Partida Rol por web

Abandonan todos el recinto donde estuvieron pasando algunas horas, compartiendo ideas acerca de que era exactamente la misión del anciano y de como deberían proceder. 

La luz del sol vespertino, roja y estridente, se inmiscuía por cada espacio que podía, y pegaba directamente en sus pupilas. Einar, el bardo cruza primero la salida, y respira nuevamente el aire de la ciudad mientras rasguea su lira, afinando algunos tonos. Lo siguen los demás desde unos pasos mas atrás. 

Todo parece estar en calma, ya no se escucha el barullo de las mañanas, y la gente escasea por los rincones de ciudad Sirena. Comprenden que en unas horas todos los habitantes irán encerrándose en sus casas y esperando por un nuevo día. 

Al salir por la puerta, Einar, alguien choca contra ti, no ves bien quien fue, ya que las cuerdas de tu instrumento se llevaban la mayor parte de tu atención, pero alcanzas a notar que llevaba ropas oscuras, y no era alguien con demasiada altura, aunque mayor que un halfling sin duda alguna. Te desacomoda un poco de tu lugar, y sale al trote.  

Colgado en lo alto de una cornisa Allan observa en silencio al grupo que abandona la taberna. Ha pasado el día ahí, esperando pacientemente a que su ama volviese a llamarle. Las plumas de su espalda se erizan y sus alas se abren al ver a su dueña cruzar el dintel. El rapaz desciende rápidamente y se posa sobre su hombro, picoteando los oscuros cabellos de la muchacha.

Farrah mira fijamente su alrededor mientras rebusca con una mano en su bolsillo. El cuervo grazna suavemente cuando ésta saca un trozo de pan seco y se lo ofrece. En su otra mano, envuelto en una tela, se encuentra el cofre que el anciano les encomendó. La muchacha había pasado las últimas horas con la caja bajo el brazo mientras se preguntaba una y otra vez qué sería aquello que se encontraba en su interior. Armada y preparada, está lista para lanzarse a la aventura.

Einar, quien parece estar dispuesto a romper cada silencio con sus acordes, se adelanta distraído a través de las calles ahora casi vacías. Una figura se cruza en su camino en ese mismo instante. Una persona envuelta en ropajes oscuros. Alguien con demasiada prisa para aquella hora de la tarde...

Sigo al grupo hasta el exterior, y apunto estuve de chocarme con Daronnra que esta delante mio, y se a detenido.

Me intento asomar a ver porque nos hemos detenido en el entrada de la taberna.

Aunque mi instinto me dice que habrá problemas.

Esto definitivamente no me gusta, debes prepararte para escapar si alguno de ellos arruina todo.

Piensa para si misma, recordando esos susurros de aquellos muertos que la reconfortan, visiones retorcidas del otro lado y en los códigos acetas inscritos en cuerpos de otros compañeros de aventura o simplemente de quienes encontraron el final a base de sus maldiciones.

Espero que Nergal me acompañe

Fueron los últimos pensamientos de la madrugada tras orar a su dios desnuda, ejerciendo un pequeño corte como recordatorio del dolor que evoluciona pero no desaparece en los vivos y menos en los muertos. Luego se preparo con el equipo junto a sus túnicas, saliendo de la habitación en ese andar seductor acompañado de una mirada completamente perdida.

Al salir del local ve como Einar choca con un desconocido, manteniendo sus sentidos alerta ante la mínima señal de peligro en ese momento.

El elfo aún se desperezaba en el momento en que decidieron levantarse y partir. Acomodó propiamente su armadura y su arma, para luego moverse con un paso decidido.

Iba pocos pasos detrás de Einar, quien parecía caminar algo emocionado delante de todos. En el mismo momento en que comenzaba a pensar en lo fácil y rápida que podría ser este trabajo, Krig se percata del sujeto que choca con Einar delante de él. Con un movimiento rápido, intenta acercarse al bardo para sujetarlo en caso de que pudiera caer. 

La figura que desestabilizó al bardo sale a pasos rápidos por las calles de Sirena. Con la mayor de las intrigas, ahora todos ven como múltiples personas de vestimentas similares los van atravesando con el mismo ritmo apresurado en la marcha, hasta que los rápidos pasos se transforman en trote, y finalmente en una corrida veloz. 

Ven como Einar colisiona con esta extraña persona, y casi es tirado al piso, siendo detenido por la pared de la taberna que han abandonado. Lo ven palparse entre sus ropas y realizar un gesto de sorpresa. 

La figura, junto con el resto del séquito siguen corriendo en dirección norte.

Einar, luego de haberte topado sin intención contra el insólito ser de ropas oscuras, y de casi haber caído al suelo debido al empujón, sientes con tus manos que ciertas pertenencias que traías contigo ya no están. Comprendes inmediatamente que la figura (o los subsiguientes caminantes) han realizado un juego de manos sobre ti, y ya no tienes tu preciado libro de relatos, canciones y cuentos contigo.

Quedas por un instante sorprendido...

¿Haces algo?

El curioso desfile de figuras encapuchadas los toma por sorpresa, aunque las pueden esquivar y evitar pasar por el mismo destino que el bardo. 

En los pocos segundos que dura el furtivo encuentro, alcanzan a distinguir un olor llamativo. Sutil pero característico, mientras la cohorte de personas caminaba a través de ustedes, y sus capuchas y capas flameaban por el movimiento, reconocen el especial aroma a estiércol y abono. Al parecer las telas tenían algunos residuos de excremento. 

Notan además que la persona que pasó primero, llevaba en su espalda un pequeño símbolo de tela, adherido a su capa. Era una forma curva, que se estrechaba en su punta. 

Id a hacer la misión, intentaré alcanzaros cuando pueda. Salgo corriendo detrás de la figura.

¡Vamos hombre no me hagas esto, ese libro no tiene valor ninguno! Grito mientras corro detrás de la figura.

En cuanto Daronna declaró sus intenciones de salir se gatilló una reacción en todo el grupo. La paladín no sabía muy bien si ellos la seguían al río o habían decido comenzar la entrega para luego reunirse con ella más adelante. Fuese cual fuese el caso, ella los encontraría más adelante.

Con paso decidio Daronna se diriguía a la puerte con su grupo alrededor. El sol en la plaza parecía aún más brillante que el día anterior, aunque había algo que no encajaba del todo... quizás la falta de musica, las personas con sus asuntos como engranajes, la vida en general; algo hacía falta, pero ella no lograba encontrar qué

-Alto

-Detente!

-Mira

La ensoñación de Daronna se rompió bruscamente con el eco de voces gritando en su interior al tiempo Daronna se detenía en seco. Un ligero murmullo delataba que el druida casi había chocado contra ella; mientras, más adelante, una séquito de figuras se daba a la fuga con el bardo detrás.

-Nos encontró! Mira las túnicas...son...grises

-No son ellos, ellos jamás la encontrarían! La dejaron ir, no la buscan!

-Pero se han llevado al bardo, es una trampa

El miedo comenzaba a apoderarse de la mujer mientras su mano se mantenía firme sobre su espada. El yelmo ocultaba el terror de su expresión mientras los recuerdos del pasado, de otras túnicas y otros cultos fluían a su alrededor. Por unos segundos  se paralizó, dando ventaja a la procesión de figuras para correr con el bardo detrás de ellas.

No lo han tomado...él las ha seguido...

Murmuró en un suspiro mientras exhalaba profundamente, intentando calmarse. Tomó otro par de segundos para reaccionar a su propia voz y salir corriendo en la dirección que Einar había tomado.

-El río niñata tonta!

Las voces protestaban a cada paso mientras la armadura tomaba velocidad calle abajo. No era por lo que hayan tomado, ni siquiera era por el bardo. La paladin sentía miedo, terror puro de que su tiempo de volver al templo hubiese llegado y la única manera de sacarlo de su cabeza sería comprobar que esas túnicas no la seguían... El río tendría que esperar, además, no podría realizar las ofrendas necesarias con el corazón inquieto

Tu mente no alcanza a distinguir con toda exactitud si las figuras que aparecieron de la nada son las mismas pertenecientes al culto que marcó un antes y un después en tu vida. 

Juraste que el Clan del Ciervo y el Cuerno nunca mas iba a ser parte de ti, de tus intereses, ni de tus pensamientos. Ese es el lugar de las hermanas. Pero allí están, un montón de túnicas que se desplazan en las calles y que no llegas a visualizar bien, pero que bajo el rojo sol de la tarde sirenense pueden ser de cualquier color...incluso grises. Sabes que debes seguirlas, sabes que debes comprobar si son ellos, pero si dejas de lado tus votos y tu pacto, las hermanas se decepcionarán. 

Einar corre tras ellos, tu, ¿qué haces?

Qué demonios acaba de pasar aquí. 

Veo marcharse al bardo gritando cosas.

¿Creéis que le han robado?

La exploradora esquiva con presteza las figuras, protegiendo instintivamente el cofre. La comitiva continúa su camino a toda prisa ante la incrédula mirada de la joven Ravenhold. Aunque el paquete está a salvo los encapuchados no parecen irse con las manos vacías.

- ¡Einar!¡Daronna! - la llamada parecía caer en saco roto - Se supone que esto sería un trabajo sin incidentes.

Farrah levanta entonces el brazo y Allan se posa sobre su muñeca con la vista clavada en los encapuchados. Un gesto de su ama y el rapaz emprende veloz el vuelo en pos de aquellas figuras oscuras.

- No lo sé - responde a la pregunta del druida - Pero al menos se mueven en la misma dirección que nosotros. ¡Vamos!

La exploradora con el cofre entre sus brazos se lanza calle abajo.

De un momento a otro el bardo es impactado por una figura encapuchada, que al parecer acaban de robar y en su buena fortuna logró esquivar cada una de las posibles embestidas al detectar que se trata de un grupo organizado. Más aun por el aroma a excremento impregnada en sus ropas.

¿Será un método para ser rastreados?

Por el rabillo de su ojo pudo ver el símbolo inscrito en uno de ellos, decidiendo memorizarlo y escucha la propuesta de la exploradora quien responde a la pregunta del druida.

-Desconozco quienes puedan ser pero es un grupo organizado-.

Observa como Farrah intenta seguirles paso rápido.

-¡Detened vuestro andar¡¡..-.

Dice en un tono de alerta y preocupación, al comenzar a hilar posibles cabos de aquella situación.

-Debemos actuar con cuidado y no perder el objetivo, si es un grupo organizado debemos asumir que estamos en su territorio y no podemos correr el riesgo de ir a una boca de lobo. Terminamos muertos, nos roban el cofre y sin recompensa-.

Termina por advertir ahora dando un golpe con su báculo al suelo empedrado, mirando a Alator.

-Alator, no podemos desviarnos de nuestro objetivo por esto-.

El miedo subía por su garganta a medida que apretaba el paso, ya casi había alcanzado al bardo que seguía corriendo tras las figuras encapuchadas. Los recuerdos parecían no querer disolverse a pesar de los años, trayendo de entre los muertos las memorias manchadas de una vida que parecía tan lejana como ajena. La armadura de la paladín brillaba al sol mientras sus ojos seguían a las figuras. En la cabeza de Daronna, silencio absoluto. Por el cielo, muy por encima de su cabeza, la figura de Allan se recorta contra el sol.

Súbitamente, el tiempo se detiene al igual que los pasos de Daronna. En un murmullo de voz, con los ojos comenzando a hacer agua tras el metal, apenas se escucha:

-Qué caso tiene... Einar, el Clan, las Hermanas...

Allan continúa en el cielo, persiguiendo al bardo y las figuras encapuchadas. Pero los pasos de la paladín regresan hacia el grupo, es demasiado para ella sola. El silencio en su cabeza se le hace extraño y desagradable, las diosas nunca la habían dejado tanto tiempo sola desde hace años y sus contantes guías le hacían falta...sin ellas, Daronna no era nada y ella lo sabía.

Quizás el río no pueda esperar, después de todo -pensó, intentando llenar el vacío en su cabeza