Partida Rol por web

Flame se quedó atónita al ver como los ataques de sus compañeros no resultaban de utilidad. Había pensado que el combate iba a ser pan comido al ver que tan solo se trataba de un zombie. De hecho se había planteado que la dejaran sola para enfrentarse a él y que no sufrieran daños absurdos, pero al ver como los ataques mágicos fallaban uno detrás de otro se quedó muy impresionada. ¡No podía créerselo!

Aunque en cierto modo eso le dio algo de confianza, con los grandes conjuros de Alice y Aire, o las expulsiones de Leiath, la mayoría de los ataques de Ayash se quedaban últimamente cortos, así que había llegado la hora de demostrar de lo que eran capaces.

Menudo bichaco- se sorprendió pensando la bruja cuando fue evidente lo poco efectivo del aquelarre frente a tal bestia.

Deberían salir e ahí, dejar distancia y así no les vería entre las brumas. Para eso deberían aguantar algo más. Las carretas debían avanzar.

Como vió que el resto de sus amigos estaban ocupados en mantener al ogro a raya, guardó de nuevo su varita mágica - después de echarle una mirada por encima del hombro, como reprochándole su inutilidad- y fue a recoger la cuerda que le habían tendido los milicianos.

- Entretenedle, que se vayan los carros y luego venid a mí para seguir el cabo que nos han lanzado!

Una idea, plantada por las palabras de Flame, empezó a germinar en su castaña cabecita: un golem, un grupo de lobos... Criaturas convocadas por alguien para atacarlos a propósito? Sería cierto o se estaría volviendo paranóica como la fortachona mujer guerrera?

El mediano se movía lejos de aquella criatura y sólo se paró para lanzar otra flecha. Parecía que esas flechas ralentizaban a aquella ciratura y así hacía algo útil. Y así junto a la otra flecha clavó otra -Jua ja ja...- reía el mediano al ver la apariencia tan graciosa que tenía la criatura.

-¡Un puto golem de carne!- ¡Allí! ¿En medio de las brumas? Eso lo complicaba todo. Vio a Leiath recoger el cabo que tan amablemente les tiraba el hombre del pescante y se quedó un poco más tranquilo. Sus ataques no estaban siendo muy efectivos aunque ahora ya todos estaban informados de los puntos fuertes y debilidades del aquel constructo.

 -Vammmmmmm , ¡¡Svadhistana mâija!!- Su magia podía ser débil, sobre todo comparada con las de sus compañeras, pero podía ser también útil.- Cuanto más grandes son, más pesados caen.

La maga decidió acercarse a la bruja y seguir el cabo hacia los carros. Poco podía hacer contra el golem la mayoría de su magia no le hacía ni cosquillas. Malditos monstruos resistentes a la magia. Aunque la maga aún tenía otro as guardado en la manga, podía convocar a un monstruo para que la ayudara, pero no sabía que consecuencias podía tener ese conjuro en las nieblas. 

La situación ya estaba controlada. Aire ajustó sus hechizos y empezó a hacer mucha, mucha pupa al gólem, y eso cambiaba la situación en todo. Era cuestión de que ella sola acabase con el gólem.

El resto no fue de mucha ayuda...

El charco de grasa no hizo resbalar al gólem.

Flame se tuvo que acercar al gólem tras haber atacado desde lo lejos con su ácido, así que solo le dió tiempo a dar una estocada, bastante imprecisa.

La flecha de Fosco, al no tener punta adamantina, esta vez no se clavó en el cuerpo del gólem, y el fuego del cristal mágico no pudo hacer su efecto.

La cimitarra de Jadewo cayó al suelo. A sus pies. Pero había un palmo de bruma a ras de suelo que no le permitía ver el arma a simple vista. Si quería recuperar su regalo, tendría que palpar el suelo a tientas.

La lucha continuaba. También el avance de los carros. La cuerda que cogió Leiath pasó de estar combada en forma de "U" a, poco a poco, ir tensándose. Faltaba poco para que el cabo se tensase del todo, y el carro arrastrase a Leiath consigo, separándole de su aquelarre.

- No perdáis el cabo, por Hala.- Indicó a los que atacaban a distancia. No sabía qué pasaría si ellos se quedaban perdidos en las brumas. Esperaba que un detectar magia pudiera salvarlos si era así.- Si nos quedamos atrasados justad todos los objetos mágicos que podáis en una sola persona.- A pesar de que él tampoco quería perderse en las brumas no podía permitirse que Jadewo se quedara atrasado por lo que, armándose de valor, se acercó al golem de carne y le atacó con su estoque mágico. Quizá así pudiera dar algo de tiempo a Jadewo para recuperar su arma o sacar otra. Su grasa aún estaba activa lo cual podía permitirles recuperar el arma más tarde, con mayor facilidad. ¡Pero no había tiempo!

La cuerda se iba tensando en sus manos y sus amigos seguían combatiendo.

No había mucho tiempo para decidir qué hacer. Se podría poner a gritar que dejasen el combate, pero si no lo hacían...

De pronto se acordó que guardaba una cuerda en su bolsa de contención. La sacó y la ató a la de los milicianos. No se fiaba mucho de su habilidad para hacer nudos asi que no debía permitir que se tensase.

- Rápido o perderemos la carabana!

El orbe de fuego, que parecía tener vida propia, impactó en el orondo cuerpo del gólem. La piel reseca que le cubría empezó a quemarseAire miró a su alrededor. Nadie parecía capaz de hacer nada. ¿No se daban cuenta de que su magia era limitada? ¿Que cuantos más monstruos aparecieran, menos poder le quedaría a la hechicera?

Inútiles, panda de vagos fue lo único capaz de pensar. Ni siquiera Alice, a la que casi consideraba una igual, era capaz de mutar sus hechizos para volcarlos sobre la criatura.

Pero no había tiempo que perder. Onfale se movía ágil, cercano a las piernas del gólem, intentando clavarle su estoque. Jadewo había perdido su arma, ya poco podría hacer. Y Flame... Esperaba cosas mejores de ella.

Aire volvió a repetir los gestos de las manos. El orbe volvió a nacer entre sus palmas. El fuego crepitaba cuando la lanzó de nuevo al zombie

A Flame le chirriaron los dientes, por un momento se había imaginado cercenando la cabeza de esa apestosa mole de carne, pero no, se había equivocado y no le había ni rozado. Echó un ojo hacia donde estaba Hala, no tenía ninguna intención de perderla de vista y tampoco quería quedarse rezagada, así que trató de acelerar todo lo posible la muerte de aquel ser. Y aprovechando la velocidad que el conjuro de Onfale le había dado, hizo un par de movimientos muy certeros. Esta vez confiaba en que lo lograría de verdad.

El joven arcanista se agachó para recoger el regalo que lady Watcher le hiciera, sería una ofensa no hacerlo, y arriesgado, esperar a que la carvana se alejara... por suerte no estaba solo, con Flame y Onfale cerca, y las chicas dando fuego de cobertura, el guerrero se sentía seguro.

Como Alice y Fosco no tenían nada mejor que hacer, aguantaron la cuerda para que Leiath hiciese un nudo. No sabrían cómo de bueno era hasta que las dos cuerdas se tensasen y se sometiese a prueba la resistencia de la lazada. Ojalá la sacerdotisa se hubiese molestado en aprender esta mañana las mañas de Gloria con el nudo papillón.

Los ataques de Aire, Flame y Onfale, combinados, acabaron con el gólem de carne. Gracias a eso, Jadewo pudo recuperar sin exponerse la cimitarra perdida en la niebla del suelo.

Y en ese momento, sonó...

RRRRRRRRRRRRRRRRRRrrrrrRRRRRRRRRRR...

No supieron de dónde provenía hasta que agudizaron el oído. El cadáver del gólem, sobre el charco de grasa, empezó a expandirse, como si algo en su interior fuese a salir. Encontraron uno de los tajos de Flame, y salieron en un tsunami...

Hay que ser un artesano de gólems muy cabrón para haber escondido un enjambre de insectos en el interior de un cadáver. El enjambre se dividió en varias nubes, que se dispersaron en todas direcciones. Una cayó sobre Onfale, Jadewo y Flame. Otra cayó sobre Leiath, Fosco, Aire y Alice. El resto se esparció, incluída una que probablemente atacaría a la gente de los carros.

Una cosa era reconocer el trabajo bien hecho, como hacía Onfale al observar al constructo de carne que se convertía en una piñata rellena de insectos, y otra muy diferente sorprenderse por ello y quedarse como un tonto con la boca abierta. Su pellejo valía más que eso. Como una vaca moviendo el rabo con tranquilidad para espantar las moscas, el perfumista agitaba así el estoque en el aire, con la misma precisión que un rumiante acostumbrado al mismo acoso, con la esperanza de reducir aquella plaga de insectos.

- Retroceded.- Dijo no sin antes protegerse la boca con un pañuelo cual bandolero. "En boca cerrada no entraban moscas". Fue al comenzar a mover las piernas para ponerse en movimiento cuando notó que algo no iba bien.

Mierda.

Al estallar el golem una cantidad ingente de bichos salió volando de ellos. Al principio pensó que era huesos, pero no. Eran numerosos insectos que se echaban encima del grupo. Con un toque en su broche un aura rodeaba al pequeño Fosco y así le libraba de la incomodidad de aquella plaga. Correteando se alejó de aquel enjambre y espero que sus amigos se zafasen como él había hecho. Ante tantos brujos y magos seguro que tenían sus recursos...

La cara de asco de Flame no tenía límites. Era similar a la que ponía cuando el viejo enano al que conoció le hablaba, bueno en verdad, no llegaba hasta ese extremo, el enano sin nombre le daba más asco aún. Así que, con Ayash en las manos trató de golpear a los insectos que volaban a su alrededor. 

Eso ya no había quién lo aguantase. Qué ascazo! La bruja, aunque acostumbrada a tratar con heridas supurantes, le había llenado de horror ver lo que salía de aquel saco de carne.

- No perdais ni un minuto más, venid y sigamos la cuerda!

A Leiath no le cabía otra más que esperar a que todos hubiesen agarrado el cabo. Así que empezó a hacer aspavientos, tanto para espantar aquel enjambre de insectos como para meter prisa a los rezagados.

La maga pelirroja siguió sujetando la cuerda con fuerza mientras seguía apremiando a sus compañeros. Aunque resultaba una gran faena para ellos, la jugarreta de encerrar un enjambre de insectos dentro de un cadáver era sublime. La maga no podía dejar de maravillarse de hasta qué punto podía llegar la inteligencia para hacer el mal.

Mientras avanzaba sujetando la cuerda con una mano rebusco en su mochila en busca de otra cuerda, si fuera necesario podría empalmar su cuerda a la de los carros para dar un poco más de tiempo. 

¡Hombre! ¡Pues claro! Onfale ya sabía qué eran esos insectos. Los llaman motas sangrientas. Son unos mosquitos muerto vivientes que Leiath podría expulsar. Por lo demás, no diferían de cualquier otra plaga de insectos voladores:

-Son tan pequeños, que no se les puede dañar con armas, aunque sí les daña el fuego de una antorcha o de una espada flamígera.

-El daño que pueda afectar a toda la plaga, como el aliento ácido de Flame o una bola de fuego, es muy efectiva porque los insectos lo tienen más difícil para esquivar algo tan grande.

-Un viento severo puede disgregar la plaga y hacer que se disperse.

Los golpes de Jadewo, Onfale y Flame se perdieron en el aire. Y la cuerda se escapó de las manos de Leiath, quedando el cabo en el suelo. Sin embargo, Alice y Onfale todavía veían la cuerda inclinada, surgiendo de las brumas del suelo y perdiéndose en las brumas a la altura de un carro que ya no veían. Alice y Onfale tampoco veían a los compañeros que habían dejado atrás. Era culpa del acelerar, que les permitió alejarse demasiado en un suspiro.

Onfale había corrido como alma que lleva el diablo. Al detenerse se dio cuenta de que quizá, y sólo quizá, hubiera puesto demasiado ímpetu en escapar. Recuperó la compostura y trató de poner orden en aquello aconsejando a sus compañeros la manera de abordar el molesto problema. Tras informarles de que usaran ataques de área para deshacerse de la molesta plaga trató de encender él mismo una antorcha y de detener el avance de la caravana.

- ¡DETENED LA CARAVANA!- Ordenó a los hombres del pescante del primer carro con la esperanza de que corrieran la voz. Necesitaban conservar algo la distancia para que luego todos pudieran encontrar el camino a los carros.- ¡ENCENDED ANTORCHAS!- Miró a la Maga Roja que lo acompañaba con una mezcla de miedo y resignación. Ella era una portentosa del fuego pero también de dañar a sus compañeros y ahora lo tenía todo a huevo. Una de sus bolas de fuego acabarían con todo, nunca mejor dicho.- ¡LEIATH, ESOS BICHOS SÍ QUE SON NO MUERTOS!