Partida Rol por web

Aquella noche tras la ceremonia de la presentación de armas, el Rey y su corte ofrecieron un festín de bienvenida para los participantes del torneo. Como era habitual, Robert Baratheon no escatimaba en gastos a la hora de entretener a sus invitados y servirles comida y bebida.

Diferentes platos de sabores y olores desfilaron ante ellos: hogazas de pan crujiente recién horneado acompañado de vasijas de mantequilla y ruedas de queso amarillo, abundante sopa de puerros y otros tubérculos, ensalada de lechugas, frutos secos y queso espolvoreado, aliñada con aceite y vinagre. Huevos de codorniz escalfados en salsa de nata. Pastel de hojaldre caliente relleno de paloma o anguila en su jugo. Asado de ternera con un rebozo de ajo y hierbas, acompañado de patatas asadas. Y por supuesto abundante cerveza y vino del Rejo de gran calidad.

A pesar de no estar acostumbrado a tales honores, Ser Dalmau ha recibido una buena educación y el resto de torneos en los que ha participado le han proporcionado una buena base para saber cómo hacer en estas circunstancias.

Sabiendo de todas formas que podría ser una de sus últimas comidas se decide a probar todo tipo de comida que pueda. Comerá bien pero no se dejará llevar, puesto que un gran exceso podría perjudicarle en los combates del día siguiente.

Ser Peter intentó pasar lo más desapercibido posible. Estos encuentros, rodeados de gente, le incomodaban demasiado. Probó algo de esto, algo de aquello, mostrándose amable con los que algo le preguntaban.

¿Es necesario hacer todas estas cosas?

Probó el pastel de hojaldre caliente relleno de paloma, y puso cara de satisfacción

¡Pensándomelo bien, no está tan mal oye!

Se dirige a los hermanos Karstark.

¿Cómo va la vida por el Bastión amigos?

Cuando entró en el recinto del banquete se sintió minúsculo ante tanta gente de alcurnia. Se dedicó a observar los que parecían más importantes. Prestó especial atención a la Mano del Rey, pues le habían hablado tanto de él...

¿Se acordará de mí? No, era yo muy niño...

Empezó a probar alimento, realmente tenía hambre y se le iba la vista. Se acercó a un plato que no acabó de identificar pero que parecía del mar, lo probó y después se lo sacó de la boca con desagrado, pero con disimulo y lo dejó caer bajo la mesa... 

Que narices será esto tan ácido!

Mejor me quedo cerca de mis compañeros de viaje, que en este ambiente estoy muy perdido...

Cuando entro en el banquete, llevo un vestido marrón de lino, y vayas joyas... Se nota que soy joven, aunque mis vestidos y maneras hacen que parezca más adulta. Llevo mis ojos perfilados, para resaltar su color. Me inclino hacia la septa, y le digo en voz baja: 

- Voy a acercarme a saludar a los caballeros que nos acompañan esta noche. Creo que debo desearles suerte en el torneo.

Y seguidamente, me encamino hacia el caballero cuyo rostro y nombre me han llamado más la atención... ¡Un greyjoy!

Una vez junto a él, es el momento de presentarme: 

- Buenas noches, Sir Dalmau Greyjoy, no tenemos el placer de conocernos. Soy Lady Darlyn, de la Casa Lannister, es un placer para mí conocerle y poder desearle suerte en el torneo de mañana. 

Sorprendido ante la repentina llegada de la hermosa dama tardo en recomponerme un segundo, pero acto seguido me levanto y le saludo como se merece: - Milady - digo mientras hago una reverencia y le beso la mano: - Es todo un honor conoceros. Muchas gracias por la suerte, espero poder dedicaros mi primera victoria en el torneo. - sonrío y añado: - La primera de muchas. -

Miro alrededor: - Si no está muy ocupada estaría encantado si comparte conmigo esta velada, milady. -

Rickard entro en el banquete de forma discreta, iba vestido igual que por la mañana en la ceremonia, igual que todos los días. Estando en el interior busco rápidamente a sus amigos, quería evitar todo lo posible a los sureños, para el no había muchos en los que se pudiera confiar, pero solo era un joven de 19 años y era su primer viaje al sur, y uno de los pocos que realizaría en su vida, si le era posible.

Demasiada gente, todos los participantes del torneo más toda la corte, estos actos no me gustan. Pensó mientras se acercaba a Peter Flint y se sentaba con el.

Rickard se sirvió una jarra de cerveza y puso un buen trozo de ternera asada en su plato, a demás de la ternera probo algún otro plato.

Al menos la comida es excepcional, y la cerveza fantástica.

El norteño no inicio ninguna conversación con los caballeros y damas sureños pero respondió cortésmente a todo el que se dirigió a el.

Estaba bebiendo un trago de cerveza cuando Peter les hizo una pregunta a el y a su hermano que ya se había reunido con ellos.

-En bastión la vida va como siempre, todos trabajando día tras día, no suele ocurrir nada interesante.

Después de contestar a su amigo echo una ojeada a los alrededores buscando alguna joven atractiva a la que intentar conquistar.

Si los demás comensales esperaban que el dothraki montara un espectáculo durante la cena, habían acertado. Hacía todo tipo de ruidos molestos, aunque más que molestia a sus compañeros de mesa les daba hasta miedo, al principio, pero luego les pareció gracioso.-Gronf! Grumf!-se oía mientras Kaleon se zampaba la sopa de puerros. Una distraida sirvienta del rey Robert quiso retirarle un plato, pensando que ya había terminado, pero el dothraki se lo quedó pegando un tirón y gruñendole como un perro.Grrrrñ.-Quizás fuera solamente casualidad, pero la sirvienta no volvió más a aquella mesa.

A continuación llegó el turno del asado, Kaleon cogió su trozo de ternera y se lo comió, lógicamente con las manos, como un salvaje. Y por último el postre, pidió una manzana y la partió por la mitad y se comió cada parte de un bocado con pepitas y todo.

-Buuuurp.-eructó el dothraki.

Echó entonces un vistazo a los demás, muchos lo miraban, pero pocos de ellos habían terminado aún con la ternera.

¿Qué se supone que debo hacer ahora? No me apetece hablar con estos nobles amanerados. Saludaré a ese tal Jasper Thundersword parece el menos nenaza de todos.

Kaleon levanta una mano para llamar la atención de ser Jasper.-Como va, amigo? Te he visto en la presentación del torneo, a qué pruebas vas a competir?

Sonrío dulcemente, y muestro un gesto de agradecimiento. 

- Muchas gracias, Ser Dalmau, estaré encantada de disfrutar la velada junto a usted, pero antes de sentarme a la cena, querría saludar a alguno de los presentes. ¿Sería tan amable de esperarme unos minutos?

- Por supuesto milady, espero ansioso su regreso. - inclino levemente la cabeza y mientras veo partir a la dulce lady Darlyn examino a mis futuros rivales. No parecen muy preocupados por los combates de mañana, el dothraki incluso se esta dando un festin.

Mala señal... si no estan preocupados significa que son avezados combatientes y que no es la primera vez que se enfrentan a un evento de tal magnitud, quiza el joven Karstark si sea novato, pero tiene a su hermano para apoyarle...

Me dedico a comer con mesura y a vigilar un poco a mis futuros contendientes.

Pensaba saludar a alguno de los participantes de torneo. Me dirigí directamente hacia al Dothraki, pero no tardé en cambiar de dirección al ver su reacción con la camarera. Mejor no molestarle... 

Me giré y vi a Kartstark, no recordaba haberle visto con anterioridad, asi que me acilcalé un poco el pelo, y me dirigí hacia él, para saludarle. 

- Buenas noches, caballero Kartstark - Me incliné sujetando mi vestido, a modo de saludo, tal y como me había enseñado mi septa. - Mi nombre es Lady Darlyn Lannister. No quería molestarle, pero me gustaría desearle suerte en el torneo de mañana. 

Muestro la mejor de mis sonrisas mientras mantengo su mirada. 

Mientras miraba que mujeres habia en el banquete se acerco una hermosa joven que se presento. Rickard se levanto al instante y haciendo una inclinación de cabeza contesto con educación:

-Mi Lady, es un placer conoceros, mi nombre es Rikcard. Gracias por deserarme suerte. ¿Que tal lo esta pasando esta noche, Lady Darlyn?

Rickard sonrio a la joven.

No se merecen, señor Kartstark. Por ahora la noche marcha bien, aunque veo muchas caras nuevas, no suelo estar en Desembarco del Rey, supongo que debo conocer a mucha gente interesante esta noche... ¿Y usted? Ha hecho un largo viaje, y debe estar cansado... ¿Sabe ya donde pasará la noche? - Pongo la mejor de mis sonrisas. 

El bueno de Fiedrich observa desde la distancia a la curvilinea hembra vertiendo sonrisas sobre su joven hermano.

- Mujeres con poder... algunas lenguas estan mas afiladas que el acero del Bastión.

Apura hasta la última gota de la copa sin apartar ni un solo segundo la mirada de su hermano. 

-Un viaje largo, desde luego, pero a sido mas agotadora la ceremonia de esta mañana que el viaje desde Bastion Kar.- dijo el joven caballero.- que dinde voy a dormir? En mi tienda de campaña, como el resto de caballeros que ha venido de lejos. Han habilitado un terreno para eso. Mas incomodo que dormir en una cama, pero menos que estar al raso, por suerte aqui, en el sur, el ambiente es calido.

Observando con asombro la conversación de Lady Darlyn con Rickard, recuerda con amor a su amada esposa, se gira hacia el centro de la sala y apura de un trago el vaso de mosto, por cierto, de lo poco que ha podido encontrar sin alcohol en la sala aparte de agua.

Me gustaría hablar con La Mano, pero seguro que está muy ocupado...

Desde luego conmigo no se dignará ni a hablar...

Intenta reunir valor para acercarse a La Mano del Rey y platicarle, pero pensamientos de desánimo afluyen a su mente jóven.

Qué demonios, ahora que me da la impresión de estar de aguantavelas, me acercaré para encontrar el momento...

Disculpa Rickard, se gira hacia Lady Darlyn, Milady (reverencia lo mejor que puede), luego nos vemos.

Hago una reverencia cuando se marcha, ante la despedida de aquel hombre y sigo con mi conversación. 

- Mmmmm... La verdad es que no tenía ni idea de lo de las tiendas de campaña. - Sonrío. - La verdad es que dicen que el tiempo suele ser agradable por aquí, como le dije, no he pasado mucho tiempo en Desembarco del Rey, espero que no me sea difícil hacer nuevas amistades, al menos ahora... Lo estoy intentando. - Miro al suelo como intentando pensar en otra cosa, y entonces cambio de tema, animadamente. - Bueno... pareces tranquilo... ¿No estás nervioso por el torneo de mañana? Nunca había conocido a un combatiente tan joven, pero me parece algo digno de enorgullecerse. 

Sonreí divertido a la reacción de la sirvienta con el salvaje, todo un espectáculo y al final hasta le dio por acercarse mientras yo seguía con la ternera. 

- Yo no llamaría amigo a alguien a quien voy a intentar destrozar poco después... intentar, digo, porque si piensas participar con esas herramientas de campo poco vas a cortar - echo a reir - en las pruebas para hombres, el tiro con arco es para los niños - concluyo

Le acerco la jarra de vino

- ¿Os da el cuerpo para aguantar al menos algo de vino, o tampoco? - ofreciendosela