Partida Rol por web

Cuando las brumas se disiparon, el sol de la mañana golpeó las caras de los viajeros. Se encontraban muy lejos del camino que bordeaba el río Vasha. Estaban en lo más alto de la Torre de Stabcrow. Lo reconocieron por su suelo destartalado, los charcos de agua de lluvia en los desniveles de las losetas rotas y una cierta sensación de déjà vu. La niebla sobrenatural, la del tarro de Leo Dilisnya, cubría ya todo el valle hasta el horizonte. Tan solo las tres alturas de la torre le permitían asomar al cielo, como un barco en el océano.

Bueno, ya estamos aquí. Ahora la parte bochornosa... que quizás no querráis que los nobles conozcan, y que os podréis evitar contar. El motivo por el que os elegí es que según mis predicciones vosotros ya estuvisteis aquí, ¿no es cierto? Tuvisteis los Tres Colmillos al alcance de la mano, y los dejásteis atrás, quizás porque no supisteis valorarlas en su justa medida. Cada Colmillo es una lanza mágica de unos seis pies de longitud, con un poder especial distinto, y que os habrían sido de ayuda en la última semana.

No os sintáis tontos...-trata de consolar-Por lo menos sabréis en qué parte de la torre están esas armas, y sabréis reconocerlas porque ya las habéis visto antes. Si no fuese por eso, habría escogido a cualquier otro grupo de personas para venir a buscarlas.

Unas escaleras de caracol descienden... Debajo de ellos, el tercer piso, con el comedor, el dormitorio del capitán de destacamento y la sala de guerra con la maqueta del valle. El segundo piso tenía un montón de camastros de paja, suficientes para que todos pudiesen descansar. El primer piso tenía dos puertas de bronce hace mucho, mucho tiempo, en lados opuestos de la torre. Una se la llevaron los saqueadores, la otra estaba arrancada. No hay nada allá abajo que impida el paso a las criaturas de las Brumas. Las escaleras de caracol seguían descendiendo hasta las mazmorras, donde Klasius arrancó las lanzas del torso de Sandansola, y donde todos se mordieron las uñas por culpa de una pared tapiada que escondía un tesoro.

Fosco se sentía seguro, tenía su lado a Rufus. Cuando al niebla se fue, se cago de miedo al ver la altura. Maldita gitana! Nos querrá matar o algo... piensa al reconocer el auténtico poder de la Vistarí...o lo que sea. Bueno hagamos esto cuanto antes. Quieres 3 lanzas, muy bien, ¿pero y cual es el peligro? Porque si es sólo cogerla, joder. Has venido en un abrir y cerrar de ojos... digo yo que podrás cogerlas sin más... Algo malo debe haber ahí abajo dice rascándose la mollera, iba a añadir algo aún más inteligente y locuaz. Cuando Rufus se intentó rascar la cara con la pierna. Fosco por contra lo miraba, lo señalaba y se partía de risa. Miraba incrédulo a los demás como si aquello fuese lo más gracioso que hubiese visto

¿Podía haber algo peor que encontrarse así de mal?. Efectivamente. Encontrarse así de mal en aquella torre que le daba escalofríos. El miedo era algo que espabilaba a Onfale rápidamente.  Durante su esclavitud sólo tuvieron que pegarle latigazos una sola vez.  Aprendió rápido la lección y, el miedo a recibir más, le hizo agudizar la mente. Gracias a eso había conservado su piel tersa y suave, libre de cicatrices. Ahora era el miedo a aquella poderosa gitana la que le hacía espabilar, así que cerró la boca y trató de escuchar y  pensar en cómo actuar.

- Ommmmmmmmmmmmm.-El perfumista se sentó en el frío suelo de la torre, adoptando la postura del loto. Comenzó a ejercitar la respiración  alterna o, anuloma viloma*, para tratar de aislarse de las chanzas de Fosco, la ira que sentía por dentro, y la angustia de estar en aquella siniestra torre. Su mano derecha adoptó un extraño mudra, tapando alternadamente la fosa nasal izquierda y derecha.  Respiraba por una, retenía el aire unos segundos y lo dejaba escapar por la otra y viceversa. Así sucesivamente. Cuando abrió los ojos ya había decidido que hacer. Pedir a la Bruja de Hala que le curara.- Necesito que la Gracia de Hala se pose sobre mi - Conservando la flor de loto, continuó hablando.- Me he hecho una introspección astral y no estoy bien. La maldición de Eva me ha dejado muy tocado... además de despertar viejos miedos que creía superados.- Hablaba de manera extraña, como si estuviera en trance.- Pero aún conservo el olfato y la capacidad de manipular la Divina Esencia a mi antojo. De alguna ayuda espero poder ser. Mis problemas son profundos, pero al menos los físicos, más superficiales, deberían ser arreglados cuanto antes.

Fosco se mofó del mago. Onfale, cacho ceporro. La bruja del Hala tiene pocas curaciones y no son para gastarlas en un inútil como tú! Que cure al mediano. a Azaron o a Klasius. Incluso a Flame dice negando con la cabeza, mientras acariciaba a su perro

-Acercaos Maese Onfale.

-Que la gracia de Hala caiga sobre vos y cure vuestros males- recita la bruja mientras invoca el poder de su diosa sobre el estilizado mago.

Una vez el perfumista recuperó salud, Leiath invocó de nuevo a Hala para hacer lo propio con ella misma.

La maga apoyándose contra una de las paredes para poder mantenerse en pie, miro a su alrededor. Muy bien, volvemos al punto de partidas. Entonces Hollín empezó a graznaras, El tesoro no se puede dejar atrás…. Yo avise yo avise…. Oro no dejar atrás. La maga miro al cuervo. Tu no avisaste nada, pajarraco estúpido, además seguro  que no hay oro y solo tres estúpidas lanzas. ¿Tres lanzas?. ¿Alguien se acuerda de cuantas lanzas aprisionaban a Sandansola?

- Tres. -Dije con seguridad y la mirada perdida en el valle cubierto de niebla.

La imagen de la extraña mujer empalada no se me iría en años de la cabeza aunque ahora lo que atrapaba mi atención era el paisaje oculto por la blanca y misteriosa sustancia que oculta terrores que escapan a mi entendimiento. Tratando de huir de estas criaturas he acabado de nuevo rodeado por la niebla, en esta condenada torre.

Y a que esperamos para bajar de aquí? dice fosco cogiendo de la mano a Rufus para mirar desde lo más alto de la torre IIIIh! Que alto está esto!

Flame sabía el mal que traía hacer tratos con vistanis y ahí estaba el claro ejemplo. Ahora se encontraba realmente agotado por culpa de la maldita niña y ya no era momento para decapitarla ni nada por el estilo. Al menos durante todo ese encuentro había visto y presenciado cosas que jamás esperaría.

Todo el interés despertado por Onfale decayó en el mismo momento en que la adivina le llamó eunuco. Ya no había nadie más allí que le denotase algo de interés así que se limitó a mantener una relación de amistad con el perfumista. Siguió manteniéndose callada. Estar en aquella torre le trajo los recuerdo del gnoll que eliminó de un guantazo. No había nada que temer aparentemente en aquella torre, salvo por el hecho de las brumas que había bajo sus pies.

Eso sí que era preocupante, pues no sabía como podría luchar contra ellas.

Desechando las lanzas que servían de prisión para la extraña dama que rescataron hace unos días, el guerrero enano volvió su atención hacia el muro que ocultaba el supuesto tesoro.

-Si tuviera las herramientas necesarias, un buen pico por ejemplo, echaría abajo esta pared en unos minutos. No tendrás algo por ahí que pueda servirnos, ¿verdad?--inquirió el viejo a la soprendente vistani por si acaso.

Ese tesoro es mío, ¡Nada de gitanas! dijo el mediano al enano. [B]]Jajajajaja![/B] río el mediano enseñando el pico que había cogido cuando vio al monstruo-hydra [BYa contaba con que me acompañarías. ]Veremos lo que hay... yo iré primero por razones obvias[/B] decía aunque sus razones obvias eran la curiosidad, que un ladronzuelo entrase primero era siempre mejor que fuese un torpe enano. Luego guardó su pico.

-Si se trata de las lanzas que tenían presa a Sandasola, sería fácil recogerlas. Una vez limpia la torre como en principio está. No entiendo pues la razón por la que no podíais haber mandado con vuestro cojuro a vuestro guardian- inquirió la bruja a Eva denotando la sospecha que fraguaba en su mente.

-Quizás el toque de las armas conlleve alguna maldición de la que no nos habeis hablado? O todavía nos quede algún peligro mayor en esta torre con el que aún no hemos topado?

Si la adivina no ha mandado a su guardián por algo será- dice el guerrero- no nos quedará otra que entrar y comprobar los peligros de este sitio.

No tengo ningún pico, ni las lanzas ninguna maldición.

De hecho, Klasius las tocó y si están malditas eso explicaría todas las cosas que salieron mal en la última semana.

El "guardián" también debe ser protegido a veces. Espero un hijo suyo-dijo acariciándose su aún plano vientre-, y todos los padres tienen derecho a vivir lo suficiente como para ver a su prole en este mundo. El Pequeño Caminante sabrá pronto a qué me refiero. Chicos... nos vemos aquí arriba al atardecer. No olvidéis las lanzas: el Colmillo de la Diosa, el Colmillo de la Madre y el Colmillo de la Doncella.

Las nieblas vuelven a levantarse en lo alto de Stabcrow. Cuando se disipan, la gitana ya se ha ido. La larga procesión de ladro... ehm... héroes, desciende las escaleras de caracol para rob... ehm... rescatar las armas olvidadas y el tesoro olvidado de Strahd. Y oficialmente, si se lo olvidaron es que ya no tiene dueño.

Nada más bajar a la planta de las cuatro habitaciones, Rufus ya empieza a hacer de las suyas: suelta a Fosco de su colo y se acerca a una de las puertas de madera... Si mal no recordaban, la puerta izquierda estalló en llamas y mató a Yabé Kenkobek... pero sin embargo ahora está en perfectas condiciones, sin signos de que el fuego quemara sus tablas. Es la puerta que daba al dormitorio (la puerta de la derecha daba al comedor), y Rufus ignora el pomo y empieza a arañar la madera con sus manos desprovistas de garras. El sentido de la cautela indica que es mejor pasar de largo y no curiosear, el sentido de la estrategia dice que es mejor limpiar planta por planta para no verse sorprendido por detrás. Ninguno de los dos sentidos abundan en este grupo de extranjeros.

Ahora que la gitana se había ido. Fosco saca una capa de su mochila. Pone la capa de la familia Manosverdes a Rufus y él se pone la nueva. Fosco se acerca donde Rufus, hace un gesto a sus compañeros para que no se acerquen y se pone a revisar la puerta con suma cuidado.** Y apartar de ahora miraría con más precisión y cuidado si hay alguna trampa.