Partida Rol por web

Tras reunirse con todos, fue Leiath la que pareció convocarlos para una reunión ya exageradamente escandalosa. Si Fosco no había puesto la oreja, es porque los dioses habían decidido distraerle de alguna manera. Escuchó la sentencia de la seguidora de Hala, y se quedó extrañada.

Veo complicado dejarle o darle esquinazo. Más que nada porque ha quedado claro que él hace lo que quiere y como quiere. Si os veis capaces para dejarle allí, adelante Aire no tenía más que opinar sobre Fosco. No era un problema que la afectara en gran medida.

Los virotes fueron lanzados y ahora sólo quedaba esperar. Aire contempló nuevamente las Brumas, y sintió una extraña llamada, invitándola a adentrarse en ellas. Por suerte, la hechicera había comprendido las palabras de Gloria para no dejarse guiar por ese instinto auto-asesino que ahora parecía salirle a flote.

¿Sería capaz de regresar Gloria de las Brumas? ¿Qué relación tendría esa mujer con ellas? Si realmente conseguía volver, Aire sospecharía de ella. Quizá era de una raza especial, distinta a la suya. Pero eso no quitaba que, después de todos sus comentarios y de la muerte asegurada si se adentraban solos, desconfiara de todo lo que pasara allí. ¿Quién podía confirmar si la Gloria que volvía era ella con seguridad, y no algún tipo de doble generado por las Brumas? Aire frunció el ceño y siguió dándole vueltas al asunto sin encontrar una solución. Quizá Tangrem...

Tangrem, sabiendo lo peligrosas que son las Brumas y los seres que nos han atacado ya... ¿serás capaz de reconocer a Gloria? Quiero decir que puede que haya una posibilidad de que si vuelve Gloria no sea la misma que salió corriendo de aquí. ¿Podrás saber si es ella de alguna manera? expresó sus preocupaciones al ex-lider. Si alguien podría, tenía que ser él.

La atención de la hechicera fue interrumpida por el cambio de color de las nuevas luces amigas de las de Jadewo. Desde la distancia, se quedó observándolas. ¿Eran peligrosas? Desde luego, el guerrero así lo pensaba, empezó a dar instrucciones para atacarlas después de llamarlas "Sin fuego". Se encogió de hombros y estaba dispuesta lanzar algún conjuro cuando Onfale intervino y se puso a hablar con las llamas. Ahora ya si que no entendía nada.

Al escuchar a Jadewo, los dos hombres bajaron sus antorchas y las hundieron en los cubos de agua para apagar las llamas. Las dos luces cambiaron de color, contrariadas. Y mientras, el jefe de la expedición se ponía a hablar a las luces, como si hubiese enloquecido. Por unos instantes no hubo respuesta, dejando a Onfale como un idiota.

Tangrem negó con la cabeza a Aire, interrumpiendo el silencio.

Lo siento. Gloria no era de Krezk. No crecimos juntos ni hablaba nunca de su vida privada. Cuernos, pero si solo la conocí una semana antes que vosotros. No tengo más manera de identificar a Gloria que lo que me permitan mis ojos. ¿Por qué? ¿Crees que va a ocurrir algo extr...?

Bzzzzt...

El hombre calló, al verse interrumpido por las vibraciones de uno de los fuego fatuos. Un zumbido, que se fue convirtiendo en voz sobrenatural...

Ssssst... fssssh... ¿Buenos días? Son noches para nosotros... o tardes,

como mucho. Buen bar mitzvá a todos. Buen hanukkah. Buen año nuevo.

¿Pero buenos días? Por favor...

Ah... las aberraciones. Entes que difieren de nosotros en cuerpo, mente y hasta sentido del humor. Esta conversación promete ser muy extraña. El fuego fatuo volvió a vibrar.

¿Así que una vuestras hembras anda perdida por los pantanos? Interesante...

¿Sola y desvalida? Interesante... ¿Y no sabe volver? Interesante... Lo

tendremos en cuenta. Nosotros queremos aumentar nuestra familia... La

familia... Familia numerosa. Más y más. Una manada. Queremos que ella

se una a nosotros... Se una. Vuestra hembra no. Eeeeellaaaa...

Las cinco luces empezaron a orbitar, sobreexcitadas, alrededor de la luz danzante conjurada por Jadewo. No serviría como engaño mucho tiempo, ya que tarde o temprano el conjuro expiraría, y Jadewo no podía alejarla más allá de cierta distancia, pero era curioso que las alocadas criaturas hubiesen confundido el conjuro con una de los suyos. Como si la magia de Jadewo estuviese muy feminizada.

Y fuego... Queremos fuego. Una antorcha llameante. No tenemos

manos para sujetarla. Uno de vosotros deberá venir con nosotros

para sujetar la antorcha. Uuuuuunooooo...

Era difícil decir si estaban pidiendo esas cosas a cambio de ayudar a encontrar a Gloria, o como lo haría un bandolero exigiendo a punta de navaja que le entregases tu bolsa de oro al encontrártelo en el camino.

Leiath miró de reojo al carro en el que descansaba apático Fosco. El mediano quería como mínimo las disculpas de Flame y Onfale. No planeaba degollar a nadie mientras dormía, su ego no le permitiría hacerlo, pues le privaría de la posibilidad de verles arrastrarse con una disculpa entre los dientes. Aún así, albergaba un gran rencor que hacía imposible fiarse de él del todo. Como un gran incendio, cualquier viento que salga de los labios de cualquiera que le rodeaban podría avivar las llamas, y solo se podían salvar de Fosco huyendo o tratando de aplacar la ira del mediano con calderos de buenas palabras.

Afortunadamente para Onfale no tenía vello en el cuerpo, lo poco que le nacía se ocupaba él de exterminarlo concienzudamente, por lo que no podía ponérsele la piel de gallina. Tener delante a Aire y ver cómo mostraba su otra personalidad de forma tan contundente era impactante hasta parea el eunuco, quien se vanagloriaba siempre de tener sangre fría. una cosa era estar loca y otra diferente ver el cambio que se producía en la mirada de la muchacha. Asintió satisfecho a las palabras de su interlocutora justo antes de regresar. No le hacía falta más.

A Onfale se le empezaba a secar la boca pero no era tonto. Sonrió de medio lado ante la impertinente broma de la aberración acerca de su torpe saludo. Se le borró la sonrisa cuando nombraron a "ella" pensando en que los fuegos fatuos le estuviesen pidiendo un sacrificio de una de las hembras del aquelarre. Gloria, pro ejemplo, o peor, Leiath. Pero luego se dio cuenta de que se referían a la luz danzante de Jadewo. Además, pedían fuego y, esta vez sí, acompañado de un sacrificio humano.

- Todos queremos algo,¿no?- Fue introduciendo el principio de lo que podría ser un acuerdo. Necesitaba tiempo para pensar y para que los demás se preparasen, tanto para atacar, como para dar alguna idea para un trueque. Y sobre todo necesitaba tiempo  para dárselo a Gloria y que ésta pudiera regresar sola. Entonces no les haría falta negociar nada, o como mucho negociar para que los dejaran continuar su camino.- Nosotros tenemos fuego, mucho fuego. No en vano una Maga Roja nos acompaña.- ¿Estaría pensando Onfale, después de sufrir varios intentos de asesinato por su parte, en vender a Alice para recuperar a Gloria? No, no era, eso.- Pero antes de negociar nada. ¿Sabéis donde está nuestra compañera extraviada? Eso es lo único que nos interesa.

Que criaturas más curiosas. Y hablaban y todo!

Leiath no había decidido aún si eran una ayuda que les mandaba Hala o una prueba más. Podrían sacar partido de aquellas extrañas luces?

Y... - habló una vez terminada la exposición de Onfale para no interrumpirle- qué debería hacer el que os acompañe con la luz, podría luego regresar?

En ese momento se acordó de un hechizo que comentaron alguna vez que sería bastante útil en aquel momento; un sirviente fantasmal. Tendrían alguno de los magos del aquelarre algo por el estilo?

Poniéndose una mano sobre la boca para parecer discreta, susurró hacia sus compañeros: - No tendríais algo les pueda llevar la antorcha que no sea una persona?

Aire alzó la ceja, extrañada por el comportamiento de esos fuegos azules. Y, encima, hablaban. Cosas raras había visto la hechicera, pero fuego parlante... Debían ser espíritus de fuego, no tenía otra explicación.

¿Qué demonios quieren? se le escapó a la joven mientras seguía observando a los fuegos. Sus movimientos eran hipnóticos, tanto que Aire casi se le va la cabeza. Se rascó la cabeza cuando volvió en si.

¿Pero qué son exactamente? preguntó, sabiendo que no tardaría en tener que atacar. De hecho, no entendía por qué esperaban. ¿Acaso esos espíritus les iba a dar información? ¿Les iba a decir dónde estaba Gloria? Siempre podían dejar que les acompañasen. Si algún animal les volvía a apagar el fuego, seguro que se enfadan y servían como buenos guerreros.

Yo no tengo ningún conjuro para eso, Leiath

Aquellos fueguecitos parlantes eran la mar de animados y divertidos. Dando dos saltitos Fosco se incorporó y se acercó a los fuegos. -¿Os gusta el fuego? Yo siempre llevo esto conmigo...- dijo el mediano con una sonrisa. -Mira que guapo, Vas a alucinar con lo que me he comprado, jua ja ja.- decía animado. De su arco extrajo una esfera en la que dentro se veía el fuego danzar. Una esfera con un símbolo de un fénix. -Jua ja ja.- decía enseñando la esfera a los fuegos. -¿Os gusta? Siempre da fuego, un gustirrinín que recorre el cuerpo de quien lo prueba.-Con gran elegancia y haciendo uso de toda su clase Fosco se presentaba como un perfecto orador, explicando las maravillas de aquella esfera. Estando Onfale al lado no era difícil destacar y no sería raro captar la atención de aquellas lucecitas y conseguir que el perfumista fuese ninguneado. -Quizás prefiráis esto a cambio de vuestra ayuda, quizás sea demasiado por tan pequeña ayuda... Quizás os podría lanzar un par de flechas para que probéis el fuego, eso quizás se un buen pago. Es la mar de majo. Para mí supondría mucho que nos ayudarais... De todas si lo queréis, es mucho mejor que una antorcha. Nunca se apaga, ¿sabéis? Además se engarza a un arma, pero quizás también lo podáis llevar puesto, no sé. Y si no, pues es un buen recuerdo de unas bonitas vacaciones Jua ja ja.- decía el mediano a modo de chiste. El objeto que poseía era un objeto raro y poco común al que seguramente no tenían acceso aquellas criaturas. Rápido se giró y miró a Flame en su rostro estaba escondido la mirada de superioridad y la sonrisa de niño bueno que nunca había roto un plato. Una mezcla letal que pondría de mal humor a la embarazada. Rápidamente se torció con una sonrisa pilla. -Jijiji.- río divertido sin poder contener la emoción que le hacía molestarla. Luego su mirada fue a Onfale. -Esto no es gratis y lo sabes...- no hacía falta ninguna magia para transmitir ese mensaje al mago, había pasado el suficiente tiempo con el mediano para saber que nada era gratis y menos cuando perdía un objeto valioso.

Jadewo se quedó en un cómodo segundo plano, nunca había tenido mucho trato en negociaciones o charlas con otros seres, a fin de cuentas pasó la mayor parte de su vida solo con la compañía de su mentor Espadarcana.

En cualquier caso el joven permaneció atento al devenir de la situación. Estudiando las maneras de Onfale y la propuesta del mediano.

Buen intento, pequeño, pero estos seres son inmateriales, no pueden sostener nada, así que esa esfera les resulta tan útil como una piedra, por eso piden que alguien les acompañe.

Sí. Hemos visto a una hembra. No sabemos si es la vuestra...

...pero si no lo es, os valdrá igual. El portador o portadores

de la antorcha deberán llevarla a un lugar seco, por allí.

El fuego fatuo guardó silencio un instante, y cambió de colores. Si eso indicaba una dirección, los miembros del aquelarre no sabrían decir cual.

Tan solo tiene que seguirnos. Dejará la antorcha en un lugar

seco para que nosotros aumentemos la familia... FAMILIAAAAH.

Luego nos da igual lo que haga. Como si quiere... ¡SILENCIO!

Los cinco fuegos fatuos flotaron hasta la caravana y empezaron a girar en torno a Fosco después de que el mediano llamara la atención del aberrante grupo.

Obviamente no estábamos hablando con la persona correcta.

Tú eres la persona correcta. Pero no nos sirve el fuego si está

dentro de una piedra. Mejor una antorcha. Encendida. Llameante...

Fosco había ganado protagonismo, pero no había avanzado nada en las negociaciones. A pesar de empezar el encuentro hablando, las luces flotantes no tenían la predisposición a ayudarles que había presupuesto el mediano.

Flame nunca había tenido dotes de oratoria, y a juzgar por el resultado de sus peticiones y mandos, tampoco tenía dotes de liderazgo. Por eso dejó a Leiath y a Onfale que continuasen con las negociaciones, incluso a Fosco. Con suerte él les haría de guía, se perdería y no habría que seguir temiendo por una posible traición por parte del mediano.

-¡Ah! Bueno, pues si quieres una antorcha... Tú mismo, pero esta piedra es para que sepas que estoy a favor del fuego. Lo paso mal cuando hace frío, ¿sabes? Se me quedan los pies fríos, creo que es algo de la circulación o un rollo de esos que tenemos los humanos.- decía a su amiga llama que le rodeaba. Estaba entusiasmado con tener su atención. Por fin alguien le prestaba toda la atención que el mediano requería. Incluso se habían puesto a rodearles. Todo el protagonismo caía en él y Fosco se sentía tan bien... Hacía tiempo que no sentía las miradas de un público agradecido. ¿Cuánto tiempo hacía que había dejado el Circo Maravillas antes del que cayese en desgracia por Montané? Ni se sabe... -Yo iré con vosotros.- y aunque fuese peligroso tenía un as bajo la manga. -Y no sólo os dejaré una antorcha... Os merecéis mucho más. ¡Os haré una gran hoguera! La más grande que jamás hayáis visto, porque la familia es súper importante.- decía un amistoso Fosco. Quizás quemase medio bosque para conseguirlo... Y aunque no le importase tres pitos la vida de aquellos fuegos parlantes, la idea de quemar cosas le resultaba bastante divertida. -A cambio me traeréis de vuelta junto con mi amiga, ¿os parece?- finalizó Fosco cerrando el trato. -Es lo mejor, yo no soy una llama divertida como vosotros, no me conozco este sitio y mi amiga menos.- le contaba a la llama una lógica algo inusual que quizás tuviese sentido si fueses un fuego fatuo que residiese en aquel sitio. -Por eso está perdida, ¿sabes?- le susurraba el chascarrillo a modo de confidencia sobre su amiga perdida. El problema sería si aquella perdida no fuese su amiga... -Ale, vámonos.- decía cogiendo una de las antorchas.

Anda, mira quien se ha levantado del carro.-  Sonrió el eunuco. Si Onfale recibiera un par de monedas de oro por cada vez ponía una de sus cínicas sonrisas no le habría hecho falta salir de aventuras para labrarse un futuro acomodado. Como esclavo que había sido sabía bien lo que era tragarse el orgullo.Pero conocía bien a Fosco y  intuía que no iban por ahí las cosas. Desde luego tenía la necesidad de intervenir, sino no hubiera movido un dedo, de eso Onfale no tenía la más mínima duda. Tanto más daba. En cuanto los fuegos fatuos prestaron atención a Fosco él comenzó a retroceder a un cómodo segundo plano. Fue sólo un gesto apenas perceptible, uno de sus estudiados movimientos con la mano, con el que rozó su frente para acomodar el turbante y así se quitó el sudor que comenzaba a perlar su frente de manera disimulada.

Desde allí escuchó la verborrea de Fosco a la que ya estaba acostumbrado e inmunizado, como aquel que pasa una fuerte gripe y queda su cuerpo con el antídoto, por llamarlo de alguna manera. El trato le parecía correcto, aunque cualquiera se fiaba de aquellos malignos seres. No le hacía falta a Onfale decirle a Fosco que se andara con ojo. Si se ofrecía a ir algún as tendría bajo la manga. El mago sopesó los posibles resultados. Si volvía con Gloria, el mediano se habría ganado un sitio en la caravana, habiendo rescatado a su guía. Con un poco de suerte Fosco se fuera con ellos y no volviera  mientras que Gloria, gracias al tiempo que le habían dado, volvía justo a tiempo para abandonar allí, a su suerte, que era grande, a Fosco. Las dos opciones se le antojaban buenas soluciones al problema. Sin embargo había otras posibilidades, mucho menos agradables y que supondría poner en riesgo a mucha gente. 

Jad se sentía mal, no conocía al mediano, pero por lo visto hasta el momento no era alguien que resultara especialmente atinado. No obstante en estos momentos parecía hacerse con la atención de los seres, tal vez tramara algo, pero los comentarios acerca de la hoguera le angustiaban... si esos seres eran Nyzh como sospechaba, una hoguera podría resultar un tremendo desastre, una sobrepoblación de esas criaturas maliciosas andando por las nieblas era una imagen aterradora.

¿Qué hacer? ¿Avisar al mediano y al resto de lo qué podía suceder? Seguramente Leiath pensara como el guerrero arcano, que no compensaba hacer un trueque como ese, arriesgando a que apareciera una plaga de esas cosas... Onfale, Alice, Aire y Flame? No las conocía suficiente para adelantar un juicio. Mientras la angustia le carcomía, el joven aguardó silencioso esperando el debenir de la situación. Mientras se fue acercando a la sacerdotisa.

El giro de los acontecimientos relajó en gran parte a Aire. No conocía a Fosco lo suficiente como para saber por qué hacía eso, pero desde luego tenía una razón. Otros podían deducir cuáles eran, ella sólo podía suponer que no eran buenas. ¿Qué pediría a cambio? ¿Oro? ¿Joyas? No, no se le veía el tipo de personas que pedirían esas cosas. Entonces Aire, al ver cómo disfrutaba siendo el centro de atención, cayó en la cuenta. Para ella, lo que Fosco buscaba es hacer lo que le diera la gana con todos ellos sin que rechistaran. Sin darse cuenta, casi se le escapó una risotada. Ella no estaba dispuesta, se consideraba suficientemente fuerte para acabar con esas criaturas. Dudaba mucho que Flame le hiciera el mínimo caso. Y Jadewo era muy orgulloso para rendirse por tonterías. Quizá los otros tres sí que le llevarían la corriente por el hecho de saber bailarle el agua, pero para Aire... Ya podía perderse en las Brumas y no volver.

¡Sí! ¡Estupendo! Una hoguera. Una nueva luz para la familia.

Las luces avanzaron con Fosco, salvo la luz danzante de Jadewo. Uno de los fuegos fatuos volvió hacia la pauta conjurada por el humano, y vibró para hablar.

Eres tímida... Eso me gusta. Puedes venir con nosotros ahora,

o puedes quedarte aquí. Te vendremos a buscar cuando la roca

seca tenga una gran y bonita luz de hoguera.

La luz del conjuro no se podía alejar más de ciento ochenta pies de Jadewo. Llegaría un momento en el que Jadewo no vería el movimiento de las luces por culpa de la bruma, y no sabría si la luz se queda corta o si se pasa de largo.

Mientras, Fosco se internaba en las aguas pantanosas, siguiendo a los fuegos fatuos, con la antorcha en alto para que no se apagase. Llegó un momento en el que dejó de hacer pie.

El joven hizo que la luz rojiza que había convocado diera un par de vueltas entorno a la luz que le hablara, para quedarse otra vez en el punto inicial.

Mientras, terminó de acercarse a Leiath y a Onfale para comentarles algo en tono quedo.

Una vez suficientemente cerca, el joven guerrero comentó.

-Eso es una locura, esos seres no son fuegos fatuos, son nyzh. Estos seres parecidos a los fuegos fatuos, no solamente son inmunes al daño, sinó que se alimetan de él, se reproducen con él. Si Fosco espera dañarlos con fuego, o en el peor de los casos intentar probocar un incendio, eso hará que de repente aparezca una plaga de estos seres. Como si estas nieblas no fueran suficientemente peligrosas por si mismas.

Uff, Onfale no quería mojarse y menos en aquella zona que parecía pantanosa. Cada vez le parecía más claro que no podían fiarse de los fuegos fatuos, malvados por naturaleza, sus leyendas presentes en todas las culturas conocidas por el perfumista. Fosco debía haber pedido primero una prueba de que Gloria estaba viva, de que sabían donde estaba, antes de aventurarse así, a la ligera, con ellos por los pantanos brumosos. Al menos, si el engaño de Jadewo con la luz danzante había surtido efecto de verdad, puede que las luces cambiaran a Gloria por ella.