Partida Rol por web

Con paso nervioso entrais en la cubierta de entrenamiento. Ante vuestros ojos el resto de la sección de la nave aparece aparentemente vacío aunque al fijaros os dais cuenta que el suelo parece estar cubierto de trampillas así como de las salidas de varios tubos de eyección. Comprendeis que a una orden del sargento instructor el ordenador de a bordo reconfigurará la disposición de la sala haciendo aparecer obstáculos así como probablemente droides de entrenamiento.

Por su lado el sargento instructor os espera de pie junto a la puerta por la que habeis entrado sosteniendo un módulo de datos en el que comprueba vuestros nombres y probablemente vuestros expedientes de la Academia de Combate. En cuando os ve entrar señala al primero con gesto severo y empieza a ladrar ordenes.

¡Atención! ¡Pelotón firmes! grita el Sargento Instructor Firmus Ran cuando el último de vosotros entra en la cubierta de entrenamiento ¡Atentos! ¡He dicho firmes! ¡Esto ya no es la Academia cadetes! ¡Esto es la Armada! ¡Aquí se espera solo lo mejor! vocifera a escasos centimetros de vuestras caras mientras se pasea por delante vuestro examiandoos como un depredador a su presa ¡Ahora veremos si habeis aprendido algo más que fregar suelos y abrillantar armaduras de combate! ¡Veremos si realmente serviis para vestir el uniforme que se ha cubierto de gloria de aquí al Borde Exterior!

Se detiene frente a ti y exclama ¡Tu serás el primero! ¡Empezaremos por algo sencillo a ver si como mínimo sabeis hacer eso! ¡Agarrad vuestro fusil! ¡A mi señal entra en la zona de entrenamiento, colocate en la marca y abate los tres objetivos! Teclea en su modulo de datos y la sala cobra vida. A escasos pasos de ti un pequeño muro sale del suelo hasta media altura marcando el lugar donde debes colocarte mientras que de uno de los tubos tres droides de prácticas salen flotando colocandose a tres intervalos de distancia, cercana, media y lejana.

Al fin nos ponían en movimiento y en acción. Parecía que ya empezaban las ctivifades en la academia. Ya era hora, tenía ganas de comenzar. Nos llevan a una sala y nos comentan que tenemos que disparar a un droide a tres distancias diferentes (corta, media y lejana).
Agarro el fusil y disparó apuntando y concentrándome lo máximo posible.
Tomó aire y disparó, y por desgracia para mí no acierto a atinar el droide más cercano, pero estuve cerca y eso me ayudó a conocer mejor el arma que estaba usando. Apunte a los otros dos y aseste dos certeros disparos. No estaba mal para empezar.

Estoy algo nervioso después de la bienvenida del nuevo sargento de instrucción he intento convertirme en un droide, limitándome mecánicamente a obedecer sus órdenes.

– Si señor, a sus ordenes mi sargento. – Avanzo hacia la posición asignada preparando el fusil, pero desconociendo a que tres blancos deberé disparar.

Al aparecer tres droides de prácticas y no ser simples dianas me concentro en irlos abatiendo por el orden de proximidad. Una vez centrado el más cercano en el punto de mira disparo sobre él

Adrieira entró con paso firme junto a sus compañeros. No los conocía, ella había sido la única seleccionada de su promoción en donde estaba entrenando. Por ello decidió darles por ahora el crédito de que todos eran mejores que ella hasta que ella misma se encargara de demostrar lo contrario.

Cuando el Sargento Ran se dirigió a mi me cuadré.

- Señor, si señor - 

Perto salió a la carrera puso la rodilla en el suelo buscando estabilidad, colocó la culata del fusil sobre su hombro y se preparó para disparar, tomándose exactamente un respiro para soltar el aire. 

BAMM, el primero de los objetivos es abatido explotando por los aires, un certero disparo en lo que simulaba una cabeza. Tres segundos y dos sonidos de disparo después los otros dos droides caen hacia atrás con certeros impactos.

Adrieira sonriente se puso en pie y colocó su fusil al lado de su pierna mirando con una sonrisa de orgullo al sargento, asintiendo con la cabeza y regresando a la formación, esperando el turno del siguiente de sus compañeros.

Los gritos del Sargento instructor se grababan a fuego en su cabeza. Cada indicación quedaba al momento fijada. Tenía que dar lo mejor de sí mismo y demostrar que era digno de la poderosa Armada. No iba a fallar.

Tan pronto como Firmus se detiene delante y escupe las últimas instrucciones, el cadete coge su fusil listo para demostrar su valía.

-¡Señor si señor! Afirma con determinación. Poniéndose en movimiento apunta su fusil hacia el primero y más cercano de los droides. Una sensación de seguridad en sí mismo le recorría todo el cuerpo. Abrió fuego contra el primero, y sin detenerse para ver como explotaba la cabeza apuntó al segundo. Nuevamente acomodó de forma segura el arma en su hombro y efectuó otro disparo de manera magistral.

Ahora quedaba el más difícil pero sentía que era su momento para dejar impresionado al Sargento con su habilidad innata con las armas pesadas. Apuntó, dejo que su dedo sintiese el gatillo y lo apretó, mientras una pequeña sonrisa dibujaba su rostro. Otro éxito.

-Misión completada señor.

El sargento gruñó tras ver como cada uno de vosotros iba disparando contra los droides de entrenamiento. Bueno parece que como mínimo sabeis distinguir el lado adecuado del arma reglamentaria. Murmuró por lo bajo antes de volver a gritar ¡Pero no hay merito en abatir cuatro objetivos tan sencillos! ¡Veamos si sobreviviríais a algo que se asemeje al combate real! Teclea de nuevo en su módulo de datos y aparece a media distancia un pequeño muro de cobertura mientras que del techo unos ganchos depositan la forma encogida de un droide de combate ¡El droide de combate B1fue la base de las fuerzas Separatistas durante la última guerra! ¡Y aun existen varios cientos de miles en manos de traficantes de armas y escoria de la galaxia! ¡Cadete preparado! ¡Tres segundos de ventaja antes de que el droide salga de su cobertura y te fria a tiros de blaster! Mientras vocifera el droide se activa y agarrando su arma del hombro se parapeta tras el pequeño muro. ¡En marcha holgazán! Te anima el sargento antes de dar un paso atrás y activar el escudo de la sala, por si un caso algún disparo perdido salga en esa dirección.

Wexley escuchó la orden del sargento instructor y no lo dudó ni un segundo. Tomando su fusil, avanzó hacia la posición en la marca de la zona de entrenamiento en la que se hallaban los droides de práctica. Se preparó para efectuar su disparo.

Sabía que eran droides, pero el solo verlos flotando a cierta distancia del suelo le hizo imaginarse que no se enfrentaba contra meros droides de entrenamiento, sino a geonosianos como los que había dado muerte a su padre cinco años atrás.

Apretando los dientes y con la rabia reflejada en sus ojos azul grisáceos, apuntó al droide que tenía más cerca y efectuó el primer disparo. Después, abrió fuego contra el droide que se hallaba a una distancia media, y por último contra el que se encontraba más lejano.

Adriera sonrío, parecía que allí todos sabían disparar. Los que nos encontrábamos allí estábamos porque éramos si no lo mejores de los mejores. 

Sin pensárselo dos veces salió corriendo hacia su objetivo, pero se detuvo antes de llegar a distancia de combate cuerpo a cuerpo. Solo quería acercarse lo suficiente para poder tener un disparo más claro y sencillo. Si lo eliminaba de un solo disparo, el enemigo no tendría oportunidad de disparar y por lo tanto ella no tendría necesidad de buscar cobertura. Nada más llegar puso la rodilla en el suelo, contuvo la respiración y esperó a que el droide se asomara para dispararla para destrozarlo.

El disparo impacta directo en el objetivo, cayendo este al suelo entre chisporroteos.

- Misión completada señor - Dijo mientras regresaba a la formación.

El sargento gruñó tras ver como ibas disparando contra los droides de entrenamiento. Bueno parece que como mínimo sabes distinguir el lado adecuado del arma reglamentaria. Murmuró por lo bajo antes de volver a gritar ¡Pero no hay merito en abatir cuatro objetivos tan sencillos! ¡Veamos si sobrevivirías a algo que se asemeje al combate real! Teclea de nuevo en su módulo de datos y aparece a media distancia un pequeño muro de cobertura mientras que del techo unos ganchos depositan la forma encogida de un droide de combate ¡El droide de combate B1 fue la base de las fuerzas Separatistas durante la última guerra! ¡Y aun existen varios cientos de miles en manos de traficantes de armas y escoria de la galaxia! ¡Cadete preparado! ¡Tres segundos de ventaja antes de que el droide salga de su cobertura y te fria a tiros de blaster! Mientras vocifera el droide se activa y agarrando su arma del hombro se parapeta tras el pequeño muro. ¡En marcha holgazán! Te anima el sargento antes de dar un paso atrás y activar el escudo de la sala, por si un caso algún disparo perdido salga en esa dirección.

Después del ridículo que he hecho en la prueba inicial completamente rojo me dispongo a demostrar que no ha sido un error de asignación en que éste aquí.

– Si señor, a sus ordenes mi sargento.

Al llegar al muro no me protejo tras él limitándome en apuntar correctamente y pulso el disparador.

Sin dejar de emplear el visor del fúsil blaster veo con satisfacción como le impactan varias descargas decapitándolo.

Tardo unos segundos en volver al lado del sargento ya que primero debo borrar la expresión de exultante satisfacción para que no se sienta insultado.

No se me había dado mal la primera toma de contacto. Ahora venía una segunda prueba, tirando ya más a lo que era la realidad. Había que tomar la primera decisión, opte por apuntar y disparar y evitar acercarme a mi objetivo. Quería seguir practicando sobre todo los ataques a distancia.
Disparo ya cierto sin problemas, destruyo mi blanco.

Balon entró en la cubierta de entrenamiento con paso marcial y mirada al frente.

Sin embargo, por el rabillo del ojo no se le escapa la mirada reprobatoria del sargento instructor que sin duda, ha visto su expediente de la academia. Varias faltas al orden, amonestaciones, estancias en el calabozo...había sido un caballo difícil de domar. Pero la armada se crece ante cualquier reto, dicen.

Quedó en posición de descanso esperando las órdenes. Al momento y con gestos mecánicos, se cargó el fusil al hombro y adoptó postura de firmes, que mantuvo con la vista al frente hasta que el sargento le dio otra orden. Sin dudarlo un momento, se acercó a la posición de tiro, sacó el seguro al rifle y sin mentar palabra, realizó tres disparos con gestos igualmente mecánicos y ágiles.

La diana estaba dividida en 10 círculos concéntricos numerados de 1 a 10 desde fuera hacia adentro. El primero de los disparos atravesó el 10 justo en el punto central. El segundo dio trambién dentro del 10 pero algo ladeado. El tercero fue un 6. Balon torció el gesto durante un segundo con desagrado. Ese 6 era imperdonable.

Realizados los tres disparos, el soldado volvió a poner el seguro y quedó esperando nuevas instrucciones con el rifle cruzado sobre el pecho.
 

El sargento gruñó tras ver como ibas disparando contra los droides de entrenamiento. Bueno parece que como mínimo sabes distinguir el lado adecuado del arma reglamentaria. Murmuró por lo bajo antes de volver a gritar ¡Pero no hay merito en abatir cuatro objetivos tan sencillos! ¡Veamos si sobrevivirías a algo que se asemeje al combate real! Teclea de nuevo en su módulo de datos y aparece a media distancia un pequeño muro de cobertura mientras que del techo unos ganchos depositan la forma encogida de un droide de combate ¡El droide de combate B1 fue la base de las fuerzas Separatistas durante la última guerra! ¡Y aun existen varios cientos de miles en manos de traficantes de armas y escoria de la galaxia! ¡Cadete preparado! ¡Tres segundos de ventaja antes de que el droide salga de su cobertura y te fria a tiros de blaster! Mientras vocifera el droide se activa y agarrando su arma del hombro se parapeta tras el pequeño muro. ¡En marcha holgazán! Te anima el sargento antes de dar un paso atrás y activar el escudo de la sala, por si un caso algún disparo perdido salga en esa dirección.

El sargento gruñe, quizás un poco menos quien sabe si incluso ligeramente impresionado, viendo como los tres despachais con eficiencia a vuestros enemigos. Quizas era un reto demasiado facil gruñe por lo bajo ¡Bien reclutas! ¡Veo que como mínimo servireis de carne de cañon! ¡Cuidad de vuestros compañeros, cuidad de vuestro equipo y mantened los ojos abiertos! ¡Quizás aun hagamos de vosotros verdaderos soldados de asalto! ¡Pelotón retirese!

Y con un gesto os indica que hasta aquí ha llegado la sesión de instrucción. Habeis demostrado que dominais los aspectos básicos del combate con suficiente soltura. Pero no podeis sacudiros la intranquila sensación de que cuando los disparos sean de verdad y vuestras vidas estén en peligro todo pueda ser muy diferente.

Cuando Wexley vio aparecer al droide B1, no lo dudó ni un instante y comenzó a abrir fuego sobre él. Había escuchado hablar sobre aquella unidad de combate, aunque nunca hasta ese momento había llegado a ver en persona uno de esos modelos droides. Según tenía entendido, habían sido creados a imagen y semejanza de sus creadores, los geonosianos, por lo que en cierto modo el joven cadete sentía ahora más que antes que se encontraba frente a uno de aquellas criaturas insectoides.

Sin importarle que el droide pudiera parapetarse tras la cobertura, disparó unos instantes y luego aguardó a que el B1 se asomara para efectuar varios disparos sucesivos hasta lograr abatir al droide de combate.

Balon asintió sin decir nada. Dedicó un instante a reconocer la situación. Ese robot poseía un blindaje duro y se cubría de tal manera que si no burlaba su cobertura, no sería capaz de alcanzar ninguna parte vital. De modo que decidió iniciar una maniobra de aproximación moviéndose en zig zag hasta posicionarse en un punto desde el que la cobertura no sería un estorbo para alcanzarle.

Desde su recién adquirida posición, abrió fuego sobre esa cafetera con patas.

Tiras con furia del gatillo y abates al droide con un torrente de fuego laser. Y aunque logras tu objetivo no puedes evitar que durante un segundo el arma se te descontrole y un disparo perdido vaya a impactar contra el escudo de protección provocando el estruendo de la alarma de seguridad de la cubierta de entrenamiento.

Tratando de no enrojecer vuelves hacia tu posición bajo la ceja arqueada del sargento de instrucción.

El sargento gruñe mientras te reincorporas a la fila del pelotón. Quizas era un reto demasiado facil gruñe por lo bajo ¡Bien reclutas! ¡Veo que como mínimo servireis de carne de cañon! ¡Cuidad de vuestros compañeros, cuidad de vuestro equipo y mantened los ojos abiertos! ¡Quizás aun hagamos de vosotros verdaderos soldados de asalto! ¡Pelotón retirese!

Y con un gesto os indica que hasta aquí ha llegado la sesión de instrucción. Habeis demostrado que dominais los aspectos básicos del combate con suficiente soltura. Pero no podeis sacudiros la intranquila sensación de que cuando los disparos sean de verdad y vuestras vidas estén en peligro todo pueda ser muy diferente.