Partida Rol por web

Jadewo se vió repentinamente atrapado por aquel enjambre salido del interior del putrefacto cuerpo del constructo de carne. Para ganar tiempo, y viendo que gran parte de sus compañeros estaban a salvo, el joven retrocedió siguiendo la marcha de la caravana.

-Vamos Flame, no quedes rezagada.

Aire no hacía más que dar manotazos al aire, cada vez que uno de esos bichos pasaba cerca. ¿A qué demonio se le había ocurrido meter tantos insectos dentro del gólem? Eso reforzaba su teoría de la existencia de una presencia que convocaba ese tipo de criaturas. ¿Era normal que las Brumas crearan esos seres? Por mucho que dijera Gloria, a la hechicera le parecía que había algo más, algo que no quería que avanzaran y que iba a ir dificultando la situación más y más.

Le daban mucho asco esos insectos. Jamás había notado una sensación igual. ¿Cómo era posible? Tenía una sensación extraña, como si un sin fin de esos bichos entraran por su boca y la devoraran por dentro. Empezó a rascarse el cuello y la cabeza, presa de un pánico hasta entonces desconocido

No, no, no se repetía a ella misma. Sólo podría quitarse de esa sensación matando a los bichos. Lo sabía. Y así, empezó a mover los brazos con agilidad y velocidad... Aunque todo fue demasiado rápido. Las palabras no acompañaban a los gestos, los componentes no estaban donde tenían que estar... y lo que iba a ser una bola de fuego, se quedó en una chispa que se apagó antes de nacer.

Flame asintió ante las palabras de Jadewo, tenía razón. ¡Larguémonos de aquí! Dijo Flame mientras guardaba a Ayash en su funda. Aún no soy capaz de lanzar mi aliento, necesito un poco más de tiempo. Se giró para acercarse a Jadewo y marcharse los dos junto al resto de sus compañeros. Si la plaga les perseguía sería mejor preocuparse más tarde, pero lo que no había que permitir era alejarse demasiado, pues además no comprendía cómo lo habían hecho, pues había estado todo el rato pendiente de Leiath y el resto de sus compañeros para que no pasase precisamente eso.

Sería mejor retroceder y reunirse con el resto. Juntos podrían ser mucho más efectivos y correrían mucho menos peligro.

Cuando Onfale mencionó el pequeño pero importante detalle sobre esos insectos al ser abominaciones no-muertas, entendió la gran repulsión que había sentido.

Sin más miramientos, alzó su símbolo sagrado entre tanto bicho como si de una antorcha llameante se tratara.

- Atrás, malditos chupasangres! Alejaros por órden de Hala!

Alice empezó a atar la cuerda que había sacado al cabo guía. Se tomó su tiempo en atar la cuerda no era una experta en hacer nudos y de ese nudo puede que dependiera la vida de sus compañeros. 

Una voz respondió a Onfale desde las Brumas...

¡Están picando a los caballos! ¡No prestan atención a las riendas, están desbocados!

Alice sintió un tirón de la cuerda que la arrastró alejándola de Onfale. El eunuco, cuando levantó la vista de la antorcha recién sacada de su bolsa de contención, ya no veía a la maga. La niebla se hizo lo suficientemente densa como para que Fosco a penas sobresaliese de cejas para arriba. Si Aire lo estaba pasando mal, imaginaos cómo se sentían Aristóteles y Platón. Que Flame y Jadewo caminasen juntos les permitió abarcar lo suficiente como para volver con Leiath, sin desviarse lo suficiente del rumbo como para perderse. Salir de una nube de insectos para meterse en otra.

Y entonces, Hala intervino.

Las dos nubes de motas sangrientas se dispersaron. Ni siquiera Leiath era lo suficientemente poderosa como para destruír a los insectos no muertos. Vagarían eternamente por las Brumas, alimentándose de aquellos que se perdiesen en su océano de gris gaseoso.

Ellos no lo sabían, pero un poco más allá el último carro se había salido lo suficiente de la senda trazada por Gloria como para encallar en una pequeña pendiente, y hacer que por mucho que tirasen los caballos, el conjunto de la caravana unida por cuerdas no lograse avanzar.

Con todo parado, Alice logró terminar de hacer los nudos pertinentes. Lanzó la cuerda en la dirección en la que recordaba ver la luz de la expulsión de Leiath. La maroma cayó pesada en la tierra. Alice recogió la cuerda y volvió a lanzar varias veces más, variando el ángulo. Era como si aunque Onfale estuviese quieto, las Brumas le fuesen desplazando poco a poco de su posición.

Llevó un buen rato hacer que la cuerda llegase a Onfale, y de éste al resto del aquelarre. En ese tiempo, el ruido de los insectos y los gritos de dolor del resto de la caravana cesaron. Para cuando llegaron al carro ladeado, los dos caballos estaban muertos. Los dos hombres que viajaban en el pescante estaban vivos, pero con la piel llena de sabañones allí dónde fueron picados por las motas sangrientas.

Vaciamos un canasto de fruta y nos lo pusimos encima como si fuese una campana.

En el siguiente carro, la historia fue similar.

Extendimos una alfombra que íbamos a vender a Storben, tapándonos nosotros y los caballos.

Y en el siguiente.

Casi nos matan, pero llegaron nuestros compañeros desde la vanguardia con antorchas.

Y en el siguiente.

Estábamos demasiado lejos como para oír al aquelarre, pero desde el
carro cebo Gloria también dijo que encendiésemos antorchas.

En la parte trasera del carro cebo encontraron a más heridos con picaduras, incluído Tangrem. En total el lance se había saldado con dos caballos muertos, un montón de heridos... y una desaparición.

Cof, cof...-tosió con dificultad-Gloria nos ha salvado. Cuando esos insectos vampiro estuvieron a punto de dejarnos sin una gota de sangre, la medio gitana se autoinfligió un corte en la palma de la mano, y se alejó de la caravana atrayendo a esos malditos bichos con el olor de su sangre. Espero que vuelva pronto.

El joven guerrero miraba impotente las nieblas. Se había asingado como deber el de proteger a Gloria, y ahora esta había salvado a los guardias de la caravana poniendose ella en peligro. Y él no había estado donde tocaba. Ese encuentro no había salido para nada bien. Maldición.

Miró a Onfale esperando sus directrices, pero aportando su parecer.

-Creo que lo más sensato es esperar a la guía, ella nos encontrará. O al menos le resultará más sencillo si no nos alejamos nosotros de este punto. -Mirando la carreta bloqueada, añadió.- Mientras esperamos, atendamos a los heridos y liberemos a la carreta trabada. Propongo también poner uno de los caballos del carro cebo en el que ha perdido los caballos, y repartir la carga.

La luz de Hala hizo que Flame se sintiera reconfortada, y el hecho de ver como ambos enjambres se disipaban le hicieron ponerse de buen humor. Aún así se sentía algo incómoda por culpa de las picaduras y de las yagas que se le habían formado en la piel. Mientras se acercaban al grupo se concentró en la escama de su frente, un brillo blanquecino cubrió el cuerpo de todos los presentes. A todos los consideraba unos potenciales aliados, así que si sus heridas eran excesivamente graves, tarde o temprano su brillo los reconfortaría. O al menos eso es lo que creía ella, pues las erupciones en la piel no eran tan fáciles de curar.

Cuando alcanzó al resto de la caravana comprobó que muchos habían sido gravemente heridos, pero confiaba en las dotes de la bruja de Hala para sanar a todos por completo. Si no lo hacía ahora, lo haría más tarde.

Luego miró a Jadewo, quien parecía realmente preocupado por la ausencia de la mestiza. Flame se quedó mirando hacia la oscuridad de la bruma observándola, como si pudiera ver a través de ella y confiando en que Gloria encontraría el camino de vuelta para regresar junto a ellos. Salir a buscarla podría ser el mayor error que podrían cometer y por consiguiente podrían pagarlo con sus vidas.

Una vez expulsado el enjambre, Leiath no pudo relajarse. Quedaban ahora los heridos, que eran muchos. La jóven tuvo que decidir si emplear todo el don que Hala le había dado aquel día en curar el veneno de los mosquitos no-muertos, o guardarlo por si venían cosas peores.

La prudencia le aconsejó guardarse algo por sí acaso. Aun así remendó por aquí, vendó por allá, limpió lo que hacía falta, para facilitar que el cuerpo se curase solo.

Quedarse inmóvil en la niebla le traía recuerdos poco gratos por lo que, cuando el cabo lanzado por Alice finalmente dio con su posición, el perfumista se apresuró a reunirse con la caravana, sin mirar demasiado atrás. El resultado del ataque, al contrario de lo que podían haber pensado en un primer momento resultó un terrible mazado para el grupo de viajeros. Dos caballos, muertos, un carro atascado en el camino y, lo peor de todo, su única guía extraviada.

- No sé qué parte de no te separes de ella no entendiste Tangrem.- Reprendió así al ex-líder de la expedición. No pudo contenerse, mantener a raya su lengua viperina que azotaba cual flagelo de esclavista, no es el estado de frustración en el que se encontraba. Escuchó con atención a Jadewo y sus propuestas, asintiendo a cada una de ellas a la vez que trataba de calmarse acariciando su pelo de raíz a las puntas. Encerado como lo llevaba brillaba como el azabache pulido a pesar de las brumas.

- Se hará lo que ha dicho Jadewo. Que los hombres que vayan en los pescantes se mantengan ahí vigilando y con antorchas encendidas. El resto que ayude con el carro. Hay que traer uno de los caballos y repartir la carga. Lo menos valioso al carro cebo. Creo que puede ser la comida, pues aún conservo el objeto que puede darnos comida y bebida en caso de necesidad.- Mientras dejaría que Flame y Leiath se ocuparan de los heridos.- Alabada sea Hala, querida Leiath.- Felicitó a la Bruja por su intervención divina.- Cuida de los heridos. Flame, ¿puedes ayudarla?- se cuidó mucho de ordenar a la mujerona para no prender su inflamable carácter. Iba a tener que replantearse si de verdad Tangrem servía como guardaespaldas de Jadewo o si tendría que colocar a éste como una sombra de la vistani. Pero antes de planteárselo en serio tenían que encontrarla. Ya más calmado volvió a dirigirse a Tangrem.- Tangrem, ¿estás muy herido o puedes ayudarnos a encontrarla?- Hacer partícipe al torpe humano de la búsqueda de Gloria podría hacerle recapacitar sobre su ineptitud.- Dinos al menos por donde se fue ella. Trataremos de encontrarla.- La mestiza quizá portara algún tipo de artefacto mágico. ¿Por qué no? Sólo había que recordar a Madam Eva, que era un mercadillo ambulante.- Voy a intentar un sencillo conjuro para detectar magia con la esperanza de que Gloria porte algo que pueda darme una señal. ¿Me acompañáis?- Les dijo a aquellos miembros del aquelarre, y Fosco, que aún no habían decidido qué hacer. No perdía la esperanza en la intrépida guía. Lo que había contado Tangrem indicaba que la mestiza, además de valor, tenia recursos.

Sin Gloria estaban totalmente perdidos, no hacía falta ser un experto en magia para ver que las brumas eran mortales. Había viajando pocas veces por ellas y en todos esos viajes había estado a punto de morir.
También voy a intentar algo sencillo Dijo la maga sonriendo ante la oportunidad de quitarle un poco de notoriedad al eunuco. Puede que un sencillo cuchiquear mensaje sirva para hablas con Gloria

Aire empezó a sacudirse los brazos como si los insectos estuvieran agarrados a ellos. Sin perder esa sensación, se alegró que Leiath consiguiera expulsarlos y alejarlos de allí. Esperaba que en la distancia la sensación se perdiera, aunque algo la dijo en su interior que la visión de un insecto nunca sería igual para ella.

Las consecuencias de la aparición de los bichos no tardaron en mostrarse. Caballos muertos y hombres a punto de estarlo. Al menos, algunos habían sido más inteligentes que otros y habían conseguido proteger a sus animales. Otros, sin más, se habrían cubierto y esperado que pasara lo peor. Sentía un gran pesar en su interior. A pesar de todo lo que había hecho en su vida, no consideraba que sus actos hubiesen repercutido de tal manera sobre nadie. O, al menos, no era consciente de ello. Todas esas personas estaban heridas de mayor o menor gravedad por su incapacidad y su temor. Se armó de valor y tragó saliva. Eso son males que ella no podría remediar. Y es lo que tenía una expedición de cualquier tipo, el riesgo a salir herido.

Dejó que Leiath se encargara de sanar mientras ella se mantenía a distancia, aunque siempre cerca de los demás, no fuera que un despiste la saliera caro. Habría que sacar la carreta atrancada, dejar a los caballos muertos allí, porque no servirían ni para sacarles la carne y continuar lo antes posible. Si estaban teniendo ese tipo de encuentros mientras se movían, no sabía qué les podía esperar si se mantenían quietos.

Además, Gloria se había separado. Ella seguramente estaba capacitada. ¿O quizá no? Era un acto muy heroico por su parte sacrificarse por aquellas personas... Lo que le llevaba a pensar que quizá eran algo importante para ella. Fuera como fuese, ella misma había incumplido sus estrictas normas: Se había alejado sin más.

Espera a ver si Alice consigue contactar con ella. ¿Has cogido una cuerda? No creo que sea bueno alejarse sin estar asegurados.

El pequeño Fosco no se preocupaba mucho por los mosquitos, no podían hacerle mucho. Con un dedo en la nariz se acercaba a la expedición y asombrado veía los estragos que unos simples mosquitos habían hecho. -Pues vaya pringaos...- pensaba ante la debilidad de aquellos humanos. -Claramente su líder es un eunuco...- concluyó en sus pensamientos. Al ver a Aire no tuvo más remedio que entrar al trapo. -Oh, estás bien...- dijo lanzándose a sus pechos. -Creía que te habíamos perdido, lo he pasado tan mal.- apretaba fuertemente. Aquella loca se creía la madre de Fosco, era una tontería que no le gustaba e incluso le molestaba, pero después de que Flame le amenazase con Ayash no le vendría mal una ayuda. -Mamá, siento haberme portado mal...- susurraba para que nadie le oyese -Es que nunca me dijiste quien es mi padre, estaba molesto, sabes?- decía la vivaz imaginación de Fosco. Al enterarse del sacrificio de Gloria el mediano tuvo que intervenir. -Toma, yo también la hubiese perseguido, pero no necesitaba hacerse sangre. Con enseñar un pecho bastaba. Anda que le iban a decir que no.- terminó diciendo.

Sé que no he estado a la altura... No estaba preparado para luchar contra algo tan pequeño. Gloria se fue en aquella dirección. Tras las atenciones de Leiath estoy mejor. Puedo ir con vosotros, si queréis.

Tangrem señaló hacia la derecha, en el flanco por el que se escuchaba el agua correr. Gloria había elegido bien, ya que tal vez haya tenido opción de ponerse a salvo sumergiéndose en algún río. El conjuro de Onfale no percibió magia alguna, por lo menos en los sesenta pies más próximos a los carros.

El aura de Flame no sirvió de gran cosa en aquella ocasión. Las heridas de picotazos de insecto eran demasiado someras para cicatrizar, y el poder de la espadachina no podía volver a crear la sangre succionada. La mayoría de atenciones de Leiath tuvieron que ser gastadas en sanar a los caballos. La comida no tendría que ser tirada para repartir la carga, por lo menos mientras los carros no se pusiesen en marcha, así que la prioridad fue cocinar, haciendo un fuego entre dos carros de la hilera.

De pronto, una flecha salió escupida por la Bruma. Pudo haber herido a alguien, pero la fortuna hizo que se clavase en el lateral izquierdo del carro cebo. Atado a la saeta, se hallaba un papel con el siguiente mensaje:

Flecha 4. 60º.

Estoy bien. Estoy tratando de encontraros. Disparad cinco flechas.

Una flecha en la dirección en la que recibisteis esta.

La segunda flecha, 15º a la derecha de la primera.

La tercera flecha, 15º a la izquierda de la primera.

La cuarta flecha, 30º a la derecha de la primera.

La quinta flecha, 30º a la izquierda de la primera.

Cada flecha debe tener anotado el número de la flecha,

y el número y ángulo que abre este mensaje.

Sin embargo, la flecha vino desde la izquierda, y Tangrem aseguró que Gloria se fue por el flanco derecho de la caravana.

Aunque era sospechoso que la flecha viniese de una dirección diferente a la que Tangrem había indicado como por la que se había ido Gloria, Onfale tomó un par de pergaminos para empezar a escribir con su caligrafía pulcra y clara. Gloria era una mujer de recursos y el perfumista no acababa de comprender del todo las brumas. Quizá hubiera algo en ellas que alterara el tiempo y el espacio.

- Estad precavidos por si es una trampa.- Alice y Aire podían tener razón. ¿Y si alguien estaba empeñado en impedir su avance? Desde luego que, aquel grupo, si no llega a ser por el aquelarre de Hala, no habría llegado muy lejos, a pesar de Gloria.

Leiath se había encargado de curar a la mayoría de los caballos, pues las heridas provocadas por el enjambre eran superiores a sus habilidades curanderas. Lo mismo había pasado con el aura de Flame, que por mucho que se esforzó en extenderla en torno a sus compañeros, no había servido para mucho. Mientras tanto, Alice se había ocupado de buscar a Gloria con sus conjuros, pero sin ningún tipo de éxito. Y por último vio al estúpido de Fosco fundirse en un tierno abrazo junto a la que había apodado "su madre". Desconocía a qué venía eso, procuraba no hacer mucho caso de las excentricidades de la bruja guerrera, a veces sus locuras le llevaban por el camino de la amargura y prefería permanecer ajena a ella. No recordaba que en su día Fosco era el hijo de Aire, y Flame... Flame también era parte de esa extraña familia montada en la mente de la mágica, pero no recordaba que lugar ocupaba en ella.

De pronto dio un respingo al observar la flecha que se había clavado contra el carromato. Cuando leyeron la nota se sorprendió y le pareció una idea muy interesante para localizar a alguien. Y no dudó ni un momento en que algo tan brillante solo podría venir de la mente pensante de la mestiza. Vio a Onfale ponerse a escribir y luego dirigió su mirada a Fosco, a ver, Fosquito, creo que tú tienes que tener unas cuantas flechas más, ¿verdad? A pesar de la que le clavaste a nuestro compañero, te tiene que quedar alguna, ¿no? Confiaba en que Fosco supiera que le convenía ayudar al grupo, pues de lo contrario todos empezarían a sospechar aún más de él. Así que le lanzó una mirada furtiva para que hiciera lo que tenía que hacer. No era momento para que su pescuezo y Ayash se conocieran.

Por último se colocó junto a Onfale, que parecía estar preocupado por el origen de la nota, Onfale, creo que esta carta tiene que ser de Gloria, chasqueó los dedos para llamar a Tangrem, ¿tú conoces su letra? Quizá sepas reconocer si se trata de él o no. Aunque también es cierto que ella sabía orientarse a través de las brumas ¿no? Aún así  creo, que si se tratase de una trampa sería algo bastante estúpido. Creo que hay formas más fácil de tejer una emboscada.

Jad estaba ayudando con lo de desbloquear la carreta y distribuir el peso entre los distintos carros cuando de repente una flecha impactó en uno de los carros. Su primera reacción fue la de agacharse, a la vez que se lo comentaba a los hombres que con él estaban.

-Ojo, atentos, a cubierto.

Al ver que no había más flechas surcando las nieblas el joven se incorporó y fue junto a las chicas y Onfale para examinar la nota en el pergamino.

-Una idea interesante... pero si esta flecha ha llegado hasta aquí, ¿por qué no da unas voces? ¿Tal vez haya otros peligros acechando? ¿La voz se ve atenuada por la niebla?

En cualquier caso, el hecho de la situación hizo que el guerrero pensara en como podría él orientarse en circunstancias parecidas. Con un alzamiento de cejas, intentó algo.

-Creo Imagonem...

Tras esas quedas palabras arcanas, unas esferas de luz aparecieron alrededor del arcanista, quien las controló a voluntad, haciendolas danzar en el aire entorno a sí mismo. Les hizo adoptar una tonalidad azulada, y las mandó por los alrededores, dando una vuelta entorno a las carretas, para ver hasta que punto le podían servir estas para ver o no, a modo de señales lumínicas. El tono azulado contrastaba poco, así que las volvió de colo rojo.

Aire no era la inocente niña que consideraba a Fosco su hijo. No al menos en ese momento, que la magia se había apoderado de ella. Cuando notó que el mediano se lanzaba a sus pechos, la cara de desagrado y desconcierto de Aire eran abrumadoras

Pero qué... ¡Aparta, Fosco! No tengo tiempo de tonterías le reprochó al mediano, intentando separarla de ella con un empujón. Fosco pudo ver en los ojos de Aire una negrura intensa, un vacío de sentimientos.

Tras las palabra de Tangrem, dio unos pasos hacia la dirección por la que se había ido la mestiza. Se agachó, como si pudiera seguir un rastro, y escuchó el curso de algún riachuelo. Si el agua pasase por el lugar en el que estaban ellos, a la mestiza le sería fácil volver al campamento. Pero claro, contaban con dos contras: El río no pasaba por el campamento, y las Brumas seguramente la desviarían de la dirección correcta.

Se iba a dar la vuelta, decidida a reconocer y a decir en voz alta que habían perdido a su guía, cuando una flecha surgió de las Brumas y se clavó en uno de los carros. Por instinto, se agachó, pero con las manos preparadas para lanzar algún conjuro si cualquier criatura se presentaba por cualquiera de los flancos. No fue hasta que vio cómo Onfale recogía la flecha y desenrollaba la nota que se calmó y volvió con el grupo.

Es posible que la Bruma la haya desviado, o que no haya tenido más remedio que cambiar de dirección para alejarse del enjambre ella tampoco se fiaba de la situación, pero no tenían otra. Si Gloria no aparecía, podían darse todos por muertos.

La maga se conformo con encogerse de hombros. Si, las brumas pueden haber desviado la flecha, o puede ser una trampa. Pero yo lo intentaría, es el único camino posible.