Roy bajo del barco. Decidió finalmente no enrolarse, lo cual hizo una muesca de risa en Chandock. En ese momento zarpasteis con premura. Comenzaba el viaje.
No sabíais a dónde íbais, ni siquera Chandock sabía en este viaje el rumbo de LaFleur, sino que simplemente se limitaba a encauzar el viaje a los destinos que le dictaba el capitán.
El bergantín toma rumbo sur/suroreste, cruzando el Canal de los Vientos (zona marítima comprendida entre Cuba y la Española). Esto animó a la tripulación, pues en esa dirección se encuentran Caracas, Maracaibo y Panamá... y la ruta de los Mercantes españoles cargados de riquezas... ¿quién sabe si podríamos arrebatar de allí algún tesoro? Claro está que por esa zona patrullan los barcos de guerra españoles... ¡Parece ser que la travesía no será precisamente un paseo!
Despues, uno de los marinos cercanos al contramaestre os asigna un rincón bajo cubierta donde colgar vuestra hamaca y dejar vuestras cosas. Una vez allí, os advierte que tengáis cuidado con ellas, pues a los objetos de valor le salen "patas" misteriosamente...
Nota: Roy Mustang ya no juega. Se ha ido porque las expectativas de los trabajos a bordo no eran las que esperaba. En fin...
LaFleur partía del puerto. En pocos segundos empezaron a rumiar los aparejos al compás apagado del pito nostramo*. Después de comprobar mi rincón y preparar mi hamaca, volví a subir a cubierta. Las cosas de valor las llevaría encima. Y en cualquier caso, al que pillará en infame hurto le rajaría la gola cualesfueran las consecuencias. Por mucho menos había degollado a otros hombres.
Una vez fuera de puntas, disfruté del maravilloso hecho de contemplar los horizontes abiertos a nuestras bandas; el barco se movía con esa característica lentitud y modorra hacia las bandas, a la vez que el maderamen crujía de forma acompasada. Me dejé acariciar por un viento fresco del suroeste mientras navegábamos a un largo con todo el aparejo alzado a los cielos.
En cuanto al tal Roy Mustang, la verdad, se me daba un ardite. En realidad, todos los ingleses se me daban una higa...
*antigua voz o tratamiento del contramaestre.
Despues de dejar el petate con las nimias cosas que tiene, que a nadie le interesarian, pues son de escaso valor, o nulo, salvo las armas, y aqui eso no es un bien escaso precisamente y identificables por el dibujo que tienen, por lo que lo deja atado a la hamaca de dormir, y despues de que lucia haga lo mismo, vamos a nuestro puesto de trabajo y alli la instruyo, en como almacenar la municion sin peligro, donde poner la polvora, las balas, como cargar el cañon, donde no ponerse cuando vas a disparar debido al retroceso, o si alguna bola de cañon impacta en el cascaron cerca de la bateria, luego seguimos con el resto de mercancias.
entre unas cosas y otras la pregunto:
- Como sabes soy Juan Acuña, oriundo de Bilbao, del que sali a los 5 años en un barco pesquero por primera vez, cual es tu historia.
si me la quiere contar, la escucho con atencion, pero si lo evita, simplemente digo:
- Como quieras, lucia, tendremos tiempo de sobra para hablar de todo lo que se nos ocurra.
Al escuchar la pregunta que me hace Acuña, pienso si contestar o no. Al final me encojo de hombros, y respondo. Después de todo, todo eso ya ha quedado atrás.
-La historia no es muy interesante, a decir verdad, pero supongo que servirá para matar un poco el rato aquí abajo. Mi marido, Alfonso, era un pequeño noble en Galicia, un hidalgo con un pequeño pazo y unos cuantos "ferrados" de tierra por la que le pagaban las rentas dos veces al año. No era pobre, pero tampoco una de las grandes fortunas de España. Pero tenía familia en la capital. Una tía viuda muy rica y sin hijos, del que era el sobrino preferido. Al poco de casarnos, su tía le llamó a su casa, para que pasásemos allí una temporada porque quería conocer a su nueva sobrina. Nos llevó a fiestas con sus amigos, le presentó a lo mejor de la sociedad...Ya te lo imaginas. Y como todo el mundo quería una tajada del dinero de la tía, también todo el mundo quería ser el mejor amigo de mi marido, lisónjeándole, alabando sus maneras, ofreciéndole entrar en negocios... Alfonso era buena persona, pero un poco estúpido, no veía que sólo lo decían por agradar a su tía. La corte lo deslumbró y acabó creyéndose una figura en la capital.
Al final se metió donde nadie lo llamaba. Hipotecó sus propiedades y se trasladó a Madrid, se metió en política e invirtió en negocios de los que no sabía nada aconsejado por sus supuestos amigos. Lo perdio todo, claro. Y de paso se buscó unos cuantos enemigos. No es buena idea meterse en política cuando no tienes dinero para apoyarte ni amigos que te defiendan. Tampoco puedo decir que yo fuese muy lista. No descubrí todas las deudas que tenía hasta que ya había muerto. Y de paso descubrí que para algunos la amistad dura tanto como tu dinero. Así que, como no tenía a quien recurrir, ni tuve que escoger entre marcharme o que me metieran en la carcel por deudas. Y aquí estoy
Preparé mi amaca. Recogí mis trapos y los puse al lado. Todos mis instrumentos de medicina me acompañaban en todo momento.
A ver a ver... donde estará la cocina? mmm.... abajo. Si! abajo. Vamos a ver que hay por alli.
Al bajar y al andar por la cubierta, hacía gestos de ``hola`` a quien se me cruzase por el camino. Intentaba no manchar mucho la cubierta.
Bajé las escaleras y busque la cocina. En ese lugar será donde pase el resto de mi viaje a bordo. Espero que no me requieran mucho.
Pues yo embarque en un pesquero a los 5 , pero no era vida para mi, asi que cuando pusieron expediciones para el nuevo mundo, alli fui yo,me enrolé y al llegar aqui, despues de ser criado de alguna gente pudiente, en una travesia fuimos asaltados por piratas, franceses, no me mataron y me acojieron entre ellos, luego paso lo mismo con barcos Españoles y Ingleses, he estado en inumerables barcos, y en algunos barios años, pero siempre acababa igual, el barco en el fondo y yo buscando un islote donde ponerme de pies, he tenido una vida ostentosa en momentos y miserable en otros, pero no me arrepiento, es una vida de aventuras que de pescador en Bilbao, no hubiera podido llevar y he visto mas mundo que mucha gente importante.
-Pues esperemos que este barco no acabe en el fondo-digo riendo-No creo que me sentara bien atravesar el Caribe a nado. Aunque en parte te envidio. Parece que has vivido una vida apasionante, y visto y vivido cosas que yo sólo he conocido a través de libros.
Tras permanecer un mometo en silencio, pensando mientras sigo haciendo mi trabajo, le pregunto.
-Dime, ¿qué va a pasar cuando encontremos a nuestra presa? ¿Cuantos de los que están en el barco crees que seguirán vivos al final para gastarse las riquezas que consigamos?
Tras adujar los cabos sueltos, cazar las escotas del trinquete -ayudando a un par de camaradas- y de limpiar la parte del navío que me tocaba, fui en busca de mi nuevo compadre, Juan Acuña.
¿puedo? lo encuentro, ¿no? ¿o tengo que tirar algo? xD
- Bien Lucia, ya que lo preguntas te lo dire, mas que nada pq teneis redaños y se que lo podriais digerir tranquilamente, sino no os habriais embarcado en una nave con tanto hombre.
- Bien, cuando localicemos a la presa, si va en comboy, trataremos de esperar a que alguna se desvie, hasta que este sola y entonces la abordaremos, primero seran las descargas de cañones, despues las de mosquetes, y por ultimo los garfios y pasarelas, antes de saltar al otro barco. En este intervalo habra muertes, un 20 o 30% de la tripulacion si nos acercamos con presteza y somos mas rapidos que ellos, pq sino el emfrentamiento puede durar bastante tiempo, o incluso ser infructuoso.
- Bien, una vez hechados los garfios y puestos los tablones de aslato, entonces empezara la matanza, primera descarga de pistolas, o 2 o como mucho tercera de mosquetes y al asalto, luchar por al vida y por ahcerse con la nave, con suerte, no habra muchos soldados y seran todos marineros, si son jovenes e inespertos luchadores se rendiran rapido, sino, lo tendremos mas chungo. Lo mejor en estas ocasiones es ir directo a por el capitan, si se le captura, toda la tripulacion se rendira.
por mi no hay problema, todo depende del Chandok ese de marras :)
Si, claro que lo encuentras Ricardo, no hay que tirar nada. De hecho, tampoco hace falta que interpretéis sólo el trabajo del barco. Si interactuáis en otras partes del barco o con otros marinos pueden ocurrir otras cosas.
Uno de los marineros se acerco a Thorge. Era rubio y jovencísimo. Parecía el típico enrolado por necesidad.
¿Es usted un sanitario, señor? Te dijo respetuosamente.
Estoy algo mareado..., me recogieron hace un mes en Kingston y aún no estoy acostumbrado a la vida de navio... ¡me marean las olas!.... -parecía algo pálido.
En esos momentos llegó Ricardo. Allí se encontró con Juan y Lucía. Había otros hombres en las salas de la pólvora y las balas de cañón. Uno de ellos se dirigió a los tres jóvenes noveles marinos (en ese barco):
No he podido evitar escuchar vuestras historias. Por lo visto no sois tan novatos en esto de la mar y los viajes... ¿no es así? -tenía un acento holandés. Soy Phillip, encargado de cañones. Al parecer, tu, señor Juan, conoces bien el protocolo de abordaje... como bien dices, lo primero es ir a por el capitán.
Luego se aclaró la voz.
Os contaré algo. Hará un mes mas o menos, un convoy inglés con una bandera rasgada nos encerró en los Cayos, en la Florida, y nuestro barco sólo podía retroceder o ser presa de los cañones. El capitán de aquella pequeña armada era un joven portugués, cuya fama habíase extendido por todo el caribe por no dejar presa a sus asaltos...
Sin embargo, la curiosidad picó a nuestro capitán LaFleur, el cual, cuando asaltaron este mismo barco se encontraba con dos alfanjes en su mano. El capitán portugués sabía lo que La Fleur le proponía: duelo y muerte. Para protegernos, LaFleur consintió un duelo con el portugués: si ganaba, nos dejaría marchar con toda la tripulación; si perdía, seríamos sus esclavos y tendríamos un destino fatal...
... entonces el portugués aceptó. Cuando.....
En esos momentos Chandock apareció haciendo la inspección diaria.
¡A trabaja sucias ratas!
La historia se interrumpió. Luego el Contramaestre se marchó.
-Mi padre embarcó en Cádiz al mando directo de Don Antonio de Oquendo. No sé si recordarán vuestras mercedes la trágica jornada de la Batalla de las Dunas. Para el Conde Duque de Olivares, los buques y dotaciones estaban en un estado excelente de preparación y adiestramiento, mas para el almirante Feijó, estaban faltos de todo: la gente era forzada, no había bastantes artilleros y tenían poca experiencia. Ni que decir tiene que el almirante Feijó llevaba toda la razón -ríe Ricardo cínico- ¡Pardiez, éramos españoles!
-Al menos mi abuelo no fue uno de esos infelices sacados a la fuerza de las tabernas, cargados hasta las cejas de zumo de uva. El caso es que finalmente -continua Ricardo una vez había dejado de oír las pisadas del tal Chandock por la tablazón del buque-, entre la niebla y los brulotes, aquello fue Troya. Mi abuelo pereció en esa batalla, aislados contra fuerzas holandesas cinco veces superiores. Mas eran épocas de honor y gloria, y ningún rencor guardo a los holandeses-finalizo, ofreciendo mi mejor sonrisa mientras estrecho firmemente la mano del artillero Phillip.
Si joven.
Tengo que hacer una tirada de medicina para decirle trucos para no marearse?
No no... (jaja). No te preocupes. Sólo estas hablando.
Señores/as, ceñíos por favor a los destinatarios. Por un lado están Ricardo, Lucía y Juan, y por otro lado Thorge.
Que cada uno señale con quien esté en los post. SAludos.
Bajando un poco la voz para no volver a llamar la atención de Chandock, le digo a Phillip
-La verdad es que yo poca experiencia tengo en un barco, por no decir ninguna, pero lo que pueda hacer lo haré, y manteniendo los ojos y los oidos abiertos, malo será que no sea capaz de aprender algo. Pero me gustaría oír la historia que estaba a punto de contar. Aunque sólo sea para saber qué clase de hombre es el capitán de este barco.
Ah!, si, si... El portugués era un afamado capitán, joven y de familia rica; un pudiente hombre entre los hombres, según decían, pero un pésimo navegante y marino de carrera... Todos comprobamos que era así, por mano de nuestro capitán.
Tanto es así que dicho duelo, realizado en la cubierta de este barco, no duró más de treinta segundos: ante nuestra atónita (e incrédula) mirada, nuestro capitán LaFleur se quitó su sombrero, y para sorpresa de todos se vendó los ojos para comenzar el duelo... Una auténtica locura.... "somos hombres muertos " -pensábamos... Nada más lejos de la realidad:
El portugués, entonces, bajo la ondeante bandera del Sauvage, sacó su ropera. LaFleur el alfanje. Nada de pistolas. En instantes comenzó la pelea, y en instantes acabó. Cuando el capitán enemigo cargaba contra LaFleur, éste, a pesar de no ver absolutamente nada, esquivaba sus golpes, ayudado de sus demás sentidos. El portugués, tras varias estocadas fallidas, comenzaba a frustrarse. En una de esas, LaFleur consiguió esquivarle y empujarle de modo que quedó su alfanje a la altura de su cuello....
Podría mataros ahor, mi capitán -dijo LaFleur manteniendo su espada en su cuello-, y tu flota, según nuestro pacto, zarparía ahora tras mis órdenes. Tu convoy sería ahora mi convoy. Mas voy a dejarte ir... Ahora sal de mi barco y cuéntale a todos cómo te vencí, bajo esa ondeante bandera roja -dijo finalmente señalando la bandera del Sauvage...
Media hora despues, el convoy que nos había hecho el bloqueo en La Florida nos dejó pasar. Ningún marino, sea honrado o pirata, viola un pacto en alta mar de este calibre... LaFleur y nosotros, su tripulación fuimos temidos desde entonces...
Luego Phillip sonrió y continuó limpiando las bolas de cañón.
Interesante historia, ya veremos si realmente es temido y nos da ventaja en el combate, o al reves y luchan como demonios por sus vidas, bueno, habra que acabar el trabajo si no queremos cabrear a Chandok
Asentí, echando un ojo al artillero que tanto admiraba al capitán. Asegurándome de que no me escucharía, empecé a decirles a Maraña y Acuña
-Es una buena historia, pero no sé si creermela. Suena a truco de magia, o al relato de alguien que tiene tanto respeto a su capitán que lo recuerda todo de forma mucho más impresionante de lo que fue. Aunque me hace preguntarme cómo será realmente LaFleur, y no me importaría escuchar las opiniones que tienen otros de su tripulación sobre él, cuando acabemos aquí. Reconozco que ese hombre me intriga.