Partida Rol por web

Todo es confuso a vuestro alrededor y el cuerpo os duele como nunca antes en vuestra vida. Lentamente la cabeza deja de daros vueltas y sentís que podeís moveros, no sin cierta dificultad. Una vez de pie podeís ver al Alpha, muerto, con un agujero en el pecho, del tamaño de un melón. Os giraís y encontraís a Alenka mirando hacia abajo de la sima.

¡¡¡Por fin habeís despertado!!! ¡¡¡Rápido, no tenemos tiempo que perder!!! Si no llego a Lanalla y le proporciono una de mis poraciones curativas, esa elfa estará perdida. Afortunadamente su cuerpo no ha caido hacía el fondo y se encuentra en un saliente a no más de 5 metros de nosotros.

Necesito subirla o que me bajeís con ella. ¡¡¡Rápido!!!

 Me apresuro a levantarme para tratar de llegar a la zona donde está Lanalla y examinarla para ver por donde podía descender para cogerla...

—Yo bajaré —dijo el avvarita con voz segura—. La subiré hasta aquí para que puedas atenderla.

Sin atender a la iniciativa de Lindel, Colban se dispone a bajar hasta la posición de la elfa.

Colban bajó con rapidez, por la fría y dura piedra, hasta el saliente donde se encontraba la elfa inconsciente.

Bajar era la parte fácil de la tarea, sin embargo, ahora venía lo peor. Tendría que volver a trepar, esta vez con la elfa sobre sus hombros, dado que necesitaba las dos manos para trepar. Sería mucho más fácil si tuviesen una cuerda pero, Colban al menos, no tenía una y no sabía si el resto de sus compañeros disponía de una. Por tanto, no podía atar el cuerpo inerte de la elfa a sus espaldas con lo cual, el riesgo de que se le resbalase mientras ascendía era bastante grande.

Quizá pudiese izar a la elfa mientras Lindel sujetaba a Alenka que a su vez tratase de agarrar a Lanalla....

Colban sujetó a Lanalla bajo su poderoso brazo izquierdo comenzó a remontar de nuevo la sima. Se notaba que el avvarita estaba haciendo una fuerza terrible para subir a la elfa pero al final consiguió el objetivo.

Una vez arriba dejó a la elfa en el suelo e inmediatamente después se dejó caer boca arriba exhausto.

Alenka, Lindel y Unathe observaban la escena con los ojos como platos y la boca abierta. Si bien es cierto que los avvaritas tienen fama de grandes conocedores de las montañas, ya que es su hábitat natural, ver la imagen de un humano de más de dos metros de estatura escalando 5 metros de dura roca sólo con sus piernas y uno sólo de sus brazos impresionaría al más curtido de los aventureros.

Colbal ascendío lentamente pero con seguridad, cada paso, cada decisión que tomaba estaba precedida de una mirada a la elfa inerte y a un breve descanso, de unos segundos, para equilibrar su peso y el de la elfa, así como para escoger el mejor saliente donde poder asir su poderoso brazo y sus musculosas piernas.

Fueron unos minutos que se transformaron en eones, hasta que Lindel pudo ayudar al Avvarita, a ascender el poco trecho que le faltaba. Sin perder tiempo, casi al borde de la misma sima, Alenka sacó una de sus pociones y la introdujo sin demasiados miramientos en la garganta de la elfa.

Lentamente, el cuerpo de Lanalla fue reaccionando a la magia de la poción y sus ojos empezaron a moverse por debajo de sus párpados, estaba recuperando la consciencia. Alenka como una madre que cuida de su retoño, cogió su odre de agua y derramó unas gotas de agua en la garganta de la elfa y otras pocas gotas en sus labios resecos...

Lentamente empiezas a notar que tu cuerpo se recupera y poco a poco la negrura que te invadió va desapareciendo. Notas un líquido, quizá agua, que se introduce por tu garganta, no demasiado, sólo unas pocas gotas que te refrescan al igual que lo hace otro líquido que se posa y desliza por tus labios.

Estas recuperando la consciencia y lo último que recuerdas es un fuerte ataque del engendro tenebroso que minó tus fuerzas.

Lentamente abres los ojos. Alenka, Colban, Linden y Unathe te rodean, todos con cara de preocupación mientras Alenka sujeta un odre de agua justo a la altura de tus labios.

 Cuando subieron a Lanalla, me arrodillé al otro lado de ella, preocupado, para no molestar a la maga mientras la curaba, mientras preguntaba:

 - ¿Que sucedió?. ¿Como es que todos nuestros enemigos están muertos y nosotros no?.

Colban permanecía tumbado en el suelo boca arriba recuperando algo de aliento. La pregunta del elfo era más que interesante. Acababan de salir de una buena como si un viento divino hubiera acudido en su ayuda.

Trato de incorporarse un poco y dirigió su mirada a Alenka tratando de averiguar la reacción de la misma ante la pregunta de Lindel.

Lo último que Lanalla recordaba era al genlock que, hacha en mano, se lanzaba sobre ella y después… sólo oscuridad. Pero poco a poco, y a medida que sentía como un líquido bajaba por su garganta reanimando su cuerpo,  la negrura se fue disipando y percibió una serie de rostros borrosos sobre ella. Temerosa al pensar que había caído en manos de los engendros, intentó incorporarse con rapidez, lo que hizo que todo su cuerpo protestara de dolor. Cuando por fin enfocó mejor las caras, comprobó aliviada que eran sus compañeros los que estaban a su lado.

- ¿Qué… qué ha pasado? –Le costaba trabajo hablar, a pesar del agua que había bebido aún sentía la boca seca y pastosa.- ¿Y los enge-engendros?

Alenka, una vez comprueba que la poción hace el efecto deseado en Lanalla, se sienta a su lado y mira al resto del grupo.

Lindel, no todos están muertos, como puedes comprobar si te das la vuelta, únicamente han caido el Genlock que mató Colban y el engendro que, con toda probabilidad, era el jefe de la partida.

¿Qué ha pasado? Cuando vi que Colban caía, centré todos mis ataque en su jefe. La verdad, no me hizo falta mucho ya que vosotros causasteís en la bestias graves heridas. Una vez cayó, mis sospechas se disiparon, sin su jefe, el resto de engendros huyó a la espesura del bosque.

No creo que debamos preocuparnos más por ellos, aunque es más que conveniente que crucemos la sima lo más rápido posible para evitar más encuentros.

¿Como os encontraís? He tratado de estabilizaros a todos lo mejor que he podido. Sin embargo, entre mis habilidades mágicas, la magia curativa no es una de mis especialidades y, la poción la reservaba para un caso extremo.... y como acabaís de comprobar, ya la he utilizado...

 Ayudé a Lanalla a ponerse en pié, mientras le daba las gracias a la humana:

 - Te agradezco todo lo que has hecho, como bien has dicho, lo mejor será irse cuanto antes, vayamos a cumplir nuestra misión. Esta vez iré yo delante, como batidor, para asegurarnos no caer en nuevas emboscada.

Alenka mira al elfo y asiente.

Agradezco tu predisposición a encabezar al grupo. Sin embargo creo que antes tenemos un asunto pendiente... Alenka estira un brazo y señala la sima.

Debemos cruzar por aquí de algún modo. Nos llevaría demasiadas horas, que no tenemos, alcanzar el próximo cruce hacia el oeste o rodear el lago hacia el éste.

Vuestras miradas se dirigen hacía los postes de madera que otrora, sostenían un puente, con el que era fácil cruzar el abismo que separaba el camino.

Tras unos instantes para recobrar el aliento Colban definitivamente se levantó.

La idea de Lindel le pareció realmente oportuna y así se lo hizo ver al elfo con un gesto de asentimiento pero rápidamente Alenka les advierte del nuevo inconveniente en su camino. Colban miró con fijación el ancho que debían cruzar y se dirigió a a Alenka.

—¿Cuál es tu idea para cruzar al otro lado?

Alenka mira detenidamente al Avvarita y después se gira lentamente hacia la Sima.

Hasta ahora no he podido detenerme a pensar cual es la mejor forma. Creeme Colban, he estado muy ocupada tratando de sanaros a todos.

Quizá podríamos descender escalando para luego volver a escalar al otro lado pero me temo que quizá no sobrevivamos todos... Si tuviesemos varias cuerdas quizá tú pudieses descender y luego escalar y de esta forma tender una cuerda entre ambos puntos por la que poder cruzar, no si ciertos riesgos... Pero me temo que tampoco es una opción... no tenemos la cuerda...

Con un gesto de enfado Alenka se sienta en el suelo y maldice su suerte.

Esas son las mejores ideas que se me han ocurrido hasta el momento, pero sinceramente, no creo que sean demasiado útiles... ¿Alguno de vosotros tiene otra idea?

 Miré a mi alrededor:

 - Si hubiera lianas por aquí, podría usarlas para hacer esas cuerdas que necesitamos...

Alenka mira a Lindel y le sonríe.

Me temo querido elfo que las lianas crecen en ambientes mucho más calurosos que el que tenemos. Mira al cielo cubierto por las nubes y su cara empieza a recibir gotas de lluvia, que la refrescan y alivian después de la dura refriega soportada.

Aqui Lindel, sólo crecen árboles fuertes y recios.

—¡Claro, eso es! ¡Árboles! Podemos talar uno suficientemente grande y que nos haga de puente para cruzar al otro lado —dijo Colban mientras buscaba a su alrededor un posible candidato.

- Gracias. -Le susurró a Lindel mientras la ayudaba a incorporarse. Mi cuerpo parecía que se estaba recuperando bien, pero aún así me sentía un tanto mareada y débil.

Por los dioses antiguos, yo no sería capaz de pasar con cuerdas. Miré la sima que deberíamos salvar para poder continuar nuestro camino. No podíamos quedarnos allí, los engendros todavía seguían por los alrededores, pero daba la impresión de que no lo conseguiríamos tan fácilmente.

- ¿Un árbol? Claro, esa es una buena idea. Pero... ¿las mazas de Colban serán suficientes para echarlo abajo?

Alenka miró esperanzada al avvarita. Sin duda la idea de talar un árbol y usarlo como un improvisado puente parecía una buena opción.

¡¡¡Eso es Colban!!! Quizá si talamos un árbol lo suficientemente grande y alto pudiésemos usarlo como puente improvisado.

Al escuchar las palabras de Lanalla, Alenka pareció dudar un poco. Sin embargo se levantó de un brinco y corrió hacia cada uno de los Genlocks muertos.

Lanalla, nosotros no teníamos hachas pero los engendros tenebrosos sí. Tenemos 2 hachas. ¿Quien se anima a talar un árbol?