Partida Rol por web

[ELdG]Brumas en lo más profundo

Mientras tanto, en Suministros Quacko...

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27/10/2014, 11:27
Director

El Gran Abrián se apoyaba en la contraventana del pestillo roto para que nadie pudiese abrir. Otros abrianes utilizaba unos anteojos mágicos mientras registraban los cadáveres de los intrusos, y otro hacía inventario en su particular dialecto abismal de cuackeos y requetecuackeos.

< Un manto de la víbora, un camisote de mallas de mithril mágico, un espadón de plata mágica, un anillo de protección mágico, un saco de dormir mágico, un saquillo de raciones perpétuas... ¡Oh! Ñam, ñam, ñam, ñam... >-comió metiendo el pico en el saquillo-< ¿Qué es esto...? ¿Un colmillo gigante? No es mágico. ¿Para qué llevarían en la mochila un diente tan grande? Quackey, haz el favor de destruirlo >.

 El pollo gigante estampó su lanza contra el diente sin necesidad de moverse de la ventana, pero fue la punta de la bisarma la que se quebró.

 

< ¡Oh, un diente de dragón! Sacaremos un buen pellizco por él. Dejadlo en aquel montón de ahí. Desde luego, nos sale mucho más rentable que nos asalten a limitarnos al trueque tradicional. Dos heridos graves y un muerto, y con este botín podemos permitirnos su resurrección >.

TOC, TOC...

Los pollos se quedaron de piedra. No estaban listos para atender a nadie, y más si eran clientes ladrones como los de hace unas horas. Una voz femenina habló desde el otro lado de la ventana...

< ¿Hola? Soy Kalendra. Habíamos encargado un espadón gigante... >

< ¡Abrid! ¡Abrid rápido, por vuestras plumas! >

< ¡Noooo! ¿Y si es una trampa? ¿Y si están utilizando la magia para alterar sus voces y los supervivientes del otro grupo vuelven a vengarse? >

Al pollo que no quiere abrir le cae un sopapo, por gallina. El Gran Abrián se retira y los pequeños abren la ventana.

< Princesa... cuantísimo honor... Tenemos aquí el espadón que nos pidió. Pero... Uh, oh. ¿No viene acompañada? ¿Cómo llevara este pesado espadón hasta palacio? >

La figura encapuchada de la calle estiró la mano en dirección al arma, y la espada gigante empezó a flotar, atravesando la ventana. Con la otra mano tiró una bolsa llena sobre el alféizar. Cuando el espadón atravesó flotando la ventana, los abrianes cogieron la bolsa y cerraron de nuevo la ventana.

< Bueno... Por dónde íbamos... Ah, sí... los cadáveres. No tendremos problemas para venderlos. Pueden servir de muertos vivientes, para transplantes de órganos... Los venderemos por poco dinero, pero algo sacaremos >

< Menos por este > -dijo, señalando el cadáver de Kaevhas-. < A este le vi lanzar un conjuro y convertir su puño en piedra. Este puede ser convertido en un muerto viviente superior, un brujo de la muerte o quizás un remendado sortílego. Por ese cadáver sacaremos un buen pellizco, y ya sé de un comprador... >

Mientras, en las calles de Li'Huriek, la encapuchada caminaba al lado del espadón flotante. Hasta que una repulsiva criatura amarilla sale de un cruce.

< ¡Eh! ¡Cuidado! ¡Qué con eso le puedes sacar un ojo a alg...! Uf... Lo siento. Ha sido culpa mía > -se disculpa Farastu cuando los ojos bajo la capucha se tornan en un rojo insondable-

Mala suerte para Farastu: recién teletransportado a una ciudad que no conoce buscando a unos fugitivos que quizás no de encontrado. Por lo menos logra tomar un camino distinto a la encapuchada del espadón flotante, y con un poco de suerte quizás no se la vuelva a encontrar.