Partida Rol por web

Cuaderno de bitácora - 7 de marzo del año 351

Mi nombre es Leo Dilisnya, pasajero ocasional del Miseria. El capitán murió

en extrañas circunstancias. El señor Fiendship, nuevo capitán, me ha da-

do permiso para proseguir con la labor del cuaderno de bitácora. La fecha

de la muerte del señor Bauhauer se situa en la mañana del 2 de marzo. Es

de ese día cuando data su último apunte en este libro, y también cuando

el cadáver fue encontrado.

Cuaderno de bitácora - 8 de marzo del año 351

He tenido tiempo de ojear los sucesos recogidos en este manuscrito du-

rante las últimas semanas. Compartí con Viktor, mi hombre de confianza,

las palabras contenidas en el cuaderno. Especialmente preocupante es

la entrada del 19 de febrero. ¿Distintas estrellas en el cielo? Ojalá esa

apreciación sea fruto de la locura de Bauhauer. Si las constelaciones ya

no pueden guiar al Miseria, no llegaré a tiempo para la boda de los Von

Zarovich. Esa ofensa bien podría ser usada por los enemigos de mi fa-

milia para solicitar al Conde nuestros derechos de explotación de las mi-

nas de plata del monte Gries. Mañana Viktor ha concertado una reunión

con el Capitán Fiendship para que nos exponga sus observaciones.

Cuaderno de bitácora - 9 de marzo del año 351

Esta mañana tuvo lugar la reunión con el nuevo capitán, en la misma sala

de Navegación en el que murió el antiguo. Me acompañaron a la reunión to-

dos mis asalariados: Viktor, un pequeño gnomo que no sé como se llama, mi

bardo, dos muchachas y un elfo andrógeno. Fiendship vino acompañado de

uno de sus subordinados. En la última semana, el Capitán y Viktor han lima-

do sus asperezas. Se han sucedido multitud de peleas y discusiones a raíz

de la muerte de Bauhauer, protagonizadas por los marineros del Miseria. An-

te el desconcierto y el caos reinante, el señor Fiendship y Viktor han guar-

dado los cuchillos y parecen más unidos que nunca. En cuanto al contenido

de la reunión...

Entonces... ¿cual es la situación?-preguntó el señor Dilisnya confuso.

Estamos perdidos. Bauhauer no se equivocaba en eso. No reconozco el cielo que nos cubre por las noches. He tratado mantener el rumbo que teníamos desde antes de entrar a las brumas, con la esperanza de llegar a nuestro destino, pero esos tres días de tormenta que tuvimos hace unos días nos habrán desviado.

¿Pero qué pasó con las estrellas? ¿Se movieron de su sitio?

Si han manipulado nuestros recuerdos, puede que no. Puede que las estrellas estén donde siempre, solo que en mi memoria no eran así. Mi opinión como navegante es que mantengamos el rumbo, confiando en encontrar costa. Quizás una isla en la que proveernos de agua dulce y víveres. Con eso me conformaría por ahora.

¿Porqué? ¿Para cuántos días tenemos víveres, señor Fiendship?

En teoría, para un mes más. Debería ser suficiente para encontrar la costa. Pero...

La enorme mandíbula del terlén cerrándose en su blando cuerpo. Había sido su último recuerdo y cada vez lo rememoraba con más claridad, al palpar la rosada y enorme cicatriz que recorría el lado derecho de su torso. Esa visión le causaba gran pavor, pero a la vez le hechizaba, era tan intensa, tan natural, tan... ¿bella?

Debía la vida a sus compañeros. Le habían protegido cuando perdió el sentido y evitaron que cayese por la borda o fuese fagocitado por los lóbulos, o todo a la vez. Cuando despertó se sintió angustiado al saber que habían puesto su vida en peligro por salvar la suya. Les dio innumerables veces las gracias por aquel acto, probablemente habría corrido la misma suerte que el desdichado Aldair. El riesgo en el Miseria era mucho mayor del que había creído.

Era el momento de dejar todo aquello atrás y centrarse en los nuevos problemas. Habían sido reunidos para poner en común los contratiempos a los que se enfrentaban. Vaati guardaba silencio mientras escuchaba atentamente, hasta que le llamó la atención cierto comentario del señor FiendShip.

Perdonad mi intromisión. - interrumpió educadamente - Senor Fiendship, ¿acaba de decir que pueden estar manipulando nuestros recuerdos? Ha dicho que puede que las estrellas sean las mismas, pero que usted las recuerda de forma diferente. ¿Lo dice en tono irónico o cree de verdad que alguien está controlando nuestras mentes?

Silverio estaba muy interesado en el tema de la reunión, pero estuvo muy cuidado de no abrir la boca. En temas tan delicados, sus palabras de ánimo bastaba con mirar a Viktor a la cara para saber que era mejor estar en silencio

- Si es que me tenia que haber quedado en tierra...

¿Qué otra explicación hay? Las estrellas no se van a mover de su sitio, y cuando Bauhauer se encerró en la sala de navegación, nadie se acordó de él. Ni de su nombre, ni de su rostro. Ahora los recuerdos sobre el anterior capitán han vuelto, pero las estrellas siguen igual de enigmáticas que hace una semana.

Creo que el señor Vaati se siente ofendido porque culpe de estos sucesos a la magia. ¿Porqué no veneno? Hay ciertas sustancias que disminuyen el intelecto: la seta listada, el musgo del yo... Puesta en la comida puede afectar a toda la tripulación y...

No lo sé... ¿afectando de manera tan selectiva a la memoria? Las únicas cosas que creo que han sido alteradas son nuestros recuerdos sobre Bauhauer y mis recuerdos sobre la disposición de las estrellas en el cielo. ¿No debería un veneno destruir los recuerdos de una manera más aleatoria?

¿El cocinero es el único con acceso a la comida? Tiene el poder para envenenarnos a todos.

Bueno... la comida se guarda en la segunda bodega. Mofeta la coge de ahí. Pero no está custodiada, cualquiera podría echar sustancias extrañas a nuestras cajas y nuestros barriles. Pero si quisieran envenenarnos ya lo habrían hecho. En medio del mar es difícil encontrar sustancias venenosas, a no ser que tengas la suerte de pescar al pez oportuno. Yo me siento seguro con el tema de la comida.

Yo no, la verdad. Mucha gente en mi familia ha muerto envenenada. Tenemos enemigos, ¿sabe?

Señor Dilisnya, puedo poner a un par de marineros a vigilar las provisiones, si lo desea. Si alguien toma comida envenenada, sabremos seguros que el único que trató los alimentos con intimidad suficiente sería el cocinero. Hahaha... Perdone que me ría, pero Mofeta es un tipo cobarde e introvertido, no le creo capaz de hacer algo así.

Vaati tenía la misma opinión que Fiendship, un veneno en la comida era poco probable que afectara selectivamente a los recuerdos. Sin embargo, suponía que alguien con el suficiente poder podía jugar con las mentes de los demás. Esa idea le turbaba. Si entre la tripulación se encontraba alguien con tal poder, hasta ahora había pasado completamente desapercibido.

No había visto, ni percibido, el uso de magia en el Miseria hasta entonces, aunque en el último ataque estuvo inconsciente desde el principio. Eso era otra cosa que le escamaba, los continuos ataques de feroces criaturas. ¿Era posible que fuesen atraídas hacía el barco de algún modo? Su mente se llenó de preguntas sin respuesta.

Comprendió que debía centrar sus habilidades para tratar de localizar algún aura mágica, si es que realmente alguien estaba detrás de todo aquello. Cuando terminase la reunión, pensó que sería buena idea hablar con Erbrahke.

No quería levantar sospechas de sus intenciones, así que asintió a la propuesta de vigilar la comida. - Vigilar la comida y a quien tiene acceso a ella es una buena medida de precaución. Estoy de acuerdo. Si es culpa de la comida, pronto lo sabremos, en unos días cualquier rastro de venenos debería desaparecer de nuestros cuerpos.

Vaati sabe de muchas criaturas capaces de controlar mentalmente a sus víctimas, como los vampiros y las sirenas, pero no sabe de ningún monstruo capaz de alterar los recuerdos.

También es cierto que todas los cambios en la memoria se han producido desde que el barco atravesó las brumas, así que es posible que estas extrañas brumas tengan algo de místico.

En fin, hay otro tema que tratar... Hemos perdido a cinco hombres... Lo lógico es que ahora tuviésemos más comida de lo previsto tras casi un mes de navegación, pero ordené hacer inventario de provisiones a mis hombres. Y cuando me dieron el resultado, les volví a ordenar lo mismo. Da igual cuantas veces cuenten, nos falta comida.

Eso puede significar que tenemos a un traidor tirando comida al mar, pero aquí todos tienen que comer, eso sería un suicidio. Así que tal vez tengamos a unos polizones con los que no contamos. Os quiero pedir que registréis el barco en busca de esas ratas que se han colado en el barco. La tradición marítima dicta que los polizones se arrojen al mar. Como estamos perdidos, y no sabemos cuántos días tardaremos en encontrar la costa, nuestras posibilidades de supervivencia pasan por eliminar a esas bocas de más.

Dilisnya asiente. Para él es lógico que alguien que no pagó su pasaje y les está robando una comida muy limitada... bueno, en la mente de Dilisnya es normal que se mate a esos pobretones.

El recio marinero escuchaba la conversación sumido en oscuras preocupaciones. Sus peores supersticiones rondaban su cabeza, pensamientos que empujaron un par de palabras a través de su boca.

- La tormenta, todo comenzó a suceder tras esa maldita tormenta... - Soltó sin salir de sus tinieblas, con sus ojos espantados aun perdidos en los clavos que aseguraban los tablones del suelo.

Mas razones entonces para poner vigilancia a la comida. - pensó Vaati cuando Fiendship informó de que probablemente había polizones a bordo.

No conozco bien el barco. ¿Donde se podría ocultar alguien para no ser visto? A pesar de las cinco muertes, somos bastantes, y pienso que es complicado que nadie haya visto nada. A no ser que alguien de la tripulación ayude a los polizones. - dejo caer la acusación.

Quería haceros también otra pregunta, ya que muchos de vosotros, parecéis marineros experimentados. ¿Alguna vez os habíais cruzado con esa bruma tan extraña? - dijo sin mirar a nadie en concreto. - Nuestros problemas, como bien dice Hakin, empezaron al cruzarla.

Llevamos sin poder guiarnos por las estrellas desde mucho antes que la tormenta, Novato-le dice a Hakim-. Aunque dudemos de nuestros recuerdos, el anterior capitán dejó anotado en el cuaderno de bitácora que las estrellas eran distintas poco después de cruzar aquel banco de niebla. Bauhauer también tuvo un mal presentimiento con la bruma, aunque yo no noté nada en particular. Para mí fue una niebla normal y corriente. O eso recuerdo...

Bien, sobre los escondrijos del barco... Es como si fuese un castillo de cuatro plantas. En la primera planta, al nivel del mar, está la zona de lastre. Es una zona en desuso, perfecta para esconderse. En la zona de lastre hay peso muerto, bien atado, que ofrece estabilidad al barco para que las olas no lo vuelquen. Cuando un barco se escora, puede ser debido a que el lastre se soltó del sitio, o a que está entrando agua en el barco.

La segunda planta es la tercera bodega. Allí se guardan cosas que nunca se usan: velas de repuesto, cuerdas y diversos materiales de reparación... maderas, resinas... Tampoco es una zona demasiado transitada, y hay numerosos bultos tras los cuales ocultarse.

La tercera planta dispone de una segunda bodega, con las provisiones. También están la cocina, el comedor y el camarote común en el que dormimos los marineros. Al contrario que las dos primeras plantas, dispone de ojos de buey que le proporcionan iluminación.

En la cuarta planta está la primera bodega, donde llevamos la carga comercial del barco. En este caso, sacos y sacos de algodón. Hay algunos compartimentos pequeños, como el que habilitamos para sus mercenarios, señor Dilisnya, a modo de camarote. Y por supuesto, el camarote del capitán que ocupa nuestro pasajero especial-dice por Dilisnya-y la sala de navegación en la que estamos. También con ojos de buey a lo largo de todo el costado de la nave.

Bien, entonces lo mejor que podemos hacer es montar guardia en cada planta e investigarla. ¿De quién se fía usted en este barco? Quizá lo mejor será rastrear todas las plantas a la vez, en varios grupos, con suerte no se nos escaparás esas sucias ratas.

Para Vaati el problema de los polizones era menor, seguramente ahora que sabían de su existencia, no tardarían en encontrarlos. Aquello era un barco, podían esconderse, y por lo que decía Fiendship en muchos sitios, pero no había escapatoria, al final los encontrarían.

Lo que más preocupaba a Vaati era la misteriosa bruma y como les había afectado. Ordeno su mente, tratando de recordar lo que había hecho en el barco desde que divisaron la bruma. Por desgracia todavía tenía muy presente la atroz imagen de las mandíbulas de terlén clavándose en su cuerpo y le costaba concentrarse. Lo intentó durante unos minutos, y finalmente desistió.

Se acerco a Erbrahke, situándose a su lado de modo que pudiera hablar con él sin ser escuchado abiertamente por los demás presentes en la habitación. - Erbrahke, ¿has visto o percibido algún tipo de magia desde que nos afecta la bruma? - le susurró casi al oído.

Erbrahke escuchaba y escuchaba, intentando que algo de todo esto tuviera sentido, hasta que Vaati le hizo una pregunta y algo en su cabeza hizo "click". Pues ahora que lo dices, no he sido capaz de conjurar correctamente ni un maldito hechizo. Tampoco es que haya tenido la ocasión de lanzar muchos en este ataúd de madera, y había asumido que mis fallos eran debido a las condiciones sufridas... pero quizás haya algo más.

Él podía intentar confirmar/descartar si había magia que nos estuviera afectando. Vaati también en principio, incluso quien sabe si en el repertorio del bardo podía haber algo para hacerlo. Aunque si nos habían manipulado ciertos recuerdos, seguramente sería una magia muy elevada. Pero quizás era mejor intentar descartar esta posibilidad antes de ir a por polizones.

¿Lanzamos un conjuro de detectar magia? ¿Y donde lo hacemos? - le siguió susurrando a Vaati, antes de exponer lo que fueran a hacer al resto.

Lo lamento, muchacha-dijo Fiendship a Flame-, pero en esto estáis solos. Necesito a todos mis hombres para continuar la reparación del Miseria por los daños sufridos durante la tormenta. ¡Esa maldita ola arrancó mi timón de cuajo! Como mucho os puedo prestar a Hakim, que estos días ha demostrado ser incapaz de clavar un clavo derecho.

Los hay que estuvieron más cerca de los hechos, y vieron cómo la ruptura del timón no fue cosa de la ola, sino de un intento de virar el barco en el que Elbereth se mostró demasiado bruta y torpe. ¿O es esa otra idea inducida en sus mentes? ¿Pasó realmente tal y como lo recuerdan?

Los accesos para pasar de una planta a otra están contados. Una persona se puede quedar en las escaleras, y el resto puede revisar cada sección del barco empezando por la primera bodega, de popa a proa, o en el sentido en el que les venga en gana.

Los Dioses no abren las nalgas como a putas y pretende que me lo tome bien. - Dijo calmado, el marinero saliendo de su espanto. Los recuerdos evocados por el jefe acerca de la niebla habían aparecido para llenarlo nuevamente con confusión. Además la idea de trabajar con los nuevos no le generaba ninguna gracia, y su semblante era testimonio patente de ello. - ?Por que no lo mandas al gordo bueno para nada de Rosco? Seguro que estará encantado pasar tiempo con las señoritas. - Señaló el granuja.

Flame miró sorprendida al marinero y sus hoscas palabras. No entendia nada de lo que decía, así que prefirió ignorarle. Algo que le resultaba mucho muy sencillo.

- Bien, pues hagámoslo así. Y puedes quedarte con Hakim, bastante inútiles van conmigo, como para tener que encargarme de más... la verdad... en fin. Hagamos lo que propone, Friendship. Que uno se quede en la puerta y vayamos peinando una a una las plantas. Silverio, llevas algo más, a parte de tu estupenda máquina de obrar música, o necesitas que te devuelva la ballesta? Aunque mejor dicho, que te la preste, porque ya es mía. Dice sonriendo sarcásticamente.

Eso tenía en mente, intentar detectar auras mágicas con el conjuro. Lo malo es que todavía no soy capaz de hacerlo funcionar durante un tiempo prolongado, aunque gracias a mi don puedo lanzarlo varias veces. - susurró a Erbrahke.

Se quedo un momento pensativo mientras escuchaba los planes para localizar a los polizones - Parece que nos mandan registrar el barco de arriba a abajo, una buena oportunidad para usar el conjuro en todas las plantas. De momento no digamos nada de nuestras intenciones, no deberíamos levantar sospechas.

Parecía que Flame tomaba el mando y aceptaba el método propuesto por Fiendship para inspeccionar las bodegas. No le extrañaba, hasta el momento parecía la más experimentada y había salvado la vida a más de uno con sus extraños poderes de sanación. Entre ellos a él mismo. Aunque ciertamente, no le agradaba sus aires de superioridad y sus comentarios despectivos, pero era un error común en los jóvenes humanos que el tiempo curaba.

De nuevo, mientras decidían los últimos detalles, intentó concentrarse en sus recuerdos desde la llegada de la misteriosa bruma, intentando dejar a un lado la terrible imagen del terlén. Tal vez, si alguien estaba modificando sus recuerdos, pudiese encontrar algo extraño en su propia mente.

Desde que cruzamos la bruma fue quizás el día más extraño de todos... Un huevo flotaba por el aire cerca del barco. El mediano apodado "Alegre" estuvo practicando puntería, y estrellando los proyectiles de su honda contra el cascarón hasta romperlo. Un pájaro nació y empezó a lanzar rayos por su cola. Vaati se dejó llevar por el miedo. No fue el único, Erbrahke también se paralizó asustado y Aldair salió huyendo hacia el interior del barco... Algo ocurrió después, un detalle importante. Algo que Aldair escuchó en las bodegas del barco y que les obligó a mantenerse en vela toda la noche. Aldair escuchó a dos personas hablar. Se había preparado un asesinato para esa noche, con el beneplácito del capitán. Pero nadie más murió aquel día. Tan solo tres marineros alcanzados por un rayo y un polluelo maldito. Y Aldair ya no vive para preguntarle por aquella conversación escuchada a hurtadillas.

Terminada la reunión, el señor Dilisnya se vuelve a su camarote y el capitán Fienship regresa a cubierta para coordinar las reparaciones.

Das Vracken, por su parte, se queda en el pasillo. Desde allí puede controlar las salidas al exterior y las escaleras que bajan a la segunda bodega.

Cuando los mercenarios bordean el pasillo se encuentran las ya familiares tres puertas a mano derecha (de las cuales la segunda lleva a su camarote común). Al fondo hay otra puerta, y un hueco en el pasillo a mano izquierda permite entrar en la primera bodega.