Partida Rol por web

Del exterior de la casa se oye un sonido constante y repetitivo, pero no lo identificas.

De fuera de la casa, ahí afuera, se oye un sonido constante y repetitivo. Dirías que parece ser el lamento de una mujer, es posible que estén haciendo daño a alguien.

Salimos fuera aún sin saber quér haríamos, si iríamos a explorar o por el contrario jugaríamos al juego propuesto por Ana. Un juego que a mí me daba cierta vergüenza jugar pero que también me podría ofrecer una oportunidad, si tenía esa suerte, de besar a mi admirada Ana. Suspiré, era un sueño imposible de alcanzar sobre todo estando Héctor por en medio, pero yo no renunciaría a ese sueño, como tampoco renunciaría a convertirme en el mejor imitador de mi querido Michael.

Pero hubo algo que hizo detenerme, algo que me había parecido escuchar y que, con las voces del resto, era incapaz a oír bien, así que los mandé callar un segundo.

—¡Chist! —Puse el dedo en los labios para enfatizar en mi petición—. Creo que oigo algo —dije, cambiando mi mano de mis labios a mi oído para crearme una especie de trompetilla y así escuchar mejor—. ¿No lo oís? Parece una mujer... se está quejando —aquello no me estaba resultando nada agradable—. ¿De verdad que no lo oís? Igual hay alguien en peligro, tendríamos que ir a mirar.

Salimos aunque a mí no me hacía gracia eso del reto o de lo otro. No. Era tímida para todo aquello y me pondría roja tanto si tuviera que contar algo, como hacer alguna cosa. Pero no tuve tiempo de pensar en eso pues escuché lo mismo que mi primo, solo que no podía distinguir si se trataba de una mujer.

Me acerqué a donde él estaba y, haciendo la señal de silencio con mi dedo índice sobre los labios, también dije:

-Es verdad… escucho algo.

Me preocupé sobre eso de si era alguien necesitando ayuda. Éramos solo niños pero eso no quitaba lo de hacer algo. Sobre todo si alguien estaba en problemas.

-Vayamos a ver-sugerí en voz baja.

Una voz interior me alertó de que siempre había un peligro, que mejor llamar a los adultos y todo eso. Claro que no la escuché, esto de las vacaciones y aventuras estaba dejando en mí un poquito más de gusto por las emociones del que estaba acostumbrada.

La verdad es que no he oído nada. - respondo encogiéndome de hombros  mientras observo a Marta y Jacobo mantener con firmeza su decisión, lo que me lleva a echar mano de mi confiable tira chinas.

Muy bien, no tengo porque dudar de ambos, vamos. - anunció antes de detener la marcha y sacar un objeto metálico de mi chaqueta. - Toma Jacobo, tu lleva la linterna, necesito ambas manos para usar el tira-chinas. Muy bien chicos vaís por delante, pues ustedes son los que han oído el ruido.

Una vez con el tira chinas cargado y listo para causarle daño a cualquiera que estuviera acechándonos en la oscuridad, echo a andar detrás de Jacobo, intentando mantenerme lo más alerta posible.

-Yo, no... -balbuceé, ante la pregunta de Ana. Notaba el calor en mis mejillas, algo avergonzada. La propuesta de aquel juego tampoco ayudaba en nada. La bravuconería del momento anterior había desaparecido. Por suerte, Jacobo interrumpió lo que parecía que iba a ser una situación incómoda.

-¿Qué dices? Yo no oigo nada de nada. ¿Una mujer? -sin mediar más palabra, me puse detrás de  María y Jacobo, ya que ellos eran los que sabían de donde venía el ruido. A diferencia de Héctor, que ya había echado mano del tirachinas, no se me pasó por la cabeza que fuese a pasar nada malo.

-Que sí que se oye algo,dijo Ana mirando al resto, -venga vamos a ver,Seguramente fuese alguien discutiendo a voces o incluso algún cachorro de animal.Aún así Ana estaba dispuesta a saber lo que era y sobre todo, a salir de la casa.

Sin dudarlo, echo mano de la llave y destrabo la puerta para luego guardar la llave en el bolsillo de mi pantalón.

Bien, Borja ábrela, yo te cubro con el tirachinas, Jacobo a mi lado, y apunta la linterna al rostro para cegar a quien sea que esté armando barullo. - digo como uno de esos agentes del FBI que tantas veces había visto en la tele.

Clara, Ana, echad mano de cualquier cosa que puedan usar ccomo arma, sólo por si acaso y María tu eres nuestro respaldo, si la cosa se complica ve por el coronel.

Asiento a lo que dice Héctor y voy detrás de todo, lista a volver corriendo si algo sucede y tengo que avisar a los mayores. Las manos me sudan: se sienten frías y pegajosas y me gustaría lavarlas de nuevo solo para quitarme esa sensación.

Vamos, vamos… esto seguro de seguro que no es nada. Nada, ni mucho menos alguna cosa peligrosa. Además me dieron la categoría de "respaldo" y eso suena importante. No debo ser una nena miedica, sino tener valor y... qué oscura esta la noche!! Es mi miedo... ahg... así no voy a ser como las heroínas de mis cómics.

No tenía certeza de lo que mi cabeza me decía, pero es que sentir al corazón empezando a andar un poco rápido, por miedo, no era divertido. También tenía emoción de ver la fuente del sonido. El bichito de la aventura me había picado y no se iba a curar con nada que no fuesen más aventuras.

Doy un respingo al oir el grito y observo al resto esperando ver si lo han oído. Por suerte (O por desgracia según se mire) no estoy loco y más personas confirman haber escuchado aquel grito. Como no puede ser de otra forma, Hector organiza al equipo para investigar que diantres pasa ahí afuera.

- Siempre el burro delante para que no se espante ¿eh? – Digo socarronamente al escuchar la parte que me toca del plan – Mantén el tirachinas alto y firme – Me aproximo a la puerta y espero a ver a todos colocados, entonces sonrío tontamente – Si me pasa algo, recordad que os quiero a todos. -Levanto el dedo y señalo a Clara – Menos a ti. ¿Por que no te han comido a ti?– Y me llevo la mano a la boca para aguantar la risa. Una risa nerviosa.

Me quedo mirando el pomo con mi mano aun a su alrededor.

“Valor y al toro”

Y Giro el pomo con cuidado para que no haga ruido y abro la puerta, asomándome al exterior.

Cogí la linterna y la levanté, dispuesto a iluminar el exterior cuando Borja se decidiera a abrir la puerta. Estaba nervioso, eso no lo podía negar, pero más nervioso me puse cuando en mi cabeza empezó a sonar la musiquilla de Thriller y las imágenes de los zombis aparecieron ante mí. Sólo eran imaginaciones por supuesto, pero ¿y si el grito de la mujer se debía a que estaba siendo atacada por esos come cerebros?

De todas formas no podía permitir que el resto supieran que tenía miedo y si Michael había conseguido bailar con los muertos vivientes yo también sería capaz de algo parecido. O eso esperaba.

—¿Ves algo? —Pregunté en un susurro a Borja cuando éste abrió la puerta y asomó la nariz para investigar lo que había fuera.

-¿de que coño quieres que eche mano?susurró Ana mirando a su alrededor, finalmente cogió una pequeña plancha de hierro que la abuela de Héctor tenía de adorno, ¿que iba a hacer con ella?No tenía ni idea,ojalá salieran rápido y pudieran ver de una vez que pasaba porque estaba segura de que no era para tanto y además, se había traído un cigarrillo y unas cerillas que llevaba escondidas en las zapatillas y no quería romperlo antes de poder fumarselo a escondidas.

Al abrir la puerta de la casa tan solo veis el porche de la misma. No hay nada cerca, pero Borja es el primero en asomarse y reconoce la localización de los ruidos, vienen de la granja. No esta lejos de aquí, apenas hay que seguir el camino contrario a la carretera. Es un edificio anexo a la casa, pero desde vuestra posición no se ve nada, seguramente el sonido venga de la zona de atrás, que no se ve desde aquí.

¿Serán los gitanos que vienen a vengarse? ¿Alguien ha tenido un accidente? ¿Qué estará pasando allí afuera?