Partida Rol por web

[ELdG]Brumas en lo más profundo

Mientras tanto, en Ferrug...

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11/09/2014, 21:29
Severik

La fortaleza de hierro humeaba, aún herida por el ataque de los baatezu. En la sala del trono del Demogorgon, Severik retiraba algunos escombros del tejado caído para poder sentarse.

Marilith, ¿cuál es el parte de batalla?

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11/09/2014, 21:40
Marilith

Ciento ochenta bajas, incluídas las de dos demonios mayores-dice, consultando un pergamino-. Trescientos cuarenta y un heridos que no cuentan con factor curativo. Daños materiales... Este techo-señala hacia arriba, resignada-, los segmentos seis y nueve de la muralla presentan serios daños, diecisiete casas derruídas, una jaula de sagifalcos... los estamos almacenando en cajas, de momento. Los daños más graves se producieron en los Lagos. Algún tipo de sabotaje de esos diablos rompió las paredes de los crisoles. El nivel del magma ha bajado treinta y nueve codos. Hasta que vuelva a desbordar y recuperemos el 100% de la producción de hierro frío, se estima que pasarán dos meses. El barco del caos que estaba en construcción ha sufrido daños menores.

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11/09/2014, 21:59
Severik

No tenemos suficiente hierro frío para atender todas las necesidades de la reconstrucción. Prioriza la reconstrucción de la fortaleza, el barco del caos deberá esperar. Mándalo a Li'Huriek, que terminen ellos la construcción. Pronto esas alimañas lanzarán una segunda oleada, y debemos proteger nuestra flota y salvaguardarla.

Marilith se retira. Severik siente la soledad del poder junto a aquel trono roto. Y esa soledad le gusta. Sin Demogorgon, aquí es el rey. Su estómago ruge, la batalla le dió hambre. Y con los Manes desbandados no tiene a mano a otra mujer que partir como una langosta. Una de las jaulas que cuelga del techo se estremece. Severik retira la sábana que lo tapa y observa a su próximo bocado.

Jujuju... Slurp. ¿A qué sabes tú?

Entre el pulgar y el índice de Severik se sostiene una llave. El demonio abre la jaula y solo tiene que alargar la mano...

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11/09/2014, 23:44
Viktor Das Vracken

¡Grooooooawl!

El prisionero devuelve el zarpazo, y a tal velocidad que se adelanta a Severik. Su brazo demoniaco extremadamente largo se lo permite. Mientras el Balrog se duele del arañazo en su rostro, la presa salta de su jaula y aterriza con sus pies sobre las baldosas del salón. La vida se convierte entonces en una carrera por salvar el pescuezo. Das Vracken corre. Severik lo hace tras él. Pero Das Vracken se sabe ganador. Madame Eva ya le había dicho que esto iba a pasar.