Partida Rol por web

¡Lo estáis haciendo mal!-regaña Victor Watcher-¡Es en la otra dirección, la otra dirección! ¡Illvin está en la otra dirección!

La carreta sigue avanzando por el camino principal de Vor Ziyden. Un par de casas están en llamas, con las puertas abiertas. Un par de cadáveres quemados están en el patio frontal, con unos lobos que se alimentan, hasta que la llegada del carro los espanta.

¡Malditos asesinos!-dice el Barón Fortich mirando inquisitorialmente a un lado y a otro de su asiento, mientras trata de tirar de las riendas-Vuestra maniobra de distracción... Prendísteis fuego sin aseguraros de que las casas estaban vacías. ¡Vosotros los matásteis! ¡Asesinos!

No pueden evitar sentirse culpables... Onfale y Fosco trataron de escuchar ruidos en el interior de las casas. Pero... ¿qué podían escuchar a las ocho de la mañana? Esas personas dormían... Se despertaron del dolor, mientras que otras durmieron hasta que la asfixia del humo las mató. Y las que despertaron, trataron de salir de la casa a pesar de los lobos.

No iba a dejar que ese memo le hiciera sentir culpable. Suficiente tenía con la vista de los cadáveres, pero pasaron tan fugazmente. 

- ¡No me vengas ahora  con tonterías Fortich!. Tratamos de explicaros el plan y pasasteis de nosotros como de la mierda. - Si se hubieran interesado un poco les podrían haber advertido sobre la posible presencia de gente en las casas, pero de nuevo, decidieron aislarse del resto del grupo.- ¡Tira de las putas riendas!¡Hacia la izquierda, rápido!

Fosco que está sentado al lado de Fortich le dice Pero hombre! No ves que está asfixiando al animal. Tiene que hacerlo a tirones intercalados! Así sólo agobia al animal... Dice el joven mediano, que nunca subió a lomos de un caballo, pero bueno... Rufus era lo mismo. Con la tontería no se había dado cuenta que se había separado de su adorado perro. Miró a los cadáveres y Fortich le hizo sentir mal. En su rostro*

¿Pasamos de vosotros? Confiamos en vuestro criterio, no necesitábamos saber los detalles porque creíamos que tendríais dos dedos de frente. Cl... ah, sí... vale... las riendas... ¡asfixiar sí que os voy a asfixiar yo a vosotros dos! Ya lo tengo controlado... sí... ya está...

El carro pasa por un bache, sobresaltando a todos, pero no tiene la mayor importancia... salvo para Flame, que al ir bajo el carro se da un golpe en la cabeza con una piedra, produciendo un pequeño y doloroso chichón.

No puedo aminorar la marcha. Si lo hago los lobos se nos echarán encima. Para volver con los demás puedo hacer un virage brusco, o llegar al final de la calle, torcer a la derecha, y volver a hacer la ruta del río. Ah... No sé que hacer. Si tan solo estuviese Lord Septow aquí para tomar la decisión adecuada... Lord Watcher, ¿usted qué dice? ¿Qué hacemos ahora?

El virage brusco es una locura. El carro puede volcar... el eje partirse... la rueda romperse... Si eso pasa, nos quedaríamos en medio de un pueblo plagado de lobos. Demasiado arriesgado. Yo prefiero el camino más largo. En media hora podemos reencontrarnos con los demás, los que no hayan sido devorados por lobos... Recogemos a los supervivientes y nos ceñimos al plan original: coger el camino de la orilla del Strecura para ir a alguna ciudad cercana.

Victor pone la mano en el hombro de Fosco.

Rufus es un perro fuerte. Seguro que sobrevive hasta que volvamos. Tranquilo.

Pasaba de discutir con Fortich, parecía tan cabezota como él mismo, así que  simplemente pasó al remolque del carro donde estaba Victor y sacó la ballesta por si tenía que usarla con algún lobo. Al menos Wachter balbuceaba como un crío de 4 años y tomaba decisiones firmes, aunque no  le gustara al mago, como cuando decidió abandonarlos a su suerte y salir huyendo con Trompicón.

Fortich... Solucióname dudas. Soy un mediano y mi cerebro no funciona tan bien como el de un barón del Valle. Primero me dices que somos extranjeros y que no confías en nosotros, después que somos asesinos por matar a esos aldeanos y ahora me dices que confiabas en nuestro criterio cuando escuchaste el plan con atención... Fosco se llevo dos dedos a la frente para reprimir su ira. ¡¿QUÉ COÑO?! Pero no pudo... Ni se te ocurra llamarme asesino porque pudiste haber detenido el plan de Onfale, no digas que confiaste en nuestro criterio, porque bien patente queda que no confías en nosotros, incluso querías abandonarnos a nuestra suerte en TU pueblo infectado de lobos, del que una vez huiste... y en el que decidimos que os ayudaríamos a venir...¿Por qué? ¡Por el inútil de Watcher! El mediano se relaja para continuar su exposición. Creo que ya he demostrado mi valía y mi maña. Ya ven no dude en subirme a un tejado para crear un plan de distracción para que los demás llegaran sanos y salvo al almacén. No dude en entrar SOLO para encontrarme al pelirrojo... y cuando entrasteis estaba luchando contra ese monstruo y lo primero que hice fue ayudar a Watcher, tipo que recuerdo nos abandonó a nuestra suerte en una torre... No sé a donde quiero llegar, pero sin duda si alguien aquí no merece ser digno de confianza no soy yo. Sois los dos...
Da la vuelta, recojamos a nuestros compañeros y tomemos decisiones sensatas. Lo mejor es que vaya Vanator sóla al otro pueblo y nosotros nos enfrentemos a los lobos. Se sienta al lado de Fortich
¡Y no vuelva a dudar de mi lealtad, caballero! dice con un dedo estirado y el ceño fruncido.

Flame escuchaba todo lo que estaba pasando, pero no podía decir nada porque bastante complicado lo tenía ya para cruzar de un lado del carromato al otro. Lo que no podía creerse es que Fosco y Onfale hubiesen matado a inocentes, aunque fuera por error. ¿Cómo iba a poder ayudarles y mirarles a la cara si aquello fuera cierto? Flame estaba realmente preocupada por ello y confiaba en que no lo hubieran hecho aposta, o a menos con conocimiento de causa. ¡Menudo error habían cometido!

La mujer siguió avanzando bajo el carromato cuando sintió aquel pedrusco golpearle la cabeza. Debía darse prisa, pues aquello no era muy seguro y no podía arriesgarse a morir de una manera absurda. Además, a juzgar por sus palabras, el mediano y el alquimista parecían bastante ofuscados y debía estar con ellos, al menos, para apoyarles.

¡Muy bien! ¡Muy bien! ¡Ya doy media vuelta! De todas formas, jamás aguantaría todo el trayecto por el camino largo escuchando a este llorica quejarse por todo. ¡Que le devuelvan ya a su perro para que se distraiga!

Fortich dió un fuerte tirón a un lado, invadiendo el espacio corporal de Onfale, y los caballos se fueron escorando hacia la izquierda: rompiendo una valla, invadiendo un huerto y en un momento del viraje, hasta perdiendo las dos ruedas derechas el contacto con el suelo.

- No le aturulles Fosco, no ves que...- Sonó un gran estruendo cuando el carro golpeó una valla . Onfale se agarró lo más fuerte que pudo a la tambaleante estructura. Echó una mirada asesina a Fosco. Si no se callaba iba a lograr matarlos a todos.  De buen grado cogería su muda más sucia, que concerniendo a Onfale no sería mucho, y se la metería en la boca al mediano hasta que no pudiera hablar. Cuando las ruedas de la parte derecha despegaron del suelo una sensación muy incómoda hizo que el perfumista se llevase la mano al bajo vientre. ¡Qué cosquilleo!- ¡Tire, tireeee!- Las delicadas manos del mago ayudaron a tirar de las riendas para tratar de dirigir a los caballos desbocados.

Mierda dices de Rufus! Si es que no sabes conducir! Traiga aquí las cuerdas, verá como yo lo hago mejor... obviamente no, sólo estorbaba al barón en su cometido

Flame observa como aquello empezaba a tomar un cariz bastante peligroso, así que decidió colocarse en la parte trasera del carro para hacer de contrapeso. Y así, gracias a la ayuda del perfumista y a sus más que destacadas habilidades. Entre todos lograron evitar que el carro volcase. Al menos ahora podrían regresar sanos y salvos...

Whooooooooaaaaaaaaaaah...

El carro vuelve a asentarse firmemente con las cuatro ruedas en la tierra, y el eje resiste esta forma temeraria de conducción sin partirse. Arroya a su paso el trozo de verja que seguía en pie, pero consigue volver a encauzarse en el camino, y esta vez sí, en dirección hacia la salida del oeste de Vor Ziyden.

Jajajaja... ¡Qué divertido! ¿Podemos hacerlo otra vez, tata? ¿Podemos? ¿Eh? ¿Podemos?

Victor Watcher, el "tata" de la niña, le quita un momento de su colo y saca la cabeza por un lateral para vomitar.

El resto del viaje fue más tranquilo. Los lobos, tras el susto del estallido sónico de Leiath, se volvían a envalentonar. Algunos amagaban con interponerse en la trayectoria del carro y otros perseguían su rueda hasta que sin más fuelle se quedaban atrás. Al llegar al punto de partida, comprobaron sin parar el carro que el portón del almacén con la tranca echada. Eso podía significar que escaparon todos... o que Vanator les quitó a Trompicón y se fue sola a cumplir la misión de pedir ayuda, pero si se detenían a comprobar si quedaba gente, darían tiempo a los lobos a cercar el carro.

Cuando el carro posó sus cuatro ruedas en el suelo  Onfale  dejó el manejo de  las riendas a Fortich para dar dos delicados aplausos con sus manos de perfumista a  la vez que Lov pedía repetir semejante hazaña.  Toda la tensión la había descargado gracias a la adrenalina del momento y , llevado por la euforia, tomo entre sus manos la cabezota de Fosco y le dio un sonoro beso en todos los morros.

- ¡Muak!- Cuando se dio cuenta se limpió con  la boca con el pañuelo que cubría su rostro, y luego el sudor que le caía por las sienes.- ¡Estamos a salvo!- Miró a Flame  a los ojos, agradeciéndole su ayuda a la hora de estabilizar el carro y sonrió ante la visión de un Wachter vomitando por la borda. Ese noble no estaba hecho de una pasta muy dura, además de ser traicionero e interesado. Se sentó en la parte de atrás, dejando que sus pulsaciones se calmaran, mientras seguía apuntando a los lobos con la ballesta. Afortunadamente ninguno logró alcanzarlos.  Ahora  tenían que encontrarse con los demás, por lo que se dispuso a buscarlos en el horizonte.

Fosco parecía seguir molestando a Fortich intentando agarrar las correas cuando el carro se estabiliza y con el golpe cae para atrás al levantarse Onfalte aplaude y le da un beso en su hocico. Eeeeh! le recrimina el mediano. Se rasca el cogote y piensa porque un mago le daría un beso a un mediano. La solución estaba clara Ni lo pienses, eh! Yo no pienso ser uno de tus perfumes... El mago seguro que le estaba probando para convertirle en su nueva fragancia. Luego vuelve con Roko Denos mal que te dije como tirar, si no nos matamos... dice el resabiado mediano que apunto estuvo de hacer que se despeñara el grupo por el barranco. Al llegar el grupo ya no estaba y Fosco quería señalar la obviedad No esta el grupo. Y como el pequeño granuja no estaba muy despierto continúo con su peculiar exposición de los lógicos acontecimientos Creo que se han ido. Y no contento con eso, fue más allá No sé a donde han ido... pero tenía que aportar algo novedoso para confundir a sus compañeros y enseñarles su espabilada inteligencia pero si nos quedamos aquí... vendrán los lobos! Y como guinda concluyó Está bien vayamos a ese pueblo que decía usted antes...

Cuando Flame vio que habían llegado a su destino y que el almacén estaba cerrado se dejó caer sobre un asiento y resopló con fuerza. Ella siempre había sido meticulosa y había pensado las cosas muy bien siempre. Pero desde que había llegado a ese lado de las brumas y éstas parecían perseguirla allá donde fueran, Flame se sentía como si no fuera ella misma, y un claro ejemplo era ese. Había actuado de forma rápida e impensable. Había abandonado a Alice, a quien había jurado proteger y ahora no solo no estaba a su lado, sino que encima habían perdido cualquier rastro de ellos.

Al parecer habían conseguido abandonar el almacén, o eso, o se habían quedado dentro, y lo habían hecho con gran rapidez pues no parecía que estuvieran muy cerca. Por si acaso, ella también se decidió a otear el horizonte, al fin y al cabo dos pares de ojos veían más que uno.

¿Hacia dónde se suponía que pensaban dirigirse? No lo recuerdo... dijo Flame molesta por su mala memoria.

La misión era pedir ayuda cruzando el pueblo, cogiendo un carro y abandonándolo por el camino opuesto al que llegamos. En dirección a Lechberg, o Illvin, tanto tiene. Bah, pasas demasiado tiempo con el enano ese. Cada vez te pareces más a él, mujer. ¡Hía!

Fortich agita las riendas para recuperar velocidad en los caballos. No puede evitar mirar en el portón del almacén con preocupación, preguntándose si todos se han marchado o algunos se quedaron encerrados en el almacén a espera de que el carro volviese. Sea como sea, la adrenalina hace que ninguno de los extranjeros se lo pregunte. Fortich no parará. Sabe que lo principal es la misión. Es un viejo soldado y cumple órdenes, además que quién las da es alguien inteligente como el Barón Nikola Septow, que quedó atrás con Nikeras y los demás.

Bordeando el almacén, y atravesando lo poco que queda de Vor Ziyden, el carro se aleja por un ancho camino que transcurre entre bosque frondoso. Tras una curva, Fortich se ve obligado a parar. Un montón de lobos muertos con graves heridas se extienden a continuación, durante un buen tramo de camino. El conductor echa un vistazo desde el pescante, buscando el modo de sortear la mayor parte de "baches" en forma de cadáveres lupinos.

Parece que nuestros compañeros han limpiado el camino para nosotros, ¿eh? Prosigamos.

-Sería estúpido que se hubiesen quedado en el almacén. - Quizás Leiath hubiese decidido sacrificarse y quedarse. Sopesó entonces la posibilidad de que su guardaespaldas y el enano se hubiesen quedado pues parecían adorarla. Pero Vanator, Alice y Klasius...ellos se habrían ido.alguien tenía que cerrar la puerta por fuera. - Espero que hayan aprovechado el jaleo para salir  por patas. - Se le estaba pegando la forma de hablar del mediano, no podía relajarse al respecto. La imagen de los lobos muertos era señal de que habían pasado por allí.

Fosco que tenía algo en la oreja se mete el oído bien profundo, cree que tiene algo hay metido, pero sólo consigue hacerse daño y con el consiguiente pitidito que le dura unos segundos. Bastante molesto... Ve a sus compañeros hablar y sólo puede poner cara de circunstancia ya que un desagradable PIIIII resuena en sus oídos Maldita la hora que me toque las orejas. Piensa el mediano que está un poco mareado por el desequilibrio sufrido tras una infructuosa búsqueda de cera.

Flame se queda pensando en lo que le había dicho Fortich. Mira que tenía ganas de matarlo ya, pero es que ese comentario le había terminado de cabrear de verdad. ¿Cómo osaba alguien a confundirla, o al menos compararla, con semejante ser? ¡El enano era horrible, repugnante, burdo y soez. Ella no se le parecía en nada, quizá hubiera estado algo distraída durante las últimas horas, pero juraría que a ella no le habían explicado el plan. Y si lo habían hecho estaba claro que o bien lo había olvidado, o bien no había prestado toda la atención que merecía. Quizá pensaría que aquello no iba con ella. Normalmente cuando alguien le aburría o sabía que no le hablaba a ella, tendía a no escuchar y eso a veces le pasaba factura.

El caso es que en aquel momento Flame estuvo a punto de decapitar al barón. Desde luego que si no hubiese estado con Onfale y con Fosco allí delante lo hubiera hecho. O al menos haberle dado una buena patada que le reventase la boca que tenía.