La gran ciudad del reino de Talona.
(no fueron muy originales llamando al reino igual que a la capital)
El último día de viaje transcurrió con total normalidad, el grupo volvía a la ciudad con la amargura entre los labios, pues era la primera vez que no lograban cumplir su misión.
Todos cabalgaban en silencio, un silencio que rompían los cantares de los pájaros que volaban de un lado para otro del camino, posándose en las copas de los árboles que adornaban el camino de regreso a casa.
Varios minutos después vislumbraron el majestuoso castillo de la capital, uno de los más grandes construidos por el hombre, y que asombraba a todo aquel que lo veía por primera vez. Pero no solo el castillo era grande y hermoso, a sus lomos custodiaba una gran ciudad, plagada de casas, comercios y demás edificios que hacían de esta la capital del reino.
Buenos días mariscal - saludó amablemente el guardia que hacía turno en la puerta - Se les esperaba más tarde, ¿ha habido algún problema?
Mientras el guardia conversaba con el líder del grupo, el resto dejaban sus caballos en el establo de la guardia, dónde más tarde serían atendidos y cuidados por los mozos del castillo.
Como era costumbre el grupo se dirigió a la sala del castillo...
Empezamos
- ¡No, no ha habido problema en absoluto! -Laern dejaba asomarse su temperamento duro ante la derrota- ¡Manda avisar a Elroth, soldado! Traemos malas nuevas, y no va a estar contento en un tiempo.
Se había pasado enfureciéndose con un guardia que, hasta entonces, durante muchas semanas, había sido atento con el grupo. Gajes del fracaso en un grupo que no lo conocía, y de la falta de alcohol. Tidarion había estado muy de mal humor en el viaje de vuelta, y tenía la garganta seca de cerveza.
El guardia no estaba acostumbrado a ver a Laern así, por lo que salió corriendo para avisar al general de que el grupo de Tidarion ya estaba aquí.
En estas Laern llegó a las puertas del castillo, donde le esperaban lo demás. Todos juntos entraron y fueron hasta la sala, donde serían avisados cuando llegara Elroth, el general.
- Salida de la ciudad -
Primera misión: Conseguir toda la información posible (una vez más) sobre el nuevo dios que ha surgido en las aldeas del sur. Y a ser posible acabar con él.
El grupo llevaba todo lo necesario para la misión, un caballo para cada uno (menos el hobbit) y el carro que trajeron junto otros caballos, algunos de ellos de refresco.
Tras despedirse de los guardias de la puerta el grupo llegó a la pequeña encrucijada de caminos que llevan a todos los rincones del reino. Y allí se cruzaron con Bisk y sus hombres.
Buenas Laern, y a todos. - dijo Bisk mirando únicamente a Laern - ¿Qué tal todo? Nosotros acabamos de volver de nuestra última misión, hemos capturado al que ahora es un ex-importante ladrón y a varios de su panda. - señala a una fila de hombres que iban atados -
GGggggrrrrrrrrr. No puedo evitar el gruñido, Bisk me enerva, me altera. Es demasiado Bisk, demasiado . . . perfecto. No lo soporto.
Deberíamos ponernos en marcha. Estamos haciendo esperar a un Dios mientras hablamos aquí con los gendarmes que atrapan a los sajabolsas. Consigo hablar en el tono y volumen justo para no llamar la atención pero permitiendo que me oigan quienes están cerca. Al igual que Bisk tampoco yo le miro, desvío la vista hacia el cielo mientras digo eso.
-Zarek se inclina en su caballo para observar bien a la fila de hombres atados .
–¿Y se puede saber cuáles han sido esos robos tan importantes?
Bisk se quedó mirando unos segundos al joven. Y luego volvió la mirada hacia Laern.
Vaya Laern, ¿Qué te pasa? Normalmente no eres tan callado...es más...¡siempre estás hablando!
Laern se había quedando escuchando a sus compañeros lanzarle indirectas, intentando reconocer a alguien en la abigarrada tropa de rufianes que tenía presa, y se había olvidado de de saludar siquiera. Su expresión cambia a otra más amable, pero su voz suena igual de reseca.
- Buenos días, capitán. Nosotros ya marchábamos, tenemos prisa...
¡Agh! Escribí un post ayer que no se llegó a publicar, o cerré sin postear... El caso es que recordaba haberle dado a enviar...
Supondré que es capitán ;)
Tras las formalidades cada uno siguió su camino, el grupo de Bisk entraba en Talona mientras que vosotros tomabais la ruta que os llevaría a vuestra nueva misión.
Alzando una mano Laern indica a su partida que continúe. Ni siquiera mira atrás.
- No hace falta sembrar la discordia entre la tropa. Cuando se enteren de nuestra derrota se van a reír, y les habéis dado una buena excusa para sentirse justificados.
Observa con mirada dura al enano, aunque también al hechicero, de soslayo. Puede que no preguntara con mala intención, pero, siguiendo el comentario de Görg, era imposible que su duda no se percibiera cargada de ironía.
Acaricio el filo del hacha, cabizbajo y meditabundo. De nuevo mi boca me traiciona, debería tener más dientes para morder a mis enemigos y menos lengua para meterme en líos.
Lo siento mariscal. Laern sabe que solo le llamo mariscal en paradas militares o cuando me siento realmente contrito. Sólo pensaba en motivarnos para cumplir nuestra misión. Será la única manera de acallar las burlas. Mi deseo de resolverlo todo con las armas no bastará esta vez, he aprendido esa lección del anterior viaje.
¿O no?
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Regreso de la primera misión
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Era por la mañana, el mariscal planificó el viaje para que así fuera, el sol apretaba fuerte en esas tierras, tierras que eran muy transitadas de buena mañana.
Los campesinos de los alrededores madrugaban mucho para viajar a la capital, siempre era día de mercado en Talona.
Seis guardias controlaban la entrada principal a la ciudad, uno de ellos se percató rápidamente de vuestra presencia y se adelantó a daros la bienvenida.
¡Bienvenido mariscal! dijo mientras hacía apartarse a varios campesinos para que el grupo pasara sin molestia alguna.
Laern saluda con la cabeza y, para darle más énfasis, alza la mano. Pasa lentamente, sin decir nada más. Lo cierto es que había estado de mal humor todo el viaje de vuelta, y ahora sólo quería encerrar a esos tipos en el castillo y dar su parte. Y ahí se dirigía.
¿Sean Connery? ¿De mero guardia? ¡En guardia! ¡Es un espía enemigo!
La entrada en la ciudad es un alivio. Hemos llegado vivos y aparentemente sin haber sufrido ninguna maldición o hechizo. Ahora solo tenemos que entregar a estos malhechores a la justicia, aunque preferiría aplicar yo mi propia justicia pero no es mi misión.
Cita del guardia:
¿Bienvenido mariscal? Eso, al resto que nos parta un rayo. Con una sonrisa torcida marcho al paso de los demás y cuando paso junto al guardia le saludo con tono socarrón.
Buen día tenga usted señor guardián de la puerta de Talona.
Hace caso omiso a los saludos de la guardia: había sido un viaje largo y no está con el ánimo suficiente como para esforzarse en esto. Antes quería descansar, y ahora que están en Talona, no podía esperar más.
¿Os dirigís todos al castillo o alguno va a otro lugar?
Elladan va al castillo, pero en cuanto no lo necesiten se irá rápidamente a descansar a sus aposentos.