Partida Rol por web

El Regente de Jade I: El Legado de Muro de Salmuera.

Varisia: Punta Arena: Posada del Dragón Oxidado: Despacho de Ameiko.

Cargando editor
20/08/2017, 22:00
Tradición Ancestral.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA. DESPACHO DE AMEIKO KAIJITSU EN EL DRAGÓN OXIDADO.

POR LA TARDE.

Ameiko se adelanta y abre la puerta para permitir que todos entren y así poder ponerse al día con lo ocurrido y tomar un plan de acción. El despacho es un lugar pequeño y acogedor, no tiene sillas suficientes para todos, pero un tanto apretadas pueden caber ahí unas diez o doce personas.

Un escritorio es el mobiliario más importante, junto a un par de estanterías y algunas cajas apiladas.

Incluso el Viejo Hattori sube acompañando a Ameiko, logrando reunir por vez primera en la historia del despacho a un número tan elevado de personas.

Koya ha lanzado un par de miradas a Giorgino, pero no ha vuelto a decirle nada.

Notas de juego

// Entran en el despacho: Ameiko, Bevelek, Giorgino, Kelsier, Koya, Kromdal, Sandru, Serveris, Vankor, Viejo Hattori. - Proceden de: Posada del Dragón Oxidado.

// Permanecen en la planta inferior de la posada: Shalelu Andosana. 

Cargando editor
21/08/2017, 02:24
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Después de subir las escaleras, Sandru examina el abarrotado despacho. Es evidente que no hay asientos para todos, y tras que algunos se apoyen en cajas o paredes, el varisio decide sentarse en el objeto de que todos están pendientes: EL cofre. Así se aseguraría de que le prestaban atención por unos momentos al menos.

Haciendo un recuento por encima, vio que estaban todos los que habían participado en las excursiones al Pantano del Muro de Salmuera. Su repaso acaba en el mestizo Kelsier, y repara en quién falta.

- Bueno, al menos casi todos. - Tampoco iba a echarse a llorar por ello.

- Errr... Supongo que era el momento de tratar ciertos temas más privados lejos de los ojos y oídos del populacho. No me malentendáis, hay buena gente ahí abajo, pero también algunos que preferiría que no supieran detalles sobre los asuntos que nos ocupan.

La cosa es que hay que abrir este cofre con el permiso de la señorita Ameiko, la cual parece bastante impactada como para con su silencio delegar en mi en este aspecto, abrirlo mediante la llave que encontramos en el guardián del mismo. Creo que todos los presentes os habéis ganado el derecho de ver el resultado final de una aventura en la que os habéis visto envueltos de una manera u otra.

Pero antes de eso, si Serveris me alcanza ese legajo trataré de ver si lo que está escrito en el afecta de alguna manera a lo que estamos a punto de acometer. -

Sandru tiende por un momento la mano a Serveris, dejando que el muchacho decida la mejor manera de proceder al respecto.

Cargando editor
21/08/2017, 19:27
Tradición Ancestral.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Apenas ha comenzado Sandru a hablar, cuando un leve toque en la puerta anuncia la llegada de Shalelu, que cierra la puerta tras ella.

La elfa mira a los presentes antes de buscar un lugar donde apoyar su espalda y escuchar la conversación.

Notas de juego

// Entra en el despacho: Shalelu.

Cargando editor
21/08/2017, 19:31
Tradición Ancestral.

SHALELU:

El despacho es un lugar pequeño y acogedor, no tiene sillas suficientes para todos, pero un tanto apretadas pueden caber ahí unas diez o doce personas.

Un escritorio es el mobiliario más importante, junto a un par de estanterías y algunas cajas apiladas.

Todo el mundo se ha distribuido como mejor ha podido.

Sandru estaba en mitad de un improvisado discurso cuando has entrado.

Cargando editor
21/08/2017, 20:05
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Vankor había subido el cofre tal y como se lo habían pedido, con la ayuda de Kromdal. Depositaron este sobre el escritorio una vez que Sandru les hubo abierto la puerta y franqueado la misma y se quedó de pie a un lado, a la luz de la escasez de sillas. Una vez hubieron entrado todos, escuchó lo que su jefe tenía que decirles. Era curioso que el silencio de Ameiko, Sandru lo tomara como un permiso tácito para que él hiciera lo que creía oportuno. Se lo apuntó mentalmente de cara al futuro, pues era bien seguro que en algún momento podría encontrarle uso a un argumento como aquel. 

El comentario acerca del populacho no le hizo gracia. Era despectivo y sabia que él formaba parte del mismo, por lo que el que su admirado jefe Sandru lo usara tan gratuitamente, resultó sorprendente e inesperadamente desagradable. 

Cuando concluyó, el repiqueteo contra la puerta fue el elemento previo a la llegada de la elfa que debía andar despistada en cuanto a lo que hacía el grupo, mostrando la típica desconsideración de la que ella solía hacer gala. Negó con la cabeza en silencio. Ahora Sandru debería repetir lo ya dicho para que ella se enterara, salvo que hubiera estado escuchando tras la puerta, algo que con aquellas orejas debía ser relativamente fácil. 

Cargando editor
21/08/2017, 21:21
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Tras subir al gabinete privado de Ameiko, Kelsier buscó un rincón donde apoyarse y observar en segundo plano lo que aconteciese. Él no había participado en la expedición, por tanto no esperaba nada que los aventureros hubieran rescatado. Si se comentaba algo importante el pequeño despacho hacía que fuera difícil no captar las conversaciones, por muy bajas que fueran, donde entrarían en acción sus orejas élficas. Del mismo modo no creyó imprescindible estar en primera línea, pues si algo interesante se mostraba, ya le invitarían a acercarse o su visión élfica sería capaz de captarlo. Por todo ello el joven medioelfo prefirió dejar a los protagonistas de la gesta manejar el asunto.

Entonces apareció su madre por la puerta y el muchacho supo que había encontrado otro motivo, posiblemente el de mayor peso, para permanecer apartado, casi oculto.

Por lo menos ha tenido el detalle de arrinconarse en la esquina opuesta, admitió. Sí, así mejor.

Cargando editor
22/08/2017, 01:57
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Acompaño al resto a subir, con mi dificultoso caminar, resentido aún por las heridas y la enfermedad que me aqueja. Claramente no estoy en mi mejor momento, pero no me dejo amilanar y avanzo firme hacia el despacho.

"Una escalera no me detendrá si el pantano no pudo."

Al entrar, veo por primera vez aquel lugar y veo que no es mucho el espacio que hay, así que todos entraremos un poco apretados. Me pongo a un lado del escritorio, apoyándome en él, mientras todos se acomodan y Sandru habla. El varisio me pide la nota encontrada, para poder leerla y se la tiendo sin dudarlo ni un segundo mientras le contesto:

 - "Por favor, léalo para todos los presentes."

Quizás alguien podría pensar que es algo privado ya que estaba en la tsuka del wakizashi de mi abuelo, pero creo que todos los que están acá y que han estado en el pantano, combatiendo sus peligros y sobreviviéndolo, merecen saber qué es lo que dice.

Me quedo en silencio, esperando a que el varisio comunique el secreto que con tanto énfasis fue escondido en aquel lugar.

Cargando editor
22/08/2017, 14:29
Ameiko Kaijitsu.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Ameiko parece recuperarse de su ensoñación por un momento. Mira a Sandru y el pergamino que éste sostiene en sus manos, y se acerca un momento para observarlo por encima del hombro del caravanero.

Tras unos segundos Ameiko parece estupefacta, su cara se queda blanca y tiene que apoyarse en una de las cajas mientras agacha la cabeza.

Cargando editor
22/08/2017, 14:30
Tradición Ancestral.

LA CARTA DE ROKURO:

Hijo mío, mi heredero. Sabes que tengo secretos que no te he contado. Siempre fuiste un hijo perceptivo, y aunque puede que no entiendas los motivos de mi silencio, espero que comprendas que era necesario. Quiero que sepas que no estaba enfadado contigo por abrir la caja de custodia... estaba enfadado conmigo mismo por no haberte contado la verdad y haberte obligado a buscar lo que yo debí darte. Las palabras que te dije fueron dichas desde la furia hacia mí mismo, y ahora me avergüenzo de ellas. Escribo esta nota como disculpa, y para suplicarte que te cuides de esos secretos.

Los siguientes días serán los más importantes a los que me he enfrentado en muchos años. Si los enemigos de nuestra familia nos han olvidado, como espero, pronto me reuniré contigo y con tu esposa, y tu madre y yo te revelaremos la verdad. Pero si siguen buscando el contenido de la caja de custodia, me temo que no volveremos a hablar. La caja contiene el mayor tesoro de nuestra familia, así que la he devuelto al cuidado de Kortun, y permanecerá escondida en la tercera bóveda secreta bajo el castillo de Muro de Salmuera, donde rezo para que nuestros enemigos no la encuentren. No les concederé a nuestros adversarios la satisfacción de matarme personalmente; si llegamos a ese extremo, que mi muerte por mi propia mano sea mi último acto para protegerte, para que nuestros enemigos crean que nuestro linaje ha terminado.

He dado instrucciones a Tsutamu para que guarde esta carta, y que sólo te la entregue si yo no logro regresar tal y como me gustaría. Si puedo, te lo revelaré todo personalmente. Si no puedo, esta última carta de un padre a su hijo deberá bastar como disculpa en lugar de una explicación, y deberás destruir esta carta, huir hacia el sur, y jamás volver a Muro de Salmuera. Si nuestros enemigos encuentran lo que he escondido, no habrá nada aquí para ti. Si no lo encuentran, permanecerán al acecho eternamente esperando tu regreso.

Espero volver a verte pronto, hijo mío. Pero mi corazón me dice que no será así. Siento haberte fallado. Pero estoy orgulloso de ti, y sé que sobrevivirás a la vergüenza de este anciano. Eres fuerte y debes seguir siéndolo, pues si estás leyendo esto y yo no estoy, debes saber que nuestros enemigos nunca dejarán de buscarnos, y es por eso que no pude revelarte la verdad hasta estar seguro de que no hay ninguna posibilidad de que nos encuentren.

Rokuro Kaijitsu.

Día del sol, 29 de Desnio, 4683.

Cargando editor
22/08/2017, 17:33
Shalelu Andosana.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Fue la última en entrar y al hacerlo atrajo miradas que no buscaba y que no deseaba encontrar, pero si algo le había enseñado la vida era que los deseos no se llegaban a cumplir si no se ponía voluntad para alcanzarlos. Ella había puesto mucho tiempo y esfuerzo en un deseo que no se cumplía salvo por las consecuencias más indeseadas, consecuencias que comprendía, que aceptaba y que hubieran sido perfectamente llevaderas si aquello que buscaba se hubiera alcanzado. Pero no era el caso...

Con cierta apatía buscó el rincón más apartado, aquel en el que no molestaba y en el que no podía ser molestada. Había ido para escuchar, para saber aquello que podía afectarla a ella y a los habitantes de Punta Arena. En principio no intervendría. No creía que fuera necesario decir nada. ¿Para qué hacerlo si ya estaban aquellos dispuestos a hablar por ellos mismos y por todos llegado el caso?

Cargando editor
22/08/2017, 18:13
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

El gesto de Sandru se va tornando serio a medida que avanza en la lectura del pequeño legajo. A todas luces para él está siendo más difícil desentrañar el significado de los símbolos de lo que ha sido para Ameiko, la cual sólo ha necesitado un vistazo para comprender el impacto de lo escrito en el pergamino.

Por último, con un sonoro suspiro Sandru baja la mano que sostiene el escrito mientras busca con la mirada a Ameiko, la cual se encuentra visiblemente impactada. El varisio reconforta a la mujer con un apretón en el hombro, para luego frotar suavemente su brazo.

- Bueno, os diré que el contenido de este pergamino es una carta de un antepasado de Ameiko Kaijisu. En ella se tratan temas familiares que no estoy seguro de tener el valor de repetir hasta que nuestra amiga se recupere. Hasta donde yo veo, no tiene relación alguna con la caja que tenemos aquí, y le corresponde a ella el revelar su contenido o al menos expresar su permiso tácito a ello. -

El mercader devuelve su atención a Serveris.

- Lamento contrariar tus deseos joven, pero al menos te diré porqué estaba en esa espada. Fue confiada a Tsutamu, tu antepasado para ser entregada en ciertas circunstancias. Supongo que falleció antes de poder hacerlo. Espero que cumplida esta tarea, su alma pueda descansar en paz.

Y ahora, mientras nuestra amiga pone en orden sus ideas, vamos a ver qué hemos traído de ese pantano. Ven aquí Giorgio, échame una mano con esto. -

Antes de usar la llave que tiene guardada parece que Sandru se dedica a examinar el cajón en busca de quién sabe qué. Mira la superficie, la cerradura y da pequeños golpecitos a su alrededor, tratando de constatar la existencia de algo escondido a simple vista. Mientras lo hace cuchichea con Giorgio, aparentemente explicándole qué es lo que hace y cómo debe hacerse.

Cargando editor
22/08/2017, 19:40
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Giorgino dividió su atención durante un segundo entre su tío mientras sostenía el pergamino que estaba a punto de leer y la entrada de Shalelu al despacho. Al ver a la elfa la saludó efusivamente con la mano y le hizo un gesto para que se acercara a sentarse a su lado cuando vio que se posicionaba en un rincón. Cuando su tío comenzó a hablar su interés volvió a centrarse exclusivamente en él, aunque no le había pasado inadvertido el comportamiento de Ameiko.

¿Qué es lo que dirá?

No podía contener más su curiosidad, parecía que la nota decía algo importante y ellos la habían descubierto tras todo ese tiempo perdida en el pantano.
La cara de decepción del varisio ante las palabras de Sandru fue más que patente, incluso se disponía a preguntar sobre el asunto con intención de averiguar algún dato más, aunque su tío que lo conocía demasiado bien supo distraer su mente con un nuevo objetivo. Se levantó como un resorte y se acercó a su tío de inmediato.

-¿Qué quieres que haga tito?

Giorgino recibió las instrucciones de su tío y acto seguido intentó ayudarle en la tarea que le había propuesto.

Cargando editor
22/08/2017, 19:45
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.


Mucho había molestado al bárbaro esa aviesa (no había otra forma de definirla) mirada de la vieja Koya. ¿Acaso le estaba maldiciendo? El bárbaro guardaba un sano temor por tales cosas y lo cierto era que no tenía el menor deseo de sumar una a la ristra de maldiciones con las que, estaba seguro, cargaba su espíritu.

Lo cierto es que, a pesar de ser un hombre bastante bruto, no era ningún idiota, y se guardó muy mucho de hacer nuevos comentarios. Pero la verdad era que el chaval le caía bien. Y eso implicaba que tendría que hablar, tarde o temprano, con Koya.

- Se están equivocando por completo al tratarlo así- se dijo mentalmente con una molesta sensación- Por mucho que lo traten como un crío, ha matado. Y quien mata folla. Y quien mata y folla puede morir mañana- reflexionó como si se tratara de cosas la mar de evidentes.

Como fuere su jefe parecía entenderlo mejor. Y además, la anciana le había dado una moneda. ¿Acaso pensaba que con eso compraba su silencio? A saber, las ancianas hacían cosas misteriosas por motivos misteriosos, así que ni corto ni perezoso se bebió de un trago la cerveza y se guardó la moneda.

Fue luego cuando, bajo la orden de su jefe, subió el cofre hasta el piso superior, empezando a escuchar las cuestiones importantes que allí se debatían con una mezcla de aburrimiento (¿cuando iban a contar lo que sacaban cada uno de oro?) e interés (en cualquier momento tenían que hablar del oro que habían ganado)

Y fue justa, justamente, en ese momento, que vió claramente el escorpión que trepaba por la ropa de Sandru, hasta su espalda. Seguramente se había quedado enredado en las ropas, o en alguna de las bolsas, y ahora estaba a punto de picar a Sandru.

- Escorpión, jefe- gritó poniéndose en pie, y usando su manaza para dar un golpe al lugar en donde había visto el escorpión, con el propósito de hacerlo caer y desprenderlo de la ropa de Sandru, y luego aplastarlo en el suelo con su bota.

Cargando editor
22/08/2017, 20:20
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Observó cómo Ameiko leía el documento que Sandru le extendiera y cómo su rostro se demudaba en evidente tribulación. El jefe de caravana terminó por determinar que se trataba de algo personal que solo le incumbía a la Srta. Kaijutsu, y solo ella lo revelaría al resto si le parecía oportuno.

Una vez dilucidado el significado del pequeño pergamino en el interior del mango del arma, solo parecía que quedaba tratar el asunto de lo contenido en el pesado cofre que los aventureros trajeron.

Sandru se detuvo para explicarle a Giorgino el arte de buscar cosas no tan evidentes, como compartimentos ocultos o trampas, arte muy útil y extendido entre multitud de varisios, al parecer. Y a pesar de que podría resultar interesante o emocionante descubrir que se guardaba allí dentro, su atención disimulada quedaba en otra parte.

No pudo evitar lanzar miradas a su madre, escondida como él en un rincón de la habitación, mirando sin mirar, con la vista perdida en ningún punto en concreto, tal y como delataba su casi nulo parpadeo. El joven suspiró, preguntándose si todas las relaciones madre-hijo resultaban tan problemáticas, más no había llegado a percibir lo mismo en ninguna otra de todas las que había observado en las familias de Puntarena.

Su ensimismamiento fue interrumpido por un grito realizado por el bárbaro Kromdal, advirtiendo de un escorpión en la ropa de Sandru y su posterior intento de quitárselo de encima.

¿Un escorpión? ¿Donde?

Cargando editor
22/08/2017, 20:51
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Nadie podría negar la evidencia: En aquel extraño cuadro donde los protagonistas del lienzo era aquel variopinto grupo de personas, el que sobraba, no dejaba de ser un viejo ligeramente encorvado y con el claro aspecto de que lo más afilado que había cogido nunca era el cuchillo de cocina, para ayudar a preparar la cena.

Por eso, el viejo hombre se quedó en segundo plano, con la cabeza ligeramente adelantada respecto al cuerpo. De haber tenido tal postura más joven, posiblemente ahora calzara una horrenda chepa. Pero los años no le darían tanto tiempo, eso estaba claro. Así, agarrado a su escoba quedó tras el grupo, con la cabeza ligeramente agachada mientras sus ancianos ojos pasaban por la madera del suelo, las botas de los presentes y finalmente, hasta el baúl.

Ante la llegada de la elfa, no pudo evitar alzar la mirada unos segundos, pero sin decir nada, agachó la cabeza una segunda vez. En cuanto escuchó las palabras de cada uno, observó lo ocurrido con Ameiko. De una forma tan sutil que cuesta comprender, el anciano se coló entre los presentes con la habilidad propia de un tabernero para avanzar entre el gentío de una taberna abarrotada cargando media docena de jarras repletas de vino aguado, para terminar junto a la mujer. Ni siquiera dijo nada, simplemente se quedó junto a ella.

Si ella lo necesitaba, se lo haría saber. Y él cumpliría, como era su deber como trabajador de aquella taberna. - Es la señora quien debe tomar la decisión, tanto de leer la carta, como delante de quien desea leerla. Y por supuesto, de abrir el cofre en última instancia. - Murmuró más que habló, sugiriendo que quizás la mujer necesitaba algo de espacio, confianza o tiempo. O quizás las tres cosas.

Fuera como fuera, movió la mano derecha. No soltó palabra alguna más, pero estaba claro que su lenguaje corporal era una pregunta a si ella deseaba que él siguiera allí, en aquella habitación. O por lo contrario, era mejor que la abandonara.

Cargando editor
22/08/2017, 23:07
Bevelek Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Allí estaban todos reunidos mientras el Jefe Sandru y Ameiko leían aquellas cartas que tan importantes debían ser pues habían arriesgado sus vidas por ellas, vidas de carreteros, pero vidas al fin y al cabo. Él había ido a aquel viaje para echar un vistazo a su hermano y para ayudar a sus amigos, no tenía un gran interés en el cometido real de la expedición, pero ahora que se encontraba ante aquel pequeño misterio la curiosidad se despertó en él y no pudo evitar hablar.

Yo soy muy respetuoso con las familias ajenas y las cosas personales, como vosotros bien sabéis y no presionaré para que se me cuente algo que quizás no se tenga que contar, claro que no. Pero ya que fuimos hasta allí, pasamos penurias, combatimos y alguno casi pierde la vida, únicamente me gustaría saber ¿eso que encontramos merece la pena?

Deseaba de forma ferviente que su viaje no hubiera sido en vano y que aquella carta contuviera una información importante, algo que mereciera los riesgos corridos para conseguirla.

Cargando editor
23/08/2017, 00:24
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

- ¡Un escorpión! -

Sin duda alguna alimaña del pantano se había quedado dormitando en los pliegues de las alegres ropas del varisio, y había elegido este momento para salir a dar una vuelta. Sandru se envaró resistiendo el impulso de agitarse y sacudirse para sacarse de encima el venenoso bicho.

- Quítamelo Kromdal, ¡Pero procura respetar mis costillas! ¡Ya lo pisarás en el suelo! -

Sandru echa un vistazo por encima del hombro tratando de ubicar la posición del artera sabandija, procurando no moverse mucho para evitar alterarlo y que le sacudiera un picotazo. Su mirada alternó un segundo entre su espalda y Shalelu. El varisio no tenía duda de que la mujer elfa podría haberle puesto encima al bicho, aunque se resistía a atribuirle un comportamiento tan pueril.

Cargando editor
23/08/2017, 03:19
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Cuando Sandru recibe la nota y la lee, pone una expresión que me hace pensar que dice algo muy importante. A la vez, Ameiko queda pasmada con lo que se pone en ella, por lo que las palabras del varisio no me sorprenden en lo más mínimo. Asiento con mi cabeza antes de contestar:

 - "Si solo incumbe a la Dama Ameiko, no soy quien para decidir. Ella lo hará."

Me gustaría saber qué dice aquella nota que mi abuelo murió protegiendo, pero no es de mi incumbencia si ella no decide compartirlo. Entiendo que mi antepasado, como buen yojimbo, pudiese guardar tesoros de la familia que juró servir, pero eso no le brinda derecho sobre ellos, así como a mí no me brinda nada tampoco.

Veo como Kromdal quiere matar a un supuesto escorpión, animal que no veo por ningún lado. Me extraña, pero mis dolores y la fiebre no me permiten inmiscuirme más. Prefiero esperar a ver qué sucede con la nota. Por otro lado, el bárbaro demostró ser bien efectivo y si pudo con lo que nos encontramos allá, de seguro puede contra un bicho como ese.

Me mantengo apoyado en el escritorio, expectante mientras bebo un poco más de la cerveza que me traje. La necesito para reponer fuerzas.

Cargando editor
23/08/2017, 11:27
Ameiko Kaijitsu.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Ameiko tras unos segundos levanta el rostro y mira a Sandru para después asentir.

- “Léela.” – Apoya la cabeza en la pared y cierra los ojos de nuevo. – “Necesito unos segundos…”

Cargando editor
23/08/2017, 14:35
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.


La confirmación de Sandru era todo lo que el bárbaro precisaba, quien se acercó al jefe de caravanas y propinó, sobre la ropa de éste, un fuerte manotazo lateral, con el objetivo de tirar el escorpión al suelo.

Pero nada cayó. Una sombra caprichosa formada por la ropa de Sandru había causado el error en Propiedad Transitiva quien, de inmediato, se dio cuenta que no había nada. Afortunadamente no había tratado de golpear la espalda del mercader para matar al inexistente animal.

- Puta mierda. Falsa alarma, lo siento. Un reflejo raro. Uno está todavía en el pantano mentalmente, me temo- rezongó más avergonzado que cabreado, antes de volver a su asiento y guardar silencio.