El vagón restaurante está dividido en dos zonas. En una de ellas hay cuatro mesas con cuatro sillas cada una y dos mesas con dos sillas. Es aquí donde se sirven las comidas. La segunda zona está limitada por una barra de bar y varios taburetes. Aquí se guardan, además de las bebidas, varias barajas de cartas, cubiletes con dados y un par de tableros de ajedrez. Oficialmente se sirve el desayuno de 8:30 a 9:30, la comida de 13:30 a 14:30 y la cena de 20:30 a 21:30, y el bar permanecerá atendido de 11:00 a 22:00, fuera de ese horario se cierra con llave.
Tomo el desayuno mientras, leo la prensa tranquilamente ,obserbo que hay muchos ofciales Alemanes en el tren ,por otro modo es normal vamos a Berlin,espero no tener que arrepentirme de esta decisión si la guerra llegase allí ,huiria a Inglaterra,son tiempos difiiles para los artistas.Termino el desayuno y me voy a mi vagon.
Las fuerzas italianas no estan respondiendo como se esperaba y las fabricas pesadas de armamento nos dan mas problemas, que otra cosa, sobre todo esas malditas ametralladoras de posicion Fiat. Han causado mas muertes aliadas que de ingleses...asi que, no es de extrañar que haya un buen agujero en esa zona Teniente.
-Los italianos no saben defenderse. Si nuestro III Reich no manda tropas, esos soldados de Mussolini perderá terreno. Menos mal que sabemos que Alemania prevalecerá y escribirá la historia. Pero sigue sin agradarme estas situaciones, ponen en evidencia nuestra Gloria.
Acto seguido empieza a saborear su café y a picotear un poco.
Esteee... no deberíamos tener una convención del idioma que se está hablando?
Comienzo a dar buena cuenta de mi desayuno aunque no me interesa el tema del que hablan mis compañeros. Asiento un par de veces para que vean que les estoy escuchando aunque verdaderamente la conversación me trae sin cuidado.
Al menos el frente africano, esta dando buenos avances gracias a Rommel, aunque quizas sean muchos frentes abiertos a la vez, ¿alguno sabe por que se requiere de nuestra presencia en Alemania caballeros.?
-Sinceramente, lo ignoro. Dijeron que nos llamaban a nuestra patria, pero no creo recordar con qué motivo. Solo puedo suponer que, por la rapidez del asunto, debe ser algo importante. Y para colmo nos mezclan con los italianos... por la pinta, en su mayoría richachones y gente que se pega la buena vida. Jajaja, me gustaría verlos defender a su patria.
Wilheim sigue sorbiendo su café, animado por la conversación, aunque en realidad no comprendía el porqué de la vuelta a su amada Alemania. Solo sabía una cosa, si le llamaban allí, no dudaría en seguir la orden. Habría una buena razón para este inesperado movimiento de tropas alemanas.
-Quizás debamos hacer de niñeras de esta panda de italianos.-Digo sin quitar mi mirada de la mesa mientras sigo comiendome una tostada de mantequilla con mermelada de frambuesa. Me limpio un poco la boca con la servilleta antes de proseguir.
- Sino,¿por que se iba a permitir que viajásemos juntos?. Con todos los vagones de tren que hay disponibles nos ha tocado a nosotros por casualidad.
Doy buena cuenta de mi tostada y mientras mastico con la boca llena le hago un gesto al camarero para que me ponga otra. - Y no sea rácano con la mermelada.
Romina no puede evitar escuchar la acalorada discusión de los Herrs en la mesa cercana, demás que arqueó una ceja cuando escuchó la palabar alemana para "niñeras". Luego su pecho subió y bajó con un no tan sonoro pero evidente suspiro.
Ve Stein, por eso valoro tanto a mi ordenanza...Senn siempre ve lo que esta ligeramente solapado para la mayoria, BRAVO, bueno, bueno, eso si seria inesperado, aunque no por ello desprovisto de interes y de acierto Teniente, bien, creo que si eso fuera asi, deberiamos comenzar a conocer a nuestros "protegidos" ¿no creen?, quizas despues del desayuno.
El tren avanza con normalidad, su ritmo aparentemente pausado y la coreografía de paisajes que cruzan la ventana esconden una velocidad de unos 50 Km/h. El vapor de agua, expulsado por la locomotora, oculta cada cierto rato el exterior, dando la impresión de que el tren viaja entre las nubes. El ritmo del ferrocarril no debería detenerse hasta dentro de una seis horas, cuando pare para cargar las calderas de agua. Si no hay dificultades en el camino, el tren debería llegar a Berlín dentro de 3 días, lo que hace que el pequeño retraso sufrido en la estación no se apenas apreciable.
Ah, otro punto de vista interesanta, pero, no se puede sospechar de todo el mundo, mi joven Teniente, aunque su entusiasmo, es muy satisfactorio, no creo que dejen que judios suban a este tren especificamente, ni estando locos de remate subirian aqui, y menos para ir a Berlin, eso, bueno ademas de poco prudente, seria un suicidio, ademas ¿con que cometido viajaria un judio desde Italia a Berlin?, un miembro de la resistencia, eso es otra cuestion, pero, lo logico seria que fuera a Francia, o desde ella, no desde Italia, en Italia no somos invasores, somos aquellos que hacen mayor la gloria de su lider....
El teniente Wishendal reflexiona unos instantes y responde:
Stein se limpia con la servilleta sus labios parmoniosamente. Cuando ha terminado su acto, se acerca a sus compañeros para que solo éstos puedan oirle.
-Estoy en parte de acuerdo con teniente Wishendal, aunque quizá de forma algo menos... "brusca". No me gusta su presencia aquí- dijo señalando a los italianos- es un imprevisto y no les conocemos. Sin embargo, no tiene necesariamente que ser una amenaza aunque tampoco es para que estemos plenamente confiados. Sugiero vigilarles un poco, ver si hay algo raro en ellos, pero sería mejor que no llamemos mucho la atención, ya que puede tratarse de gente distinguida y que a nuestros superiores no les guste saber que haya habido un mal trato con esta gente, nunca se sabe los aliados que puede tener la gente rica.
Pongo, como vosotros, a destinatarios solo los soldados nazis... pero creo que el master debería decirnos si podemos o no... A lo mejor, si esos tres italianos están en el vagón con nosotros, aunque no nos guste, se tengan que enterar...
Prosigo masticando sonoramente mi nueva tostada rebosante de mermelada y asiento ante las últimas palabras del capitán Stein. Ante lo que hago un alto para tragar y limpiarme un poco la boca.
- Hay un rostro que me es conocido, no recuerdo muy bien su nombre pero esta mañana cuando ví como subía al tren supe que era él. Es un individuo de apariencia distinguida y peinado hacia atrás, no recuerdo bien su nombre pero me lo presentaron en la embajada.
Me giro a mirar al resto de los pasajeros que se encuentran en el vagón buscando su rostro.
-No, no se encuentra aquí, estará en otro vagón.
Tras mis palabras sigo comiendo y hago un ademán al camarero para que venga a atenderme.
-Oye tú, trame algo de bollería, ya me he cansado de comer tostadas requemadas.
El tren sigue avanzando pacientemente a su ritmo, ni la guerra, ni el frío, ni el calor, ni las inclemencias del tiempo parecen afectar su camino.
En el vagón restaurante se suceden las conversaciones, si bien algunos oficiales alemanes han bajado el tono de las mismas de forma que solo son escuchados por quienes están más cerca.
Contestando a la pregunta medio planteada, si, claro que se puede reducir el número personas que reciban el mensaje. Lo que no se puede es aumentarlas. Si yo considero que esa conversación trasciende a los que figuran en el mensaje con un mensaje como este o con un privado le pondría solución.
Tras tres horas y media de trayecto el tren sigue su lenta marcha. El día que amaneció despejado se comienza nublar y amenaza tormenta. La combinación de nubes y altura comienza a enfriar un poco los cuerpos, además de las conversaciones.