares rumores.

Un chismorreo os había llevado hasta aquella taberna, una oportunidad de conseguir oro fácil, una promesa de riqueza, aunque no fuese la mayor, o incluso la posibilidad de vivir la aventura que tanto anhelabais.Ya que estabais en la ciudad, no perderíais nada en pasaros un rato por la Jarra de Oro, y si no escuchabais nada útil, siempre podríais remojar vuestro gaznate.

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06/06/2018, 19:43
Rurik

Su bolsa estaba vacía.

Era un hecho. Se había gastado casi todo el tesoro que había sacado de su última incursión en mujeres y vino. Ahora no tenía nada. Bueno si. Tenía una compañera.

Sus pasos le llevaron a Robleda por unos asuntos de poco lustre que incluía acero y mucha mala leche, para poder pagarse un tiento de vino y un cuenco de sopa. Bueno, dos.

La ciudad estaba abarrotada y llena de vida, era una buena oportunidad de negocio para un Heljarker armado. La cosa es que no le gustaba nada el ambiente tan opresivo, por eso gustaba más de moverse por la periferia o por las ciudades más humildes, donde no había un tropiezo cada dos pasos...o una daga esperándote bajo una capa entre el gentío. Rurik se había ganado algunos enemigos y había que ir con un ojo puesto en la espalda.

-Vamos a la taberna. Oí algo sobre un rumor que implica oro de mano de aquel granuja. Y seguro que algún problema, porque nadie paga en oro por cosas dignas.

Le dijo a su compañera, sabía que no le diría que no, asi que no fue una pregunta. La conocía bastante bien. El Heljarker apartó a un borracho que se interponía en su camino con su enorme mano, acompañado del susurro de un gruñido.

Al llegar a los pies de la taberna, se detuvo en la puerta y miró durante unos segundos al cartel, acallando el ruido metálico de los tratos que llevaba a su espalda, de los cuales sobresalía el asta de una lanza y el pomo de una espada. Miró a la elfa un segundo y le hizo gesto con el mentón, confirmándole que "era allí"

El fornido nórdico dio un paso al frente y abrió la puerta. Una mirada furtiva allí y aquí. Cara de malas pulgas como carta de presentación, que invitaban a no molestarle. Y prosiguió la marcha hasta una mesa vacía.

Descargó la mochila y el escudo sobre un taburete vacío y su lanza apoyada a un lado. No sabía si había que dejar el arma o no...pero prefería pedir perdon que permiso.

Rurik era un tipo fornido, aunque era alto (1,85) parecía más achaparrado por sus enormes brazos, su amplio pecho y su espalda digna de un troll...no era un adonis precisamente, pero no se ganaba la vida con su belleza sino con su cuerpo. Llevaba el pelo recogido en una coleta pequeña, cuyos mechones le caían por el rostro, marcado por algunas viejas líneas blancas de antiguas heridas de guerra, su cuadrado mentón estaba poblado con una barba oscura, de nuevo, nada cuidada. Sobre sus hombros descansaba un manto de piel de lobo, camisa que le llegaba al codo, de color marrón con algún que otro remendo de hilo más claro que su color original en las mangas, sobre ésta llevaba una coraza vieja, que solo para el ojo entrenado podía vérsele signos de estar decoradas por viejo arte norteño en un idioma que ya nadie leía. La mano que levantó para pedir vino estaba enguantada en un guantelete que cubría del antebrazo a la palma con recio cuero, que hacían juego con sus botas de caña alta con remaches de hierro que casi rozaban sus rodillas, se intuían unos pantalones color olivo bajo el hierro.

Rurik estiró una pierna y se acarició la articulación de la rodilla, para estar más comodo.

-¡Posadero, dos vasos de vino local!

Aulló con su voz ronca que daban pistas de unas cuerdas vocales abrasada por el vino y la mala vida.

(Así me imagino los ropajes de Rurik)

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07/06/2018, 00:18
Earwën

Camina unos pasos por detrás de Rurik, observando con atención el lugar, maravillada con el bullicio, los niños correteando, comerciantes llamando a voces a los transeuntes para que compren su mercancía. Si no fuera porque lleva la capucha que tapa su pelo y, lo más importante, sus orejas, podrían ver su cara de asombro.

- De acuerdo

Dijo cuando su compañero le dijo hacia donde irían, a ganar unas monedas que no les vendría nada mal por lo escasos que estaban de ellas. Ella todo lo que gana, se lo da a él, se lo debe, le debe el poder estar libre. Por ello va siempre acompañandole, es como si fuera su protectora, aunque evidentemente.. es un tipo grande que puede defenderse solo, pero ella insistió en ayudarle de esa forma, a parte de trabajar con él para ganar dinero, pero de esa forma no estaría sola.

Cuando la llamó, le siguió y entró tras él a la taberna. En ese tipo de lugares está más atenta, nunca se sabe que puede ocurrir, y más con bebida y dinero de por medio. Se acomodó en su asiento y se quitó la capa, dejando al aire su pelo de color fuego y entre mechones asoman su picudas orejas. Sus ropas son muy sencillas, al menos a primera vista. Reparte la vista por toda la sala para saber que se mueve por alli.

- Espero que sea bueno.. si no me veo jugando a las cartas para poder comer y dormir esta noche

 

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07/06/2018, 19:32
Lia Davis

La Gran Ciudad. O al menos la única ciudad que conocía Lia. Tras cepillar a Perchita y darle un trozo de pan duro, dejó a su Percheron Pinto en los establos y fue hacia la plaza de mercado. Allí se oían siempre los mejores rumores para conseguir oro, si sabías donde escuchar, y esta vez lo más mencionado era una taberna.

A Lia no le gustaban las tabernas, las manos de muchos de los borrachos eran muy largas y tendían a tocar sin permiso donde no eran invitadas. Eso si no intentaban escamotearle monedas de su bolsa de dinero. Pero eso era precisamente lo que más necesitaba: Oro. No tenía más que unas pocas monedas para la manutención de unos días de Perchita. Después la echarían fuera de los muros y la joven no quería ni pensar qué terribles depredadores podría encontrarse su yegua fuera de la seguridad de la ciudad.

Así que, estaba decidida. Tenía que conseguir oro y la mejor opción que parecía haber en esos momentos era la Jarra de Oro. Atandose en corto las correas de su mochila y dejando a mano los componentes de su conjuro y una daga en unos bolsillos ocultos de su camiseta y pantalón, por si la situación se descontrolaba mucho, Lia se dirigió a la taberna.

Al llegar a la taberna tuvo suerte, la mayoría de los parroquianos estaban sentados y pudo echar un vistazo rápido por todas las mesas. Tras encontrar lo que buscaba, sonrió y se dirigió a una de las mesas con paso decidido.

Llegó a una mesa ocupada por el tipo más grande de toda la estancia y una mujer, elfa, dedujo por la elegancia de sus movimientos y preguntó -¿Puedo sentarme?- Sin esperar respuesta, se sentó colocando su mochila en su regazo y pidió un vaso de leche de cabra.

-Soy Lia.

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07/06/2018, 20:38
Rurik

Rurik resopló, como si estuviese cansado y desvió la mirada hacia la chimenea, reflexivo.

-Y yo también, espero que salga bien.

Su mirada se volvió hacia Earwën y sonrió de esa forma tan suya, que la elfa conocía a la perfección, con clara intención de sacarle algun tipo de sonrisa a la chica con algún comentario picajoso:

-Si nos jugamos el pan a las cartas dormiremos en la calle.

Tras esbozar la sonrisa, volvió a su gesto habitual de malas pulgas. Levantó el mentón, para comprobar si el posadero le había escuchado (tal vez debió rugir más su comanda) y presto a volver a llamar su atención, llenó de aires sus pulmones y...una chica le interrumpió, haciéndole alzar una ceja,  con un gesto mitad sorpresa, mitad severo (aunque la balanza caía más hacia la sorpresa, ciertamente) muy descolocado.

-Em no! oye, bueno...

Titubeó, y sin acabar la frase, la chica de tez morena ya estaba sentada en la mesa.

-Haz lo que quieras, pero no te voy a invitar.

Rurik pasó su mano enguantada, con el puño cerrado, por la nariz, mientras emitió un resoplido, por lo bajo. El norteño recogió la pierna para dejar sitio a la joven.

-Rurik.

Se presentó sin mirar a sus interlocutoras. Claramente, los modales de un Heljarker eran dignos de un troll cavernario.

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09/06/2018, 18:03
Lia Davis

Lia ríe queda al oír el comentario del hombretón. Luego al camarero y cuándo éste está cerca le dice:

-Hey! Chico! ¿Quieres una moneda extra? Traenos lo pedido rápido y la tendrás. Y otra más será tuya si nos puedes decir algo que pueda ser de interés para tres aventureros. Saca dos monedas de plata y las sujeta con sendos dedos contra la mesa, a la vez que guiña un ojo a los otros íntegrantes de la mesa.

Mientras el camarero decide aceptar su oferta o no, la joven mira a Rurik y a la elfa. Al ver la cara de sorpresa del nórdico decide aprovechar el tirón y lanzándoles una propuesta.

¿Qué os parece si nos asociamos? Está claro que necesitáis un relaciones públicas; en este caso UNA: Yo. Ríe risueña Yo por mi parte necesito protección de los distintos males y seres malvados que abundan por el mundo

Lia espera la respuesta de sus dos interlocutores.

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09/06/2018, 20:52
Director

Entre toda la gente que disfrutaba de los servicios de la taberna, había un enano con malas pulgas, sentado en la mesa de la esquina con menos luz de todo el local, bebiendo cerveza como si fuese a morir aquel mismo día, jarras y jarras, la mesa fue llenándose de estas, el camarero no daba a basto, por ello, le costaba atender los aún educados pedidos de la reciente mesa de los aventureros que acababan de llegar.

Mientras tanto, en otro lugar de la taberna, una mujer atabiada en cuero y malla, estaba siendo importunada por un par de tipos malolientes y desarrapados.La mujer estaba apoyada en la barra, y los dos hombres, rodeaban a la mujer, uno a cada lado de esta.Uno de ellos parecía que intentaba vestir algo más elegante, pero era indiferente y patético a la par, pues se notaba como la suciedad abundaba su grasiento pelo y su roñosa piel.El otro, tenía unas pintas mas mundanas y humildes, e iba igual de sucio que su compañero.En general, ambos se mostraban desaliñados e indecorosos.Se acercaban e intentaban tocarla, pero esta en cada momento, se alejaba de sus manos y toqueteos, procurando no armar ningún jaleo, pero hasta los santos pierden la paciencia.

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09/06/2018, 20:52
Dwan

-¡Voy voy voy!- vociferó agobiado y estresado, recogiendo jarras, platos sin cesar y colocándolos en su bandeja de madera.Se acerca a la mesa de los aventureros y repasa el pedido mentalmente mientras que pasa un paño ligeramente húmeda por la superficie de la mesa, ensuciada por migas de diversa índole, algún que otro charquito de vete tú a saber qué mejunje, y demás suciedades varias.

-Veamos, una de leche de cabra, y un vino Robledano- dijo ambas bebidas, mirando en su justo momento a la persona que ordenó el brebaje correspondiente.Miró interesado a Lia tras aquella jugosa oferta, una moneda extra para él podría suponer comer un día más-.¿Ordenará algo la bella dama?- preguntó con prisas a la elfa, con ganas de irse a vaciar la bandeja que ya le hacía casi temblar su brazo.En su mente, aún iban y venían pensamientos varios, intentando pensar algún chisme que pudiese serle de utilidad a la mujer morena.

-Lo siento, no se me ocurre nada, pero creo que ahora mismo se encuentra enla taberna un tipo bastante peculiar, es asiduo, y suele saber bastante historias, quizá él te pueda ayudar...- te señala hacia una multitud de gente, que rodeaba a alguien al cual aún no podíais apreciar bien.

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09/06/2018, 21:12
Frey

-Vamos guapa...vente a mi choza, lo pasaremos bien...jejeje- casi le susurraba, tirándole su apestoso aliento.Faltaban dientes en su boca, y algunos de ellos estaban en estado de putrefacción.

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09/06/2018, 21:13
Silar

-No te arrepentirás, te haré gemir como la puta que eres....- su mano agarró antebrazo intentando forzarla para arrastrarla afuera.

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09/06/2018, 21:14
Varuna

Intentaba mantener las formas, pues Ishtar siempre la observaba.Aquellos dos maleantes no dejaban de atosigarla, a pesar de que su apariencia era intimidante, con su maza y escudo, pero aún así, sus curvas y atributos femeninos se marcaban en demasía, el cuero se ceñía a su piel, y sus cabellos castaños hipnotizaban a los más lujuriosos.Su mano agarraba un vaso de madera, el cual apretaba con tenacidad, intentando aguantar aquel mal momento, pero tocarla fue la gota de derramó el vaso.

Se levanto del taburete y estampó con total ferocidad aquel recipiente de madera en el cráneo de Silar mientras le gritaba...

-¡¡Os advertí de que no me tocaseis!!- los fragmentos de madera salieron disparados, y algunos se quedaron incrustados en el cráneo del bandido.El otro desenfundó su daga y dejó su punta pegada al cuello de la clérigo.Esta se dio la vuelta lentamente y se quedó con sus brazos en alto, mirándole desafiante.

-No queréis hacerlo....- su comisura se estiró, dibujando una sonrisa burlona, y en el momento menos esperado, sus brazos actuaron, agarrando el escuálido brazo de Frey, y plegándolo hacia adentro, dirigiendo aquella daga ahora hacia su hombro, la cual se clavó ligeramente, provocando un quejido de dolor mientras borbotaba sangre que empapaba sus andrajosos vestidos.

-Idos ya...si deseáis vivir....- su voz sonó amenazadora y letal.Era una clérigo muy temperamental, sus ideales de justicia era estrictos y férreos, y por ello siempre tuvo algún que otro problema con sus votos.Frey, agarrándose el hombro herido con una de sus manos, miró amedrentado a la mujer, agarró a su compañero semi-inconsciente, y salieron dando tumbos del local.

La clérigo, volvió a sentarse, para intentar calmarse y pedir otra ronda.

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09/06/2018, 21:24
Earwën

 - No sería la primera vez que dormimos en la calle, que poca confianza tienes en mi..

Pero una mujer se sienta en la mesa con ellos y les interrumpe, no pone buena cara, parece que no le gusta la compañia, es más.. echa mano a la daga por si acaso, atenta a sus intenciones. No habla nada delante de ella, como si fuera muda, solo la mira y tambien alrededor, quizás haya venido con más gente y estén esperando el momento para atacarles. Está alerta.

- Eärwen

Mira a Rurik cuando la chica le hace la propuesta, la ve que no se fia de ella, no le gusta la gente que se coge tales confianzas con desconocidos, son gente que tienen algún interés y no suele ser bueno. Pero no dice nada, deja que sea él quien tome la decisión.

- Vino por favor

Respondió al camarero, pero sin mirarle

- Y algo de carne

Aprovechó, parece que iba a pagar la mujer y ella tenía hambre. Pero su atención se desvió hacia las voces que se oían. Ahora había captado toda su atención la pelea, estaba preparada para ayudar a la mujer, pero parece que se las sabía apañar bien sola.

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10/06/2018, 02:49
Rurik

La mirada de desinterés de Rurik desapareció para dejar paso a que sus ojos glaucos se abrieran como platos al ver como la joven de piel morena sacaba unas monedas de plata y convencía al mozo de que sirviera rápido. Si tenía monedas para controlar así a la gente, seguro que tendría plata como para pagar bien. Ella recibió una media sonrisa de parte del norteño cuando le guiñó el ojo.

Rurik se atusó la barba, pensativo, ante la propuesta de la dama. Su mirada iba y venía, de Earwën a Lia. Pero el mozo llegó con lo pedido y les interrumpió.

-¡Cuidado, patán!

Gruñó, apartándose levemente de la mesa donde estaba apoyado, para evitar un más que posible accidente y acabara con toda la viña de Robleda sobre los calzones. Tomó el vaso y le dió un buen tiento, para aclararse las ideas, mientras se limpiaba los morros con el antebrazo.

Justo cuando iba a contestar a Lia, oyó una riña de bar, típica en ambientes donde la embriaguez, el acero y el mal humor se mezclaban. Miró atentamente hacia la acción y metió mano al acero, no vaya a ser que un sablazo con malas intenciones errara en su objetivo y fuera a parar a la mesa. Sin embargo una santurrona a la que unos parroquianos molestaban, sacó las uñas y destrozó a los bastardos , acabando con toda zarandaja, con sangre e insultos de por medio.

Ante aquella exhibición de fuerza, Rurik se volvió a Lia.

-Vale. Seremos un equipo.

Confirmó al fin, antes de que la joven se fijara en la clériga y quisiera una socia diferente, pues eso era una oportunidad perdida, pensó el del norte.

Bebió otro trago de vino y miró a su compañera elfa, y casi sintió que su mirada clamaba por una explicación.

-Tiene razón. No sabemos hablarle a la gente, tú casi no hablas y yo caigo mal a todo el mundo inexplicablemente. Lo nuestro es el combate. Deberíamos hablar con ese tipo, el parroquiano de las historias. Las mejores las cuenta los borrachos y las rameras.

Dió un nuevo trago y golpeó la mesa con el vaso, que ya había agotado.

-Patán, llénala.

Le dijo al mozo.

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10/06/2018, 18:26
Dwan

Dwan escucha por fin, la última parte del pedido y marcha rápidamente tras la barra, dónde deja la bandeja repleta de jarras y platos vacíos, y se dispone a llenar nuevas jarras tanto de vino como cerveza, algo de pan, queso, carnes rojas bien hechas y cecina de centauro.A los pocos minutos, sale de nuevo de la barra, repartiendo sin cesar pedidos.Llega a la mesa de los aventureros y sirve a la elfa lo que pidió.Un trozo de carne jugoso y humeante.Aún se podía escuchar como chisporroteaba su jugosa grasa sobre el plato de cerámica aún ardiendo.Deja el vino y otra jarra, la cual usa para rellenar el vaso de aquel bárbaro con malas pulgas, poniendo mala cara.

-No soy Patán señor, me llamo Dwan, debería mostrar algo de respeto hacia sus semejantes..- se podía percibir el nerviosismo en su rostro, su mirada mostraba miedo pero valentía, y su voz expresaba desaprobación y enfado.Una vez le sirve, deja la jarra en la mesa de estos, y se va a otra mesa, no muy lejos, a seguir sirviendo.

 

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10/06/2018, 18:40
Director

De pronto, el jaleo de la taberna disminuyó varios puntos, la ente se comenzaba a arremolinar más y más, alrededor de un hombre anciano pero fornido.Portaba unos ropajes nobles pero ya gastados, de color grisáceo.Su torso superior estaba cubierto por una capa de un color gris más claro.El hombre ya estaba entrado en años, su cuerpo cabelludo blanquinoso había vivido mejores tiempos y más frondosidad, aunque su barba parecía seguir siendo igual de fuerte pero blanca como la nieve.

Las arrugas de su rostro hacían juego con las cicatrices, los rasgos severos y rectos que lo formaban.Por último, lo que más llamaba la atención, era su ojo azul, tan intenso como el cielo más perfecto, aún se podía ver como brillaba con una fuerza digna del más valeroso caballero, y lo más perturbador, era el parche gris oscuro hecho con un trozo de tela arrancado de vete tú a saber qué prenda, que cruzaba su rostro, tapando lo que seguramente sería una concavidad carnosa bastante fea de ver.El hombre estaba sentado solo, en una mesa.En una de sus manos sostenía un vaso hecho de cuerno, del cual bebía generosamente de vez en cuando, lo que provocaba que parte del brebaje resbalase por sus barbas albinas.

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10/06/2018, 18:44
¿?

Su ojo azul, recorría el rostro de todos los presentes.Algunos le miraban con desconfianza, otros con admiración, miedo, sorpresa, pero en general lo que se respiraba era una total expectación sobre lo que diría esa vez.

Si los aventureros lograban acercarse, podrían verle en el centro de aquel grupo de gente, que a veces cuchicheaban, preguntándose unos a otros, quien sería aquel hombre, qué hacía allí, y los más veteranos del lugar, sonreían satisfechos, y otros de ellos respondían orgullosos, como si no fuese la primera vez que lo veían y escuchaban...

Ya está aquí de nuevo, esa leyenda, para inspirar a los corazones más perdidos

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11/06/2018, 00:29
Earwën

Miraba a Rurik con los ojos muy abiertos cuando acepta que la chica se una al grupo, y ni la pregunta!!! Pero se empieza a justificar, aunque eso no la convence, pero él sabrá, él es el que manda, pero a ella no le ha hecho ni pizca de gracia.

En cuanto el camarero le sirve, coge la comida y empieza a comer, sin ofrecer a nadie, coge un buen trozo de pan mientras se come la carne, se la ve hambrienta, aunque les mira de reojo. Luego coge la jarra y le da un buen trago. Pero de repente ve como toda la atenión de la sala se centra en un hombre. Mira desde su sitio y toca el brazo de Rurik para que mire hacia alli.

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11/06/2018, 17:33
Ridgern Cabezayunque

Iba por la octava jarra de cerveza, ¿o era ya la novena?, cuando un bastardo tuerto entró en el local, haciendo que todos se callasen. Ridgern supuso que era un cuentacuentos, o tal vez un juglar. Animado por la posibilidad de una historia, tomó otra jarra de cerveza aprovechando que su dueño se encontraba distraído, y se acercó al viejo.

No perdió de vista a la joven que acababa de partir un vaso en la cara de un desgraciado, no quería terminar la noche sacándose astillas de madera de la cabeza. Tampoco le daba mucha confianza el peludo que se sentaba con dos mujeres un poco más allá, parecía rudo y malhumorado, y a Ridgern le caía mal la gente más ruda y malhumorada que él.

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11/06/2018, 17:42
Lia Davis

Mientras esperaba a que el camarero les trajera el pedido y sus compañeros de mesa se decidieran, Lia se dedicó a echar un vistazo por la estancia y se fijó en la mujer de la barra y los dos hombres desagradables que la estaban importunando. Vio con asombro como se deshacía de los dos pervertidos y sonrió.

Cuando se iba a levantar para ir a hablar con ella, Rurik aceptó su oferta. Desvió la mirada hacia él y río alegre.

¡Ay! ¡Qué bien! ¡Qué majos sois! Normalmente me mandan a paseo. -Dijo en un tono quizá demasiado infantiloide

En ese momento llegó el camarero y tras servirles las bebidas y la carne para la elfa, Lia le dejó una de las monedas en la bandeja. La otra moneda se la guardó con rapidez en uno de sus bolsillos vacíos.

Gracias Dwan. Le dice sonriendo. Esto por los servicios y la rapidez. Y disculpa los modales de mi compañero, no lo hace con mala intención. Por cierto, ¿Sabes quién es la mujer de la barra?

 

Al notar que el ruido de la taberna ha disminuido de golpe, levanta ambas cejas con sorpresa y busca la causa de la quietud. Un hombre de un solo ojo ha carraspeado y todos se han dirigido a él. Ese debe ser el hombre al que se refería Dwan. Pensó Lia a la vez que miraba a sus compañeros.

Vamos a acercarnos, mejor enterarnos de primera mano de las historias que pueda contar. Earwën -A pesar de ser humana y de no llegar a los 20 años, su pronunciación del nombre de la elfa es casi perfecto- seguro que puedes llevarte una pata del asado contigo. - Dice sonriendo al ver como ha cogido la carne con intención de comerse el gorrino ella sola.

A la vez que se acercaba al grupo congregado alrededor del viejo tuerto, no perdía de vista a la mujer de la barra

 

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11/06/2018, 21:16
Rurik

Rurik emitió un gruñido leve y cogió el vaso de forma brusca, con prisa, como un anuncio al joven de "Si me hablas asi te arrepentirás" luego se mojó el gaznate de nuevo en el granate manjar.

-No es cierto. Es con mala intención.

Gruñó por lo bajini, mientras se inclinaba en el respaldo de la silla y volvía a estirar el pie, descansando el brazo zurdo sobre la rodilla, acomodándose sin mucho glamour.

-Bueno, haremos equipo, pero aquí mando yo ¿eh?

Se tocó el robusto pecho con el dedo pulgar, mientras sus ojos iban y venían hacia las dos muchachas, con clara intención de que se lo grabaran en la mollera. Rurik gustaba de marcar el territorio, aunque al final Earwën también iba por su cuenta...pero le gustaba creer que mandaba, aunque solo sea para autoconvencerse.

El norteño volvió la mirada hacia la puerta cuando un hombre anciano con un ojo entró en el local. Pese a que era viejo, se intuía que de joven tuvo el porte de un buen batallador. Supuso que tenía buenas historias por contar. Se sirvió otra jarra y le dió un buen trago al vino.

-Bah, yo también tengo buenas historias y no voy por ahí contándolas. Tal vez algún día te cuente, joven Lía, como mi lanza, ésta que ves aquí, atravesó la piel pétrea de un reptil que convertía en piedra a los idiotas que osaban entrar en su guarida a por su tesoro.

Hizo un gesto con la mano, para que fueran a verlo, si gustaban.

-Yo lo oigo bien desde aquí. Además, dudo que tenga una historia mejor que la mía.

Musitó, orgulloso. Se fijó en que había un enano que bebía en la barra, sentía cierta simpatía por los de su raza, no en vano, fueron aliados de los Heljarken en el pasado. Pero lo pasado, pasado está. No hay casi norteños en el continente y los enanos están a sus cosas. Si hubo una amistad, ya no la había. Lo único que les unía era el gusto por la bebida y la batalla.