Partida Rol por web

Al día siguiente os reunísteis en el puerto, en la zona sur. Allí había de nuevo un gentío importante. Cada uno de vosotros llegó por su cuenta, y todos divisásteis a Chandock en una escala entre un barco y el muelle. Escuchábais como comenzaba a dar voces y a hablar con los allí presentes:

Bien ¡perros de mar! -Gritó Chandock ahora diré quién de vosotros ha sido escogido. Estad atentos. Si alguno suplanta la identidad de alguien, se le dará muerte inmediata... bien:

-Marcus Hengel.

-Tory Van Penderson

-Tony Thorge

-James Flint

-Juan Acuña

-Lucía Silvia Gómez

-Jacob Berenguer

-Ricardo Maraña

-Roy Mustang

-Javier de Escobar

-Vitto Escaranti

-......

Tras cinco minutos diciendo nombres continuó:

A los nombrados podéis ir subiendo, en breves os daremos más detalles de la misión. Al resto, podéis perderos en la sucias tabernas ¡largo de aquí! ¡Ah...! Éste es nuestro bricbarca, Le Sauvage: el terror del Caribe..., es decir, el navío de LaFleur.

Me percato de que han dicho el nombre de la mujer cuyo mano pude sentir pero no tal como deseaba. Asi como los dos españoles.

Hago ademan de acercarme a la mujer, pero finalmente me lo pienso mejor y subo al barco directamente.

Prefiero no montar otra escena a ver si al final me quedo sin embarcar por liante.

El día anterior había conseguido ropa masculina. Una simple camisa holgada, un pantalón y una chaqueta, que es lo que ahora llevo puesto. Y también un sombrero para ocultar un poco mi cara en el camino hasta el puerto y evitar que alguien me haga preguntas incómodas por vestir de esa manera siendo una mujer. Pero un vestido no es lo más adecuado para embarcarme, a no ser que sea como pasajera, y no es ese el caso.

Mientras espero a que suene mi nombre, me doy cuenta de lo mucho que deseo ser de los escogidos. Y cuando por fin lo oigo, respiro con alivio.

Con las pocas cosas que tengo y he querido conservar subo al barco, y noto en la madera bajo mis pies el suave balanceo de las olas.

"El salvaje". Suena bien. Me gusta

 Llego a puerto. No estoy nervioso en absoluto ya que se que nadie puede ser mejor que yo en el tema de la medicina. Espero que no hayan muchos accidentes.

Cuando escuché mi nombre pensé:

Bueno, ya estaba tardando. Amos tony, al turrón.

Subí decidido a la vez que me retocaba el bigote con mi mano derecha

Al escuchar mi nombre espere al de Ricardo Maraña, y cuando lo dijeron, subimos juntos, tambien habian mencionado el de la mujer, no sabia que intenciones tendria el capitan para escogerla, pero esperaba que fuera por sus habilidades con la espada y no con lo que tenia entre las piernas, mas valia en este antro tener amigos y si era posible dormir al lado no te rebanaran el pescuezo por un quintal de vino, mas mis posesiones eran menguas, pues doblones no tenia, y solo llevaba la ropa y las armas con municion, a ver si esta vez tenia mas suerte y no acababa nadando encima de un tronco destrozado de un mastil para alcanzar alguna isla.

Llegamos puntuales a la cita y esperamos que dijeran nuestros nombres para poder subir a bordo. El lugar era frecuentado por piratas y por gente en espera de enrolarse, o que tal decía, contándose entre semejante cáfila numerosos pícaros, buscavidas y fanfarrones de la hoja. La emoción me embargó ligeramente cuando oí por fin mi nombre, y mi buen compañero y yo subimos al barco. Volvía a dejarme embaucar por los sonidos a bordo: el graznido de las gaviotas en puerto, el murmullo de marineros, corsarios y estibadores o el crujir de las jarcias -mecido suavemente el navío por la olas-, y los tablazones al paso de los pies descalzos de la dotación.

Circulamos hacia la popa por la banda de babor de la cubierta principal, porque la contraria hervía de pertrechos y fardos que se embarcaban en aquellos momentos. Aunque no todo eran buenas sensaciones, la fresca brisa marina se veía enturbiada por el olor que se desprendía de cuerpos y ropas: sudor, vómito, vino de taberna abandonada hace apenas una hora, humedades de mujer sucia y reciente. El olor que, desde la más remoto antigüedad acompaña a todos los marinos del mundo cuando regresan a bordo. También recordé que volveríamos al pan negro, a la media libra de carne dura y cuartillo de vino agrio de ración diaria, en el mejor de los casos.

Aún así sonreí complacido, y agarrado a los obenques del palo mayor -sentado en la regala de babor- inhalé profundamente la brisa marina que en esos momentos soplaba de levante mientras mi compañero no dejaba de echar ojos a la señorita de la taberna, que también se había enrolado.

¡Por fin volvía a balancearse el suelo bajo mis pies!

Creo que aún no os he dicho mi nombre- dijo Chandock al los elejido mientras intentaba hacer esfumar al gentio no escogido. Soy Chandock, el contramaestre de Merc LaFleur, el "Francés", y este es su barco, "Le Sauvage".

Le Sauvage es un bergantín de dos mástiles, velas triangulares y una única cubierta, en la que se encuentran 24 cañones ligeros (10 por banda más cuatro en la proa) y cuatro falconetes.

Tirada voluntaria de Inteligencia o Inteligencia + Tripular Navios (quien posea esta última habilidad)

Os dais cuenta por vuestro saber en navíos que bastan quince marineros para manejar la nave sin dificultades. No obstante, los bergantines piratas llegan a tener a veces una tripulación de hasta 100 individuos...

Al subir al barco, una treintena de piratas se precipitaron en cubierta, saludando a los recién llegados con chanzas y puyas, riéndose de ellos y afirmando que con el primer golpeo de cañón y metralla que oigan temblarán tanto que quizá hagan escorar el barco.

¡Espero que no saltéis a la mar antse de tiempo! jaja -reían algunos marineros.

Jaja... -gritó otro-... ¿y estos perro aún también saben nadar? -las carcajadas eran generales hacia los novatos...

En esos momentos el contramaestre Chandock se dio la vuelta y miró con recelo a su tripulación:

¡Callad bastardos! ¡Elevad las velas! ¡Pronto zaparemos!

Luego se dirigió a los nuevos:

Atended:

Del botín que se saque cuatro partes serán para el capitán y dos para el contramaestre, osea, yo, y el resto se repartirá a partes iguales entre toda la tripulación. Aparte de ello, los que resulten tullidos en el combate recibirán las recompensas de costumbre. El botín será en metálico: no se tomarán prisioneros. El que deserte o se revele en mitad de la travesía será castigado con la muerte. ¡¡Los que no estén conformes ya están bajando de este barco...!!

Me apoyo en el borde del barco cruzado de brazos y con expresión tranquila recordando el montón de veces que he pasado por algo parecido, así que nada me sorprende, y miro a mis nuevos compañeros, los veteranos y los nuevos para ver sus caras y sus expresiones, para ver quien es duro de verdad y quien esta desesperado o ve en esto una oportunidad, seguramente la ultima de su vida.

y espero a que nos de las ordenes y nuestros quehaceres diarios.

Y puede saberse ya cual es la presa a la que vamos a liberar de peso?.

Y tengo otra pregunta.

Has dicho que cuatro partes se lleva el capitan y dos para el contramaestre, ¿cuantas partes es el total?.

Porque no es lo mismo cuatro partes de ocho que cuatro partes de cien.

ya esta el ingles haciendo preguntas peligrosas, en fin es su cuello, yo me callo por esperiencia.

 Mmm... este tio creo que no piensa... Bueno, alomejor lo tiran al mar y mas parte para todos

-Veo que también están aquí mis valientes protectores-digo sonriendo a mis dos compatriotas, recordando nuestro encuentro en la taberna-aunque creo que ahora mismo agradecería más que alguien pusiera a mi disposición sus conocimientos sobre los barcos que su espada. Es la primera vez que me embarco, al menos como algo más que pasajera.

- Lucia, Primero debemos esperar a que nos digan nuestros deberes, después de eso, si tienes quehaceres de tripulación, Mi amigo Ricardo y yo podremos ilustrarla sobre esos menesteres, aunque por ahora, bastara con que se mueva al ritmo del barco cuando empecemos a navegar, y no encontra, o se mareara.

y sigo esperando a ver que funciones nos asigna el contramaestre.