Partida Rol por web

El ambiente estaba enrarecido, por la marcha de Nikeras... o incluso más por la agria presencia del gran y viejo Lord Fortich. Sin embargo, era la Capitana la que abría la marcha. Mira Vanator y su cara desfigurada... Posiblemente jamás encontraría a un hombre que se atreviese a tocarla. Bueno... teniendo en cuenta la profecía de Yavé Kenkobek, ya no hay tiempo para buscar el amor en el Valle. Pronto las Brumas lo inundarán todo y las gentes perecerán. Solas, o cogidas de las manos, les espera el mismo fin a todos.

Para mayor crispación de Lord Fortich, la Capitana Vanator, el huérfano Lord Andaas, la pesimista Leiath y todo el resto de la calaña de desgraciados e infelices, tenían que avanzar más despacio para adecuar su paso al de los más lentos. Azaron... Flame... Ulmo (por llamarle de algún modo)... Klasius... Auténticas tortugas que les estaban retrasando.

Las provisiones dadas por Nikeras bajaban rápido. El sol les sobrevolaba lento. Parecía que el día jamás iba a acabar. La Capitana les guió por el bosque hasta el camino. Avanzarían a plena vista. Era una táctica extraña, pero el bosque no podía esconderlos del olfato de un lobo, y sin embargo el camino despejado les daba la ventaja de que los lobos se tendrían que descubrir desde más atrás para poder atacar.

Atardecía cuando la primera casa de madera asomaba en el horizonte.

El plan de la oficial pareció dar sus frutos, cuando a plena vista los primeros lobos de la jornada abandonaron la espesura del bosque para cercarles. Media docena a un lado... media docena al otro... y cuatro lobos más retrasados que trotaban para sumarse al ataque cuanto antes.

¡Atención!-dijo la dorviniana con voz temblorosa.

Como si no fuera más que obvia la presencia de los lobos, y los demás necesitaran el aviso de la caracortada... Lo que hay que aguantar.

-¡No, no, no! ¡Estamos rodeados, estamos rodeados! ¡Son demasiados, son demasiados! Lo sabía, mira que lo sabía. ¿Quién me mandaría a mí venir a este maldito pueblo del infierno? 

-¡Vamos a morir, vamos a morir! ¡Mierda, mierda, mierda! ¡SÁLVESE QUIÉN PUEDAAAAAAAAA!--exclamó el viejo enano justo antes de salir por patas todo lo rápido que le permiten sus cortas y envejecidas piernas.

Cuando la capitana caracortada dio la voz de alarma Onfale se puso en guardia. Contó con su veloz mente 16 lobos. La cosa no pintaba bien y apenas acababan de llegar.  Le hubiera gustado una entrada más silenciosa en Von Ziyden.  Sin quitar la vista de los lobos que se les acercaban por todas partes, el perfumista retrocedía buscando la espalda de algún compañero. Si les iban a rodear al menos que no le pillaran con la espalda al descubierto.  No tuvo tiempo para pensar en un conjuro que retuviera a los lobos de avanzar, cuando se quiso dar cuenta ya los tenían encima. Sin pensarlo demasiado disparó un virote con la ballesta.

Con mi habitual falta de locuacidad sigo el camino del grupo en silencio prestando más atención al bosque y las criaturas del ambiente que a los miembros del grupo. Cuando por fin nos aproximamos al pueblo comienzan aparecer los animales que se comportan de esta manera tan extraña, siguiendo un plan superior para la "conquista" del valle.

La imagen del lobo transformándose en muchacha y el recuerdo del troll devorado en vida me hace temer por un segundo que en este lugar también haya licántropos, pero mantengo la compostura.

Sin pensármelo mucho lanzo un proyectil de la honda contra uno de los lobos que parecen más débiles, lo que están rodeándonos en la zona más próxima al pueblo, para poder abrir un camino hacia el asentamiento en caso de que las cosas se pongan feas.

Flame contempló como todos aquellos lobos les rodeaban, miró a Ayash y pidió que aquellas bestias fueran solo eso, bestias. Y que no escondiesen ninguna otra forma y realmente se convirtieran en los hombres lobo que temía que fueran.

Después miró como el repugnante enano salía corriendo, y por un momento pensó en salir detrás de él y cortarle las piernas para que los lobos le devorasen a él y a los demás les dejasen en paz. Cobarde... Luego miró a Onfale que tampoco estaba muy seguro de poder ayudar en el combate. Aún así, ella no se amedrentó ante el número de sus rivales. Con su espadón en la mano y su escama brillando con tonalidades rojizas se lanzó contra el más grande de todos dispuesta a cercenarle la cabeza.

Sabía lo que iban a encontrar al llegar a la ciudad asi que pese a la imágen vivida que aún tenia del trol comido por los lobos consiguió reunir el coraje suficiente para permanecer tranquila y pensar con claridad.

Eran muchos, demasiados....

Hala, bendicenos con tu fuerza y voluntad para poder sobrevivir a este combate...- empezó a recitar la jóven bruja.

Fosco ve acercarse a los lobos y raudo y veloz, se aleja del grupo intercepta al enano a quien se lo lleva para esconderlo, como es muy grande para el mediano. Lo engaña. Ulmo. VEN! Aquí no pueden verte. Una vez Ulmo esté en mi escondite Fosco le dice Tranquilízate, aquí no pueden verte. Ahora... se fuerte. Debo irme. Fosco con sigilo saca el estoque y se colocará detrás de uno de los lobos y realiza un ataque furtivo, El que está con Flame.

El combate pintaba mal pero que muy mal, y pintaba peor cuando oyó los gritos del enano que salía corriendo. Rápidamente sin tiempo de pensar descargo su ballesta sobre una de las bestias. Luego una idea le vino a la mente, y si hubiéramos intentado parlamentar. Pero ya era demasiado tarde. Busco el centro de la formación y alguien contra el que pegar la espalda para que no le pillaran por la espalda. 

El viaje estaba siendo lento a mas no poder -aunque por eso no podía quejarse, puesto que él era uno de los culpables de los que retrasaban al grupo- pero Azaron le alegraba la idea de llegar a una ciudad (o al menos a un lugar con un techo para refugiarse). 

Su mente tuvo que dejar esas reflexiones cuando de pronto aparecieron un buen número de lobos en el horizonte... los cuales comenzaron a rodearles.

No os separéis- dijo Azaron a sus compañeros. Y justo en ese momento el enano comenzó a chillar de terror y empezó a huir- mierda- pero no tenía tiempo para pensar en él- si atacamos en combate cuerpo a cuerpo que sea por parejas. No dejemos que esos lobos nos flanqueen- saca su arco y se dispone a disparar a uno de los lobos que se encontraba mas cerca a él. 

Azaron tenía razón, no convenía separarse. Pero eso hicieron todos. Todos aquellos que blandían un arma cuerpo a cuerpo... Salvo Ulmo, que dejó caer su cadena y salió corriendo. Tres lobos le dieron alcance. Le mordieron. Sangre de enano derramada en el fondo de un valle. Obligado a luchar, es obligado a hacerles frente.

Los proyectiles de Klasius y Azaron hieren de gravedad al mismo lobo, pero no llega a caer.

Fosco le cruza la cara a uno de los lobos con el estoque. Lord Fortich intenta lo mismo sin conseguirlo. Flame hiere de gravedad a otro de los lobos.

Leiath los bendice con el poder de Hala, y una divina aura carmesí les recubre a todos... salvo a Ulmo, que ya estaba demasiado lejos.

La protección de Hala... La Diosa nos protege...

Envalentonado, el joven Zlatko trata de ayudar a Fosco, rematando a su lobo. Sin embargo su estúpida daga no es el arma más adecuada para la situación.

Después se cumplen los pronósticos de Azaron. El círculo exterior de posibles defensores se ha abierto para atacar a los lobos en el linde del camino. Una vieja táctica de depredador. Ahora pueden ir a por los más débiles. El lobo herido por Fosco y otros dos más se abalanzan sobre el más joven cachorro: Lord Andaas. El muchacho es el primero en caer entre las fauces. Después viene Alice, bajo otros tres lobos que penetran las defensas por los grandes huecos dejados.

Otro de los lobos percibe la debilidad de la Capitana Mira Vanator, y se abalanza sobre ella derribándola.

Pero Hala intercedió por sus protegidos. Aquellos lobos que mordieron a la gente que estaba cerca de la Bruja (Alice... Mira... Azaron...) lanzaron un quejido de dolor cuando probaron la carne bendecida. El poder divino les había castigado. ¡Aleluya!

Y entonces, el primer lobo cae. Resbala de la garganta de Flame, inerte, herido de muerte por Ayash... justo cuando en su último suspiro mordía a la Doncella de la Escama.

Acosado por varios cánidos, el viejo se ve obligado a detener en seco la desesperada y fútil huida.

-¡Ah, sí! ¿No? Pues bien, ahora veréis. ¡Os voy a partir el cráneo! ¡A los tres!

Al ver que no tiene la cadena armada encima, el enano quiere rasgarse el pecho y acabar de una vez por todas con su mal fario. Sin embargo, en lugar de eso, el tipo saca un martillo de guerra y lo blande a dos manos para atizar con él al lobo que todavía no lo ha herido.

-¡Tú! Tú te las vas a llevar todas por no haber acabado la faena y mantenerme aquí sufriendo.

No obstante, a pesar de la grave amenaza, el experimentado guerrero no es capaz de conectar el fuerte golpe que tenía en mente contra su ágil rival.

Onfale observó con estupor el aterrrador espectáculo  que se desarrollaba delante de sus grandes ojos azabache. Había fallado estrepitosamente el tiro, y los lobos ya estaban encima de sus compañeros. La Divina Esencia había querido que su olor pasara inadvertido para aquellas bestias, ávidas de sangre humanoide. ¿Pero cuánto tiempo sería esto así? ¿Cuánto aguantarías sus compañeros? Se colgó la ballesta a su espalda. Ya no tenía sentido disparar más cuando los lobos estaban encima de sus compañeros y podía darles a ellos en vez de a los lobos. Con un ágil movimiento metió la mano en su bolsita de esencias (componentes). La tenía ordenada escrupulosamente y le bastó un segundo para localizar el compartimento adecuado. Untó las yemas de los dedos en la pasta viscosa, sacó la mano y frotó los dedos entre sí para que el aceite solidificado se calentara, volatilizando así la esencia que contenía. El olor a cuero curado inundó las fosas nasales del mago, haciendo recordar instantáneamente los gestos (el mudra pathakam, que adoptó con la mano) y palabras sánscritas del conjuro que iba a realizar.

- Lammmmmmm , ¡¡muladhara varma!!.- Nada más pronunciar las palabras un chakra de energía roja se materializó en el bajo vientre del perfimista.
 

En pocos segundos las líneas se rompen y cunde el caos en el grupo tras la primera embestida de los lobos. Alguno corre presa del terror y otros caen bajo los mordiscos de las bestias.

Veo impotente a Alice recibir 2 mordiscos que la hacen caer al suelo inconsciente. Mi primer impulso es correr a ayudarla, pero le mantengo la frialdad y decido atacar a los animales más débiles para tratar de mermar sus fuerzas.

Mientras me acerco al objetivo aguanto la honda en la mano izquierda y con la derecha saco la daga.

Flame cayó al suelo golpeada por uno de los lobos que se estaba enfrentando a ella. No podía creerse que aquellas bestias le hubiesen herido y derribado con tanta rapidez. Debía hacer algo por evitarlo, así que señaló a una de las bestias que esta más cerca de ellas, y de pronto comenzó a aullar. Auuuuuuuuuu. Por alguna extraña razón, Flame pensaría que aquello podría funcionar. No era la primera vez que recurría a sus artimañas de engaño para distraer a un oponente y liquidarlo.

Confiando en que el lobo hubiese caído en su treta, se puso en pie e hizo girar varias veces sobre su muñeca su gran espadón. Confiaba en que, de nuevo, acabaría con la bestia que tenía junto a ella, logrando así eliminar a otro más.

Iban a morir todos comidos por los lobos... Ya no sólo era una imagen en su mente, se estaba haciendo realidad.

Leiath , se arrastró y alejó prudentemente del lobo que tenía más cerca para no ser interrumpida mientras recitaba una plegaria a su Diosa:

Hala, protégeme del mal que nos rodea, permiteme sobrevivir para combatirlo en tu nombre un día más y si muero hoy, no dejes que mi carne sea contaminada por esta corrupción.

La maga pelirroja había caido. Necesitaba curación urgente. Después de encomendarse a Hala corrió hasta la moribunda Alice.