Partida Rol por web

El destino se cruza en tu camino. Fue un sueño el que te indujo a abandonar el abrigo de los bosques y tu gente. Fue el orgullo el que te llevó al País de la Tierras Salvajes de las Hadas en busca de Anarín y allí sufriste el desengaño y la derrota, casi caes en manos de unos fomorianos. Pero el destino se volvió a cruzar en tu camino.

Allí estaba Azriel, el druida. Había escuchado la llamada de Silvanus y puso sus manos sobre ti: arrebatándote de las garras de la fatalidad y llevándote de vuelta a Toril. Compartió tu viaje a través de un tupido bosque, aunque el venerable anciano era una bendición a tu aciaga soledad, también era una maldición para tu ansiada tranquilidad. Hablabais de tu futuro incierto y otras cuestiones que eran desconocidas para ti, vuestras conversaciones eran un bálsamo para tu inquieta alma.

Entonces un día amaneciste en compañía de un marchito cuerpo vacío. De nuevo volvías a experimentar la sensación de ser víctima del destino esquivo a la que tenías que hacer frente tú solo. Habías perdido el rumbo y no sabías a donde ir. Pero de nuevo un sueño te indicó el camino. Azriel habló en sueños: 

Has sido marcado por Silvanus. Tu papel en este viaje es mucho más grande que una venganza. En la sobreviviente organización de los Arpistas encontrarás la respuesta. Ve a Everlund, al noroeste. 

El elfo abrió los ojos, la luz que escasamente se filtraba entre el follaje hacía que ellos resplandecieran con luminosidad propia. Todavía bailaba cercana la presencia de Azriel, mezclándose con el aroma a musgo y a tierra húmeda. Era difícil salir completamente de los sueños élficos, se iba tan profundo pero siempre sintiendo lo que rodeaba a uno. Cada ánima en las rocas y la hojarazca parecía bailar y querer decirle algo. Comenzó a murmurar una melodía profunda, algo distinto a lo que había conocido en Cormanthor o en la Feywild, el Bosque Alto cantaba por sus huesos y le atravesaba el corazón. Siguió el ritmo, cada tono le permitía visualizar un destello entre la madera viva, como si hadas diminutas, apenas luz y pensamiento, lo guiaran. Caminó a paso vivo, descubriendo cada detalle de estas tierras ahora que estaba solo nuevamente. Creyó comprenderlo todo, como cada vez que descubría algo que lo maravillaba, para luego caer en más preguntas. 
Comprobó la dirección que llevaba observando los rayos solares y el musgo en los troncos mientras avanzaba; exactamente hacia dónde el druida había indicado.

Comienzas a avanzar en dirección noroeste. El sol estaba ya alto mientras te deslizas por la maleza de forma sigilosa. Robles de gran tamaño se abren paso a través de una especie de sendero que se extiende más allá de tu vista. Pequeños arbustos se arremolinan en torno a dicho sendero.

El sol estaba bien alto cuando tus ojos de elfo distinguieron un pequeño asentamiento en la dirección a la que te diriges. El Avanzando cauteloso el camino hasta llegar a una distancia prudencial. Puedes oír el rumor del agua. Poco a poco divisas una cabaña de pescadores cerca de un pequeño muelle.

Acostumbrado a vagar por las tierras salvajes y vírgenes de aquellas zonas boscosas, Ralflinder se acercó con gran curiosidad al asentamiento. El tiempo había pasado volando y ahora se encontraba ya fatigado.
Siguió tentado el murmullo del arroyo con ganas de saciar su sed.

Necesito refrescarme un poco y probar el agua de aquí

Se tiró la capucha hacia atrás y se deslizó casi al ras del suelo buscando un lugar firme para beber de la corriente de agua.

Los pasos te llevaron a esa hermosa cabaña abandonada junto al río. Te has retirado un tiempo de tus actividades. El pequeño Tobías te ayudaba a cortar leña y a pescar. Era un buen chico. parece ser que has esquivado a tus captores y disfrutas de una temporada tranquila. Ahora te has instalado en la cabaña de pescadores que nadie reclama y las ha acondicionado.

Estabas cortando leña cuando Tobías te llamó:

- Viene un elfo, lo veo desde aquí

El chico iba al pequeño embarcadero cuando pudo ver al elfo que se acercaba como ausente.

Los sentidos de espina se dispararon, había escogido aquel lugar por que sabía que ya nadie transitaba por aquella zona, estaba despejado de todo contacto... "habrían seguido su rastro? Había sido muy cauto y dado muchas vueltas y venidas para despitar al mejor experto, quizá el chico no le hizo caso a lo que le decía y fue descuidado...No tenía tiempo de pensar en ello... Pero un elfo? era extraño que fuera un elfo el quien fese tras ellos, devía aberiguar que pasaba, he intentar no llamar la atención, no podía matarlo, puesto que si alguien esperaba su llegada en algún lugar recorrerían sus pasos para encontrarlo y eso significaría problemas, y buscar otro buen lugar..."

- Entra dentro- Fueron las escuetas palabras del cambiante, bataba para que entendiera... Recogió su equipo y fue a investigar que sucedía con aquel elfo, quizá tenían suerte y pasaba de largo, pero debía vigilarlo por si acaso...

Tras refrescarte tus ojos se fijan en el pequeño asentamiento junto al embarcadero. El sol brilla con intensidad y la calma te reconforta. Una pequeña barca permanece amarrado. Todo parece tranquilo. 

Terminó de enjugarse la cara con mabas manos, mientras prestaba atención a la vivienda cercana. Parecía un día precioso y le urgía relacionarse con alguien. Siempre conocer gente nueva era una aventura en sí misma. Se acercó a la casa apaciblemente, prestando atención a los detalles que podían indicar quién vivía allí, o algo de aquellas gentes. La barcaza ¿era de pescadores?, la casa ¿largaba humo por la chimenea? ¿había señales de herramientas de lañador?.

Fue absorviendo una a una las señales de allí, sus ojos se clavaron en el suelo buscando huellas ¿cuantos vivirían allí?

A veces se podía perder en ese juego de adivinar observando silenciosamente.

El elfo dirige su mirada hacia dónde estás escondido acechando. Aunque no daba muestras de haberte visto se dirige hacia vuestro refugio lentamente como si rastreara. No hay duda de que piensa acercarse a vuestra tranquila cabaña. Está a menos de 20 pies y avanza en tu dirección.

A esa distancia puedes ver el lateral de una típica cabaña de leñadores. Ves el humo de la chimenea como se extendía hacia el cielo. A medida que te aproximas ves un tocón con un hacha clavado en él. En un rincón hay un tosco banco de madera. Entonces captas un movimiento detrás tuya. Te detienes en seco para escuchar con tus finos oídos, no hay duda, un ruido furtivo a unos 10 pies a tu espalda. Por el ruido parecen varios individuos. 

Ralflinder se detuvo en seco, conocía demasiado bien los sonidos de esta floresta. El tiempo que había pasado recorriéndola junto al druida, oyendo los susurros de los espíritus primales, perdiendo sus pensamientos en las ánimas antiquísimas, le había enseñado la identidad de cada sonido, cada aroma, que pululaban entre los árboles a esas horas. Eso no fue un simple cervatillo o un tejón. ¿alguien lo estaba siguiendo? Imposible, tienen que haber estado acechando la zona o es un accidente.

Se volteó con una rapidez asombrosa, al tiempo que llevaba una mano al mango del hacha que colgaba del cinto esperando ser empuñada nuevamente y la otra a su bandolera con las hachas arrojadizas. El cabello se enredó sobre su rostro con tan brusco movimiento, como una estela dorada entre los rayos que caìan entre las hojas. El giro se detuvo mientras su cabello se acomodaba lentamente. Observó hacia la dirección desde donde provenía el sonido.

¿Quién vive? muéstrate

El elfo, el cual está a menos de 10 pies se gira de golpe. Ahora puedes verlo con claridad. Es alto, delgado y atlético, de piel pálida y sin defectos. Su cabello dorado es brillante y perfectamente lacio, con un largo que le llega a la mitad de la espalda sujetas con algunas tiras de cuero trabajado. Viste ropajes de cuero y telas élficas, en colores pardos y verde musgo y lleva una abultada capa con capucha que parece estar formada por hojas y fibras vegetales y es increíblemente ligera. En su cinto lleva una terrible hacha de combate de diseño claramente élfico y en parte del justillo de cuero que le cubre el pecho cuelgan sus hachas de mano.

- ¿Quién vive? muéstrate - grita, pero no se dirige a ti sino a algo que se oculta en la maleza.

Comprendes la situación. Alguien sigue al elfo. Parece que son unos cuantos individuos por la forma en la que cruje la maleza. El dilema era: ¿siguen al elfo, o lo siguen a él y si han topado con el elfo de camino?

La situación se complicabam percía que elfo le habí visto, o al menos eso creyó Espina, debía tomar una decisión, haría uso de su poder para asumir una sombría forma que le permitía pasar barreras y evadir enemigos, lo había aprendido hacía muccho tiempo y le había sacado de más de un apuro,cuando estaba apunto de ejecutar esa acción notó enseguida que el elfo se giraba y preguntaba a alguien, perecía ser seguido por alguien, eso complicaba más las cosas... Seguían al elfo,o era casual y los presuntos perseguidores lo buscaban a él y al crío... Te´nía que comprobar donde llevaba todo aquello, y la mejor manera era pasar desapercibido, y un gran opción era transformarse en una for¡ma voluble como la sombra...

Así que Espina se concentró unos instantes para después quien ,mirara en su dirección si alguien lo había visualisado, no viese más que algo arbustos y sus sombras...

Rápido como el viento y sigiloso como el suave mecer de una hoja te deslizas pasando por al lado del elfo hacia la susurrante maleza. Lo que ves te hace temblar de terror. Una especie de oscuridad envuelve unas figuras humanoides ennegrecidas. Sabes que son peligrosos umbras. Sabes lo suficiente para saber que nos sois rivales para 6 poderosos umbras. El elfo corre un grave peligro y no es consciente de ello.

Recuerdas entonces los rumores que la Cofradía hacía tratos con los Shadar Kai, un o de los sirvientes de los Umbras. Y la presencia de esos poderosos seres no hacía más que confirmar tu sospecha: el chico era parte de las intrigantes tramas de los netherinos. 

El elfo corre peligro. Los umbras fijan la mirada hacia ti. Un escalofrío te recorre la espina dorsal.

Por un instante sientes una corriente de aire que te roza por tu brazo. Desvías la mirada y al volver la vista ves una sombra sobrenatural que surge de la maleza. Dentro de las sombras se mueven unas figuras humanoides de color oscuro. Su aspecto es feroz y da pavor. Uno de ellos lleva una larga vara y cinco más llevan  grandes mandobles. Manifiestan una mueca diabólica y el de la vara emite unos sonidos escalofriantes. Parece que habla un idioma extraño.

El elfo se frenó en seco al visualizar a sus perseguidores. Sintió un escalofrío que le recorría la espina, le recordaban algo, pero no estaba del todo seguro. Si estaba seguro de que eran demasiados enemigos bien armados para un combate mano a mano. Estaba claro que venían por él... ¿Lo estarían siguiendo desde que Azriel lo rescatara a último momento?

Aunque una duda lo atormentaba, pensando en que quizá era coincidencia su encuentro y venían por los leñadores. Pudo sentir las palabras de Khuzadrel aquella noche a la luz de las estrellas, al sur de Cormanthor y cerca de Los Valles pocas cosas suceden por mera coincidencia

Dudó, dando un breve paso hacia atrás y apretando los dientes en una mueca de furia, tendría que recurrir a la tan practicada estrategia de guerrilla élfica en zonas boscosas.

Si me quieren, vengan por mí!

Se lanzó corriendo hacia la zona más boscosa que tenía a la vista, tratando de desviar la atención de esos enemigos de la apacible vivienda.