Partida Rol por web

Nunca han estado en mejor forma. Descansados... con la barriga llena... Tan solo perduran las ojeras de la insomne Leiath, que ha pasado una noche horrible, y algunas magulladuras de Azaron recuerdo del día anterior. Al ir a revisar el sótano esta mañana, la barrica de vino seguía taponando el túnel de escape. ¿Dónde se habían metido los hombres-lobo? Ellos serían capaces de arrancar la trampilla, pisar por los abrojos haciendo que su carne se cure al instante, y empujar la barrica hasta hacerla volcar. Mérito de la cuerda de Klasius, tal vez. Debe de ser de resistente mithril o algo así.

Buenos días a todos. Es importante para la seguridad del edificio, y para que las gentes de Vor Ziyden se puedan parapetar en la Veta de Plata, que mantengamos tapiadas las puertas y ventanas de la planta baja. Eso significa que hoy nos tendremos que tirar desde las ventanas del piso superior.

Son diez o doce pies de altura, y podemos hacernos un poco de daño. Por eso lo mejor va a ser atar las sábanas y descolgarnos trepando. Para que los licántropos no puedan trepar... Bueno... Deberá quedarse algún voluntario aquí, en la posada, para recoger las sábanas una vez hayamos terminado de bajar el resto.

Obviamente, cuando Vanator dice eso es porque desconoce la habilidad demostrada ayer por Flame, que durmió toda la noche en el techo. La Capitana arroja unas mantas enrolladas a cada uno de los presentes para que empiecen a atarlas. Las que tira a Fosco y Klasius, se abren en el aire y les caen encima tapándoles por completo.

Desconozco los detalles de la misión de distracción y quienes participan, lo que quiero saber es el nombre de las personas que se vendrán conmigo al sur y darán el rodeo para llegar al almacén. De momento cuento con los dos Barones, ¿alguien más nos acompaña?

Leiath estaba destrozada, tanto por fuera como por dentro. Su razón para vivir y seguir adelante era la de ayudar a los demás. Ahora no sería más que una carga e incluso un peligro.

No sabía por qué Hala la había castigado de esa forma ¿Qué había hecho tan horriblemente mal como para llegar a ese estado?

No podía seguir con el grupo, no si había posibilidad de hacerles daño. Sabía que dentro del grupo había gente con pocos escrúpulos. Habría agradecido que la hubiesen sacrificado por la noche, ella no se habria resistido.

No había esperanza. Sí convertirla en lobo es lo que Hala quería, que asi fuera. Pero no correría el riesgo de herir a ningún inocente.

Antes de que marchemos tengo que hablar con vosotros -dijo la angustidad bruja al grupo reunido.

Como habreis podido apreciar, he sido infectada. Así Hala lo ha querido. No quiero ser una carga y un peligro para nadie asi que yo me quedaré aqui.

Sí quereis, podría ser la distracción que necesitais con respecto al ruido. Puedo ir al centro de la plaza y llamar la atención de los lobos.

Dirigiendose a Onfale prosiguió - Querido Maestro Perfumista, a tí te dejo la responsabilidad de repartir mis humildes pertenecias. Aunque creo que todos estamos condenados, quizás os ayude a seguir combatiendo el fatídico destino que se cierne sobre nosotros- se quitó la mochila y se la ofreció al hábil hechicero.

Onfale se había levantado pronto, aprovechando para asearse bien, con un trapo humedecido en agua. No dejó ningún resquicio de su cuerpo sin frotar. Nada de perfumes. Se había vuelto a hacer una trenza en el pelo, que caía recta hasta el punto medio de sus omoplatos. Había elegido ropas cómodas, pantalones bombacho y una camisola abotonada hasta el pecho y con las mangas anchas. Se encontraba descansado y con fuerzas hasta que vio a Leiath.

Era difícil rebatir el argumento de la bruja de Hala. Él mismo iba a hablar con ella sobre el tema, pero oírlo de su propia boca era algo que apenas pudo soportar, a pesar de lo  duro que  era el corazón del perfumista. Su bondad y capacidad de sacrificio no creía que tuviera igualentre todas las personas que había conocido en su vida.  Quería decirle que podrían salir de ésta junto con ella. Quería decirle que no era un peligro, que se las arreglarían para continuar juntos…pero en su mente, calculadora y fría, no encontraba resquicio para la esperanza de Leiath.  A no ser que…

- Entiendo tu postura Leiath  y haré lo que tú me digas al respecto. – Onfale se resistía a coger las pertenencias de la bruja, de momento.- Respetaré tú decisión y sólo puedo decir que es de una valentía sin igual.- Trataba de encontrar cualquier cosa, una idea, por loca que fuera, que pudiera solucionar el enorme problema que tenían entre manos.- Por otro lado, me pregunto qué hacía una bruja de Hala por estas tierras acompañada de un guardaespaldas. ¿A dónde os dirigíais antes de penetrar en las brumas?- Onfale dudaba que Hala quisiera que Leiath fuera infectada. Eso no tenía nada que ver con su diosa sino con la Edad del Lobo de los cojones.

Aún ofreciendo su bolsa, respondió al perfumista.

Me dirigía hacia una posada que regentaba una Bruja que, lamentablemente ya falleció, y asi cubrir su baja en la zona. Mi madre fue la que contrato al valiente Azaron, pues temía por mí. Pobre mujer. Sí alguno sale con vida, ruego digais a mi madre que no sufrí. Aunque sea una mentira pero no sé si podrá soportarlo.

Fosco se levantó felizmente, jugueteaba con Rufus ajeno a la misión que tenía por delante. Al divisar a Onfale limpiándose, pensó el mediano Igual yo también debo y es algo que he pospuesto ya demasiado. Así que imitando a su amigo comerciante se limpio pulcramente la sobaca mora con un trapo humedecido. Si no hubiese sido por su compañero hubiese usado el mismo, pero Onfale pareció que se resistía a dejarle su trapo. Finalmente se aseo completamente y a Rufus no parecía agradarle el cambio. Estaba acostumbrado a su olor. Cuando se volvió vio como Onfale terminaba su ritual cambiándose de ropa Mierda! La ropa estaba llena de sudor mía... y del enano. El comerciante que no había perdido gesto de todo el proceso obligo al mediano a volver a asearse y por fin cambiarse de ropa. Ahora ya no llevaba atuendos coloridos y tan personales. Llevaba ropa cómoda de viaje. 

Y cuando todo acabó la curandera de Hala saltó con que si abandonarla. Fosco se acercó presurosamente a ella.
-Mi señora. Dijo cogiéndole la mano. Yo no la abandonaré y respecto a ideas locas y suicidas... Ahora mismo me temo que no es lobo, es más humana. No deje que el lobo se apodere de usted. Luche con todas sus fuerzas. La diosa Hala no la abandonado, pero como a todo ser de la creación a veces los dioses nos ponen a prueba, para demostrar nuestra valía. ¡Demostrar que merecemos su favor! El singular feriante soltó la mano de la curandera se colocó junto a Onfale para ir en pos de su misión y se giró una vez más ¡Luche! pocos segundos después su carácter parecía volver pues miró a Flame y dijo ¿Qué me ayudas a subir al tejado? Un empujoncito me vendría bien. 

- Entiendo.- Le contestó a Leiath mientras se frotaba el mentón con una mano.- Entonces ese es el hospicio de Hala  situado en la falda de la montaña del que habló el Barón. Haz caso a Fosco y lucha. Si allí había una bruja de Hala, puede que sea un lugar sagrado al que pedir a tu diosa la redención. Si al final no vas a seguir con nosotros, no hace falta que te te sacrifiques, ya tenemos la distracción planeada.- ¿Con qué humor iban a huir sabiendo que lo conseguían gracias a que Leiath estaba siendo devorada?.- Aprovecha la distracción tú también y gasta tus últimas fuerzas para llegar allí. Al menos perecerías en un lugar sagrado para ti y tu diosa. - Onfale le devolvió sus pertenencias. Si la mujer no llegaba al hospicio, ¿sería capaz de acabar con su propia vida para no convertirse en un monstruo?. un tajo en las muñecas era sencillo de hacer, y la muerte llegaría dulce e inexorablemente. Lo había visto muchas veces e incluso lo había sentido en sus propias carnes.- Ese es mi consejo. 

Después se dirigió a Fosco, al cual le había tenido que enseñar unas nociones básicas de higiene por la mañana. 

- No hace falta que te de un empujoncito, aunque me gustaría jeje, tranquilo. Yo treparé primero y te tenderé una cuerda para que subas. Si no trepas bien puedes atártela a la cintura y te subiré tirando. ¿Has preparado los proyectiles?

Fosco miró atento a Onfale. La idea de la cuerda era mucho mejor. Trepar se le daba bien, saltar no. Por sus cortas patas.
Ehm. Si, claro que he preparado los proyectiles dice con un tono de voz neutro. Y cuando no mira Onfale empieza a desgarrar la camisa de feriante con una daga. Las desgaja en tiras y con ella va trenzando y las va uniendo en tres bolas para lanzarlas como proyectiles.

-Yo iré al almacén--afirmó enérgicamente el enano, que había descansado bien por primera vez desde... desde... bueno, desde hacía mucho, seguro.

Cuando Leiath les confirmó el complicado problema que la acuciaba un oscuro viso de duda cruzó el rostro del viejo.

-¡No, no, no! ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Miró a su alrededor observando al resto sin exteriorizar sus más hondos sentimientos:

-Con todos los que somos y ha tenido que ser precisamente ella, la única que no lo merece. ¿Por qué? ¡Cagoen los dioses y en la mala suerte, tú!

Después de inspirar profundamente, al menos un par de veces, el experimentado guerrero se acercó a la afligida bruja y le agarró cálidamente una mano para consolarla:

-Ya se nos ocurrirá algo para remediarlo, mi señora. No perdáis la fe, por favor, pues sois de las pocas personas que aún conservan semejante don. Y el resto de herejes os vamos a necesitar cuando lleguen los peores momentos.

-De momento, ya que es necesario que alguien se quede aquí, os ruego toméis esa posición. Por un lado, estaréis más segura. Por otro, no habrá riesgo de... de...--no es que le volviera a fallar la memoria, sino que al enano le costaba un mundo expresar lo que quería decir--de que... surjan... problemas... ¿graves?... sí, eso... dentro del grupo.

A pesar del alimento y la mullida cama, la preocupación por la bruja no me permitió dormir tranquilo en la posada. Mi mente seguía recorriendo los sucesos acontecidos y no se negaba a creer que Leiath se estuviera convirtiendo en un monstruo.

Todos fuimos mordidos, ¿Por qué solo ella se contagiaría? La mayor sospecha proviene de su extraña curación pero podría ser algún tipo de bendición. Lo sucedido ayer en la posada podría tratarse solo de una pesadilla. Últimamente estaba muy afectada. Tiene que haber algo que sirva para comprobar si realmente es un licántropo. 

Con rostro serio preparo mis cosas y tomo un frugal desayuno para después acercarme al grupo que se dirige al almacén. Agarro a Rufus de la correa pues intuyo que le será difícil separarse de su amo y trato de distraerle para que no haga ruido.

Antes de salir miro con preocupación a la bruja, valorando su sacrificio y prometiéndome hacer lo que pueda por volver a por ella después.

La maniobra para bajarle va a ser más complicada. Examino los alrededores para descartar una amenaza cercana y espero a que el resto del grupo baje. Cuando todos estén en el suelo trato de utilizar el mismo truco de lanzarle algo para ver si se anima a saltar. 

Encontraremos una cura, así que no te preocupes por eso Leiath- dice Azaron- ahora, intenta descansar algo.

Mira al resto de sus compañeros, alguno de los cuales estaban preparándose para salir de allí y encaminarse a su nueva misión- ¿alguien mas aparte de Leiath se va a quedar aqui? 

- Yo subo ahora mismo al tejado con Fosco y...Flame, supongo. -Contestó a Azaron. Pero antes de subir se acercó a Flame mientras hurgaba en su zurrón. Sacó una crema verdosa.- Dame tu espadón.-Untó la crema en las grietas y pronunció las palabras sánscritas que daban forma al conjuro. Inmediatamente algunas de las grietas desaparecieron bajo la luz verde de una flor de doce pétalos que se dibujó sobre ellas y sobre el pecho del perfumista.

-Yammmmmmm , ¡¡Ahahata ipa!!.

Después de todo, si iba a ayudarles tendría que tener su espadón en mejores condiciones. No es que fuera a arreglárselo del todo pero algo es algo.  Se acercó de nuevo  a la ventana y puso una pierna sobre el alfeizar agarrándose al marco de la ventana. Miró una última vez al interior de la habitación y dejó junto a la ventana su maletín de alquimia.-Flame, si no lo puedes llevar tú tendremos que volver a por él, ahora no puedo llevarlo. - Echó un ojo a Rufus por si acaso, y sacó de su bolsillo un lagarto de aspecto perezoso y ojos saltones. El camaleón se desperezó y se quedó mirando al mago.-Es hora de trabajar, vamos al tejado, Perezoso.- Como si le hubiera entendido sacó su larga y pegajosa lengua y se puso del color de la camisola de Onfale. El perfumista sacó todo el cuerpo al exterior y empezó a trepar, se movía como una serpiente pegado a la pared, despacio pero sin pausa,  y el camaleón lo seguía de cerca. Al llegar arriba dejó caer su cuerda de seda para que Fosco subiera.

Waaaauffff...

El ladrido lastimero de Rufus indica que no ha caído bien. Pero... ¡ey! ¡Ha cogido el palo al vuelo!

Yo también me quedo. Con Lord Fortich yendo a por refuerzos, y Lord Septow organizando a los refugiados, creo que el tercer Barón tiene su papel aquí: coordinando a los supervivientes. Además... Debo intentar contactar con mi familia... Ahora soy el cabeza de familia. Debo responsabilizarme y darles yo la noticia de la muerte de mi...

A las palabras de Zlatko las ahoga el silencio. La Capitana y Fortich asienten al pequeño Barón, que aún siendo débil, se está volviendo fuerte de espíritu. Después de despedirse de él, se dejan resbalar por las sábanas hasta el exterior, y se apartan para que otros no caigan encima de ellos.

Pero algo malo ocurre fuera... Un imprevisto... La Bruma ha llegado a Vor Ziyden. A lo lejos, sobre el río Strecura, una nube blanca flota ocultando la visión de la ribera sur. Termina en el puente que une ambos lados de la ciudad, y remonta el río como si fuera una enorme serpiente blanca, hacia el este.

Zlatko, desconocedor del temible Mal que engendran las Brumas, no da importancia a un fenómeno meteorológico cuanto menos curioso. No sabe que esa Bruma pone en mayor peligro a su familia que el enjambre de lobos.

Fosco se quedó mirando al bicho que había sacado Onfale Pero... ala! cuando cambio de color pero qué! Y el perfumista iniciaba su camino lenta y continuadamente. El bicho lo seguía. Naranja. Con esos ojos. Fosco no sabía que mirar ni que decir, una cuerda cayó junto él y simplemente se digno a subir. Bueno, hasta luego compañeros. Hizo un signo con la mano a Leiath de apoyo.

La maga no daba crédito a la decisión de la bruja. ¿Cómo ha podido rendirse? .Lo que en realidad pasaba era que en la mente de la mujer pelirroja la idea de “sacrificio por un bien común“era prácticamente desconocida, aunque sus compañeros la iban a realizar. Venga Leiath, dijo dándole una palmada en el hombro hay que seguir luchando, lo fácil seria rendirse. Seguro que en algún tomo polvoriento de magia hay alguna cura.

Se preparo rápidamente y organizo todos sus bolsillos, los componentes y las armas; sabia que las iba a usar. Antes de bajar le dedico una sonrisa a Leiath, eguro que nos volvemos a ver. Suerte a todos.

Miro con desconfianza hacia abajo, joooo, que tortazo voy a pegarme. Pero antes de darse cuenta estaba en el suelo de una pieza. Jah, la poderosa y ágil maga está de vuelta. A lo que Hollín respondió, Crak, Crack… la estúpida y torpe maga está de vuelta, Crak, Crack…  el estúpido perro vuela mejor que la maga… Le lanzo una mirada maliciosa al molesto cuervo y le dio órdenes de que volara y avisara de las posiciones de los lobos. 

Flame se encontraba perfectamente. Había descansado con el estómago lleno y eso hacía que la mujer se encontrase al cien por cien. No dijo nada hacia Leiath, hasta ahora no había mucho que opinar al respecto, salvo que aún tenía ciertas dudas sobre si verdaderamente se hubiera transformado o no en un licántropo. Si yo fuera lo que sueño ahora estaría volando por encima de todos vosotros.

Flame se perdió en sus pensamientos cuando se dio cuenta de que aún no había tomado una decisión, por un lado no sabía si sería inteligente seguir a Onfale y a Fosco, el salto podría ser complicado, y dejar su preciada coraza era un riesgo que no querría cometer. Por lo que no sabía qué hacer exactamente.

Finalmente decidió lo que iba a hacer; ¿de qué va a servir poner a riesgo mi vida, si quizá lo que haga no sirva de nada? Así que la mujer de cabellos dorados decidió no ser tan estúpido como los demás. Antes de bajar decidió agradecer el trabajo realizado por Onfale sobre su espadón, ahora estaba mucho menos dañado y ese era un detalle que tendría que tener en cuenta. Así que afrontó la petición de Onfale y recogió el Laboratorio de Alquimia que nadie parecía querer llevar y con él en brazos, colocó un pie en un lado de la ventana y luego en la pared, para descender pegado a ella como si nada.

Y entonces una terrible imagen llegó a sus ojos. Mierda. Pensó la joven, las brumas les estaban persiguiendo, o quizá fuese a ella a quien persiguiese. No solo ella tenía en gran parte la culpa de su existencia, pero allí no había nadie más para juzgar y solo podría tener ella algo que ver. Mierda. Volvió a pensar.

Sin decir nada más, ni tampoco pensar, con el laboratorio de Onfale cargado y con un gesto de despedida hacia Fosco y Onfale, decidió descender por la pared del muro, con la esperanza de que en el fondo les fuese bien y que pronto volvieran a reunirse con ellos.

Cosas que todo el mundo debería saber de los licántropos...

-Hay dos tipos de licántropos: los que fueron hijos de licántropos y los que fueron mordidos por licántropos (los infectados), siendo los primeros más poderosos.

-La licantropía se extiende como una enfermedad. En ese sentido, ser mordido por un licántropo puede (aunque no siempre) transformarte en un licántropo infectado. Se sabe que los licántropos infectados no pueden transmitir la licantropía.

-La transformación no es inmediata. La primera transformación viene dada cuando llegue la primera luna llena después de la mordedura. Hasta entonces, puede ser curada dando a la víctima un poco de belladona (ojo, es una planta venenosa), en la hora posterior a la infección. También con un conjuro de sanar o de quitar enfermedad, en los tres siguientes días a la mordedura. Un licántropo infectado que ya haya pasado su primera luna llena solo puede ser curado con conjuros de quitar maldición y romper encantamiento, pero solo si se ejecutan en una noche de luna llena. Los licántropos de nacimiento no pueden ser curados.

-La maldición de la licantropía solo puede afectar a gigantes y humanoides. No hay dragones licántropos, ni unicornios licántropos, ni Rufus licántropos.

-Aunque son enormemente resistentes (las armas normales le hacen menos daño de lo habitual), son vulnerables a las armas de plata y a la magia. En su forma humana, cualquier arma puede lastimarlos. Precisamente esta cualidad es la que hace imposible detectarlos en su forma humana, su piel no reacciona a la plata si no están transformados. No hay ninguna otra manera de probar la licantropía que esperando a las transformaciones involuntarias de luna llena, o a una transformación voluntaria del sujeto.

-Contrariamente a lo que se piensa, los licántropos no solo son hombres lobo. También hay hombres rata, hombres jabalí, hombres tigre...

-Los licántropos tienen una forma mixta, se pueden transformar en una versión bípeda en lugar de su forma animal, y en este estado son terribles enemigos, pues sus garras pueden blandir armas, espadas, hachas... como en su forma humanoide.

La cariñosa respuesta de sus recién nuevos compañeros no hacía más que afirmarla más en la decisión de separarse del grupo.

Ellos no parecían entender que el fín para todos había llegado. No había salida ni esperanza. Parecía que unos iban a ser comidos como el Troll y otros iban a ejercer el papel de comerselos. Leiath no iba a permitir que ella perteneciese a este último grupo. Antes prefería ser comida que asesinar a alguien.

Aquella mañana, cuando realizó sus rezos diarios a Hala, la suplicó por ver una luz, ALGO, que la iluminase en su camino y la diese fuerza para seguir luchando y combatir la maldición que había caido sobre ella. No hubo respuesta. Quizás la joven bruja no significaba nada para su Diosa.

Dos noches sin dormir habían terminado por mellar su férrea voluntad.

Según las leyendas que se contaban en su pueblo acerca de los licántropos, no se transformaban hasta la luna llena. Ese es el tiempo que se pondría como límite para acompañarlos.

Vió como los medianos, el estilizado hechicero y la combativa mujer de la escama se marchaban. Protege a estos valientes en su misión, pasaré por todas la penurias que me impongas, pero te suplico ayudes a estas buenas almas.

Azaron- llamó la bruja a su antiguo protector- permiteme tu arma un momento. Una luz salió de los dedos de Leiath mientras invocaba los poderes de su Diosa para reparar la mellada espada del guerrero.

Cuando la grieta quedó reparada se la tendió de nuevo a Azaron.

Me quedaré si asi lo deseais, pero sólo hasta que llegue la luna llena- dijo con determinación la bruja.