Partida Rol por web

El Regente de Jade I: El Legado de Muro de Salmuera.

Varisia: Punta Arena: Posada del Dragón Oxidado.

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21/05/2017, 20:48
Tradición Ancestral.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO:

Notas de juego

- Escena narrativa.

- Si se necesita, puede ser atemporal.

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21/05/2017, 20:55
CALENDARIO.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

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21/05/2017, 20:58
Punta Arena: Bethana Corwin.

Tras varios días de ausencia en que todo ha caído sobre los enjutos hombres de la vieja Mediana, Bethana Corwin, la dama Ameiko Kaijitsu regresa a su posada desde la mansión de sus padres, un lugar que le da escalofríos, pero al que regresó durante unos días por una buena razón: su biblioteca.

Ameiko llega cansada y ojerosa, pero son una sonrisa en los labios y un hermoso abanico en la mano.

Notas de juego

// Entra en escena: Ameiko Kaijitsu. - Procede de: Pueblo de Punta Arena.

NOTA: Quien quiera estar ya en la posada cuando entra Ameiko o desee entrar después, debe indicarlo mediante un post, si no se entiende que está en el pueblo o en otro lugar.

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22/05/2017, 23:47
Sandru Vhiski.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

A pesar de que Sandru frecuentaba a menudo el Dragón Oxidado, realmente no vivía allí. Se servía de descansar en uno de los campamentos varisios que rodeaban Punta Arena, como sus antepasados lo habían hecho a lo largo de los siglos. Dormir al raso o bajo tu carromato daba una sensación de libertad que no podría igualar nunca la aparente seguridad de estar encerrado entre cuatro paredes.

Eso no quita que gustara de aliviar su sed en la mejor taberna del pueblo, y pronto se enteró por Bethana Corwin, mientras pedía una cerveza bien fría, que Ameiko se había encerrado en casa de sus padres.

- Parece que consultar legajos es algo importante. Espero que se dé cuenta de que esa caja que dice que es de su tierra es un engaño de los habitantes de los planos inferiores... - Apuró el contenido de su jarra mientras pedía otra.

Sólo tardó la mañana del primer día tras su regreso del Pantano en apagar su sed, y después comenzó con las gestiones de los fondos de los que disponía en orden de reflotar su negocio. No era ni por asomo suficiente, pero al menos era un comienzo. Tras hacer cuentas, le daba vueltas a la idea de esos tesoros que supuestamente aguardaban en los barcos encallados. Fantaseaba por un rato, para acabar sacudiendo la cabeza desesperado, ya que recuerdos de su vida como aventurero habían despertado poco después de la incursión al Pantano. Y la mayoría no eran nada agradables.

- A lo mejor Ameiko se replantea todo esto, y podemos volver a al normalidad... - Luego recordaba que dentro de esa normalidad no era patrón actualmente de ninguna caravana, y el ciclo volvía a repetirse.

Por fin el jovencito varisio que tenía apostado cerca de la mansión Kaijitsu demostró que valía la plata diaria que Sandru le pagaba. Tras informarle de que Ameiko había salido de su hogar al fin, y se dirigía a su negocio, Sandru le pagó otra plata para que diera aviso a Koya, la cual estaba cuidando de Kelsier, a los Dalmuvian y a su sobrino para que se reunieran con él allí. Supuso que el bárbaro se encontraría donde le dejó: Combatiendo su sed en la taberna. Serveris seguía echando un ojo a la taberna y el viejo Hattori no estaría muy lejos de su señora. Sandru se recordó mentalmente el tener un ojo puesto sobre Hattori. El anodino viejo había hecho gala de una serie de acciones afortunadas, ¿o quizás era más de lo que aparentaba? El varisio se prometió estar atento. En cuanto a Shalelu, sólo Desna sabía dónde se hallaría en estos momentos.

Sandru preparó sus cosas en menos que canta un gallo, y se dirigió al Dragón Oxidado. Era tiempo de dirimir ciertas cuestiones. La nota positiva era que el infame sabueso aullador no había hecho su aparición... aún.

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23/05/2017, 03:42
Serveris.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Galopo a gran velocidad sobre el lomo de Roiyaru, alejándome de la vieja granja de mi padre. Mi expresión es seria, adusta, pues llevo la carga de haberle dicho adiós definitivamente cuando no eran esas las palabras que él deseaba escuchar. Le dije adiós, le dije que me iba, que sería el yojimbo de la Dama Ameiko y que forjaría una leyenda de honor y deber. Le dije que sería un samurai, como mi abuelo antes que mí y mis ancestros. Le dije que lucharía con valor y que le demostraría la grandeza que puedo alcanzar. Le dije que le amo y lo dejé atrás, entre su bebida y sus gritos en mi contra.

 - "¡Jamás serás alguien importante! ¡Jamás te recordarán ni serás útil! ¡Pudiste haber tenido un futuro y una tierra que labrar, pero morirás solo en un pantano y solo las ratas recordarán tus huesos para roerlos hasta que sean polvo! ¡Eres un imbécil y no eres mi hijo!"

Sus palabras me golpearon con fuerza, quizás con más fuerza de la que jamás volverán a golpearme. Una lágrima se desliza por mi rostro y rápidamente se la lleva el viento.

El Dragón Oxidado está frente a mí. Lo dejé cuando la Dama Ameiko volvió del pantano y supe que hay posibilidades de que encontrase parte de su legado familiar. Mi propia sangre se derramó en esos naufragios y la historia de mis ancestros está oculta junto con los de ella. Debo acompañarla a encontrar lo que se oculta en ese pantano y ya no puedo volver atrás.

Dejo a Roiyaru atado cerca del bebedero, con sus alforjas llenas con todas las cosas que tengo de valor, todas mis posesiones. Entro en la posada, pero esta vez lo hago portando mi armadura de samurai y tanto mi katana como mi wakizashi al cinto, al lado izquierdo, como me enseñó mi madre. Hoy entro en la posada y ya no soy el niño mestizo que pertenece a ningún lado, el jovencito indeciso hijo de un granjero. Hoy entro en la posada pero, desde ahora y para siempre, soy un samurai.

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23/05/2017, 09:37
Vankor Dalmuvian.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Estaba contento. O al menos era lo que parecía si uno se fijaba en la sonrisa bobalicona de Vankor mientras miraba sin verlo el árbol contra el que había estado entrenando. Su mente volaba una y otra vez a las ocasiones en las que su puño se había encontrado con la cara o cuerpo de un goblin y su sonrisa crecía y crecía. Había sido afortunado y pese a las heridas, lo único que podía velar su felicidad, Koya lo había sanado.

En lo alto, un halcón chilló rompiendo su ensoñamiento y devolviéndolo a la realidad. No había caravana que cuidar ni trabajos especiales que hacer razón por la cual se había centrado en maltratar aquel pobre tronco. Tanto él como su hermano habían dormido en la casa que en su día perteneciera a sus padres y ambos habían estado discutiendo acerca de lo que sería de ellos y de su futuro durante buena parte de la noche sin llegar a ninguna conclusión.

Se acercó al río y tras desnudarse, se sumergió en sus aguas. Braceó enérgicamente unos pocos minutos y luego, acercándose a la orilla, tomó de una piedra la pieza de jabón que siempre tenían allí. Se frotó con fuerza y una vez limpio, salió del río y se encaminó a la casa como su madre lo había parido. Se vistió con rapidez y decidió dirigirse a la posada del Dragón Oxidado. Quería hablar con Sandru y si en algún sitio podía encontrarlo, allí sería.

El sol apenas se había movido en el cielo cuando empujó la puerta de la posada, percatándose a un tiempo de que el caballo de Serveris estaba junto al abrevadero. Entró y hubo de aguardar unos segundos a que sus ojos se habituaran a la luz del interior para distinguir rostros y figuras.

-Hola Serveris -dijo acercándose a este-. ¿Qué tal estás? -algo en el rostro del joven le resultó un tanto perturbador-. ¿Te encuentras bien? No tienes buena cara. 

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23/05/2017, 10:47
Giorgino Vhiski.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

El día anterior Giorgino había llegado a casa relativamente temprano y para sopresa de su madre lo hizo con una cara larga y metiéndose directamente en su habitación. Petunia acababa de decirle que tenía intención de casarse con otro y no era capaz de digerirlo, en aquellos momentos se sentía el más desgraciado sobre la faz del planeta y la alegría por la victoria contra los goblins y su participación con el grupo de su tío había desaparecido por completo.
A la mañana siguiente se levantó a ayudar a su madre, aunque no tenía ganas, en realidad nunca tenía ganas de trabajar en el campo, pero esa vez menos que nunca. Su madre, o bien porque intuía lo que había pasado con ese sexto sentido del que a veces hacen gala las madres, o bien porque pensaba que había pasado algo con Sandru y el grupo y que Giorgino no volvería a ir con ellos, no intentó sonsacarle nada.
El muchacho trabajó sin prestar mucha atención a lo que hacía hasta que un muchacho, que trabajaba para su tío, llegó para darle aviso de que debía reunirse con él en el Dragón Oxidado. Lo que en cualquier otra ocasión hubiera sido motivo de alegría y regocijo fue recibido con indiferencia por el muchacho, incluso una parte de él no quería acudir a la cita. Finalmente dejó lo que estaba haciendo y se dirigió al pueblo perdido en sus pensamientos.
Fuera de la posada encontró el caballo de Serveris y se acercó despacio para acariciarlo.

-Hola Roiyaru bonito. ¿Que tal estás? Tu no pareces triste como yo ¿A que no? Claro para un caballo es más fácil. Ojalá yo también fuera un caballo...

Tras acariciarlo un poco y compartir sentimientos entre ambos Giorgino entró en la posada, a un ritmo pausado, lejos del ímpetu habitual con el que solía hacerlo. Serveris y su primo Vankor se encontraban cerca de la puerta.

-Hola primo Vankor, hola Serveris.

Los saludó sin entusiasmo y por supuesto no se dio cuenta de lo que podía estar pasando Serveris en aquellos momentos, tan solo siguió andando hacia la barra. Ahora ya era un hombre y además tenía su propio dinero, podía beber lo que quisiera sin tener que esperar el permiso de nadie.

-Bethana, dame una cerveza, por favor.

Esperó a que se la sirvieran, cogió la jarra y se dirigió a la mesa donde se había sentado su tío. Posó la jarra en ella y luego se dejó caer sobre una silla frente a Sandru.

-Hola tío Sandru...

Saludó sin ninguna chispa o alegría y se quedó mirando la cerveza fijamente. Sabía que las penas se digerían mejor con alcohol y aunque no imaginaba como eso podría ayudarlo supuso que si todos hacían eso sería porque era verdad. Quizás eso le ayudaría a reponerse de lo de Petunia.

¿Reponerme? No me voy a recuperar nunca, es el amor de mi vida... Y lo peor... ¡Lo peor no soy yo! ¿Como se lo digo al resto? Todos le tenían mucho cariño y estaban muy ilusionados con ella, les voy a partir el corazon a todos... Y no quiero hacerlo, no quiero que sufran tanto como yo.

Siguió mirando la cerveza y decidió que no era momento de hablar de Petunia, además prefería hacerlo cuando estuvieran todos o casi todos, no le entusiasmaba la idea de tener que repetirlo. Pero allí sentado solo con su tío Sandru y mirando la cerveza sus oscuros pensamientos le llevaron a otro tema.

-Tío Sandru.
-Dijo bastante serio.- ¿Como murió papá? Nunca me lo habéis contado. La gente dice que tuvo un accidente de carro y que estaba borracho cuando pasó.

Ya se consideraba un adulto y quería saber como había terminado su padre y porqué nadie parecía dispuesto a hablar del tema. Mientras esperaba la respuesta de su tío acariciaba el asa de la jarra de cerveza haciendo desaparecer las gotitas de agua que se habían condensado por ella.

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23/05/2017, 11:08
Bevelek Dalmuvian.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Llevaba toda la mañana dando vueltas por el pueblo, pensando en muchas cosas aunque poco concretas. Su vida estaba tomando un rumbo que no acababa de convencerle. Aquellos malditos goblins habían estropeado todo, su apacible trabajo y su cierto futuro. En aquel momento no tenía claro si podría seguir siendo un conductor de carros o si tendría que buscarse la vida en otro lugar. Las opciones que le quedaban no le gustaban excesivamente y después de la expedición al pantano podía confirmar que las aventuras no le gustaban nada.

Sumido en esos confusos pensamientos se dirigió a la posada del Dragón tal y como le había dejado dicho el jefe Sandru. Nada más cruzar el umbral de la puerta echó un vistazo para comprobar que personas de las implicadas estaban por la zona. Su jefe y su hermano ya estaban allí y también el joven Serveris. Decidió dejar aparte a su hermano, que estaba más contento que de costumbre desde la visita al pantano pese a que casi lo había abierto como a un cochino los goblins, y al muchacho e ir a hablar con el jefe Sandru y con Ameiko, a la que continuaba agradeciendo que hubiera reparado su arma.

Ya estoy por aquí—dijo Bevelek como si no fuera evidente—. ¿Hay alguna novedad?

Mientras caminaba para acercarse e iniciar la conversación pasó al lado del joven Giorgino, que debía haber entrado poco antes que él, y le palmeó el hombro como muestra de cariño y simpatía.

Notas de juego

// Entra en escena: Bevelek Dalmuvian. - Procede de: Pueblo de Punta Arena.

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23/05/2017, 13:51
Kromdal.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

El bárbaro entró animado en la posada, con su hacha al hombro y tarareando una canción tribal.

-Taram-Dum-Taram-Dum-Taram-Dum-Taram-Dum-Taram-Dum-Taram-Dum-

Sin pedir permiso alguno, se sentó en la mesa de Sandru al tiempo que pedía.

-Anciana mediana, ¡Do'h cerveza'h!- Se giró hacia Sandru -Invito yo, La'h oreja'h de globin dan dinero ¿Eh?-

Aguardó a que le sirviesen y de un trago finiquitó su jarra. -Otra, ¡que tengo la boca seca!- Volvió a bramar.

-Me enterao de que vai'h al pantano otra vé, pue'h este tipo irá con vosotro otra vé, tengo dinero pa el invierno, pero pa la primavera me hace falta ma'h, y se que vendría bien un arma ma'h a vuestro grupo, ¿Eh?, hacha en cabeza de goblin'h a cambio de perra'h, ¿Que dice, amigo Sandru?-

Terminó su alocución palmeando a Sandru amigablemente en la espalda, con aquella manaza.

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24/05/2017, 00:18
Sandru Vhiski.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

A pesar de que Sandru creía que había llegado a la posada con no mucha diferencia sobre Ameiko, ésta aún no había asomado la nariz por la sala común. Había hecho su pedido a Bethana Corwin de manera desapasionada, sin lo habituales guiños y flirteos con los que solía regalar a la madura Mediana. De hecho el varisio no estaba de muy buen humor.

A pesar de que la incursión había acabado con la derrota de los infames destructores de su amada caravana, Sandru no encontró consuelo en la venganza, más allá de la euforia inicial. Es más, lo acontecido había puesto en marcha una serie de descubrimientos que sonaban como el canto de esas llamadas sirenas que los marinos oían mientras eran guiados al desastre. Ya había encontrado una vez en un desastre de la peor clase, y no tenía ganas de volver a tentar al destino.

Sin embargo las cartas de Koya habían hablado, y Desna era clara en sus designios: Había sacado el Paladín, y a él, muy a su pesar, le correspondía sacrificarse y abrir camino. Se debatía entre el deseo de que Ameiko quedara segura en Punta Arena, y disfrutar de su compañía y ayuda en la vida aventurera. Aún no había conseguido conciliar esos dos aspectos.

En ese momento entra el joven Serveris, ataviado de una guisa que Sandru sólo había visto en algunas pinturas o tapices que adornaban la Mansión Kaijitsu. Parecía un escarabajo con esa madera laqueada encima, pero las dos armas que blandía al cinto, una mas larga y otra más corta, disuadían cualquier comentario inapropiado sobre su vestimenta. Sandru saludó al joven levantando ligeramente su jarra. Si había algún motivo para vestir de esa guisa, se sabría pronto.

Parecía que la plata que el mercader había empleado en vigilancias y avisos había sido bien pagada, ya que Vankor entró en la sala, si bien se detuvo a cruzar unas palabras con el armado Serveris. Tras él entró Giorgino, que pidiendo una cerveza con aplomo pero con gesto torcido se sentó a la mesa del caravanero, al que disparó a bocajarro una pregunta que el varisio no esperaba para nada. Sandru se le quedó mirando fijamente, sin levantar la cerveza de la mesa a la que por cierto apenas le faltaban un par de dedos bajo el nivel de la jarra.

- Hijo, el día que me ponga a discutir asuntos de familia graves, como son el tema de tu padre Alder y cómo dejó este mundo, ni lo haré en una posada, ni lo haré con una cerveza en la mano. Y ahora, si no quie... -

Ese momento escogió Desna para enviar al bueno de Belevek, que pasó cerca de la mesa palmeando con cariño el hombro de Giorgio, y evitando que Sandru dijera algo de lo que arrepentirse. Se sentó en la mesa, y su pregunta cayó en un incómodo silencio, sólo respondido finalmente por Sandru, que asió su jarra señalando la puerta del privado de la posada.

- Nada primo, esperando a que salga la señorita Kaijutsu. -

El tenso silencio posterior fue azotado por la ruidosa presencia del bárbaro cazador de fortuna, que se sentó a la mesa sin mayor reverencia, iniciando su perorata. Hay que decir que Sandru lo agradeció en el alma. Hasta el golpetazo en la espalda que hizo volar espuma de su jarra. Mientras se recompone, el varisio contesta al bárbaro Shoanti.

- Salud Kromdar, y gracias por la cerveza. Razón tienes en que se hablaba de un posible viaje al pantano. Pero con Kelsier lesionado y Shalelu desparecida, no sé quién podría encargarse de las labores de guía y demás. Yo conozco el terreno, si bien el cómo moverme en el adecuadamente es algo que supera mis conocimientos. Los varisios nos solemos mover en carromatos por caminos acondicionados. Un pantano no es nuestro fuerte. Pero tú eres un Shoanti, ¿Quizás tengas ese tipo de habilidades, amigo Kromdar? -

Las palabras de Sandru son audibles en toda la posada, como en muda invitación par a cualquiera que sepa manejarse en esas lides.

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24/05/2017, 01:18
Kromdal.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Kromdal se rascó la barba, pensativo. Una vez que estuvo claro que ese no era su fuerte, respondió a Sandru.

-Bueno, algo se, veo bien y dema'h y mi padre Krigg hijo de Kragga, me enseñó a no morime en lo'h sitio'h de por ahí- Siguió rascándose la barba.

-Supongo que podría hacerlo, nadie dirá que Kromdal no lo intentó, adema'h, si la cosa sale mal, tengo esta hermosura- Cogió el hacha por el mango, y dio un fuerte golpe con el pomo en el suelo.

-Mi padre lo decía siempre, ante la duda, la mas tetuda, amigo Sandru- Apuró la otra cerveza.

-Y tu me cae'h bien, llámame 'Propiedad Transitiva' si te parece ¿Eh?-

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24/05/2017, 01:27
Serveris.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Mis pasos resuenan por mi armadura de samurai, mientras sujeto mis espadas, avanzando por primera vez orgulloso de mi herencia y mostrándola. Ya no tengo miedo del motivo que alguna vez hizo que los niños de Punta Arena me discriminaran y odiaran. No tengo vergüenza de mi herencia Tien y estoy orgulloso de ser quien soy.

Vankor aparece y me pregunta por mi aspecto. De seguro mi rostro aún refleja las lagrimas que cayeron por él y mi semblante no ha de ser capaz de ocultar los pesares de mi situación. Le respondo con sinceridad:

 - "He venido a por mi nueva vida, habiendo renunciado a la antigua. Aunque lo quisiera, ya no puedo volver."

Recuerdo todo lo que mi madre me dijo acerca del camino del samurai, por lo que no debo mentir ni debo ser descortés, no importa las circunstancias. Vankor es un hombre sincero y eso merece mi respeto y apreciación. Sé que también fue determinante en las batallas y protegió así a la Dama Ameiko, por lo que le estoy profundamente agradecido. Le sonrío antes de continuar entrando.

Respondo al saludo de mi amigo Giorgino con un gesto, pues él no parece estar con demasiado ánimo. Imagino que ha de tener que ver con los asuntos del corazón, algo en lo que el joven ya comenzó a enredarse y que yo no entiendo todavía.

Escucho la conversación que Sandru tiene con Kromdal, el bárbaro que les acompañó al pantano. Me acerco a paso firme hacia el varisio y, una vez frente a él, parado firme y con toda formalidad, dentro de mi armadura y con mi daisho al cinto, le hablo:

 - "Sr. Vhiski, yo también puedo orientarme y seguir algunos rastros. He aprendido quedándome en el exterior muchas noches..." -Después de feas discusiones con mi padre en las que me he negado a pasar la noche en casa- "... y siempre encuentro a los animales perdidos en el bosque, cuando se escapan. Puedo luchar y le seré útil en esta misión."

Tampoco tengo donde quedarme. Necesito dinero para poder pagarme la estadía pues ahora tengo que velar por mis propios medios y vivir de lo que pueda conseguir. Entregar orejas de trasgo y cobrar por ellas parece una muy buena manera de comenzar una carrera de aventurero en la que pueda ganar algo para comer y vivir.

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24/05/2017, 06:23
Giorgino Vhiski.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Giorgino se quedó sin su respuesta, aunque debía admitir que su tío tenía razón, quizás no fueran ni el momento ni el lugar apropiados, aquello comenzó a llenarse de gente y otros asuntos parecían apremiar, asuntos que quizás lograran distraer su mente y hacerle olvidar, aunque fuera por momentos de su desgracia.

-Hola primo Bevelek. ¿Que tal estás?

Seguía sin tener muchas ganas de hablar, pero al menos la presencia del bárbaro con sus canciones, su manera de comportarse y sus bromas consiguieron arrancar una sonrísa en el jóven.

-Yo quiero ir al pantano tío Sandru. ¿Me lleváreis con vosotros? Ya has visto que en contra los goblins fue de mucha utilidad ¿Verdad que si primo Bevelek?

Esperaba poder contar con el beneplácito de su tío, otra aventura le prepararía aún mejor para el próximo viaje con la caravana y el dinero nunca venía mal, aunque ahora ya no tenía ninguna boda en que gastarlo.

-¿La más tetuda? No lo entiendo Kromdal ¿Que tienen que ver las mujeres en esto? -Estaba claro que Giorgino no había pillado la broma y además prefería no hablar de mujeres en aquel momento.- ¿Y yo puedo llamarte Propiedad Transitiva? ¿Que tipo de nombre es ese? Suena realmente raro Kromdal.

La verdad es que aquel hombre le resultaba curioso y divertido a la vez, además de que era un gran guerrero y si iban a meterse en el pantano de nuevo sería mejor llevarlo con ellos.
La llegada de Serveris al grupo centró la atención de Giorgino en él y mientras el muchacho hablaba reparó en como iba vestido, nunca lo había visto así, ni a él ni a nadie. ¿Que clase de armadura era esa?

-Vaya Serveris... ¿De donde has sacado eso? Pareces algún tipo de guerrero, aunque uno muy raro...

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24/05/2017, 09:12
Ameiko Kaijitsu.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Desde el sobrado de la posada, oculta por el alero que me deja en la sombra, observo como llega Sandru a la posada. Entre mis manos aprieto firmemente el abanico, con tanta fuerza que los nudillos se tornan blancos. Cierro los ojos por un momento y me dirijo a la planta baja, pero no entro aún. Si conozco en algo a mi querido amigo, en breves estaremos buena parte de nuestro variopinto grupo reunidos. 

El descubrimiento es importante. He conseguido localizar dos posibles ubicaciones del naufragio de los barcos de mis antepasados. Y, sin embargo, una parte de mí preferiría no haberlo hecho. Observo a Sandru a través de las cortinas. Se muestra taciturno, apagado. Bajo la cabeza y suspiro. Podría ocultarles a todos lo que he descubierto. Pero también tengo la intuición de que eso no los detendría. Sandru necesita el tesoro que puede ocultarse allí, pero ¿y si el precio es su vida? Me muerdo el interior de la mejilla hasta que noto el regusto metálico de la sangre. 

Veo cómo van llegando más y más a mi posada. En medio de mis oscuras cavilaciones y dolorosos recuerdos, esbozo una media sonrisa. Ay, Sandru, no cambiarás nunca. La actitud sombría de Gio me resulta sorprendente. ¿Dónde está el muchacho de alegría burbujeante que entra como un huracán para poner patas arriba mi taberna? Se sienta con su tío y cuchichean. De repente, Sandru se envara, su rostro se torna pétreo y noto que el tema de conversación no le gusta. No hay muchos más clientes, así que salgo y con decisión, les invito a la ronda que tienen entre manos y cierro la posada por hoy. Doy instrucciones a Bethana para que no entre nadie ajeno a nuestro "grupo" y le digo que saque bebidas y viandas. La reunión va a alargarse.

Cuando nos quedamos solos, me subo a una de las mesas y capto la atención de todos. 

—Amigos, hay algo que quiero compartir con vosotros. Esos bichos repugnantes han hallado los restos de un barco de mis antepasados que naufragó hace mucho años. He rebuscado por la casa de mis padres, pero no he hallado noticia de dónde provenía exactamente ni que transportaba. Pero sólo por el valor de lo que he hemos hallado en posesión del jefe de los goblins, debe haber mucho más.

Fijo la vista en Sandru, sé que no es justo para mi amigo, pero tiene que saber. Para así que sea él quien tome su decisión por sí mismo:

—El barco naufragó en la costa, en la bahía del pantano. Y aquí- despliego el abanico- se muestran dos posibles localizaciones del mismo.

Me quedo en silencio, aguardando sus reacciones, sin apartar la vista de Sandru.

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24/05/2017, 14:43
Viejo Hattori.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Hattori que estaba como siempre, pasando desapercibido, se acerca a la cada vez mayor reunión de personas.

Al anciano le gustaría mucho recuperar cosas de la familia, por otro lado, teme que Ameiko decida ir por el peligro que puede suponer la misión.

Decide seguir pues con la política de escuchar y solo intervenir de considerarlo necesario. Ahora que Ameiko ha hablado, es hora de que los jóvenes opinen al respecto y tomen una decisión.

Aunque eso no impide que su imaginación se deje llevar por una nueva aventura, la breve escapada recién llevada a cabo le ha rejuvenecido un poco y ha ayudado a que sus huesos dejen de estar tan anquilosados. Incluso quienes observen en detalle verán que parece caminar menos encorvado.

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24/05/2017, 16:17
Kelsier Deznad.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

El joven medielfo agradeció de nuevo a Koya por sus servicios. Había cambiado las vendas y estabilizado de nuevo el entablillado que colgaba en cabestrillo. Dos días atrás el dolor era insufrible. Ahora se hacía malamente soportable.

Se despidió de la anciana y salió de la casa de esta, cerrando con su mano izquierda la puerta. Casi se dio de bruces con un niño que le informó sobre el deseo de Sandru Vishki de reunirse con él en la posada del Dragón Oxidado.

El muchacho suspiró, como haciendo alarde de fuerza para vencer la desgana fruto de su condición, y asintió con la cabeza.

No tienes nada mejor que hacer, Kelsier, se dijo antes de comenzar a andar hacia la posada.

A una treintena de metros del edificio sus orejas se alzaron levemente, como siempre hacían cada vez que captaban sonidos nada evidentes, al oír voces en su interior.

Antes de abrir la puerta del comedor, certificó que todas ellas le eran familiares.

¿Alguna reunión de los expedicionarios?, se preguntó. Y tras abrir la puerta confirmó sus sospechas. Encontró a todos los que habían participado en el viaje por las ciénagas y parecían discutir en torno a una mesa. Advirtió tres excepciones: las ausencias de su madre y de la vieja Koya, aun en su casa, y la presencia del agricultor Serveris. Este último muy cambiado con una exótica pero hermosa armadura y unas espadas, todas de manufactura tien si hacía caso a los preciosos grabados orientales que decoraban algunas partes de la posada de la señorita Ameiko. Durante unos instantes admiró el equipo del mestizo tien antes de asentir ante él a modo de aprobación de lo que veía y de tornarse hacia los presentes en su totalidad.

- Buenas tardes - saludó a todos con voz queda -. He recibido su mensaje, señor Vishki - informó a Sandru y por ende a los demás del motivo de su presencia. Advirtió como todas las miradas se dirigían hacia sus vendajes. El muchacho se forzó a sonreír -. Podría haber sido peor - admitió tratando de quitar hierro. Y así hubiera sido de no ser por el tratamiento inmediato de la herida por parte de Ameiko y Koya. Debido a ello dedicó una sonrisa algo vergonzosa a la propietaria del establecimiento, en gratitud, antes de prestar su atención a lo que había sobre la mesa: el abanico obtenido de los goblins y el mapa garabateado sobre él.

Así que es eso, pretenden marchar en busca del barco naufragado, adivinó el joven. Se acercó junto a los demás y no añadió nada más. Al parecer había interrumpido un momento importante de la conversación y lo mejor sería que fuera retomado.

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24/05/2017, 21:00
Vankor Dalmuvian.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Era evidente que no quería hablar. No en aquel momento y aun así había dicho mucho. Lo dejó adelantarse. Ambos teníanen común un progenitor fallecido, y ambos compartían algo más cruel que la muerte. Otro progenitor al que no podían tener acceso. Avanzó tras Serveris y alcanzó la mesa donde unos y otros hablaron. El bárbaro, Giorgino, Serveris y Ameiko.

Se llevó ambas manos a la boca, casi en un gesto de oración que no era tal y suspiró. Una herencia perdida, dos localizaciones, una caravana destruida...

-Señora Kaijitsu, dice que lo que los goblins tenían, procedía de un barco o varios propiedad de sus antepasados. Es una herencia que entonces le corresponde. ¿Quiere que la recuperemos?

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24/05/2017, 21:26
Koya Mvashti.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

- Vete, vete, ve yendo. No esperes a esta vieja chocha. No quiero retrasarte...-. Así despedía Koya a Kelsier, a quien había estado haciendo las curas de su brazo, y esperaba que, agradecido, éste se tomara el tiempo para esperarla y acompañarla por el camino. Pero Kelsier no era un Vishky, ni siquiera varisio, sino un elfo, hijo de quien era, así que se quedó sola y con las ganas de compañía. Estaba claro que sus indirectas no funcionaban más que con Giorgino y su familia más cercana.

- ¡Brrrrr!- Refunfuñaba de camino a la posada maldiciendo, pagando sus achaques de senectud con todos y todas con los que se cruzaba por el camino. Alguno se habría llevado un buen susto al cruzarse con la mirada torcida de la poderosa adivina, señal inequívoca de algún mal de ojo que estuviera echando la anciana clérigo de Desna. ¿Qué quería su hijo haciéndola llamar mediante un mensajero? Cuando llegó a la taberna del Dragón Oxidado ya había mucha gente dentro, casi todos los del pantano, pero sólo tenía ojos para su Giorgino. El joven parecía abatido, apagado, como si un doppelganger le hubiera arrebatado su desbordante vitalidad.

- ¡Ay mi pequeñín! ¿Te pasa algo?¿Estas enfermo?- No le dejó ni contestar y ya le estaba palpando las mejillas y escrutando el blanco de los ojos.-Saca la lengua y di "aaaaah"...- Realizado un primer examen cayó en la cuenta de que había más gente presente. Un poco avergonzada se disculpó saludando a cada uno de ellos, más efusivamente, con sonoros besos, a Vankor, Bevelek, Sandru y, por supuesto, a Ameiko. A esta última parece que la había interrumpido en medio de algo importante.

- Disculpa querida, pero los besos no dados son besos perdidos para siempre. - Se fijó en el abanico tan bonito que tenia Ameiko y sus ojos brillaron con codicia sólo durante un instante. - Oh, que cuco.- No esperaba que se lo regalara, desde luego. Ojalá hubiera tenido lista la capa que su nieto le había regalado. Habría podido lucirla delante de todos, sobre todo del "ya-no-engañas-a-nadie" de Hattori.

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24/05/2017, 22:04
Bevelek Dalmuvian.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Bien, llevo toda la mañana dando vueltas sin hacer mucho.

Comentó en respuesta a Giorgino con una media sonrisa algo cansada. En cuanto la conversación derivó en volver al pantano la cara de Bevelek cambió de golpe y toda la respuesta que pudo dar a su primo fue un leve asentimiento dubitativo. No quería volver a ese lugar, era peligroso, sucio e incómodo. No le gustaba aquel lugar e incluso le producía algo de miedo aunque nunca lo confesaría en público. No iba a quedar como un cobarde, era un aguerrido conductor de carros y en más de una ocasión había llegado a ahuyentar a algunos salteadores armados con palos, piedras y cuchillos de mantequilla.

Escuchó las extrañas palabras del enorme bárbaro. Él y su hermano eran hombres grandes y fornidos, pero lo de aquel tipo rozaba lo obsceno, era enorme. Tenerle a su lado en casos de peligro era relajante, le había visto entrar en combate y sin duda sabía lo que se hacía, no era la primera vez que mataba.

Mientras reflexionaba sobre el encuentro en el pantano,y fruncía el ceño recordando, escuchó a Ameiko hablar con decisión sobre el barco y las propiedades que habían robado los goblins.

—Pero... por ir aclarando puntos ¿nos estamos planteando recuperar esos artefactos? Es decir... ¿vamos a volver? Por curiosidad lo digo eh.

Saludó a Koya con una sonrisa en mitad de sus besos hacia el grupo y miró a su hermano y luego a su jefe. De ellos dos dependían en buena parte lo que él hiciera en el futuro.

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24/05/2017, 23:19
Sandru Vhiski.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, SEIS DE ABADIO.

POSADA DEL DRAGÓN OXIDADO, POR LA TARDE.

Sandru entrechocó su jarra con el bárbaro Shoanti, en respuesta a sus palabras. parecía que si hacía falta podría tener un guía. No es que el varisio confiara aún demasiado en él, pero al menos era una opción. Dirigió su atención a Serveris cuando éste habló.

- Claro chico, nos puedes ser muy útil en ese aspecto, mejor dos guías que uno. Y en otros por lo que veo. Espero que tengas a punto esas hojas, porque venimos de una cruenta refriega. -

El mercader abusó de la confianza de Belevek y le pidió ayuda para mover unas mesas y juntarlas. Ya se estaban congregando allí en un buen número. Mientras lo hacía se dirigió a su sobrino.

- No es cuestión de quién va Giorgio, en principio hay que determinar si hay algo por lo que merezca la pena volver a ese lugar. Se habló de un tesoro sí, pero... No sabemos dónde pueda estar. Pero si vamos, por mí no hay inconveniente. Has demostrado que sabes cuidar de ti mismo. - El fornido varisio palmea la espalda de su sobrino mientras le mira seriamente.

Sandru fue a saludar a Vankor antes de sentarse y cuando se dirigía a la mesa, Ameiko salió de la parte de atrás de la posada. Su pelo brillaba con la luz que entraba por las ventanas de la posada, y aunque tenía ojeras y su rostro parecía cansado, estaba más hermosa que nunca, como imbuida en un insondable propósito. Sandru se la quedó mirando por unos instantes, mientras la bella joven cerraba la posada, tras lo cual se encaramaba a una mesa y ponía al tanto a los presentes y otros que entraron en el durante de su discurso sobre lo que había averiguado.

Por el rabillo del ojo, pudo ver como el viejo Hattori observaba desde un segundo plano las evoluciones de lo ocurrido en la posada. El joven Kelsier llegó a medio discurso, y Sandru lo acomodó en una silla tras responder a sus saludos e interesarse por su estado. Koya elige el final de la exposición para aparecer y es recibida con unos efusivos besos por parte de su hijo, que la acomoda así mismo cerca de Ameiko, con un vino caliente como reconstituyente.

El mercader aprovecha para echar un vistazo de cerca al abanico. Si como dice Ameiko es un naufragio de años, la pieza parece bastante bien conservada siendo tan solo frágil tela. Sandru da un abrazo corto y educado a Ameiko, mientras se dispone a poner las cartas sobre la mesa.

- Me alegra que estés bien Ameiko, llevas unos días encerrada y te suponía indispuesta quizás. No nos vuelvas a tener preocupados. - Sandru sonríe cálidamente.

- Supongo que querrás ir en busca de ese naufragio ya que hablamos de tu legado familiar. Ahora mismo nuestros guías habituales están comprometidos - señala al herido Kelsier y la ausencia de Shalelu -, pero Kromdar y Serveris se han ofrecido como guías válidos en todo caso. Y en respuesta a tu pregunta Belevek, lo que intentamos decidir aquí es cuándo y quiénes estarían dispuestos a emprender esta tarea. -

Sandru se negó a llamarla aventura. Esa palabra le traía demasiadas connotaciones negativas, y usarla con Ameiko y él en el mismo contexto le provocaba dolorosos recuerdos.