Partida Rol por web

El único que sabía dónde vivía Rayas ahora mismo era Lúculo. Quizás fuera casualidad que siempre estuviera informado de las misiones de Rayas y que nunca hiciera nada, excepto irse a chivarse al coronel. La verdad es que Lúculo era perezoso, muy perezoso, tan perezoso como hablador. Es por ello que aunque le tocó a él guiar a los gaticos hasta la nueva prisión de Rayas (al parecer voluntaria, pero seguía siendo una prisión), no paró de hablar y quejarse todo el camino.

Incluso cuando llegaron delante de la casa, el gato naranja seguía hablando y hablando y hablando, contando una de sus múltiples historietas que no interesaban a nadie. ¡Por los bigotes de Bastet! ¡Qué pesado era este gato!

-(...) y yo la verdad no comprendí por qué mi humano tenía en una caja con agua aquella comida viva, que ni trataba de comerse ni nada... Y era una caja mágica porque no se veían las paredes, pero cuando intentabas meter la zarpa para atrapar a aquellos escurridizos peces algo te lo impedía- contaba a la vez que hablaba.

-Miew, qué dolor de patitas, voy a perder mis preciosas curvas- hizo un inciso, reduciendo el paso hasta sentarse en la acera.

-El caso es que le pillé el truco a la caja mágica, por arriba no había nada que me impidiera meter la patita. ¡Miew! Mi humano pensaba que sería más inteligente y que no le quitaría sus reservas de pescado con esa artimaña... Así es cómo me comí sus reservas de pescado y nunca más volví a ver la caja mágica, creo que desistió de guardarse pescado fresco- dijo con orgullo y comenzó a acicalarse, allí parado sin moverse a ningún lado. Tras unos minutos de dedicarse a esa tarea se acordó. -Ah, sí, esta es la casa.

El lugar era enorme, imponente... Y por suerte esta vez no había valla delantera, ni perros a la vista... Las luces exteriores estaban encendidas, pero no las interiores. ¿Estarían los humanos en aquel lugar o habrían salido?

Lúculo se desperezó, bostezó y les miró con ojos entrecerrados por el sueño. -Yo os dejo aquí me temo, ya sabéis, debo seguir atormentando a mi humano para que sepa cuál es su lugar... Ahora se le ha ocurrido traer un ratón y meterlo en otro tipo de caja mágica con barrotes. Es solo cuestión de tiempo que adivine cómo comerme a su ratón.

Y con pasos lentos y pesados, poco a poco, Lúculo se alejó del lugar.

Lúculo era más pesado que secarse después de  un baño. Y Supergato con su super-oído, no podía dejar de escucharle. A veces daba asco tener superpoderes gatunos.

Era muy pesado pero también era un gato leal a la especie, un noble y temerario legiogato que llevaba bien alta la bandera de la gatunidad. Aunque sólo se dedicara a espiar a otro gato y... no mejor no pensar en eso.

—Sin miedo, compañeros, avancemos hacia esa casa, es muy grande, pero somos muchos...— y valientemente, encabezó la marcha.

Las pupilas se le dilataron a Zoe al ver la casa, Supergato fue el primero en iniciar el camino, tras  el nuestro valiente gatico comenzó a caminar,pero entonces uan idea se le vino a la cabeza, tosió dos veces para llamar la atención.

Como bien sabeís dentro de poco es la gatomunión de Guts, obviamente mi gata y yo vamos mal de recursos, mira a Marfe y Guts, ya que tenemos que destrozar la casa, no veo mal si os parece bien, que celebremos la fiesta dentro, no solo hay atún, tiene pinta de haber cosas ricas que comer, cortinas a las que subir y dejar que nuestras uñas nos bajen... puede ser la fiesta gatuna del siglo y ademas.... gratis para todos!!

Escucho el comentario de Zoe y no dejo de sorprenderme.... Gatomunión? Qué me estás contando!! !!¿Los tres sois gatólicos? ¿Es decir que os han miautizado? ¿Voluntariamente?... Perdona pero es que no puedo entender que un gato voluntariamente acepte una religión que lo primero que te pide es que te empapes la cabeza y renuncies al  pescado original.... ¿Como un gato puede querer alejarse del Pescado? Supongo entonces que vosotros tres el atún ni tocarlo... pues vaya ayuda que váis a ser... para eso mejor os hubieseis quedado con el coronel. Creo que será mejor que os quedéis fuera vigilando... no vaya a ser que cometáis alguna mala acción y luego tengáis que ir corriendo a confesaros... 

Al llegar al jardín de la casa me agazapo y voy avanzando muy lentamente con la barriguita pegada a la húmeda hierba,  por el camino aprovecho para morder unos cuantos brotes....mmmmh, hace tiempo que no comía hierba.... y últimamente me sentía un poco pesado de tripa... Me giro hacia mis compañeros y les pregunto... ¿Qué pasa a vosotros no os gusta la hierba gatera?

La noche se cerraba y en las calles moraban solo sus criaturas, aquellas que podían moverse en la oscuridad y de entre todas ellas los gatos se alzaban y consolidaban como los regentes.

A todo ello, Felicia celebraba con creces que hubiesen dejado la reunión y los maullidos para pasar a la acción. Hacía mucho tiempo que no podía saborear el aire fresco del exterior y quería disfrutar de estirar las patitas en aquél paseo saludable hasta su destino. Y, como no podía ser menos, una gata ladrona necesitaba de ejercitar sus músculos de vez en cuando o su destreza (por decirlo de forma alguna) terminaba marchitándose como una lata en conserva en el plato de Lúculo mientras éste desplegaba uno de sus discursos sin fin. Pero nuestra gatita feliz, poco le molestaban aquellas disertaciones, pues solía divertirse con cada novedad. Lo disfrutaba todo como una eterna cría de gato, como si a pesar de crecer de cuerpo, los años no pasaran para ella ni pesaran sobre su animosidad.

Durante el trayecto que se le antojó corto, gateó al lado de Ophelia, y deleitándose de esas anécdotas que tanto parecían cansar a sus iguales. Intentó, sin mucho éxito, imaginar aquella caja mágica con peces dentro que les describía y pensó que era algo muy extraño casi tanto como esa cosa que ponían sobre la mesa los humanos y que cuando ellos querían, salían apresados lobos, gatos, pájaros o cualquier cosa. Nada tan sencillo como poner Youtube en tu ordenador, pero para la pequeña Felicia era todo un misterio. Se asustaba con los aullidos, ronroneaba o se ponía alerta al escuchar sus compañeros felinos o buscaba por toda la casa aquellos pájaros sin encontrarlos nunca. No obstante, a riesgo de sonar ignorante se guardó su propia experiencia porque sabía que en el fondo no era muy sabia, ni siquiera como gatita. Todos tenían sus puntos fuertes y ese no era el suyo, aunque cuando quería, podía ser más mona que nadie.

En cuanto al resto, poco más que añadir, a ella le gustaban mucho los ratones, sobretodo jugar con ellos a perseguirlos y morderlos mientras los golpeaba con sus patitas traseras, pero era tan lenta que la mayoría de veces se le escapaban.

Llegaron a la mansión, y la gatita moteada tardó un buen rato en poder superar su asombro. ¡Era enooooooorrrrrmeee! Nunca había visto nada igual, allí sí que podría correr hasta cansarse.

—¡Ésta casa debería ser nuestra!- Reclamó para todos los gatos. Estaba desperdiciada con los humanos. —¿Por dónde podrá entrarse? ¿Y dónde estará Rayas?

Anduvo unos pasos primero mirando a izquierda y luego dio otros a la derecha, sentándose al suelo con aquellos ojos azules muy abiertos y ladeando de lado su cabeza sin saber por donde empezar.

Con eso, pasó que la luna que le quedaba detrás proyectaba su sombra en el suelo y al moverse de nuevo, captó su propio movimiento creyéndolo ajeno y se puso a perseguir su sombra por todo el jardín.

—¿Y de dónde sales tú? Corre, corre…- dijo completamente distraída —… ¡no podrás escaparte!

Afortunadamente, Supergato tomó la iniciativa, y cuando vio que algunos iban detrás, recuperó su concentración y fue tras ellos. En cuanto Zoe, no sabía de qué hablaba. Pero no le dio importancia, la mayoría de veces no lo sabía…

De entre el grupo, tarde por haber estado acicalándose como debía y porque no podía dejar a medias una de sus trece meriendas diarias, Fusfus hizo su aparición. Con sus 20 kilos de majestuosidad gatuna y un pelaje que era la envidia de todos, Fusfus había puesto en fuga a varios perros y había guiado a sus compañeros en los secretos intrincados de la comida humana.

-¿Que es eso de que Rayas nos ha traicionado? -dijo mientras se acercaba al grupo y se relamía- creo que escuché algo de dejarles si atún; pero creo que podríamos mejorarlo. Dejarle solo la comida verde y morada esa que crece del suelo -caminó con la cola en alto, que parecía un plumero y fue saludando a los que fueron sus compañeros de misión- Felicia, Ophelia, ¿qué sabemos de Bola de Nieve y Sphynx? -preguntó antes de continuar saludando a los que ya conocía- Tenemos nueva sangre, eso es bueno. Yo soy Fusfus, y soy un experto en comida humana además de un grandioso cazador y aterrador de perros.

Seguí al grupo con paso tranquilo. Cuando me movía mucho me cansaba. Eso se debía a que mi raza no estaba hecha  para estas grandes marchas. Al menos no había valla, claro...La última vez me llené de barro e hice un poco de daño y eso es mal. Claro que mi humano doméstico me curó heridas y estuve unos días como lo que soy: una petite reine.

Llego a resoplidos entre el cansancio y el parloteo insulto. Lúculo con sus historias sin importancia, Zoe hablando de cosas que gatunamente no entiendo, salvo que sale la palabra "atún". El gatico ridículo que va con ropas encabeza la marcha. Bien, el se come todo peligro que salga primero. Siempre tiene que haber una cabeza de turco.

- Podemos mirar por una ventana para localizar al traidor. Aunque si hay perro, lo mismo hay puerta para perros.

La idea de Zoe emocionó a Marfelina ¡Cuánto nos quiere! pensó. La confusión de uno de los gatos nuevos sobre qué era la gatomunión hizo hablar a la gata - Me temo que te confundes, la gatomunión es el paso de cachorro a gato hecho y derecho, y a mi marido y a mí nos apetecería celebrarlo. Además, en esta misión se demostrará su valía y aprenderá lo que es la unión gatt...gatt... - la gata se puso tensa y empezó a expulsar una bola de pelo. Una vez terminó siguió con su discurso - unión gatuna. Y yo nunca dejaría el pescado de lado, es lo mejor de estas siete vidas...quiero decir que es de las mejores cosas - dijo mirando a su familia, acercándose  poco a poco a ella y ronroneando una vez estuvo a su lado.

Sin poder resistirse a escuchar a los gatos que caminaban a su lado, Mitones dió un resoplido ante el comentario de la gata, la gatomunión y eso eso. Al menos aquello no podía ser tan malo como la cháchara interminable de Lúculo.

Yo nunca tuve gatomunión y creo ser gata hecha y derecha... y muy derecha. -Al ver que había maullado muy fuerte su respuesta en lugar de pensarla miró a la parejilla con su cria.- Eh, lo siento minínos...emm... no quería ser el perro de la conversación, esto del atún me tiene algo nerviosa

Las patas le comenzaban a doler a medida que atravesaban el jardín de hierba hasta la casa de los humanos. ¡Pero solo imagina sus cajas de arena! El tal Rayas al menos tiene buen ojo para los humanos domésticos. Mirando el cielo oscuro las orejas de la gata blanca comenzaron a moverse en todas direcciones buscando algún sonido en el aire; se detuvo y lamió su pata izquierda sucia por la tierra del patio.

Te confundes tú Marfelina... estás mezclando churras con merinas... la gatomunión, es aceptar el cuerpo y la sangre de Michocristo, y es lo que hacen lo gatólicos cuando tienen ya una edad, se supone que es uno de los sacramentos gatunos... no tiene nada que ver con una prueba de iniciación, ni con volverse gato adulto... para eso ya hay el PGN (o Primer Garbeo Nocturno...), para cualquier gato adulto su prueba de iniciación es básicamente salir de parranda a buscar gatas y pegarse unos arañazos con los gatos de los vecinos.

Pero que oye..., que si sois gatólicos me parece muy bien, yo soy un gato tolerante y respeto todas las religiones... pero me parece raro. Lo mismo que los gatos esos de japón que están todo el día dándole a la pata... lo respeto pero me parece absurdo.

Sigo gateando lentamente por el jardín hasta llegar casi a la puerta... Que raro, esta casa me suena..!!!.. Vaya, juraría que en alguna de mis escapadas nocturnas he pasado por aquí ya antes y creo recordar haber visto a un gato parecido al coronel paseando tranquilamente..... ¿Vosotros sabéis donde vive el Coronel Bigotitos?

Los gaticos discutían acaloradamente sobre las religiones gatunas, sin tener ni idea claro, estaba claro como el atún fresco que había que adorar primero a Bastet y luego al rey de los gatos. En una actitud poco sigilosa se acercaron a la casa, por dentro estaba a oscuras y todo parecía cerrado, deberían buscar un hueco por el que entrar, árbol por el que subir o gatera por la que escurrirse.

No sabrían decir si estaba todo apagado porque los humanos dormían o porque se habían marchado de casa, pero sin duda no había ratones en la costa.