Partida Rol por web

En el barrio de los mercaderes, en la calle de la cuchillería, Belistar esta especialmente interesado en encontrar una fragua en particular. La de la familia Vulksenn. Con la ayuda de Jace (ya que los carteles están escritos en Arkés) no tardan mucho en encontrarlo.

Cuando entran descubren una fragua vieja, gastada, con las paredes completamente llenas de hollín. En su interior, un fornido anciano golpea con fuerza una ancha hoja al rojo vivo mientras sus dos aprendices miran con detalle cada golpe del maestro al tiempo que avivan el fuego con sendos fuelles. 

Para aquellos con ojo critico para estos menesteres, es evidente que el anciano es un verdadero maestro en lo que a forja se refiere. Los golpes son certeros y diestros, biselando sin esfuerzo el acero bajo su martillo. En el poco tiempo que lleváis viéndolo trabajar la larga barra de acero sin forma se va transformando en un gran mandoble.

Cuando vuestros ojos se hacen a la oscuridad del local os fijáis en las armas y armaduras que hay colgadas por las paredes. Espadas, hachas, escudos, cotas de malla, placas... todo tipo de apeos de guerra pueden encontrarse en el local. Las más numerosas son por supuesto el hacha y la espada norteña, pero parece que el maestro moldea el metal a su voluntad. Curiosas son también las dos armas que parecen presidir la pared principal: Un hacha y una espada con extrañas runas y un brillo antinatural.

Cuando el acero empieza a enfriarse el anciano levanta la mirada y vuelve a meter la hoja en el carbón, para acercarse a vosotros seguidamente. El fortachón solo habla Arkés, pero Jace se ofrece a traducir la conversación para que podáis entenderos.

- ¡Bienvenidos a mi fragua! Soy Mimir Vulksenn -y sin dar tiempo a que le respondáis escupe a un lado y se limpia con el antebrazo la boca llena de hollín- ¿Que venís a buscar?

- Buenos días, Mimir. Mi nombre es Nex y estaba buscando algún tipo de atuendo que pueda llevar debajo de mi toga, por si las cosas se complican en el campo de batalla. Desearía algo ligero pero que me pudiera cubrir de algunos golpes.

- ¡Llamame Vulksenn! -el herrero echa un vistazo a las ropas andrajosas que lleva Nex- ¿Por debajo de esos harapos?... hmmm si me los dejas un día puedo hacer que un aprendiz te los refuerce de manera que sea fácil de llevar. Ni lo notarás, pero espadas y hachas tardarán más en morder tu piel, ¡Eso sin dudarlo!

Buen herrero, dice Rolan con respeto, ¿Qué precio tendría eso? dice señalando tanto a los ropajes de Nex y los suyos propios

 Que interesante, jamás me imaginé llevando una armadura. Pero después de lo ocurrido en nuestra última aventura, creo que tienes razón Nex. No nos vendría mal regorzarnos bajo nuestros ropajes.

Valgueras mira al Herrero

Yo también necesitaré uno de esos señor. Valgueras se lleva las manos a las gafas inspeccionando las creaciones del herrero. La verdad que pensándolo mejor. No me vendría nada mal un arma de filo pequeña y fácil de manejar. ¿Tienes por ahí un puñal bien afilado para unas manos inexpertas como las mías? Pregunta esbozando una sonrisa vergonzosa.

Kashim observa entusiasmado como el herrero golpea ritmicamente el metal, emitiendo la melodiosa canción de la forja. Una pequeña sonrisa se le dibuja en el rotro. Cuando el Herrero hace su introducción, Kashim se apresura a mostrar sus respetos con una reverencia y el saludo tradicional Kushitaní.

- Mis respetos. Me llamo Kashim Iven Faráh, y es un honor conocer a un herrero con tal maestría en estos lugares tan inhospitos. Con la tempratura de este sitio me vuelvo a sentir como en casa. Veo que aquí sois grandes trabajadores del frío metal. ¿Usais algún tipo de añadido alquímico a la forja en estos climas para mejorar la limpieza del Hierro, como cal?  En mi pais usar madera de Cok para mejorar resistencia de Hierro y dar gran resultado.

kashim trata de mostrar interés y respeto hacia el herrero con los brazos abierto y palamas extendidas mientras habla. Sabe que seguramente lo usen, pues es un compuesto crucial para limpiar el nivel de impurezas del hierro, pero con esto trata de mostrar que también es ducho en el conocimeinto de la forja y ganarse la simpatía del fornido trabajador.

Por primera vez en varias semanas parece que Kashim está interesado en algo, y en su rostro se imprime este júbilo.

Vulksenn mira con extrañeza al Enneo. Lo mira de arriba hasta abajo, sorprendido de que alguien de tan al sur se encuentre tan al norte. Tras pensar un momento la respuesta, ya que un maestro no suelta prenda de forma tan sencilla, responde:

- En mi forja no se usa la madera para las impurezas del acero. Usamos acero de crisol.

- Trato hecho, Vulksenn. Dejaré mi toga para que la refuerces.

Kashim sonrie ante el fornido herrero por su contestación.

-¿Acero de Crisol?...ahaaa.... Ser muy interesante lo que contarme. Imaginao que en mi tierra no estar tan avanzado como aquí en el arte de la forja, o al menos yo no trabajado anteriormente con metales tan puros. Mis disculpas si haber ofendido por mi comentario- Kashim realiza una pequeña reverencia en forma de respeto y disculpa ante el maestro herrero. Tras una pequeña pausa de silencio, en la cual observa con dedicación el trabajo que está realizando Vulksenn, inicia una nueva conversación.

-Maestro herrero, si disculpas, me gusto de haceros una consulta. Durante nuestros viaje, hemos hayado  materiales que mi corto conocimientos no me permiten conocer. Por favor, ¿ser amable y observar lo?

kashim se descuelga su mochila y saca una de las placas de metal que arrancaron de la bestia en lo alto de las montañas y la extiende hacia el maestro herrero.

El herrero coge la placa de metal con cierto escepticismo, no sabéis bien por que. Coge un cepillo con cerdas de metal y rasca con fuerza la placa. Al ver que nada ocurre, mete el metal a calentar en la fragua durante unos segundos, lo saca y vuelve a rascar con el cepillo. Nada ocurre. Coge el metal con la pinza y los cuelga de un gancho del techo. Coge un martillo pequeño y le da un golpe en una esquina. El metal resuena por el local.

- No sabía si estabas intentando timarme... pero no. Parece que es de verdad Acero Negro. Supongo que ya lo sabrás, pero es un metal extremadamente raro. Yo podría darle muy buen uso, si es que queréis venderlo. Puedo cincuenta monedas de oro por kilo.

Valgueras habla justo despues de Nex y dice:

-Nuestras togas, ¿Verdad Nex?. Disculpa Vulksenn, mi compañero es duro de oidos.

Valgueras mira a Nex con rabia. Siente como si para Nex, el no existiera, "¿Que pasa Nex? ¿Aun no soy digno de andar con vosotros?"

Saludos, soy Belistar. Un antiguo cliente, Tanaka Rishin, nos recomendó la manufactura de su familia. ¿Se acuerda de él? Quizás tratara con alguien mas mayor que usted...

kashim observa el metal que sujeta Vulksenn mientras entrecruza los dedos y se mesa la barba con aire dubitativa y mirada pensativa.

Acero negro ser un metal excepcional, pero yo no tener maestría ni conocimiento como tú para trabajarlo...y tú ser gran maestro herrero. Yo proponer trato a ti.

- Tú ejercer de gran maestro hérreo y yo trabajar de pupilo para ti durante mi estancia en esta ciudad. Yo saber manejar el martillo y la fragua, y estar dispuesto a pagarte el precio que consideres por trabajar para ti. A cambio pedir que me instruyas en el arte de la fragua nórdica y hacer de mi mejor herero, incluso yo poder ayudarte a forjar este acero negro y crear grandes equipo  con ello. Tomar tu tiempo si necesita para pensar en mi proposta...

Cuando Kashim se ofrece a trabajar el la forja incluso pagando Vulksenn estaba a punto de responderle de malas maneras cuando escucha el nombre de Tanaka Raishin. El herrero, que hasta ahora pensaba que estaba tratando con un vulgar grupo de aventureros se da cuenta de que no son simples mercenarios. Su mirada y su actitud cambian. La bravuconería con la que estaba hablando hasta ahora desaparece y levanta lentamente las manos del yunque en el que estaba apoyado para responderos.

- Tanaka Raishin-dono murió hace siglos. Bjorn Vulksenn fue su amigo y libraron innumerables batallas juntos. Dio a nuestra familia un regalo inigualable... -se queda un momento pensativo mirando a Kashim- Veamos que queréis comprar y luego hablaremos de trabajar en la forja ¿De acuerdo? ¿De qué conocéis a Raishin-dono?

Nex se extraña al escuchar a Valgueras y su comentario le irrita un poco: "¿Es que no sabes hacer nada solo?".

- Claro, nuestras togas - saca 3 monedas de oro de su faltriquera y las deja en el mostrador.

El hechicero le entrega su toga al aprendiz de Vulksenn y se va por la puerta.

Varamyr presencia desde atrás cómo se va desarrollando la escena, dejando que el resto hable primero, mientras absorbe ávidamente todos los detalles de aquel interesante lugar, y se fija en cómo va reaccionando el herrero ante los comentarios de cada uno y el cambio de actitud tras hablar con Belistar. Desde luego, este sitio le resultaba mucho más interesante y útil para él que la tienda de Davidoff, si bien el hombre había tenido el detalle de darle esa valiosa información sobre la daga y el polvo.

Su turno para acercarse al herrero estaba próximo. 

Seguro que puedo conseguir un trato interesante aquí, para mejorar mi armadura con ese acero negro, o conseguir una nueva... Y una nueva katana. No veo ninguna por aquí, pero estoy seguro de que el herrero será capaz... y más cuando le enseñe el saquito.

Cuando hubo quedado Vulksenn libre de los incordios del resto, Varamyr se acercó a él. Por una vez, decidió ser un poco más gentil que de costumbre:

Maese Vulksenn, mi nombre es Varamyr (dice mientras inclina ligeramente la cabeza en señal de saludo). Mientras mis peculiares compañeros de viaje hablaban con vos, he podido deleitarme observando las maravillas que por todo este lugar tiene dispuestas. Desde luego, son obras de una manufactura exquisita, de la que muy pocos son capaces. Mas he reparado en que entre esta vasta colección de armas, no hay  katana alguna. Como ve (hace un gesto para mostrar la empuñadura de la suya), la katana es mi arma predilecta y me preguntaba si sería capaz también de fabricar una katana con la misma excelencia, pues ya sabe del carácter tan diferente que poseen, comparado con el de los brutos mandobles y hachas... -describiendo con el brazo un pequeño arco para señalar las armas a la vista en la fragua y mostrando un gesto de leve preocupación en la cara. Varamyr deja un segundo de pausa, pero continúa antes de que el maestro armero pudiera replicar a su pulla. 
En ese caso, -retoma con un punto de entusiasmo en la voz - me gustaría encargarle la fabricación de tal arma no sólo por sus más que evidentes habilidades con la forja y el martillo, sino porque he oído que es vos, Maese Vulksenn, el  único de por aquí que sabe cómo utilizar ésto -Varamyr saca entonces el saquito con los polvos de Pico de Luna, permitiendo que Vulksenn lo vea claramente. ¿Qué sería capaz de lograr usando Pico de Luna? - dice con una media sonrisa mientras mira atento al armero.

Oh! y casi lo olvidaba. He aquí otra de estas maravillosas piezas (coloca entonces sobre la mesa otra placa de la escama que Varamyr también recogió de la quimera, haciendo un ligero ruido metálico) de Acero Negro. ¿Cree que podría emplearla para remozar y mejorar la calidad de este viejo Kozan-do que porto? ¿o tal vez sea más provechoso emplearla en la manufactura de uno nuevo? 
Doy por sentado que sus honorarios no serán los de cualquier maestrucho de cuchillos... si bien estoy seguro de que podremos alcanzar un acuerdo que nos satisfaga a vos, a mi y a mis compañeros de aventuras... y de bolsillo. - dice sonriendo a  Vulksenn esperando sus respuestas.

Vulksenn, que ya estaba sorprendido con la mera mención de un amigo de sus antepasados, abre los ojos como platos al ver la bolsita con una cantidad de Pico de Luna que jamás había visto junta. Con un gesto claro, pide permiso a Varamyr para cogerla y echarle un vistazo de cerca. Cuando coge la bolsa, el enorme hombre adquiere una postura poco propia de un fortachón como él, tratando la sustancia con el mayor cuidado del mundo entre sus dedos como morcillas, con una delicadeza propia de una dama de palacio en el cuerpo de un elefante de abisinia.

- Sois sin duda un grupo peculiar... ¿De donde cojones habéis sacado esto? -cierra con cuidado el saco y lo entrega a Varamyr- bueno, es igual... casi prefiero no saberlo. Veo que portas una katana, si. Los adornos serán distintos y la hoja no estará hecha del mismo modo que lo hacen en Varja, doblando el metal para quitar impurezas. Para usar el Pico de Luna... he de usar Elektra. Elektra es un metal extremadamente raro. Nadie más en los Yermos Gélidos sabe como encontrarlo ni como tratarlo. Tenéis suficiente Pico de Luna para realizar dos armas. Una con más poder que la otra, pero las dos os resultarán enormemente útiles. Necesito al menos una semana para forjar cada una, esto no es trabajo para aprendices. Costarán siete mil monedas de oro y cinco mil monedas de oro, doce mil monedas de oro en total -los aprendices, que estaban con la oreja pegada a la conversación mientras trabajaban sus propias piezas tienen que sujetarse las mandíbulas al oír el precio de las dos espadas. Vulksenn, al ver que han parado de trabajar, les increpa para que vuelvan al trabajo. Las palabras exactas no las traduce Jace- Si aceptáis el precio, este -mirando a Kashim- vendrá a ayudarme estas dos semanas y tal vez pueda aprender algo. Lamento decirte que una placa de esas dimensiones no es suficiente para reforzar tu armadura. Necesitaría al menos dos.