Partida Rol por web

El saco de Boom

Caja de recluta

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03/11/2014, 20:51
Director

En la villa de Belmonte, a las faldas del otrora poderoso castillo del marqués de Villena, había gran algarabía. Las gentes, dedicadas en su mayor parte a la agricultura del trigo y el pastoreo de la oveja merina, se congregaban en las plazas a pesar del tórrido calor estival. La fiesta de San Miguel, a finales de agosto, patrón de la villa, enmarcaba el mercado donde los delegados de la Mesta cerraban tratos para la venta de grandes cantidades de cabezas de ganado, donde se vendía paño de Flandes y los más variados objetos de la producción artesanal de la comarca conquense.

La procesión del cuadro de San Miguel, un retablo flamenco de la colección particular del finado Juan Pacheco, valido de Enrique IV "el impotente" y gran promotor de la villa, se estaba encerrando en la Colegiata. Tras de si quedaba el olor del incieso y las campañas que repicaban para señalar tan magno acontecimiento. Se había aprovechado para dar el viático a uno de los mercaderes de la ciudad, postrado en la cama y muy enfermo a causa de unas cuartanas.

Había, sin embargo, gran cantidad de foráneos en el lugar. Soldados reformados, veteranos y "torneros" profesionales de los de cobrar la primera paga y darse a la fuga. Y el motivo no era otro que el de la caja de recluta. En la plaza de la estafeta de correos, dentro del corral de comedias, se abigarraban los mostachos fieros, las roperas de guarnición gastada y los grandes chapeos empenachados. Tras de ellos, algunos jóvenes imberbes del lugar. No eran demasiados, y era de todos sabido que era de esperarse que los oficiales allí congregados, un contador, un sargento, un alférez y un puñado de soldados, invitarían la noche antes de partir a vino a los mozos del lugar. Y a la mañana siguiente, bien borrachos, se encontrarían reclutados por obra y gracia del dios Baco en las tropas del rey católico. El panorama era, sin embargo, desolador. Castilla se estaba despoblando de hombres hábiles para el trabajo y para empuñar las armas, tras largas décadas de guerras a lo largo y ancho del mundo. La caja de recluta tenía el privilegio de recorrer muchos pueblos, buscando "enganchar" al mayor número posible de soldados. Se rumoreaba que el capitán que tenía asiento para reclutar a la gente estaba sacando de las prisiones a los reos y de las calles a los pordioseros. Tal era la necesidad de hombres en los ejércitos del rey planeta.

Uno tras otro, los aspirantes a soldado con plaza de ventaja acreditando veteranía, aguardaban su turno bajo la mirada del alférez y los soldados. La caja de recluta estaba colgada de la fachada del corral, junto a la bandera del tercio. El funcionario enlutado, enjuto y enratonado, tosía de vez en cuando en un pañuelo. Tísis, quizá. Tenía unos gruesos quevedos, y apenas miraba a los aspirantes que iban pasando por su mesa. Entonces, llegó el turno de nuestro héroe.

-Nombre, apellidos y hoja de servicios. Experiencia anterior, para que figure en el registro -repitió mecánicamente.

Notas de juego

Contestad con un solo mensaje marcando "solo para el director". Se comunicará a los escogidos tanto en ésta propia escena como en el hilo de reclutamiento. El plazo máximo para mandar el mensaje termina el domingo día 9 de noviembre.

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03/11/2014, 21:40
ERTYWERT
Sólo para el director

Oponiendo picas a caballos,
enfrentado arcabuces a piqueros ...

Va cantando junto a otros hombres de su compañía. Justo la que va detrás del Maestre de Campo, y al paso de su capitán, Don Diego García de Paredes. El sargento mayor juega con la porra como si de un director de orquesta se tratara. Se divertía con la cantinela de las tropas. Felices por marchar al frente, donde podría demostrar su gallardía y valor.

El son llega a su fin y se inicia el siguiente:

Mas venía
Tras aquél, con gran porfía,
Los ojos encarnizados,
El león Diego García,
La prima de los soldados;
Porque luego
Comenzó tan sin sosiego
Y a tales golpes mandaba,
Que salía el vivo fuego
De las armas que encontraba;
Tal salió,
Que por doquier que pasó
Quitando a muchos la vida,
Toda la tierra quedó
De roja sangre teñida

Los infieles eran educados. La decencia de permitirles terminar el canto fue de agradecer, pero tiñó de sangre el camino con el bombardeo de esos viejos cañones de bronce. Desde valle se escuchaban el estruendo del altozano. Las nubes de pólvora acallaron los gritos del capitán, que dolido por la ofensa (más que otra cosa para comprobar los arrestos de sus hombres) profería las más horrendas voces que cualquiera daría como resultado un duelo a muerte. Duelo que jamás se daría, más que por borrachos o inconscientes, ya que todo soldado bajo el mando de nuestro capitán sabía que una sentencia a muerte era de mejor resultado que la ciencia segura de confrontar al Duelista Invicto.

Samuel, joven como era, seguía a sus mayores. El cabo lucía una barba que el aún soñaba. Canosa, con pelos lacios y otros arrugados. Con una tez morena y arrugas por la frente parecía mucho mayor de lo que en realidad era. Todos, hombres sanos y valientes se enfrentaban a un enemigo que no podría vencer. No por lo menos a esta distancia. Los hombre fueron amonestados días atrás por romper la formación en combate y lanzarse a la refriega. Varios incluso fueron arrestados. Pero hoy, no se podían permitir ese lujo. Samuel no sabía si tener miedo o que debería ser lo que hiciese. Los compañeros avanzaban, bajo brincos y gritos, algunos obscenos, otros de gloria y los menos de fe. Todos ellos encaminados a empujar su propio valor y el de los demás. El caos era tal que las dudas eran claras. No sabía cuál debía de ellos escoger. Su elección fue sencilla. Ninguno. Su lealtad era lo que guiaba sus pasos y seguir a los compañero la única opción. Al principio pocos fueron los aguerridos que rompieron filas, pero entre ellos estaba su capitán. Cargando colina arriba, pistola en mano y florete en la otra. Sables y estoques salieron de sus vainas. Algunos, honorables hicieron un saludo marcial, otros simplemente echaron a correr. La formación se desintegró. El muchacho no tenía otro remedio si no quería ganarse la ignominia de ser el último y cobarde que miraba al resto sin combatir. Sacó la faca del pañuelo que rodeaba su aún delgado vientre. El pito se tornó en una porra, y nada más llegar al primer cañón, el estruedo lo lazó de culo al suelo. Un holandés, de naranja, le lanzó una piedra que no pasó lejos de su rostro y le hizo ganar su primera cicatriz. Los compañeros de este intentaban recargar el arma. El niño soldado no tardó en odiar a aquellos hombre. El rostro le escocía y lejos de amilanarse, ganó coraje, el que el desenfreno otorga y machacó a golpes con la baqueta del cañón a toda su dotación.

Minutos después se encontraba tumbado, luchando por respirar, mirando al cielo. Los veteranos, en pie, le miraban en derredor. - ¿De dónde ha sacado el niño tanta rabia? Los ha matado a todos.  Incluso el gordo parece un chorizo de lo rojo e hinchado que ha quedado. Otro hombre añadió. ¿Y ese? el que quedaba más abajo. Seguro que fue el primero porque los brazos han desaparecido y los dedos los tiene metidos entre los dientes.

 

Notas de juego

Espero sea suficiente. Si quieres más u otra cosa, avisa, que tengo un "puña" de trabajo y es lo que he creado en un rato.

 

Un abrazo.

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03/11/2014, 22:01
capita_senyera
Sólo para el director

En mi pueblo natal de Gratallops (Priorat, Cataluña) es costumbre confesarse el día antes de Pascua. Cuando yo era pequeño el párroco, el padre Tomás, se ponía hecho una furia cuando mi padre le confesaba sus míseros pecados. ¡Pecador!¡Al infern que vas de cap! (al infierno vas de cabeza) Mi padre se excusaba diciendo que era pobre. El cura le gritaba que los caminos eran llenos de viajeros ricos, que Dios pone de viaje para que los pobres tengan qué comer.  ¡Qué sabio era el padre Damián, y qué buenos consejos daba! No en vano en Gratallops vivían muchos bandoleros devotos, que cumplían su deber cristiano de repartir la riqueza de las caravans del camino de Lleida a Barcelona.

Por desgracia el borracho de mi padre sólo tenía valor para pegar a mi madre y a sus hijos. Hasta que llegué a los 14 años, y para celebrarlo, la paliza se la di yo. Entonces empezaron a llamarme Matapadres. Lo cual es una estupidez, porque padre sólo hay uno. Y además no lo maté. Se mató bebiendo él sólo poco después. Pero un bandolero joven necesita una reputación, y el mote se me quedó.

Como no nos gustaba el campo, mis hermanos y yo nos echamos al monte. A bandolear. Casi siempre a ricos, pues no vale la pena cansarse corriendo tras los pobres. Dimos buenos golpes. Nuestras juergas eran famosas también.

Todo fue bien hasta que el burro de mi hermano Joanet se enamoró. de la hija de un oidor de la Real Audiencia, nada menos! Le entró tal pájara que juró ir al monasterio de Montserrat y dejar sus armas a los pies de la Moreneta, para empezar una vida honrada. ¡Qué disparate! ¿Era menos ladrón su "suegro", con sus leyes? No obstante todos los hermanos le acompañamos.

Joanet dejó su espada a los pies de la virgen. Mis hermanos entraron desarmados. Yo me quedé los pedrenyals (pistolas) bajo la capa, pues la iglesia tan vacía me escamaba. Nada más salir, se cerró la puerta para impedirnos el asilo, y empezaron a dispararnos. Una emboscada de los hombres del "suegro", deseoso de acabar con la banda del Matapadres. Mataron a mis pobres hermanos, al cel sien (en gloria estén). Yo me abrí paso a tiros y espadazos. Tras curarme, volví a Montserrat a jurar venganza.

Fui a Barcelona a buscar al oídor y pasar cuentas. Pero el maldito había cambiado la toga por la coraza, y ahora era oficial de un tercio de Flandes. Pero no se escapa de Matapadres tan fácilmente. Me alisté en el mismo tercio. Pronto se me pondrá a tiro... Y he oído que su hija también ronda por ahí. Mi pobre Joanet estará muy solo en el infierno, y seguro que no le importará tener compañía.

Notas de juego

Esto es un poco de biografía de Perot Vilaplana i Llonch, alias Matapadres. No se si hace falta poner la ficha de personaje.

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04/11/2014, 00:08
Rustu
Sólo para el director

Muy señor mio

 

Mi nombre es Santiago, mas bien mi apellido no os sabria decir puesto que mi madre hizo como su marido y me dejo abandonado al resguardo de una iglesia. Asi que si es necesario apuntar algo mas en ese papel poner santiago iglesia que fijo que al cura del batallon le caere en gracia por el nombre.

 

Como podeis ver, mi hoja de servicios esta mas en blanco que la cama de una virgen antes de la noche de bodas, pero no me importaria mancharla de sangre si al final caigo en gracia y me ofreceis un trabajo con el que ganarme la vida, la compenso con una buena rapidez mental y la energia que solo la juventud otorga 

 

En cuando a la experiencia bueno, tuve la calle como maestra asi que al igual que la hoja de servicios esta bastante en blanco. 

 

¿Pero acaso no son jovenes gallardos con ganas de hacerse un hueco en el mundo lo que busca? Si es asi, soy la mejor opcion que puede escoger aqui

Notas de juego

Nombre, apellidos y hoja de servicios. Experiencia anterior, para que figure en el registro

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04/11/2014, 11:27
maese
Sólo para el director

Karl llevaba varios días en la villa, holgazaneando, disfrutando de los placeres y el calor de agosto. Acostumbrado a sus latitudes mucho más frías, disfrutaba del calor calentándole los huesos... Hasta cierto punto

Demasiado calor...

Su jubón acuchillado presentaba amplias manchas de sudor bajo las axilas y se pasaba el día sacándose la boina granate para enjuagarse el sudor, con un trapo que llevaba oculto dentro de la manga. Con él iba su Tross, el pequeño Reinhard, un compatriota suyo que aunque no era muy ducho en el oficio de las armas, se le daban bien los idiomas y hablar lo que Karl no sabía expresar. Mas que Tross se podía decir que era su socio.

Por fortuna en aquellos momentos se encontraban al resguardo de la sombra del corral de comedias, junto a otros compadres del oficio, a la espera de ser interrogado por el cuevachuelista cuya mirada y aspecto lo asemejaban a un topo.

Karl se removió inquieto, haciendo que toda su persona resonara con ecos metálicos, como nazareno en procesión de Semana Santa. Llevaba toda su impedimenta a cuestas, que entre la katzbalger, el mosquete y la anticuada zweihänder cruzada a la espalda, llevaba más hierro que Vizcaya.

El escriviente estaba apuntando los datos del compadre de delante suyo, y cuando acabó le tocó su turno. Se adelantó junto a Reinhard, que iba un paso por delante de él. A su lado Karl parecía un gigante. Karl era corpulento, pero lo escurrido de cuerpo que era Reinhard hacía que Karl pareciera más grande.

Le presento a Karl Moritz, excelencia.

Empezó a decir Reinhard, en un perfecto español con apenas un ligero deje germánico.

Un bravo lansquenete... Cuyas hazañas son tantas y tan notables que es el único que aún porta zweihänder, sin menoscabo de su persona... Se destacó con sus hazañas durante la emboscada de Alsheim, y el propio píncipe de Ligne le otorgó una ventaja de 20 ducados... Y en Fleurus, si me permite el atrevimiento, micer, hizo todavía mejor papel. Se destacó en el regimiento Fugger e hizo gran escarmiento entre los enemigos del Rey. Allí se ganó el derecho a ser considerado un Doppelsöldner por su gran habilidad con la filosa... Y no menos tino con el mosquete, que derribó a un capitán desde treinta metros en la batalla de Fleurus...

Mientras recitaba sus gracias, Karl miraba al infinito, con una amplia sonrisa dibujada en su barbudo rostro.

vergessen Sie nicht über die Bílá hora

Masculló Karl, a lo que Reinhard asintió.

Sí... Me comenta su señoría que su excelencia debería saber que este bravo guerrero estuvo también bajo las órdenes del conde de Tilly en la batalla de la Montaña blanca, causando grande mortandad entre el enemigo.

Karl miró a su socio, con cierto regocijo, como recordando aquel día.

Grrande muerte, ja. Mushas cabesas cortar ese día, jojojo! Shecos correr como conejos ante grran Karl. Muchas cabesas cortar con Grreta.

Remató el gigantón, mirando al escribiente y señalando cariñoso el mango de la Zweihänder.

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05/11/2014, 19:38
zjordi
Sólo para el director

Llegábale el turno a un joven alto y recio, de aspecto obviamente vascongado, que vestía una mescolanza de atuendo militar y clerical, en el que predominaba el negro (a la usanza de la Corte), y que se notaba de calidad, aunque no poco raído por el uso, y agujeritos aquí y allá que no podían sino ser quemaduras de pólvora, de lo que daba fe la bandolera con los doce apóstoles que le cruzaba el pecho. Pero si era arcabucero, no se le veía arma larga alguna, sino dos pistolas de silla que cargaba al cinto, compartiendo cinto una de ellas con una ropera mataamigos. Para mayor desazón de quienes le contemplaban, lucía al cuello estola de capellán, y de uno de los bolsillos de la pechera le sobresalía el crucifijo de un rosario y algunas cuentas.

Al llegar ante el funcionario, el joven se aclaró la garganta y dijo con voz sorprendentemente queda: "A la paz de Dios, hermanos. Se presenta Sebastián de Aguirre y García de la Osa, capellán castrense, antiguamente del Tercio Viejo de Lesaca. Aquí está mi hoja de servicios." Y dicho esto, echó mano de la lata y sacó un fajo de papeles de consideración para la juventud del poseedor.

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06/11/2014, 08:37
clearco
Sólo para el director

Martin observo ceñudo al cuervo que le andaba preguntando, ¿cómo contar a ese menguado, tísico e incapaz de sostener sus opiniones con buen acero diez años de servicios al rey?, hubiera sido mas fácil contárselo a un camarada, decidio ceñirse a los hechos.

-Me llamo Martin Velez Manrique, natural de Valladolid, me uni a las banderas del rey en 1620.

Segundon de una familia de hidalgos, con mas honra que doblones, no habia herencia para el y sin mas educación que la que quiso tomar y el manejo de la toledana que su padre, buen esgrimista, le enseño no tenia muchas opciones. Todavia recordaba los reclutamientos que se hicieron por toda la monarquia en ocasión de la cercanía del fin de la tregua con los herejes holandeses, decidio unirse a los tercios en busca de la fortuna y del reconocimiento que su linaje, sin duda, merecia.

-Me incorpore a la compañía de arcabuceros del capitán Escobar que se dirigía al tercio viejo de Napoles, en donde servi durante un año en la guarnición de la ciudad.

Un año magnifico en verdad, allí le enseñaron todo lo que debía saber un infante de la mas gloriosa maquina militar de su tiempo, además el sol, las italianas y buenos camaradas, la vida parecía fácil. Poco duro.

-A finales de 1621 nos dirigimos a Milan, junto con otras compañías del tercio y de naturales del país, allí nos reunimos con refuerzos de Lombardia y otros españoles que llegaron desde Genova, nos dirigíamos al ejercito que el general Spiniola formaba para invadir el Palatinado, en mitad del invierno cruzamos los pasos alpinos y rápidamente nos reunimos con las tropas de Flandes.

Un viaje penoso, que le curtio y le enseño como seria la vida militar en lo sucesivo, es mas, comparado con lo que vino, fue un paseo con algo de frio.

-Con las tropas de Gonzalo Fernandez de Cordoba subyugamos el Palatinado a la obediencia de la religión catolicay del rey, batimos a los herejes en Fleurus, en donde fui herido, aunque no de gravedad y uniéndonos a la tropas del emperador tomamos la ciudad de Heidelberg

La mejor campaña que tuvo, enemigos timoratos y faltos de valor, las ricas tierras alemanas para avituallarse y una magnifica ciudad que saquear, que le proporciono sonante por una buena temporada.

-Despues nos unimos a las fuerzas del marques en Bergen op Zoom, que le estaban poniendo estrecho cerco, pero el negocio salio mal y tuvimos que levantar el campo dejando a esos perros en posesión de la ciudad.

No sufrieron todo el cerco, y menos mal, porque según contaron sus camaradas fue un verdadero infierno, pero Dios reparte sus cartas y se comio su racion de miseria y enfermedades en el cerco de Breda.

-Quedamos como guarnición en Ostende hasta la campaña de Breda entre 1624 y 1625 en donde a raíz de los enfrentamientos fui recompensado con una ventaja de 2 escudos y me asciedieron a cabo de escuadra, fui herido dos veces, por  arma de fuego y cuchillada y cogi las fiebres.

Aunque la campaña culmino con éxito fue un verdadero infierno, frio, privaciones, enconados asaltos de un enemigo esquivo y al final la enfermedad. Ademas poco se gano en esa campaña aparte de reputación para la monarquia, que oro bien poco vieron.

-Estuve seis mese recuperándome en el hospital de Bruselas, después me reincorpore a la compañía, que tras los buenos servicios que prestamos en Breda  y el Palatinado nos tenían como gente de higados y nos dieron uso  como unidad suelta para hacer correrías e inquietar al enemigo en su territorio. Asi nos pasamos tres años de encamisada en encamisada y de apaga fuegos alli donde se nos necesito.

Aunque fueron años duros por lo menos vieron resultados, un buen numero de herejes destripados, mucha libertad para hacer lo que quisieran y algo de botin de vez en cuando, que las pagas llegaban cuando llegaban, y las mas de las veces no lo hacían.

-Cuando comenzó la campaña del Monferrato y destinaron a don Gonzalo como general nos propusieron unirnos a ella, y la compañía volvió a hacer el camino para unirse al ejercito que asediaria Cassale, dos veces…

Una mala campaña, se fueron de Flandes queriendo cambiar los encapotados cielos de Flandes por lo de Italia pero poco sol vieron entre los montes del norte del país, faltos de todo, ayunos de dinero y rodeados de bisoños, la campaña no podía ir bien, y no lo fue. Un desastre y tras dos asedios Cassale siguió en manos del enemigo.

-Tras esa campaña fuimos licenciados con el resto del ejercito y volvi a España a hacerme cargo de la hacienda familiar.

No le peso la licencia, su hermano había muerto, sin herederos y le correspondia a el las tierras familiares asi que ni siquiera exigió lo que se le adeudaba, que era mucho, pero el servicio del rey ya se sabe, mucha honra y poco brillo.

El regreso a España fue decepcionante, nadie estaba impresionado por otro soldado que volvia de la guerra con una mano delante y otra atrás, la hacienda estaba en la mas absoluta ruina, comida por las deudas en el esfuerzo de aparentar una prosperidad que no se tenia y no le quedaban amigos.

Tras una temporada de estrecheces puso sus miras en una heredera de un comerciante de lanas de Medina del campo, de pasable aspecto, bastante dulce y con un padre, obsequioso muy interesado en entroncar con familia noble y del linaje tan esclarecido como el suyo. No resulto nada bien, la joven resulto ser una verdadera daifa, con mas admiradores y amantes que las mejores busconas de la corte, descubierto el desplante tuvo unos verbos con uno de los jóvenes que mas cerca la asediaban, que termino en una visita a la huerta de rey, al amanecer encontraron su cuerpo atravesado. Fue a casa del que iba a ser su suegro a retirar su palabra de matrimonio, soltando verdades y poniendo como lo que era a la tusona que tenia por hija, el padre se encolerizo, mas el el hermano, con el que termino dando otra vuelta por la huerta del rey, ¡pero por vida del rey de espadas!, que no se iba a amilanar por un plebeyo con ínfulas quien no lo había hecho delante de cargas de herejes.

El hermano quedo malherido, y aun tuvo suerte que no era esa la intención de Martin.

Puesto en la mira de la justicia, comido por las deudas y perseguido por algunos jaques pagados por el que casi fue su suegro aprovecho la oportunidad que le brindaban los nuevos reclutamientos, allí, al menos, el enemigo venia de frente y era fácilmente reconocible.

-Pero al oir que el rey necesitaba de gente de honra e higados para defender la fe y la monarquia no dude en presentarme aquí, para cumplir con mi deber.

Y con absoluta superioridad se quedo mirando al chupatintas.

Notas de juego

Aqui esta la respuesta y presentacion de un personaje, para que lo tengas mas facil, solo he jugado dos aventuras en la comuindad, ninguna terminada, una por problemas personales de los master y otra por que se a aplazado hasta el proximo año, mi experiencia en este ambito es escasa, aunque buenas mis sensaciones. Jugando a rol, en general, llevo un par de decadas. Supongo que estoy en franca desventaja con gente que tiene mucha experiencia en este formato asi que si no soy elegido y habra buenas razones reitero mi peticion, si fuera posible un puesto VIP, y que me dieras alguna primicia sobre el PAB 5, reglas, o de que va, he tenido que improvisar algunas cosas, como las armaduras de guerra y reglas de combate a caballo, que se quedan muy cojas en el libro basico, y aunque  la campaña que estoy dirigiendo no va por derroteros militares por ahora, lo hara y me vendria bien saber que va a salir, si me lo pasas mejor claro, y cuando, entiendo que el trabajo es ingente y que se puede demorar bastante.

Un saludo

Me he extendido un poco para darle algo de profundidad al personaje, no se si he hecho bien, ya me lo diras

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06/11/2014, 16:07
DeLeagant
Sólo para el director

Martín tocaba la caja sin descanso con ritmo monótono. Golpeando con los palillos una y otra vez el pequeño tambor de cuero tensado. Llevaba un buen rato de pie junto al alférez, que sentado delante de una mesa plegable anotaba nombres en un libro en blanco y entregaba algunas monedas a cambio de tal apunte.

Para sólo tener 14 años, el muchacho bien podría estar ya cansado pues bien pareciera que llevaran horas allí, bajo un sol de justicia qe hacia que el sudor se pegara al cogote. Sin embargo, el muchacho apenas daba cuenta del cansancio de las piernas o los dedos. Y seguía tocando machaconamente la misma cantinela.

Estaba anonadado y apenas disimulaba su entusiasmo, al ver a aquellos hombres, de frondosos bigotes, caras largas y ceños fruncidos, que se acercaban de uno en uno o de dos en dos a dejar anotarse el nombre en el libro. Los que más llamaban la atención de Martín eran los que estaban cubiertos de cicatrices. Uno de ellos, un tipo alto, enjuto y feo, al que parecía faltarle un ojo y la media cara acompañante, se quedó mirando al tamborilero cuando éste, asombrado, dejó de tocar por un instante.

- No te preocupes por el ojo, chico, que lo mío es el arcabuz. Así es más fácil apuntar ¡que no hay que guiñar el ojo! - y se alejó carcajeándose tras dirigirle a Martín lo que bien pudiera ser un guiño o quizás un parpadeo, que con un tuerto, nunca se sabe.

Martín estaba ansioso, pues acompañaría a todos aquellos valientes. Ojalá fuera ya un hombre para poder empuñar ropera, o pica. Al menos el alférez le había prometido que podría seguirles - para que pueda salirte pelo en el pecho - le había dicho. Él les llevaría el agua, las municiones y la pólvora y seguramente, si era listo, éstos le enseñarían el oficio de engrandecer al Rey y a España. Ya lucía en el cinto el arma le habían dado, una espléndida daga, que tenía una hoja de no menos de dos palmos (el muchacho lo había medido él mismo), que clavaría en el pecho a cualquier hereje que se le pusiera a tiro. Ójala pudieran partir ya y dar a los herejes una lección de romana cristiandad.

Sumido en estas reflexiones el muchacho recibió un discreto codazo en el muslo por parte del alférez, que le sacó de su ensimismamiento e hizo que volviera a tocar la caja.

Notas de juego

Nota: puedo asegurarte que la idea del personaje, la situación, la música y el post, son puramente originales y no fruto de haber visto el post del Director (que también tiene música e incluso una imagen que evoca la presentada). Visto ahora, casi parece un plagio. No es así.

No sé si era esta la idea que buscabas como post o esperabas algo más simple. En cualquier caso ahí queda. Como has visto se trata de un personaje diferente a la media, por lo que tampoco sé si estás dispuesto a aceptar al Personaje (aceptación del Jugador aparte). Si fuera así, pues estaría dispuesto a aceptar el tipo de PJ que indicaras.

Un saludo

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06/11/2014, 16:32
DeLeagant
Sólo para el director

Por algún motivo, no me ha cargado la música en el post (de ahí los inexplicables "huecos") y tampoco me deja editar el post para volver a intentarlo. Ergo, te dejo aqui el enlace.

https://www.youtube.com/watch?v=7KlIFvS4khE

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06/11/2014, 19:56
zjordi
Sólo para el director

Cuando alargaba el canuto de hojalata al reclutador recordaba sus primeras experiencias en la milicia. Hijo tercero de un noble vascongado de posibles, estaba ya en el seminario ordenado de menores cuando su hermano segundo perecía en el asedio de una plaza en Flandes. No dispuesto a que la carrera militar careciera de un Aguirre, su padre orquestó velis nolis su salida del seminario y su entrada en el Tercio Viejo de Lesaca en menos que se tarda en rezar una Salve.

Sebastián, que al principio abominaba de la sangre, se fue acostumbrando a la vida castrense y al cabo de dos encamisadas, tres saqueos y media docena de batallas campales contra los herejes, se ha curtido y ahora es capaz de despachar de una mojada a un flamenco (a la vez que le da, eso sí, la última bendición). No se hace ilusiones acerca de su futuro: su hermano mayor heredará el mayorazgo y, con suerte, podrá licenciarse honrosamente con una modesta paga para cuando su padre haya sido llamado por Nuestro Señor a su vera, y él pueda dejar de matar en nombre de Dios y de su Majestad Hispánica.

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07/11/2014, 17:31
Kelpie
Sólo para el director

Arribé a la villa de Belmonte la víspera. La fiesta de San Miguel, con la que me encontré, prometía para mí demasiadas cosas. Voto a Dios que me alegaría la vista con el ir y venir de las alegres muchachas. Que para eso el Altísimo nos dotó de ojos…y de manos. Sin embargo, los mayores placeres serían saciados a la noche. Cuando las gentes se refugian en sus hogares y las calles solo quedan habitadas por mendigos, ladrones, putas y hombres de bulla y desenvaino fácil. De esos que alimentaban las mancebías y acababan, más antes que pronto, tiesos con un tajo en la panza en el callejón más oscuro. Gente como yo.

Aquella noche me vi compartiendo lecho con una muchacha, no muy agraciada de rostro pero de turgentes senos, que se hacía llamar Úrsula. Y a la que otros llamaban “La Beata”, más por los rumores de que calentaba la cama al curilla de turno, que por sus hábitos religiosos. Sea como fuere, no pasé mala noche entre sus sábanas y en tercera compañía de un poco de vino agriado. Al despertar, con un notable dolor mordiéndome el seso, me acicalé cuanto pude y me vestí con ropas limpias; camisa de paño blanca y no muy raída, coleto de cuero, calzón negro a estrenar, capa, mis botas desgastadas y por último, el sombrero para protegerme del sol. Envainé mi toledana y partí de aquella casa. Pardiez que mi atuendo no debía ser tomado por el de pariente cercado al conde Arcos, pero un servidor estaba allí para acudir a la caja de recluta, no para sacar a bailar a nobles féminas en un sarao de la Corte. No eran lindezas lo que se podían requerir de mi persona.

Caminé con paso sosegado y cuerpo recto hacia el corral de comedias, donde fue convocado el acontecimiento. Y donde, voto a Dios, habría mucho hijodevecino dándoselas de experiencia y cuajo. Algunos de esos imberbes ni habrían sentido jamás en su piel la frialdad del acero entrando en carne y rasgando las entrañas. Y desconocen que muchos de los que serán sus compañeros de lucha, acabarán con lo la sesera bien esparcida por algún arcabuz o cañonazo. Mi andadura hacía el lugar se pospuso más de  la cuenta, por obra y gracia del encierro de la procesión de San Miguel. Sin embargo, al llegar, con un mero vistazo, pude comprobar que mis pesquisas no fueron por mal camino.

Me adentré en el corral, ahora con semblante y contiene serio. Recoloqué mi sombrero, y aguardé a la espera con una mano en el costado, en la empuñadura de la toledana. Cuando mi turno me llevó a la altura del aquel funcionario  enlutado y enfermo, este habló sin dirigirme la mirada y con unas palabras que bien aprendidas y aborrecidas tendría.

Henchido el pecho y con voz grave, con mucha flema, respondo a lo que pide:

- Pedro Negrete, para servir a Dios nuestro señor y a la Patria – saco de la faltriquera mi arrugada hoja de servicios, que guardo plegada con un cordel, y se la extiendo para dar voto de mi experiencia - Buenos años llevo en estos menesteres, desde que apenas era un rapaz, y mi padre, en paz descanse, me llevo por primera vez consigo a tierras flamencas a cortar pescuezos herejes. Tomé parte del asedio de Breda, bajo órdenes del general Spinola. No temo a las fatigas de la guerra. Llevo tal oficio en las venas. No me importa si tras la contienda, mi cabeza acaba separada de mi cuerpo, si antes las cabezas de esos enemigos de la religión acaban pasadas por mi acero.

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07/11/2014, 17:39
Kelpie
Sólo para el director

.....De esos que alimentaban las mancebías y acababan, más antes que pronto*, tiesos con un tajo en la panza en el callejón más oscuro....

* más pronto que tarde.

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08/11/2014, 23:45
Thaursul
Sólo para el director

Santiago de Cuña miraba la cola de reclutamietno pensativo mientras removía el resto de vino de la potella que tenia en la mano, hacía una eternidad él tambien estuvo haciendo cola para reclutarse, siete años ni más ni menos, dio seis años de su vida al tercio, al mal comer, el mar dormir, al arriesgar la vida dia si y dia tambien... hasta que hacia ahora un año y tres meses que se licenció, buscando uan vida digna y simple... pero los perros viejos no se acostumbran a collares y menos si la vida los traata a palos.

En mitad del fango de la guerra soñaba con retirarse al campo, con una casa y una buena mujer, pronto se dio cuenta de lo equivocado que estaba, trabajaba de sol a sol destrozandose la espalda por un misero salario, conoció a lo que creia una buena muejer hasta que la muy zorra se fue con un señorito con la bolsa llena... en unos meses se dio cuenta de que la vida de civil era una autentica mierda, el resto del tiempo lo pasó alquilando su acero o haciendo trabajos de rufian y de baja estofa mientra la idea de volver al tercio lo rondaba dia si y dia no... y es que el tercio no era para el un trabajo, era una forma de vivir, había provado la vida militar y ahora la asquerosa vida civil, y sin duda, entre pasar hambre y frio, solo, en una apestosa calle de una villa de mla muerte y hacerlo en el fango con hombres que son como hermanos y luchando por algo tan grande como el imperio español, Santiago no dudaba mucho, ahora ya no, así que se levanto y con paso firme y decidido se dirigió a alistarse, a volver a la vida que sabía vivir...

 

 

-Santiago de Cuña, Sesi saños de servicio, Tercio de Ponce de León y Tercio de Fernando de Rivera, licenciado durante el último año. Diestro en pica arcabuz o lo que necesite su usía-

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18/02/2015, 12:46
Mooneyes
Sólo para el director

Es en el único sitio donde te lo podía decir, así que, perdona esta intromisión, y me permito la licencia de ponerlo en esta escena, pero me encanta el post que has puesto en el off-topic acerca de los títulos, y del cómo dirigirse hacia las grandezas de aquella España *.* Cuánto se aprende :DDD