Partida Rol por web

Mientras Lucía y Ricardo oteaban el ambiente (grandes troncos caídos, piedras salientes y escondites en las colinas que estaban dejando atrás) intentaban escabullirse en el terreno. Ricardo, por su parte, parecía invisible a los ojos de cualqueira, y si no fuera porque tenía agarrado uno de los cofres, sus compañeros le habrían dado por desaparecido. Sin embargo ni un alma había por allí... todo era tranquilo, a excepción del crepitar constante de la espuma viajando desde la caída de la catarata hasta perderse en la orilla.

Alguna aves cantaban bajo el cielo, sobre vuestras cabezas, mientras una brisa azotaba las más altas palmeras, enviándoos una fragante sensación a vuestros rostros. Mientras seguíais avanzando, llegásteis a la barca, deprisa, raudos. Cuando os asomásteis, parecía estar en buenas condiciones. Allí estaba el falconete que antes habían dejado el resto de marinos; la pequeña vela y el pequeño timón estaban tal y como lo dejásteis.

PNJOTIZADO.

Cuando solté el cofre junto a la orilla, noté claramente algo entumecido el hombro..., no parecía lleno aquel cofre... ¡Pero si que pesaba el condenado! Tras recordar aún la muerte frente a nuestros pies de Émile quise montarme en esa barca lo más rápido posible, para poder huir de allí cuanto antes...

Tras comprobar el estado de la barca y cercionarse de que no había moros en la costa, metemos los cofres en la barca, situamos los remos en sus respectivos escálamos y nos preparamos para salir de esa maldita isla, tumba de nuestros compañeros. Mas justo en ese momento, Ricardo tiene un momento de duda. Mira a sus compañeros y murmura:

-¿De verdad tenemos que llevar estos cofres al capitán? -una sonrisa maliciosa se dibuja bajo su mostacho, haciendo relucir un colmillo de oro-, o al menos saber qué hay dentro antes de entregárselo. Quién dice que no nos interese más a nosotros que a él, que ya es rico... -hace una pequeña pausa para ver la reacción de sus compañeros- ¿Qué le puede hacer pensar que alguien ha sobrevivido?; perfectamente podríamos estar todos cenando ya con el Diablo- finaliza haciendo reiteradas veces su típico gesto apotropaico con los dedos para ahuyentar el mal.

Lucía saltó a la barca tan deprisa que golpeó sus rodillas contra la madera. Se sentó rápidamente a los remos, pensando sólo en escapar cuanto antes de allí. Tan concentrada estaba en la idea de salir de la isla, que al principio creyó que no entendió lo que Ricardo estaba diciendo. ¿Podía ser que sugiriese no volver al barco?

-Prefiero que no me entierren antes de tiempo. Si no volvemos al barco, o intentamos buscar tierra con esta barca, sin víveres, ni agua ni brújula, o nos quedamos en esta isla, con los salvajes por vecinos. ¿Recuerdas lo que le hicieron a Émile?-La expresión de la cara de Lucía dejaba bien claro que ella no lo había olvidado. Y que no la olvidaría durante mucho tiempo, sobre todo por las noches. Echó una nerviosa mirada a la selva, como si esperase ver salir a los indios de allí en cualquier momento. Y puede que así fuese- Y si no le damos los cofres al capitán...Él tenía el mapa, sabía en qué isla buscar y la historia del tesoro. Que a nosotros no nos dijese lo que estábamos buscando, no quiere decir que él no lo supiese ya.

Sigo PNJOTIZANDO a Juan (Juan ¿dónde andas?)

El afán malicioso de Ricardo, imprudente pero no menos tentador, impregnó los pensamientos de Juan, que no veía mala idea eso de forjarse su propia fortuna si lo que hubiera en aquellos cofres fuera lo que estaban pensando. Es más, tuvo una brillante ráfaga de lucidez, bueno... casi:

-¿Y quedarnos todo, dices, Ricardo? La verdad es que es algo que cualquiera desearía, estoy seguro que en estos cofres no hay sino oro y oro y oro y... ¡y ORO! -gritó exaltado modulando la voz rápidamente...- Además, el mapa se lo dio a Chandock... ¿no es así? Si alguna vez el Capitán llega hasta la localización exacta y no encuentra su "premio" creerá que fue el contramaestre, y le dará a él toda la responsabilidad...

PNJOTIZADO.

Es...no... no -decía el doctor haciendo aspavientos de razonamientos con la cabeza y las manos...- ¿Y si alguno de los marinos consigue sobrevivir? Me refiero a que hemos visto morir a Émile delante de nuestras narices, pero... ¿y el resto? No sabemos si están vivos o no, incluso hasta hace minutos oíamos algún que otro disparo... Si sobrevive alguno y llega hasta LaFleur en el Sauvage... sabrá que Chandock murió con una flecha... y a partir de ahí puede atar cabos y ...y... bueno... ya entendéis... Lucía tiene razón... prefiero acabar como el tio que custodiaba este tesoro lo más tarde posible...

Hizo un leve suspiro, se secó la frente, y cargó el otro de los cofres a la chalupa.

Nose, nose... Hemos de decidir... ¡Pero ya! -suspiró mirando paranoicamente en todas direcciones.

- lo unico que tenemos que pensar despues de salir de esta zona, es como nos haremos con un barco con suficientemente calado como para llegar a una zona habitable. y luego esta el problema de habrir las cajas.... como dice lucia necesitasmos herramientas.

se para un momento y añade..

- alguien vio el mapa de Chandock? sabe lo que hay por aqui alrrededor? sino, deberiamos ir a por el, para pensar en como salir de aqui... aunque yo lo veo claro, hacernos con la barquichuela y dejarme a mi el falconete...

-Sólo son ideas, Lucía -sonríe Ricardo-. Y como digo, nada sabe el capitán de lo que aquí ha pasado -continúa el corsario- podemos esconder los cofres en otro lugar alejado, junto al cadáver de Chandock, para que nadie los encuentre. Sólo tenemos que volver y decir que fuimos rechazados por los salvajes de la isla y que en la refriega, y que Chandock desapareció, y que lo damos por muerto, igual que al resto, que fue masacrado ante nuestros ojos.

-Si volvemos a la isla sin gente que nos acompañe, lo más probable es que acabemos muertos. Y si volvemos con los marineros del barco, no va a ser fácil recuperarlos sin que los demás se enteren.-Lucía agitó la cabeza, desanimada. Aunque para sí misma, sabía que si hubiese una posibilidad, no le importaría jugársela al capitán.-Creo que estais locos, pero no pienso dejaros tirados. Sea lo que sea lo que decidais, podeis contar conmigo.

-Ja, ja, pardiez, mujer, que tampoco quiero jugársela al capitán -sonríe Ricardo, con esa sonrisa cautivadora que a veces usa-. No le guardaríamos rencor, y si algún día en el futuro pudiéramos ayudarle, lo haríamos gustosos -si no se percata de la traición-. Además, Dios dirá a que cariz llega esto, que como veis va a ser mucho de improvisar. 

»El asunto sería seguir el juego hasta el final -continúa Ricardo bajando la voz y oteando el horizonte de vez en cuando, por si acaso-, aún a riesgo de perder el botín. Daos cuenta de que si volvemos a la isla con el capitán y más hombres, se volverá a diezmar la tripulación y a los salvajes. Con lo que vamos matando dos pájaros de un tiro. Incluso también podría morir el propio capitán. Es decir, que si no viene tendremos más espacio para actuar, y si viene, podría morir. 

»También podríamos decir, si laFleur no encuentra el botín en su sitio, que han podido ser los propios aborígenes, que robaron el mapa del cadáver de Chandock. Aunque en ese caso tendríamos que dejar a Chandock por ahí y sin el mapa. En fin, sólo son elucubraciones -Ricardo hace una pausa para finalizar-, aunque todo esto no está exento de riesgo; pero el que algo urde quiere, algo le cuesta.

PNJOTIZADO.

La percepción de las situación por parte del doctor parecía diezmarse ahora aún más.

-Ricardo, si viene el capitán y se interna en este sitio, lo hará con el resto de su tripulación..., y no olvides a esos hombres de aquella cubierta -un escalofría recorrió el cuerpo de Tony. Además, la idea de que un nativo lea un mapa y sepa leer las representaciones físicas que ofrece...mmm... no lo veo muy creíble... nose... Aunque la idea de Juan de obtener un barco momentáneamente para escapar no la desecharía del todo, al fin y al cabo...

-Escuchad mi propuesta, si estais seguros de que quereis quedaros con ellos, llevemos los cofres con nosotros al barco. Atémoslos con una cuerda la timón y que queden bajo la lancha. Por la noche podremos ir a recuperarlos. Si los escondemos en la isla, no creo que podamos volver a por ellos. Al capitán podemos decirle lo que ha pasado, más o menos. Nos atacaron los indios, Chandok fue el primero en caer y mataron a varios de los nuestros antes de que acabásemos con casi todo el grupo que nos asaltó. Nos separamos persiguiendo a los que escaparon. Pero había muchos más esperando, la mayoría de los nuestros que quedaban vivos no volvimos a saber de ellos, pero oímos como cesaba el fuego y encontramos a Émile moribundo, mutilado y acribillado a flechazos. Tuvimos que huír para evitar que nos matasen. Si el capitán vuelve y ve la tierra excavada, dejemos que piense si alguno de los demás pudo haber sobrevido, y coger ellos el tesoro. Y el mapa, también tendremos que esconderlo. O destruirlo. Ya no nos sirve para nada, y sería peligroso que nos lo encontrasen encima.

-yo estoy con darle los cofres al capitan, no me gusto nada la danza vudu que hizo y no quiero ser el objetivo de otro ritual vudu, pero si al final decidis que nos lo quedemos, estoy con vosotros, solo recordaros, que el capitan dijo que no volvieramos sin "SU" tesoro...

PNJOTIZADO.

Ricardo tiene razón. En cuanto lleguemos al barco, elevarán la chalupa con cuerdas... y si tenemos eso colgando bajo la misma, ¿cómo reaccionarán? No sé... no lo veo muy claro...

-Yo solo veo dos opciones, intentar abrirlos, y si no podemos , esconderlo en la costa, sin entrar en la isla, pero en algún sitio que podamos recordar. O devolverlos al capitán. Y la verdad, tengo muchas dudas de que logremos salirnos con la nuestra si no se los damos. El capitán podría desembarcar ydescubrir la excavación, o puede que nunca pudiésemos volver para recuperarlos. Mi opinión es que no nos arriesguemos, pero ya os lo he dicho, haré lo que decidais.

-Por eso comentaba lo de volver con las manos vacías al barco. Antes de esconder bien los cofres y de dejar -si es factible- las pistas oportunas para que después el capitán tome nota. Es decir, ni rastro de Chandock y ni rastro del mapa, y la escaramuza de los indígenas. Y nosotros mudos y sordos. Vamos, que no sabemos nada.

»La ira del capitán puede ser terrible, sí, pero al fin y al cabo nosotros sólo éramos unos mandados, que además embarcábamos en La Sauvage por primera vez -Ricardo hace una pausa para ver la reacción de sus compañeros-, pero si os parece demasiado arriesgado, olvidamos el tema y llevamos los cofres al barco antes que nos echen demasiado de menos o vuelvan los indígenas.

PNJOTIZADO.

Esa opción no es tan mala idea... -comentó el doctor. Volver al barco magullados, heridos, sería lo justo con nuestra dignidad... al fin y al cabo, aunque me cueste decirlo, hemos sido nosotros los que nos hemos ganado lo que quiera que haya aquí dentro... Claro que... si volvemos, creo que deberíamos "hacernos los heridos con más ganas": si, deberíamos interpretar con más realismo, más sangre, más cortes y disparos contra la carne... no se si me entendéis...

-En eso de hacer heridas que no causen un daño real -no fuere que nos estropeáramos en el intento- y que no duelan -dice Ricardo remarcando eso último-, al menos demasiado, será vuaced un maestro, Mister Tony...

PNJOTIZADO.

Yo me refería a fingir una batalla más cruenta... al fin y al cabo la única que fue herida aquí fue la dama. -miraba de reojo Thorge. Yo me ofre...ofrecería para, por ejemplo, recibir un puñetazo en plena cara...joder...-apenas creía sus propias palabras. Estaban inentando urdir una amañosa trama que bien hubiera costado cien monedas representarla en cualqueir taberna de Maracaibo o Margarita, ante borrachos bandidos o piratas sedientos...

Claro que, dejaríamos las curas para después, -guiñó un ojo a Ricardo.: LaFleur parece "perro viejo"...