Partida Rol por web

La mañana había comenzado con buen humor en Luna Plateada. El astro amarillo brillaba con intensidad y el calor agradable aliviaba la sensación de frialdad que la humedad del río dejaba a los moradores de los muelles a hora temprana. La taberna "El hijo de la Cabra" ya estaba repleta de parroquianos y ya hasta bien pasada la Solana o mediodía no se desalojaría, si alguien quería intimidad, o esperaba a ese momento, o mejor que buscara otro lugar para meditar.

Un hombre escuálido, de larga y desaliñada barba blanca y una prominente calva observa el agua del río bastón en mano, observando con su achinados ojos. Los pescadores y marineros se fijan al pasar junto a él pero no parece reparar mucho en él. Algún loco solitario. Piensan algunos. 

- Que tal Lombert, ¿asuntos de trabajo, tal vez? - un marinero que se para a observar al individuo del bastón saluda a un joven de complexión atlética que viste ropajes oscuros.

Tras reparar en el anciano del bastón entras en la taberna, tu centro de operaciones y te diriges a tu esquina favorita entre empujones y saludos. Allí el tabernero Ikas te grita un saludo, apenas puede elevar bastante tu voz para hablarte. Te sirve tu bebida favorita y repite varias veces el mismo mensaje, pues no te enteras por el barullo de la gente.

-  Alguien pregunta por tí - consigues oir por fin.

Ikas señala una mesa alejada donde un individuo, vestido con ropas de colores claros, pelo largo blanco con una cinta dorada en la frente bebe una copa sentado, esperando con paciencia.

Al final, después de mucho deambular has llegado aquí, a esta ciudad de elfos y marineros. No recuerdas porqué estás mirando el agua del río. Quizás te han citado. No, ¿fue por un sueño que tuviste?. Tratas de recordar, entonce s vienen recuerdos fugaces, unos detrás de otro. Apartas estos pensamientos y recuerdas un sueño, pero no recuerdas los detalles. Sólo sabes que estás en el muelle mirando con gesto taciturno la distancia. ¿El destino te habrá traído a estos lugares?

El anciano no apartaba su mirada del agua, había algo raro ¿que era? Fuera lo que fuera, debía ser importante o él no perdería el tiempo con ello. Eso estaba claro. Sin embargo, ahora se le escapaba. ¿Qué era? Una onda apareció en la superficie del agua, era pequeña y seguramente no significara nada importante, pero el anciano le prestó total atención. Aquella onda era DE-FI-NI-TI-VA-MEN-TE importante ¿Oh no? Claro que si, era no solo importante, vital. Aquella diminuta onda evocaba imágenes en su cerebro, escenas del pasado ¿Acaso era magia? ¿O solo un cerebro inestable que tras un malfuncionamiento, intenta realizar un recuento de datos a fin de arreglar el desastre en que se ha convertido la memoria?

“Magia, seguro”

Y sin embargo no parecía tal, quizás fuera provocado por algún objeto ¿Era ese objeto importante? El anciano intentó concentrarse, una pequeña migraña despertó como cada mañana, lista para instar al viejo a no hacer esfuerzos inútiles. Lástima que la tozudez del viejo fuera aun mayor. Con la migraña atacando con fuerza, intentó pensar en aquello que provocó la onda ¿Un pez? Demasiado simple, demasiado aburrido, tenía que ser otra cosa. Y entonces su voz resonó en su mente, un recuerdo olvidado.

“debes devolver el dinero”

Solo fue un instante, un segundo, pero dejó paralizado al anciano mientras el final de la frase se repetía incesantemente en su cabeza.

“dinero, dinero, dinero, dinero...”

Y De pronto abrió los ojos y saltó al agua al grito de – ¡DINERO!- Con la firme intención de coger el dinero que se le había caído, o que había aparecido o... lo que sea, era dinero. Sin embargo, una vez en el agua cayó en la cuenta de algo importante, el tipico detalle tonto del que cualquiera se olvidaría y modesto él, decidió hacerselo saber a cualquiera que hubiera en la cercanía, más que nada, por si le apetecía ayudarle.

-Mi**da, que me ahogo, que no se nadar, glop, glop, glop, cof, cof, que me atraganto, que me saque alguien de este pozo de muerte y miseria y... vamos, que alguien me ayuglop, glop, cof, glop-

-Gracias Ikas, espero que valla bien el día, podrías mandarme algo de beber, quizá una cerveza-

Me alejo de Ikas, acercandome a la persona que me indicó, observando profundamente su actuar y sus rasgos físicos, así como si lleva algún tipo de arma, o insignia.

Quien es y que querrá pienso mientras me acerco a su mesa

Al llegar a la mesa lo saludo con un cabezeo y digo:

-Soy Lombert y e escuchado que pregutas por mi,¿con quien tengo el placer?¿y en que puedo servirte?-

Me mantengo en una actitud relajada, pero siempre a la espera de algúna sorpresa

- Buenos días, ¿te importaría que saliésemos para conversar, aquí hay mucho ruido? 

-Por supuesto que podemos salir, adelantate, en cunato llegue mi cerveza te vere en la entrada-

Cuando llegue mi cerveza, le dire a Ikas -ponlo en mi cuneta- y saldre de la taverna, al encuentro de ese caballero misterioso con mi tarro en mano.

Cuando salís al aire libre Dirik se presenta, pero su presentación se ve interrumpido por unos gritos:

- Mi**da, que me ahogo, que no se nadar, glop, glop, glop, cof, cof, que me atraganto, que me saque alguien de este pozo de muerte y miseria y... vamos, que alguien me ayuglop, glop, cof, glop-

Parece que alguien ha caído al agua. Un marinero casual corre a asomarse al embarcadero. 

Observo la reacción de mi interlocutor, y tras un leve momento, voy a ver que es lo que pasa, -disculpa, vallamos a ver que pasa- Me acerco a donde se escuchan los gritos, y si alguien necesita ayuda (que nadie más paresca dispuesto a ayudar) intnentare ayudar.

Al asomarte ves al anciano con el que te habías cruzado al entrar en la taberna que se está ahogando. 

bien, impresionare a dirik con una entrada heróica y salvando a ese anciano
Corro hacia el embarcadero, y estando al borde del mismo salto hacia el agua intentadndo hacer un salto mortal, pero al parecer la orilla estaba resbaladiza....

Lombert en un alarde de torpeza absoluta resbala con la madera mojada del embarcadero y cae sobre la madera con un estruendo. El golpe arranca un quejido de los labios del pícaro. El marinero que observaba apenas repara en tu falta de estilo y se dirige escaleras abajo y salta al agua. Afortunadamente llega a tiempo y logra traer al anciano. Uno de los curiosos que habían acudido baja las escaleras para ayudar a subir al anciano.

El anciano vio como una persona intentaba saltar a salvarle pero que se tropezó antes de ni siquiera llegar al agua. Afortunadamente, un marinero que observaba la situación, se lanzó rápidamente al frío líquido y trajo al anciano que se dejó arrastrar cual saco de patatas. Estaba a punto de darle las gracias al marinero cuando de pronto se acordó de algo.

-Me disculpe joven, tengo una cosa que...- Dijo señalando a la zona donde estaba y sin mediar más palabras, dio cuatro brazadas bien dadas y volvió al punto en el que antes se encontrara, tras lo cual se sumergió. A los pocos segundos reapareció su cabeza con claro gesto enojado y nadando nuevamente, se aproximó al marinero que le observaba.

-Dita sea, que se me han llevado el dinero. Malditos malandrines y encima estoy empapado, una vergüenza le digo- Realmente hablaba para sí y el marinero solo podía intuir que se refería a él. Sin embargo, la siguiente frase, si era para el hombretón pues el anciano clavó su mirada en él.

-Gracias por el servicio prestado joven, una lástima que se nos escaparan esos ladronzuelos, pero Glorin el Magnífico nunca olvida a quien le ayuda. Si hay algo que pueda hacer por usted...-

Y tras una exagerada reverencia, comienza a escurrir su túnica en un intento por secarla.

-  Pero bueno, Eghart, ¿qué pretendías hacer? - comenta acercándose al anciano de la túnica mojada que afortunadamente no se había ahogado - llevo rato esperando dentro a que aparecieras. 

Dirik toma al anciano empapado del brazo.

- Perdonad, es un poco despistado , demos un paseo y hablemos del asunto que se ocupa

El anciano se giró con claros signos de enfado hacia el recién llegado

-Te lo he dicho mil veces, “el asombroso” añade siempre “el asombroso” a mi nombre, que si no los jóvenes de hoy en día se creen que soy un cualquiera y no me enfrenté al tormento y a la muerte para que vengáis ahora unos a quitarme el nombre y otros a olvidarlo.-

Tras terminar de escurrirse la túnica, el anciano sonrió satisfecho.

-Ahora si estoy a gustito, nada mejor que ir fresquito- Con un gesto solemne, hizo como si se colocara el pelo y estiró los brazos.

Y ahora venía lo importante ¿Quien diantre era ese tipejo que osaba redcriminarle su actuación y encima llamarle despistado? Lo conocía, eso seguro ¿Lo habría amenazado antes, tal vez encarcelado? No, tenía que ser otra cosa, pues si se tratara de eso, ya se habrían enzarzado en una batalla épica ¿Lo habría ayudado? Mientras pensaba, el aparecido le invitó a seguirlo para, textualmente “hablar del asunto que se ocupa”. El anciano no pudo evitar callarse.

-Y disculpa que te diga... tú. Pero si el asunto se ocupa de sí mismo, no sé qué pintamos en todo esto. Es más, te diré que es absurdo que un asunto se ocupe de sí mismo, si los asuntos pudieran ocuparse ellos solos de sus problemas, los aventureros no existiríamos. Es más, me atrevería a decir que o bien estáis errado en vuestras suposiciones o muy probablemente intentéis engañarnos. Pero os he calado jejeje. Entiendo no obstante que intentéis probarnos a fin de ver nuestras capacidades, pero señor mío, solo debía pedir referencias, las tengo muy buenas.-

Y henchido de orgullo por el “complot” que acababa de desentrañar, se situó junto al hombretón y comenzó a caminar junto a él con la cabeza bien alta

Despues del santo Golpe que se ha metido Lombert, se levanta.
Al parecer no me he fracturado nada, espero que Dirik, no haya mirado y si lo hizo que importa es quien me ha buscado

Regreso con Dirik y pregunto:

-Y bien caballero, que decias que querías hablar con migo-
Mientras volteo a observar al hombre que "salvaron de ahogarse"

¿Y por cierto, quien es el abuelo que ha decidido tomar un baño en los muelles a estas horas?

De repente, un flashback acude a tu cabeza. Ves a ese mismo Pj que te ha llamado Eghart increpándote. Llevas ropajes parecido.

- Debes cumplir con la organización - te encuentras en una sala de reuniones desconocida y varios individuos de aspecto parecido te observan- no te atrevas a salir de esta sala o la ira de Silvanus caerá sobre ti.

Abandonas la sala. Escuchas a Dirik gritarte a tus espaldas y el murmullo del resto de los miembros del consejo.

-  Lombert, te presento a Eghart el Asombroso y está aquí porque lo he llamado en sueños - replica observando al anciano con una mirada inquisitoria - está aquí para zanjar su deuda conmigo.

Mientras observo bien a Egarth,digo:
-Un placer caballero, espero se encuentre bien-
Con una sonrisa tranquila voleteo a ver a Dirik y digo:
-Y bien Dirik, esperaremos a alguien más, o por fin me diras, por que me buscas-

Solo espero que esto no sea una emboscada, aunque no recuerdo algo por lo que me busquen,
a fin de cuenta, no he cometido ningún atraco por el cual alguien venga a buscarme y sobre
todo se que no he dejado pista alguna que los dirija a mi, no no creo que sea por eso,
quizá quiera algún favor, je, je, je, pero no sera barato.

Y demasiado tarde, el anciano recordó quien era aquella persona y lo que quería de él. Dinero ¿Cuanto? No se acordaba, pero seguro que no era poco y encima se lo habían robado. La solución era simple.

“Piernas, para que os quiero”

De un tirón, el viejo se soltó de la presa del recién llegado y con un rápido giro echó a correr, aunque no discretamente precisamente.

-¡AAAAAAAAAAAH!-

Con todas las fuerzas que le daban sus piernas y sus pulmones, se lanzó a la carrera en la primera dirección que vio, hacia el muelle. Su túnica se agitaba violentamente, lo que permitía ver a los presentes que debajo de la misma no llevaba nada. Orgulloso de su huida, el anciano llegó al borde en el que se encontrara antes y sin pensárselo dos veces, saltó al agua haciendo una bomba, tapándose en el proceso la nariz. Su cuerpo se sumergió y varias burbujas surgieron en la superficie.  Su cabeza salió finalmente a la superficie, su huida había sido un éxito y exultante declaró:

- Mi**da, que me ahogo, que no se nadar, glop, glop, glop, cof, cof, que me atraganto, que me saque alguien de este pozo de muerte y miseria y... vamos, que alguien me ayuglop, glop, cof, glop-

De nuevo, el anciano agitaba violentamente los brazos en petición de auxilio