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El Siniestro Secreto de Marjal Salino - La Casa Encantada

3 - La Cabra de Mimbre

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24/11/2020, 10:40
Narrador

Una rechoncha cabra de mimbre colgaba sobre la entrada de la taberna al que daba nombre. El tiempo había deteriorado su panza, y había permitido a una familia de palomas anidar en su interior.

La Cabra de Mimbre era uno de los edificios más antiguos de Marjal Salino, y ciertamente su taberna más añeja. Erigida hacía 120 años, el edificio había cambiado de dueño no menos de dos docenas de veces. Cuando planeó por primera vez el trazado de las murallas de la ciudad1, el consejo de Marjal Salino eligió este edificio como límite del extremo septemptrional. Su ubicación había tenido una muy positiva influencia en los negocios, ya que era literalmente el primer edificio con el que se topaban los viajeros al entrar en la villa por el norte.

Era conocido que los precios de la Cabra de Mimbre eran algo elevados. A los viajeros agotados por el camino no les importaba, pero los lugareños como vosotros solían preferir las tabernas del centro de la villa. El dueño actual de la Cabra de Mimbre era un hombre del tamaño de un oso llamado Lankus Kurrid. Con sus casi dos metros de alto, pasó buena parte de su juventud en el ejército de Tethyr, destinado de pueblo en pueblo, bebiendo en los establecimientos locales hasta que se metía en tantos problemas que tuvo que abandonar el ejército por las continuas amonestaciones de sus superiores y asentarse en Marjal Salino.

Durante muchos años, Lankus fue uno de los pocos parroquianos en frecuentar la Cabra de Mimbre. Sabía que los visitantes paraban allí a menudo, por lo que solía pararse a hablar con cualquiera que tuviera un trasfondo militar. La regularidad en sus visitas le ganó una rápida amistad con el anterior dueño quien, para sorpresa de Lankus, le dejó la taberna antes de fallecer hacía algunos años. Bajo su regencia se convirtió en una taberna de referencia para los guardias del pueblo y los soldados de paso.

A aquella temprana hora de la mañana la taberna no estaba muy concurrida. Había una mesa con viajeros disfrutando de su almuerzo, otra de guardias que acababan de terminar su turno y una tercera con enanos que empezaban el día con una vaciando jarras de cerveza bien fría. Lankus estaba limpiando jarras en la barra, mientras que la única camarera del local, una mediana con un llamativo loro de color azul en el hombro recogía los platos sucios de una mesa vacía... y se comía las sobras sin ningún pudor.

Saber (Local) ha proporcionado a Oona información adicional sobre La Cabra de Mimbre.

 

1: Quizá este detalle no se aprecie en el plano de la ciudad, si no veis la imagen a tamaño completo, pero hay un hilo de murallas al norte de la Cabra de Mimbre y de los Cuarteles.

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25/11/2020, 12:28
Ember Colibrí

Mientras se dirigían a la Cabra de Mimbre, Colibrí se preguntaba si al asignarle el Consejo un nuevo trabajo seguiría cobrando su salario de pescador. Seguro que la vieja Oweland no pensaba pagarle un cobre mientras no siguiera en el barco de pesca; no en vano los más ricos amasaban sus fortuna a costa del sudor de los demás.

Chasqueó los dedos por un momento casi atragantándose con el humo de la pipa antes de dirigirse a sus amigas.

- Por cierto, casi se me pasa. Estaba tan decidido a que este detalle quedara entre nosotros que no caí en comentaros que las palmas de las manos de la mujer ahogada eran las de alguien que usa armas a menudo. Apostaría un Perico Gamuza a que era una aventurera que fue a La Casa Encantada, bien en busca de fortuna o bien por un encargo de un tercero.

Me inclino más por esto último, ya que las palabras del cadáver fueron "investigábamos la Casa Encantada para exorcizarla" y para ello buscaban la sala de rituales del tal Maestro Dumbalah. Huele a trabajo de encargo, a mi parecer. Lo que me lleva a pensar que puede que quien les contrató aún siga en La Cabra de Mimbre. Pero quien les atacó puede que también tenga oídos en ese lugar, seamos prudentes y juguemos bien nuestras cartas sin revelar todo el asunto, ¿sí? -

Las chicas tendían a cotorrear bastante, y a veces eso podía ser un problema. Lo cierto es que Ember era aún peor cuando se emborrachaba, pero no lo admitiría ni apunto de ser devorado por un dragón. Una vez llegaron a la posada indicó a Compadre que vigilara fuera y traspuso las puertas de la posada con naturalidad, dirigiéndose directamente al posadero, el enorme Lankus. La verdad es que ver a uno al lado del otro era como ver al "punto y a la i", pero ambos tenían ese aire de veterano de campaña que les hacía tener algo en común.

- Hola Lankus, viejo perro de guerra, ¿aún se puede tomar algo decente en este local? -

Colibrí deslizó una mirada subrepticia al trasero de la mediana; la verdad no recordaba que trabajara aquí, debía ser relativamente nueva. Después de todo los precios de La Cabra de Mimbre hacían que Ember pasara por allí con cierta discontinuidad.

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25/11/2020, 21:25
Hellas Blauerwels

Mientras se dirigían a la Cabra de Mimbre, Hellas lo obligó a parar en un callejón, dónde agarró un tarro de maquillaje denso y comenzó a pintarse los ojos y la zona superior de la cara de un color rojo oscuro.

—Mi añadido a este grupo es lo que Anders quería que os diera—dijo mientras se pasaba la mano por la frente extendiendo la tintura, entonces paró y miró al resto de de sus improvisados compañeros con gesto amenazante—. Nadie puede saber que he estado involucrada en esto. ¿Entendido? Porque si alguien se entera os abriré en canal, quemaré vuestras casas y acabaré con cualquier rastro de vuestra existencia.

La mujer apretó el puño con gesto amenazante y una extraña energía del color del mar comenzó a brotar de entre sus dedos

—Si tenéis que dirigíos a mí, llamadme Fay.

Tras terminar de prepararse para que nadie pudiera reconocerse, la joven acompañó al resto de los aventureros hasta la taberna. La verdad es que se sentía tremendamente mal por tener que amenazarles. Sólo esperaba que su tremenda amenaza hubiera sonado lo suficientemente irrealizable como para que entendieran lo importante que era para ella dejar todo esto en secreto.

Por el camino asintió a las palabras de Colibrí, con la historia que habían contado todo apuntaba a ello. Una vez en la Cabra de Mimbre, dejó a sus compañeros que llevaran la iniciativa. Ella se quedó atenta y expectante en un segundo plano.

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25/11/2020, 22:57
Aranna Ygranth

Sí, sí, aventureros a sueldo, replicó la aventi, asintiendo. Aunque los aventureros que hueñen el botín no necesitan un salario. Tampoco espero que haya muchos oídos en la taberna a estas horas.

Hellas decidió enturbiar el buen humor de la compaña. Cogió a Aranna por sorpresa, porque la moza que conocía tenía poco que ver con la que se estaba embadurnando de betún y amenazando como una matona de tres al cuarto.

Jo, querida, menos mal que he pasado por la letrina justo antes de ir al Consejo, dijo, poniendo los ojos en blanco. Era demasiado temprano y estaba demasiado sobria como para tomarse en serio tales cotas de dramatismo. Le debía estar pasando algo feo a Hellas, pero si no tenía la bastante confianza en ella como para contárselo, no iba a concederle el beneficio de la duda. Ahora piensa que vamos a meternos en la boca del lobo, un sitio peligroso, y decide que vas a portarte bien, porque de lo contrario, tendré que bajarte las calzas, ponerte sobre mis rodillas y mandarte de vuelta a casa con el culo rojo.

Tap tap tap tap sonaban unas patitas acercándose por el callejón. Zanahoria, el perro de Aranna llegaba trotando alegremente, con un palmo de lengua colgando de las fauces. El chucho era un animalejo grandote, probablemente más pesado que la aventi —algo que, a decir la verdad, no era una hazaña—, de pelaje anaranjado y recio. Un chucho que procedía un noble linaje de chuchos, tan mezclado que no se parecía a ninguna raza conocida. A pesar de sus andares despreocupados, el observador atento no se hubiese dejado engañar. La mala bestia tenía el lomo marcado por las cicatrices de mordeduras, tajos y alguna que otra quemadura.

Zanahoria, que tenía buen olfato para detectar amenazas, se acercó a Hellas, la olisqueó, gruñó con desidia y siguió andando a saltitos. Al llegar hasta Aranna, saltó sobre su pecho, la derribó con toda facilidad y la bañó a lametazos. Cuando la druida puso ponerse en pie, estaba despeinada, había perdido una sandalia y tenía un pecho fuera del chaleco. Se quitó la otra sandalia, la sacudió delante de las narices del chucho y lo mandó a buscar la que faltaba.

¿Cómo lo hacemos? preguntó, mirando a Oona. La genasí era una chica lista. ¿Qué contamos y qué nos callamos?

Zanahoria regresó con la sandalia, y mientras Aranna se calzaba, se puso a olisquear el trasero de Compadre.

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25/11/2020, 23:34
Oona

La genasí no pudo ocultar su asombro ante la actitud de Hellas. Era más extraño escuchar su amenaza que ver cómo se pintaba la cara. Porque daba igual que se la pintara, seguía siendo ella, seguía siendo reconocible de todas formas a menos que se pusiera una máscara. Gary estaba de acuerdo, porque contuvo la risa, no fuera a ser que la muchacha lo cogiera por el pescuezo y lo estrangulase.

Tras aquel inciso, se dirigieron al lugar en cuestión.

-Bueno, solo vamos a preguntar por la chica -le comentó a Aranna-. Habría estado bien contar con su retrato o algo así, no sé muy bien cómo vamos a averiguar qué fue de ella si estuvo por aquí hace una semana o más. Porque tampoco sabemos cuánto tiempo hace que pasó por la taberna, ni cuánto tiempo ha estado retenida en el barco antes de escapar. Y por lo que ha dicho Colibrí...

-Gracias por haber obviado un detalle como ese hasta ahora... -comentó Gary.

-... es posible que ya no hablemos de una caravana de mercaderes, sino de una mercenaria contratada para investigar la casa. Ahora no sé muy bien qué vamos a investigar, por aquí pasa demasiada gente. De modo que por el momento, vamos a realizar una tentativa y averiguar si alguien ha estado interesado en la Casa Encantada y ha ido haciendo preguntas.

De modo que Oona eligió una mesa y se sentó.

-¿Vas a pedir un Perico Gamuza? -ronroneó Gary.

-Tienes en casa unos barriles de los que dar cuenta.

El dragocito se tumbó con tristeza sobre la mesa, apoyando las mandíbulas sobre sus zarpitas.

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26/11/2020, 08:34
Varlie

Ember, furtivamente, siguió el trasero de la camarera mediana con la mirada mientras esta apuraba las sobras, recogía los platos y se los llevaba la cocina. Se trataba de un trasero generoso, no tan generoso como para untar mantequilla con un remo, pero redondo y lleno. Uno podía coger un cachete en cada mano y tener las manos agradablemente llenas de carne. Un experto como Ember podía aventurar que el equilibrio entre grasa y músculo sería más que satisfactorio, consistente pero suave al tacto. Aunque no podría corroborar esa hipótesis hasta que no calibrara su composición de forma más precisa con un amplio pellizco. Por último valoró que un buen azote en ese trasero produciría un sonido grato al oído.

Se trataba, en definitiva, de un buen culo.

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26/11/2020, 09:22
Lankus Kurrid

Lankus os observó con una ceja más alta que otra.

—Tengo bebidas más que decentes...

Contuvo el aliento mientras daba un segundo repaso a vuestro aspecto. No parecíais ni soldados, ni viajeros, ni enanos. Ninguno de sus clientes habituales.

—... pero si lo que buscáis es grog barato, deberíais ir a Las Redes Vacías, en el centro de la villa. Puedo daros indicaciones.

Lankus se echó un paño al hombro en un gesto enfático. Por lo que a él respectaba, el dragoncito de coral debía tener mejor gusto que todos vosotros juntos.

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26/11/2020, 15:33
Ember Colibrí

Colibrí frunció el ceño. Era un gesto que tenía muy entrenado, ya que lo hacía a menudo, pero en este caso unas nubes de tormenta se entreveían en sus ojos del color del oro viejo. Sólo el sopesar actual del culo de la Halfling y el recuerdo del pecho turgente de Aranna al aire, le evitaron contestar con un exabrupto, eso y que estaban aquí para averiguar algo, no para quemar la taberna de este timador de tres al cuarto de Lankus.

- No te preocupes hombre, mis amigas manejan lo suficiente como para poder tomarse algo en un local como este, creo yo. Tenemos sed, y puede que también charlar un rato, buscamos información además de echarnos algo al coleto. ¿Crees que podías enviarnos a tu camarera para un pedido y una charla? No la entretendremos mucho, te lo prometo, palabra de ex-soldado. Por cierto que se la ve sanota, no seréis pareja o algo así, ¿no? -

Un tono apreciativo se entreveía en las últimas palabras de Colibrí, lo que algunas mujeres llamarían ser un tanto baboso. Luego Ember recuperó el aplomo y devolvió al alto posadero una mirada seria. Se podía meter sus indicaciones por donde le cupieran el muy puñetero.

- Ah, esta es nuestra amiga Fay, no la habrás visto antes, por eso te la presento, ¿eh Fay? Este es Lankus, antes sabía como divertirse, ahora lleva una posada; es algo más aburrido pero sin duda gana un buen dinero. -

Guiño, guiño, oculto a Hellas. Aún estaban en la mente del enjuto halfling las descriptivas amenazas que había proferido hacia sus personas. Colibrí no le daba importancia al asunto; sabía que una madre trataría de proteger a su hijo por todos los medios, y si Hellas creía que pintarse la cara y usar un nombre falso en su propio pueblo ayudarían en algo, no iba a ser él quien le arruinara la ilusión, y menos contradecirla.

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26/11/2020, 20:06
Aranna Ygranth

Aranna no indicó a Zanahoria que vigilara fuera. Al chucho le llegó el aroma de la comida descartada de la noche anterior que todavía no habían enterrado, y sin hacer caso de nada ni nadie más, rodeó la taberna trotando para meter los morros en algún barril lleno de huesecillos de pollo y jamón, y raspas de pescado.

Había más gente en la taberna de la que Aranna esperaba. Un puñado de guardias, otro puñado de enanos y unos pocos viajeros. Una no debía dejarse guiar por las apariencias, pero la aventi apostaba a que ninguno de los presentes guardaba relación alguna con los eventos que estaban investigando.

Lankus los miró como si fueran pordioseros, y Aranna le devolvió la mirada como si él hubiese sido el cadáver hinchado de un ahogado. Uno que no hubiese escapado del cautiverio y mereciese, por tanto, cierto respeto. Le gustaban los tipos grandes como él, pero primero tenían que caerle bien.

¿Tienes Perico Gamuza? pidió, tomando asiento en una de las meses vacía. Era una pena malgastar dinero en algo que podían conseguir gratis en el templo, pero tanto mencionarlo le había azuzado el antojo. Llevamos toda la mañana con ganas de un trago…

Sonrió cuando pilló al mediano siguiendo el pandero de la camarera como un gato detrás de un péndulo. Había ahí más carne que alrededor de todos los huesos de Colibrí.

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26/11/2020, 22:27
Hellas Blauerwels

Hellas tuvo que hacer un esfuerzo por no poner los ojos en blanco cuando Colibrí dijo dos veces "Fay". No la entendían, a fin de cuentas cualquier de ellos estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Las tenía interiorizadas en su vida. El peligro era algo normal para ellos. Pero ella nunca había hecho este tipo de cosas hasta el día que rescató a los pescadores de esos piratas. Y ese día se dio cuenta de que podía hacer mucho bien, pero también que le estaba poniendo una diana en su cabeza a sus seres queridos frente a cualquiera que buscase venganza. Y después de todo lo que había pasado, esa gente era lo que más le importaba en el mundo. Ese era su mayor temor. Ojalá sus compañeros nunca tuvieran que sentirse así.

—Encantada—saludó con un tono de vez que en nada se parecía al apasionado hablar de Hellas—. Perico Gamuza para todos. Pago yo.

Ya le pasaré la cuenta a Anders.

Total, ya estaba metida en un buen lío. En esa situación, qué menos que tomarse un buen par de tragos mañaneros. Seguro que la animaba un poco.

 

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26/11/2020, 22:56
Oona

Gary alzó la cabecita y desplegó las pequeñas alitas ante la mención de Perico Gamuza. Oona en cambio puso los ojos en blanco. Ella no bebía. No le gustaba. No es que no le gustara esa bebida, es que no le agradaba ninguna, y apenas solía beber. De modo que la copa de Gamuza sería para su familiar, que acabaría bebido de buena mañana y le pegaría su resaca conforme fuesen pasando las horas a través del vínculo que compartían.

La genasí se cruzó de brazos y miró en derredor, a ver si encontraba algo más de interés. No podía encontrar mucha información a simple vista porque seguía sin saber cuánto tiempo hacía desde que la mujer ahogada había dejado esa taberna, y por mucho que mirase fijamente a los soldados o demás grupos, no iba a llegarle por inspiración de Valkur una respuesta a esa pregunta.

- Tiradas (1)
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27/11/2020, 10:19
Narrador

Tu percepción fue aguda, cortante, arrojó luz sobre tu conocimiento de aquellos viajeros como un rayo de sol brillando a través de un muro de nubes negras de tormenta. Los rostros bañados por el sol, las barbas aceitadas, los turbantes, el kohl en los párpados, ¡las espadas curvas! Aquellos viajeros debían provenir de, o regresar a Calimsham. El hombre de la panza voluminosa, con las manos llenas de joyas de oro, debía de ser un mercader, y sus acompañantes, armados, debían ser sus guardaespaldas. Nada, aparentemente, que pudieras relacionar con la mujer ahogada.

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27/11/2020, 10:19
Lankus Kurrid

—¿Varlie? No, es solo la camarera —le respondió Lankus a Ember.

Asintió en dirección a las dos mujeres, dedicando una mirada de aprobación a la elección de Aranna.

—Buena elección, señorita. En mi opinión es el mejor ron que se puede degustar en toda la Costa de la Espada. ¿Sabe? El Señor Gamuza y yo somos muy buenos amigos. Hoy había dicho que vendría a visitarme. Quizá podáis charlar con el autor en persona.

Lankus sonrió y giró el rostro en dirección a la barra.

—¡Varlie! ¡Trae un Perico Gamuza! ¡Con los vasos inscritos!

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27/11/2020, 10:20
Varlie

—¿Un Perico Gamuza? —chilló Varlie desde la cocina—. ¿A estas horas?

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27/11/2020, 10:36
Lankus Kurrid

¡Calla y sírvelo, muchacha! —le gritó Lankus de vuelta.

El gigantón sabía perfectamente que Varlie no era ninguna muchacha. A decir verdad, la mediana era mayor que él, pero con su estatura y su rostro infantil no podía dejar de llamarle así.

—Ahora os traigo algo con lo que acompañar el Perico Gamuza.

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27/11/2020, 10:38
Varlie

Varlie emergió de la cocina unos minutos más tarde, portando una bandeja metálica en la que descansaban una botella de Perico Gamuza y unos vasos alrededor. De camino se escuchó un chasquido cuando la mediana pisó algo. Manteniendo peligrosamente el equilibrio de la bandeja, la mediana alzó el pie desnudo y cubierto de pelo en el empeine para examinarlo.

—¡Oh! —sonrió, al encontrarse un torrezno adherido al pie.

Ni corta ni perezosa, lo sopló un poco y se lo comió. Os regaló una sonrisa satisfecha mientras masticaba y llegaba a vuestra mesa. Inclinándose muy cerca de Colibrí, colocó el Perico Gamuza en el centro de la mesa y un vaso delante de cada uno de vosotros. Eran vasos prismáticos, de cristal bien grueso y con un soplado de calidad. Tenían inscritos en ellos la firma del mismísimo Perico Gamuza. Estaban muy fríos al tacto, probablemente refrigerados mágicamente, y desprendían nubecillas de vapor.

—¡Que lo disfrutéis! —dijo dedicándoos una sonrisa simpática.

Giró sobre sus talones y se dispuso a regresar a su tarea de limpiar la taberna a base de comerse todo lo que pillara.

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27/11/2020, 10:38
Lankus Kurrid

—Un segundo, Varlie. ¿Por qué no te sientas con estos señores y descansas un rato de tus quehaceres?

Lankus llegó con dos cuencos. Uno estaba lleno de almendrucos y lo depositó en el centro, junto a un mazo para partirlos. El otro estaba vacío, para depositar en ellos las cáscaras.

—Si necesitan algo más, no tienen más que pedirlo.

Lankus se marchó de vuelta a su tarea de dejar la vajilla impecable.

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27/11/2020, 10:50
Varlie

Varlie dedicó una mirada de incomprensión a Lankus, pero se encogió de hombros, dejó la bandeja en la mesa de al lado y arrastró una silla por el suelo para sentarse con vosotros. Casi pudisteis sentir palpitar la vena en el cuello de Lankus con el sonido de la madera chirriar. Ajena a ello, Varlie se sentó de un salto en la silla, agitando sus piernas en el aire, demasiado cortas para una silla de proporciones humanas. Depositó el rostro entre sus manos y os dedicó una sonrisa de oreja a oreja.

—Bueno, ¿qué os contáis?

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28/11/2020, 00:27
Oona

Gary estaba a punto de saltar de la mesa y Oona tuvo que sujetarlo por la cola. Mientras esperaba el vaso de ron, comenzó a dar vueltas sobre sí mismo, y la genasí decidió dejarlo estar. Una vez llegó la bebida, mientras la mediana servía los vasos, el dragoncito se frotaba las zarpitas y se relamía pensando en el exquisito licor. Su dueña, simplemente, se quedó observando al grupo de mercaderes de Calimshan de la mesa cercana, preguntándose qué hacían tan al norte y por qué venían por aquí.

Oona cogió la botella con una mano y el corcho con la otra. De dónde había sacado la habilidad para descorchar botellas de ron, pues no lo sabía, pero retiró el tapón con delicadeza. Gary lanzó un gruñidito sordo cuando la genasí se acercó el tapón a la nariz para aspirar los efluvios que brotaban del corcho y luego contempló la botella. Dulce, sin llegar a ser empalagoso. Meloso. Le dio vueltas y cuando el dragoncito ya estaba a punto de morir de pura impaciencia, Oona sirvió en su vaso. Gary abrió la boca, pero Oona se llevó la copa fría a los labios y bebió un trago. De poco se desmayó ahí mismo, pero una cosa tuvo que reconocer, mientras le hervía la garganta y el estómago: estaba bueno. Sirvió un dedo más de ron y se lo dio a su familiar, que le faltó tiempo para sumergir la cabeza en el ron y hacer burbujas de amor.

-¿Te fijas mucho en la gente que viene y va, Varlie?

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29/11/2020, 01:16
Varlie

—Ssss... —empezó a decir Varlie y, no queriendo quedar como una cotilla rectificó y dijo:—. ¿Nnnno?

Los ojos de la mediana se fueron a los almendrucos. Parecía obvio que quería comérselos, pero no quería ser la primera en abrir la veda. Al fin y al cabo, los clientes erais vosotros.