Partida Rol por web

Promete que serás feliz, te ponías tan guapa al reír...
Y así, sólo así quiero recordarte, así como antes.
Así, adelante, así. Vida mía, mejor será así.

Historia de un sueño - La Oreja de Van Gogh

El viejo Chevrolet Impala negro llega al cementerio, que parece algo más oscuro que el resto de la ciudad, a pesar de ser de día. Hope guía a Lis hacia el lugar donde, justo antes de ser convocada por Madame Cleo, vio a Norna. Como esperaban, está allí, arrodillada ante la misma lápida de la otra vez. Con la cabeza gacha y su largo pelo negro tapando su rostro, enredado con su ropa. Su larga falda de estilo gótico se arruga a un lado de ella, como un reguero de agua oscura, como los que de hecho se han formado sobre ella, por estar bajo la lluvia.

Cuando se acercan, ella gira la cabeza, alarmada por el chapoteo que hacen los pasos sobre el césped, y hace amago de levantarse, mirándoos con una mezcla de tristeza y rabia en la cara, que está surcada por el maquillaje corrido.

¿Es que acaso no tenéis otra cosa que hacer? ¡Dejadme en paz de una maldita vez! —grita, entre llantos.

Hope notaba cómo sus rastas pesaban más por culpa de la lluvia y deseó poder enjuagárselas como era debido, pero después de perder el tiempo merodeando bajo la lluvia. Cosa que, al parecer, estaba a punto de terminar. Norna se había vuelto a enrabietar como la adolescente gótica que era y Hope ya se estaba cansando de perseguirla. Si Jenny no le hubiera inculcado la idea de que cada Despertado contaba, hacía un buen rato que la habría dejado a su aire. Ella sabría. Pero no, después de encontrarse con la Tecnocracia, no podía hacerlo. Cada Despertado contaba, al fin y al cabo.

Se inclinó sobre Lis y susurró:

-¿Tú no tendrás algún poder de encanto Jedi o algo así, verdad?

Lis enarca una ceja ante la reacción de Norna y murmura para sí misma.

¿Y a ésta qué le pasa? —cuando Hope se le acerca y le pregunta por lo bajo, aunque le cuesta escuchar un poco por el estruendo de la lluvia, mira hacia ella—. Qué va, ¿yo? Si a ti no se te ocurre nada... ¿quién es ella, a todas estas? ¿La chica que dijo la vieja?

Norna se lleva una mano a la cara y vuelve a mirar a la tumba. La inscripción en el mármol reza "Miles Weaver, adorado esposo y padre". La joven parece cansada de correr y discutir, parece estar rindiéndose a un poder superior a ella. Se sacude con el llanto una vez más antes de agacharse de nuevo y posar una mano sobre la lápida, con languidez y cariño.

Siempre he visto lo extraño —explica a nadie en particular. Habla bajo, pero la lluvia parece haberse vuelto algo menos violenta, y se la puede oír con suficiente claridad—. Por el rabillo del ojo; dentro de mi cabeza. Pero ahora lo acepto como real. Es como si me hubiera despertado de un sueño placentero... y me encontrara en una pesadilla. Todo lo que he visto, todas esas cosas horribles, se han hecho realidad.

Se arquea un poco sobre la tumba.

Y ahora no estás, papá...

-¿Qué cosas, Norna? -preguntó Hope, extrañada. Su Despertar fue raro, pero no incluía ninguna pesadilla hecha realidad. A decir verdad, ahora comprendía cosas que antes no y su ansia de saber y de conocerse a sí misma y a su poder le daban otro objetivo en la vida, más profundo que el de llegar a ser bailarina. Sabía lo que sería su cuerpo, pero no su mente o su alma-. ¿Qué es lo que has visto?

La muerte de papá, el accidente de ayer... Y ahora no dejo de ver cómo San Francisco se derrumba sobre sí misma... ¿Eso también se hará realidad? —gira la cabeza y las mira.

Hope tragó saliva.

-Podría ser. Un... un terremoto, ese que todo el mundo está esperando. Yo... -La Cultista frunció los labios un momento-. Norna, tienes que acompañarme. Si podemos hacer algo al respecto, primero tenemos que saber lo que va a ocurrir exactamente. Y créeme, creo que en toda San Francisco no hay mejores expertos en Tiempo que en el Culto.

Miró a Lis.

-¿Recuerdas lo que te he dicho sobre mi Tradición? Nos especializamos en ver el futuro y el pasado. Tengo que pedir consejo e intentar ver algo yo también. ¿Vienes a mi Capilla? ¿Y tú, Norna? Te prometo que podremos evitar que mucha gente salga herida si conseguimos averiguar lo que va a pasar, y para eso te necesitamos.

Ehm... supongo que podría ir —concede Lis, encogiéndose de hombros.

Da un paso hacia Norna:

Chica, hay gente peligrosa por ahí suelta. No te vendría mal algo de compañía, aunque fuera por un rato.

¿Capilla? ¿Culto? No entiendo nada, pero... iré contigo... —parece sencillamente derrotada. De pronto, es como si se diera cuenta de algo y mirara alrededor.

¡Mi madre! El Reverendo mintió acerca de ella, y no he ido a casa. ¡Tengo que ir a ver si está bien antes de ir a cualquier otro sitio!

Lis mira hacia Hope, alzando las cejas interrogativamente.

Hope asintió.

-¿Conduces tú, Lis?

Sin problema —responde Lis, y le hace un gesto a Norna para que les siga. Están las tres empapadas con la lluvia cuando llegan al coche, y Lis resopla, pero sabe que quedarse fuera no ayudará a que la tapicería se moje menos, así que entra en el coche igualmente, cerrando rápidamente la puerta para que no entre la lluvia y se empiece a inundar el habitáculo.

Norna, desde atrás, guía hasta su casa, en Haight-Ashbury.