Partida Rol por web

Bien.... visto que hay humanos en la casa lo mejor será escapar rápidamente y volver en otro momento... Pero antes de irnos quiero ver que guardan aquí en el armario frio detrás de estas cosas amarillas... Con mi patita empiezo a mover las botellas y poco a poco van callendo al suelo, donde estallan haciendo un ruido tremendo y llenando todo de cerveza..... mmmm Si, Jamón... intento meter mi cuerpo serrano para llegar al Jamón y tiro 6 o 7 botellas más.... ya lo tengo, eres mio jamoncito...

En ese momento noté un escobazo en el culo.... me giré y vi a la humana haciendo aspavientos y golpeándo con su palo mi trasero.... me revolví en el armario y tiré 6 o 7 botellas más...., pero la humana seguí dándome con el palo... finalmente salté del armario con mi jamón en la boca y esquivando los cristales salí corriendo de la cocina.... He de decir que al saltar de la bandeja del armario del frió del impuslo tiré otras 10 botellas o más....

Desde luego si había más humanos en la casa o algún gato escondido eso lo iba a oir.

  Mientras doce gatos se “ponían las botas” en la cocina de esa mansión, cierta gatita moteada había dejado muy claras las cosas a la lavadora. ¡Seguro que se lo pensaría dos veces antes de volver a centrifugar sin previo aviso cerca de alguien! Finalmente, con orgullo y un buen trabajo hecho de su parte, Felicia empezó a subir los escalones que llevaban directos a la cocina, a tiempo para cruzarse con Guts que, volando por encima de su cabeza, volvió al sótano.

  —¡¿Qué?! ¿Ya hemos terminado?- le maulló la gata, incrédula de que hubiesen concluido exitosos.

  Y hacía bien en dudar, desde arriba descendía una cacofonía de maullidos, cristales y gritos humanos que atrajeron su curiosidad hasta asomarse y contemplar, con asombro y perplejidad, el caos que se había adueñado de la situación. Aquello no era una misión, sino más bien un “sálvense quien pueda” de felinos corriendo y saltando por la habitación, mientras la humana agitaba su escoba, barriendo a sus camaradas y chillando cosas que la gata ladrona no lograba entender, aunque entrecerró los ojos en un intento de hacerlo. Quizás no se la entendía por tener a Zoe encaramada a su cara, se dijo al fin.

  Aquello parecía una batalla orquestada por Zapa que iba tirando botellas al suelo justo en el momento que Maldito se lanzaba sobre la mano de la humana, y que la escoba pasaba rozando peligrosamente al morro de Felicia.

  —¡Ah, ni por todos los cordones me quedo yo aquí!- maulló saltando a un lado y empezando a correr cruzando la cocina, saltando sobre alguna silla y huyendo a refugiarse en alguna habitación cercana.

Nada, no había atún por ninguna parte. Y en realidad, la situación era caótica. Estos gatos no eran organizados o estratégicos en su manera de operar como su antiguo grupo, sino que cada uno iba a lo suyo. ¡Y para peor eran torpes y ruidosos! ¡Pasaban quebrándolo todo! A la hora que hubiera humanos en la casa... 

Entonces escucha un grito humano, y dejando de jugar con sus garritas en la puerta, se da vuelta de un salto, justo para ver al cachorrito volar por los aires hacia el sótano. Luego el padre y un gato pelado se le tiran encima a la mujer del palo y Ophelia se debate. Optar por lo sano y huir tras el rayo moteado que acababa de pasar a su lado o lanzarse al ataque. Viendo que había un ejército de gatos y ya dos sobre la morena, prefirió lo primero, y tras retroceder justo a tiempo para apartarse de un escobazo en toda la cabeza, da un salto alto y corre tras Felicia. ¡Nunca dejes un gato atrás!

¡Humanos locos! ¡Por esto es que no vivo con ellos!

Marfelina siguió a sus compañeros gatunos, todos se pusieron a abrir armarios y a romper lo que fuera con tal de comer algo y, sobre todo, para fastidiar a ese gatito faldero. Uno de ellos abrió la caja fría, donde tenían la comida detrás del todo, parecía que los humanos sabían que iban a venir y no querían que les robaran su comida, así que habían puesto una barrera de botellas con pis humano, o eso parecía.

La gata se puso a tirar todas las botellas con tal de llegar a lo que le importaba, pero una humana apareció con su escoba y golpeó a su hijo. Su marido se fue disparado hacia aquella que había osado pegar a su Gutsito, así que ella le siguió - ¡MIAURDITA HUMANA! ¡MEEEWW! - quedando colgada por el cabello de aquella arpía.

Maldito mientras estaba enganchado del brazo de la humana vió como los gatos empezaban a huir, y se planteó que si veia a otro gato irse corriendo soltaría a la humana y haría lo mismo. Pero en ese momento saltó Marfelina a los pelos de la humana.

- Bien hecho - pensó Maldito, y siguió pegandole mordiscos hasta que soltase la escoba y se fuese por donde había venido.

Abrí mucho los ojos, disgustada de que me distrajeran de la agradable bolsa crujente con la que jugaba. Más los abrí cuando vi que en la cocina apareció una humana. Es el tipo de humana que luego huele la tela que mi humano doméstico se pone en la entrepierna para tapar. Que cosa más absurda.

- !Por Bastet! - y no me lo pensé, corrí y corrí. Todo lo que puedo correr portando mis preciosas curvas y fui derechita de nuevo al sótano. No me quería llevar un escobazo. Ya se quedaba por allí carne de cañón para sofocar el problema de la humana doméstica. 

Tan entretenida estaba jugando y medio comiéndose un par de aceitunas que para cuando se enteró de que había una humana loca atacando despiadadamente a sus compañeros ya casi tenía la escoba encima.

La gatita negra corrió como alma que lleva el diablo mientras sentía aquel dichoso chisme humano rozándole la cola.

 -¡Miaaaaau! ¡Huyamos todos a un lugar seguro!

Azrael salió corriendo de la cocina en dirección al primer lugar resguardado y oscuro en el que poder ocultarse, justo detrás de Felicia y Ophelia.

Supergato vio como desde su punto de vista como la malvada humana atacaba al más débil de los gatitos. Uno callado y pequeño. ¡Y se lanzó a ayudarle, esquivando escoba y humana y de todo!

—¡Supergato al rescate!— Maulló. Era obvio, pero tenía que decirlo. Sobre todo para enterarse él mismo.

La mujer arreó con el palo a más de un gatico, sobre todo a los gaticos gordos hermosos como Fusfus, Mitones o Ginebra. Guts se llevó otro palo, pero fue gracias a la ayuda de Supergato que no cayó por las escaleras abajo, él saltó sobre el palo y se retorció para atrapar al gatico.

-Gatos pendejos*- dijo la asistenta en un idioma que la mayoría de gaticos caseros no habían oído en su vida. Los gaticos lejos de asustarse o marcharse atacaron a la humana. La mujer se llevó ambos brazos arañados, puesto que tenía cierto rango de los gaticos con su palo. Gritó ante los arañazos y se sacudió para sacarse los gatos de encima.

Salió corriendo de allí, dirección las escaleras que daban al piso superior. -Ahora mismo llamo a control de plagas... ¡Y a los bomberos!- amenazó a la marabunta de gaticos que había en la cocina, subiendo a toda prisa.

¿Bomberos? ¿Había dicho bomberos?

Todos los gaticos sabían que los bomberos eran esos humanos aguaatunes que te bajaban de los árboles cuando estabas buscando pajaritos para comer, o incluso cuando solo querías alejarte de tus humanos y tomar el sol. Malditos guerreros humanos vestidos en rojo, a ellos había que temerlos... Y a control de plagas... Bueno, no había dicho nada de perrera, seguro que no era nada.