Partida Rol por web

Rister se abalanza sobre uno de los Bibliotecarios blandiendo su sable partido y oxidado en una mano, con la otra propina golpes con sus zapatos arruinados! Grita, con la débil fuerza de su dulce voz, mientras continua entonando la eléctrica melodía.

Punchi... Punchiii... Punchiiiiii... punch.
OOOOOMMMMMMMMMMMMMMMMMMM! silbido: ommmmmm, silbido. Silbido... Silbido (a coro con el búho)
Punchi... Punchi... Punchiii PUNCH! 
MALDITAS MAQUINAS DESGRACIADAS...HIJ$%PUT&=/OTICA...MIER&PU%$#MATA! AHORA APRENDERÁN CUANTOS PARES SON TRES PU#%&/ BOTAS!!! NUNCA TENDRÍAN QUE HABERSE METIDO CON LOS ZAPATOS DE UNA DAMA... MENOS AUN CON MES AMIS (mis amigos) <3. MUERAN BASTARDOS HI"#D$%P&INA!!!
Punchi... Punchiii... Punchiiiiii... punch.
OOOOOMMMMMMMMMMMMMMMMMMM! silbido: ommmmmm, silbido. Silbido... Silbido (a coro con el búho)
Punchi... Punchi... Punchiii PUNCH! 

Enloquecida por la cualidad destructiva del sitio y gritando con todas sus fuerzas, Rister ataca con todo lo que tiene al que esté mas a mano. Jamas hubieran adivinado que una señorita tan comedida podía reaccionar con un brote como ese. Menos aun la originalidad y potencia de aquellos insultos; dignos de las mas sórdidas y terribles entrañas de Bastión. Su boca escupió palabras tan sucias como la letrina mas inmunda.

"#$%&"#$%#$%#$#"#$$%&&$$###!"""!!!!!!""##$$%%$###$$%%&&&&/%$$####" 

Ademas, había algo de rítmico y melódico en aquellas palabras, aunque no lo pareciera a primera oída...
 

La guapa se había vuelto loca. Ni siquiera era ella la que había oído la canción. El soldado suspiro y apunto con el arma cargada a las maquinas, por si reaccionaban.

Al entrar en la sala es Kate la que reacciona con moderación y Rister la que se desboca con furia destructiva

Por si con toda esa furia la señorita no distingue un ser mecánico de otro Mr.Smith se queda en la puerta, bastante intrigado por la demostración dialéctica de Rister, hay bastantes palabras nuevas para el que intenta memorizar

-nunca se me habría ocurrido combinar esa referencia anatómica con un adjetivo así- comenta en voz baja a Pandora, la cual se mantiene también prudentemente cerca de la puerta pero no comenta el vocabulario exhibido por su compañera

Rister, la de los cabellos blancos, tomó la delantera, respondiendo a la pregunta de Kate de la manera más evidente y contundente. Se plantó ante uno de los dos carámbanos conformados por un robot bibliotecario, descargó sus peculiares alaridos y arma de elección sin ningún tipo de miramiento sobre aquella rareza.

Su sable impactó contra la crujiente cobertura del ente, causando una hendidura en su gélida crisálida, alcanzando al durmiente autómata, el que pareció más afectado por la entrada del aire exterior en su peculiar lecho vertical que en el filo que el sable pudiese tener... O no... Porque a pesar de que la entrada del arma en aquel sellado no había sido tan contundente, pareció tener la suerte de alcanzar algún mecanismo o cable imprescindible para la subsistencia artificial del ente.

Al mismo tiempo que este se apagaba, posiblemente para siempre, una luz roja se encendió en el interior del otro capullo de hielo. Ambas criaturas debían de compartir algún tipo de enlace que se tornó en alerta con la caída del primer autómata... Este parecía tratar de moverse dentro de su cautiverio, pero el hielo seguía siendo una jaula para él, una jaula que comenzaba a deshacer rápidamente desde dentro.

Bueno, eso lo decidía. Kate levantó el bichero y descargó un golpe sobre el bibliotecario que aún quedaba en pie, cuidando de no ponerse en medio de Artintatus y su pistola. Hoy ya le habían disparado varias veces, y prefería espaciar un poco más el tiempo entre ser agujereada.

-¿Rompemos también los altavoces?-No estaba segura de que fueran de utilidad y no fueran sólo un arma. Pero tampoco estaba segura de que no fueran de utilidad, además de un ser un arma. Su instinto le decía que al menos deberían cubrirse los oídos.

Agitada por el esfuerzo, pero habiendo encontrado la paz en aquella catarsis, Rister sonríe.

Bien hecho Kate! se lo merecían ambos. Artintatus, dispárale para terminar el trabajo. Nunca esta de mas un tiro de gracia.
Sr. Smith, usted podría junto con Phi oficiar de nuestro Ulises, no se si esta familiarizado con esa historia. Tal vez haya algun otro secreto en esta habitación y solo tenemos que taparnos los oídos para descubrirlo. Siempre podemos estar listos para destruir esas bocinas en caso de problemas y acabar con aquella extraña melodía.

Así lo veía Rister, poseedora de la mas honda curiosidad en todo Bastionland.

Al igual que mis socios, estoy segura que un lugar protegido tendrá que guardar algun premio gordo. Tal vez sea lo que venimos a buscar y por lo que arriesgamos nuestras vidas hasta este preciso momento. 

La soñadora mente de la urbalista ahora divagaba entre el dinero y la libertad.
 

El bichero cayó con precisión sobre el amodorrado autómata que todavía reposaba entre la escarcha de su capullo. Su garfio se enganchó entre los cables visibles de la criatura, propiciando un buen estropicio, peor al contrario que con su gemelo, esto no le hizo perecer. Al contrario, sus rojos ósculos ganaron viveza y comenzó a removerse dentro de su envoltorio, propiciando una más rápida descongelación. Logró librera su brazo derecho y apuntó a ciegas (El ataque de Kate había afectado a sus sistemas sensoriales) una pistola de diseño exótico como la que portaba Pandora tras el encuentro anterior.

La detonación hizo que todos se tensasen, pues ya daban esa batalla por vencida, y en un principio no fueron capaces de precisar si realmente había dado a alguien.

Dos segundos después quedó claro que si, cuando el peto de cuero de Pandora comenzó a teñirse de un rojo más intenso a la altura de su abdomen. La joven mecánica palideció aún más, si eso era posible tras la de galletas que había recibido ese día.

Mientras los aventureros se daban cuenta de esto, el bibliotecario mecánico terminó de deshacerse de la poca escarcha que ya le cubría.

MrSmith se encuentra meditando la referencia a un tal Ulises, hay unos cuantos en la literatura humana, cuando se desata el caos y uno de esos androides dispara su arma ¡sobre su mecánica!

-!Pandora¡- exclama MrSmith consiguiendo un tono de emoción metalizada. La afición de esta chica por derramar fluidos corporales empieza a ser preocupante y el ser mecánico no puede obviar la clara amenaza para todos del agresivo bibliotecario. Uniendose a Kate descarga sobre la criatura la pesada llave inglesa de su acompañante herida

Levantó el trabuco y disparó. Lamentaba no haberlo antes. Tal vez hubiera salvado a Pandora si hubiera sido mas rápido. Ciertamente le había pillado por sorpresa la hostilidad de Rister, pero más la reacción de los bibliotecarios. 

-Mierda

Pandora cayó en redondo, con su preciado líquido vital filtrándose a través de las capas de tela hasta alcanzar los bordes de su peto de cuero. Estaba viva pero muy grave, sus compañeros no eran capaces de conseguir ninguna reacción de ella, posiblemente no sobreviviría más de una hora sin asistencia de algún especialista en órganos y carne de Bastión.

La reacción de Mr Smith y Artinatus fue automática, uno hundiendo su sobredimensionada llave inglesa en el hombro izquierdo de la criatura mientras el otro le volaba una buena porción de torso con su pistola de trincheras, con un estruendo tal que toda la sala vibró con la detonación.

Aun así, el cabezón bibliotecario no cejaba en su empeño por terminar con aquellos ruidosos sujetos que habían invadido sus dominios, volviendo a apuntar su arma aún con medio tronco convertido en una catarata de chispas. La mala suerte quiso que la segunda persona más perforada de la jornada fuese el blanco de su nuevo ataque. Descargó una porción de plomo sobre Kate, quien volvió a sentir el pellizco de la muerte en sus carnes...

¿Por qué todo el mundo estaba empeñado en hacerle agujeros?¿Tenía aspecto de queso gruyere?¿Querían usarla de colador? ¿Necsitaban una espumadera tamaño humano?¿Era el día de pon la bala en la rata? Todas esas cosas pensó Kate mientras descargaba su bichero contra el bibliotecario.

-¡Eso duele, reloj con pretensiones!

En este punto, debemos recordar que este es una descripción de lo que ocurrió, y que no estamos defendiendo el uso de lenguaje hiriente para la población mecánica de Bastión. Por tanto, al decir que Kate intentó destrozarle los engranajes cerebrales a la calculadora con patas, a ver si se dejaba de tocar las narices, lo hacemos únicamente desde un punto de vista objetivo y ánimo de transcribir de forma exacta y sin posicionarnos, un relato histórico y exacto de cómo la valerosa Kate acabó con el inútil engendro mecánico.

El artefacto mecánico que definitivamente está cayendole muy mal a Mr.Smith sigue disparando ignorando desconsideradamente los intentos de ser mecánico y de Artinactus de desparramar sus entrañas electrónicas

_no puedo perder mas tiempo contigo- dice Mr.Smith descargando de nuevo el arma de Pandora sobre el, auqnue ciertamente empieza a sentir cierta urgencia por atender a Pandora de forma mas eficaz, y por lo que parece también a Kate

Todo aquello había lucido muy bien dentro de la cabeza de Kate, una proeza propia de una heroína de los folletines de cuarto de libra que a veces compraba cuando no podía permitirse ningún otro entretenimiento, cuando estaba lejos de los canales por algún motivo estúpido. Pena que todo aquello no hubiese pasado realmente, que fuese una reacción de su mente ante la proximidad del túnel final de los canales, el que iba a dar al mar infinito...

Pero nada era definitivo en Bastión. Menos cuando una criatura gaseosa habitando un cuerpo artificial se giraba con una tremenda llave inglesa para zurrar a un bibliotecario robótico, chispeante, que se las había apañado para casi segar dos vidas en escasos segundos.

Puede que fuese por la ira contenida o por una buena posición para proceder con su nuevo ataque, peor esta vez el señor Smith sí que logró dar de lleno al autómata pistolero. Su peso en tuercas, tuberías y pistola con silenciador besó el suelo de la estancia, rodeado por el agua derretida que había sido su capullo de hielo.

Artinatus consiguió recuperar la respiración mientras volvía a cargar su arma inconscientemente, era un acto reflejo adquirido en el frente. Smith miraba tanto a Kate como a Pandora, ambas caídas, mientras Rister superaba el trance berserker que parecía haberla poseído en esa estancia.

Le había pegado un tiro demoledor al cacharro ese, y aún así,  seguía dando por saco. Guardó el arma a la espalda, y se giró. Parecía que el señor smith podría encargarse del resto. 

Así que recogió a su Rata favorita, y la sacó de la habitación. Le atendería las heridas en la sala anterior, donde no estuviera bajo la amenaza de esos malvados bibliotecarios.

- Confío en ti, Mr Smith, termina con él. 

Rister, después de comprobar el estropicio a su alrededor se dirigió a sus socios!

Parece que estamos frente a nuestro botín y sus cuidadores han caído... que descansen para siempre en esta chatarrería que consideramos alguna vez biblioteca.

Me inclino porque no perdamos tiempo, probemos si nos podemos hacer de la pila o en caso contrario huyamos. No vale la vida de ellas, ni esto, ni nada. 

Señor Artintatus, usted ha sido el interprete en el pasado: ¿qué le parece si le damos a esta maquina un poco de calor musical? Siempre podemos taparnos los oídos o mejor aun alejarnos y dejar que el Sr. Smith, junto a Phi (ambos parecían inmunes) discutan los términos de rendición al son de la melodía toxica de hace rato.

La joven sabía que era una jugada arriesgada, pero habían llegado tan lejos y en definitiva si se retiraban ahora, al final probablemente sus rivales que adivinó en la visión les arrebatarían el premio. Debían estar cerca o muertos. 

Es solo una sugerencia pero supongo que para algo tiene este lugar esas bocinas. Nada es accidental. NADA.

Así concluyo, acto seguido llevo ambos indices nuevamente a sendos oídos y sonrió. Phi voló para posarse en el hombro del hombre mecánico, conocido como Sr. Smith.    

- Si quiere hacerlo sonar, hágalo usted misma.- ¿Qué narices le pasaba a la pirada esa? Había dos personas muriéndose en la sala y a ella solo le preocupaba seguir con su sistema de exploración de hacer que otros hagan lo que ella quiera.- Yo voy a intentar salvarlas.- No le gustaba la idea de volver a revivir la muerte de un compañero en acto de servicio. Comenzó a buscar por la habitación algo útil. Por si acaso comenzó a mascar la goma con sabor a buey, por si tenía que cerrar algún agujero y no conseguía materiales adecuados. 

Hasta ahora no había visto una sala tan abarrotada como esta, esperaba tener suerte.

La destrucción del último bibliotecario no es algo que Mr.Smith celebre particularmente, bastante preocupado por sus compañeras caidas

-Aguarde Artintatus. Señorita Rister, ¿Podría enviar a Phi fuera a localizar un centro médico de algún sitio?. No tiene sentido salir corriendo con las dos heridas sin rumbo, pero no podemos perder el tiempo-

Dedica un momento a estudiar la habitación, los altavoces y el campo de fuerza. Su objetivo está al alcance de la mano después de todo.

-Saquen a Kate y Pandora por favor, cuando estén a distancia segura descongelaré esta sala. Si no me equivoco la música destruirá el campo de fuerza y recogeré nuestro premio. Y si me equivoco saldré corriendo a alcanzarles y ya volveremos mas adelante, si volvemos-

Artinatus y Rister sacaron como buena mente pudieron a Kate y Pandora de la sala donde habían mordido el polvo mientras Mr Smith hacía poses para ver cómo abordar el tema de la palanca de descongelación. Finalmente le echó coraje (mecánico) y subió el interruptor, el que se rebeló contra su mano subiendo el último tramo con un sonoro RAAAAAAKA producido por muelles gruesos de precisión al soltarse.

Lo poco que quedaba de los capullos de los bibliotecarios y la masa de hielo que aún cubría los altavoces comenzaron a tornarse líquidos, uniéndose al ya encharcado hielo a los pies de Smith, quien no tenía por qué preocuparse demasiado de estar en medio de una estancia, con agua hasta los tobillos y cosas chisporroteando por todos lados... ¿Verdad? ¿VERDAD?

Cuando los bafles quedaron descubiertos, seguían produciendo el sonido ensordecedor que había hecho sangrar a Artinatus por mera exposición.

Pero cuando el cuerpo de Smith se vio expuesto a la onda sonora, el loop de la grabación se detuvo, lo que causó que el gran bloque del centro de la sala también parase su mínima vibración... Antes de que sonase un estallido en su interior, seguido de un fuerte olor a quemado y una peculiar vibración en las partículas supendidas en el aire, justo en frente de la estructura.

Una figura comenzó a formarse, humanoide en aariencia pero una mera simulación facilemente reconocible...