Partida Rol por web

Rook era piloto, no tenía conocimiento en medicina por lo que al ver que Doc salía de su bloqueo respiro aliviado, ahora Tristan tenía una oportunidad de sobrevivir. Al ver sus compañeros salían del hangar echó un vistazo atrás, el contenedor abierto le hizo dudar si marchar con ellos. Parecía que aquella cosa había salido de él. Así que dejó a un lado su intención de ayudar en la enfermería y se quedó para revisar el hangar y asegurarse de que no había más criaturas con ácido por sangre en libertad.

Entre todos, llevaron a Tristán a la enfermería. Entre gritos, prisas y agobios, el pequeño grupo se olvidó de las luces parpadeantes, aquella criatura extraña y la posibilidad, real, de que la Greta acabase con todos dentro de poco, para centrarse en la supervivencia del ingeniero.

Tristán estaba a punto de desmayarse, pero aún aguantaba, si bien cada minuto que transcurría, sus heridas serían más importantes. 

Mientras tanto, Hate decidió examinar el hangar. Aparte de aquel organismo, no había nada más, pero podía revisar cada contenedor uno a uno y ver lo que tenían o si estaban cerrados.

- Venga Doc, haz tu magia. - Le dijo McFadden. - Es el momento de tranquulizarse y no cagarla.

Había visto como había actuado antes en el hangar. En vez ayudar al pobre Tristán, casi colaboró en que sufriera todavía más. De no ser porque era imposible, casi podría decir que estaba de parte de los bichos. Esperaba que no volviera a liarla, porque nadie más allí sabía de medicina.

Llegarón a las instalaciones médicas.- ¡Tumbarlo sobre la camilla!- Pidió mientras a tremenda velocidad se lavaba las manos. Lo del hangar había sido una cagada de proporciones épicas que no se debía repetir.

¡Gemma, Roger sujetad la mascara, que le cubra nariz y boca! Tistan respira con tranquilidad, pronto dejará de dolerte.

El gas que salía del tubo adormecería al ingeniero pero el ácido había llegado a un punto que ahora tocaba operar de verdad o el hombre no sobreviviría. El Doc cogió un vial de anestesia y una jeringuilla. Con una extrema maestría tras años de práctica diaria aspiró con la jeringuilla el contenido del vial cerrado.

Las manos del médico temblaban, por un segundo pensó en inyectarse el mismo y dejar que el sopor le evadiera de la realidad, la realidad era cruel y Harry no quería estar en ella. Por suerte consiguió superar esos pensamientos, Tristan se moría y necesitaba al mejor Harry, no uno drogado hasta las cejas.

Con decisión aplicó la anestesia, aún quedaba mucho por hacer, no sabía sí el ingeniero sobreviviría a la operación, pero al menos dejaría de dolerle.

La situación en la cual se encontraba Tristán era ciertamente delicada. Su cuerpo estaba reaccionando bastante mal a las heridas, que por otro lado, estaban creando un problema serio a nivel interno. Las hemorragias eran cada vez mayores y por consiguiente, quizás ni siquiera pudiera despertarse de la anestesia.

Sus latidos eran algo erráticos y la tensión podía dar al traste en cualquier momento con aquel delicado órgano que era su corazón. Las manos de Doc temblaban, pero no solo por su propia inseguridad, sino por el procedimiento que aparecía delante de él, arriesgado y jugándoselo todo a una carta.

Dos de tres era un buen número, sobre todo porque Hate estaba sano y salvo. Lo primero que hizo cuando entró fue chequear la comunicación con la nave.

- Tripulación, aquí Smith, ¿me reciben? Llegamos sanos y salvos, la nave tiene energía, vamos a inspeccionarla y ver que podemos rescatar.

Si le contestaban preguntaría a Hate si estaba bien, y a McFadden si había revisado la carga, pero había otras cosas de las que ocuparse ahora. Stamets se encontraba bien y de forma muy eficiente se había puesto a chequear los sistemas. Él sacó su pistola* y se dispuso a inspeccionar. Primero iría a ver el pasillo de la derecha, pero no se alejaría mucho, solo unos pasos, y luego lo haría con el ingeniero, no era prudente separarse mucho.

Ninguno de los dos recibisteis respuesta alguna desde la Greta. Podía ser que el mensaje no hubiese llegado, o que no hubiera nadie para responder, así que desconocíais la causa. En cualquier caso, os decidisteis a investigar el pasillo de la derecha. Este parecía girar hacia la izquierda ligeramente y allí, había una puerta de acceso.

Sin embargo, el corredor continuaba avanzando y no sabíais hasta dónde.

No obtuvo respuesta de Greta. Eso significaba que o estaban todos muertos, o había un problema con las comunicaciones. Como era un optimista incurable, se inclinó por la primera opción. De cualquier forma, no quedaba otra que inspeccionar la nave.

- Stamets, ¿qué dices? ¿vamos por aquí? ¿o prefieres otra ruta? A esta altura todo da un poco lo mismo, pero mejor que nos movamos.

Una vez que terminé de verificar lo que quería saber, estiré un poco los brazos. El traje me hacía rozadura en el sobaco y se me estaba escociendo. A eso había que añadirle, que llevaba casi media hora apretando el esfínter para no mearme encima. Toda una prueba de fuerza y voluntad.

-"Espere capitán, es cierto que debemos movernos y tardar lo menos posible, pero hay que comprobar antes ciertas cosas. Esta nave es un transporte comercial de clase M, por lo que tendrá cápsulas de hibernación. Tenemos la obligación moral de verificar de que no haya nadie vivo en la nave. Si desmonto alguna pieza que nos sirva para la Greta, no quiero dejar sin energía a esta y cargar sobre mi conciencia sus muertes. Por lo que he visto en el ordenador, las cápsulas deben de estar en esta cubierta. Después de cerciorarnos de que no haya nadie, bajaré a la cubierta inferior para ver los motores, si le parece bien. Creo que si vamos por el pasillo de enfrente, nos llevará al puente, y por el camino miraremos lo de las cápsulas de hibernación."

Volví a estirar los brazos para airear los sobaques... (dentro del traje, se comprende).

La lógica de Stamets era irrefutable. John no tenía idea de dónde estaban las cápsulas, de hecho no tenía idea si había. Su plan era recorrer a ciegas los pasillos como un cavernícola, pero si, era mejor la idea del ingeniero.

- Por supuesto Stamets, después de usted -le dijo haciendo un gesto con la mano. 

Stamets lideró el camino y os dirigisteis hacia el pasillo central, que se mostraba en una situación no demasiado buena, con paneles abiertos y cables por fuera, como si hubiese habido alguna clase de problemas. 

También había rastros de sangre, no un reguero, pero si pequeños charcos que parecían evidenciar la presencia de heridas de alguna clase.

Proseguisteis con más cautela y llegasteis al comedor. Las cosas estaban como si hubiera ocurrido algo y todos hubieran dejado lo que estaban haciendo. 

El comedor seguía por otro pasillo hacia una zona más anterior (hacia la izquierda en el plano), pero también había otro acceso a vuestra izquierda (hacia abajo en el plano).

Al ver la sangre un escalofrío recorrió la espalda de John y miró a Stamets con alarma. Comenzó a respirar agitado y preparó su arma, apuntando hacia adelante. Avanzó con mucha más cautela que antes, poniéndose por delante del ingeniero. El panorama del comedor no era muy alentador, ¿qué demonios había pasado? ¿alguna falla técnica? ¿una disputa entre tripulantes? Sea lo que fuese, no había terminado bien, y la nave a la deriva era la prueba de ello. 

- ¿Que ha pasado aquí? -compartió con Stamets sus reflexiones en voz alta. Tengamos cuidado. Vamos a ver las cámaras de hibernación y veremos si este armatoste puede moverse. A nuestros compañeros no les queda mucho tiempo. A los que queden vivos, claro. ¿Hacia dónde ahora?

- ¡Dioses! - Exclamó McFadden al ver que Tristán no mejoraba. 

¿Dónde estaba Hate? ¿Se había quedado en el hangar? ¿Por qué no había dicho nada? Podía ser que si hubiera avisado, pero con los nervios de llevar a Tristán a la sala de operaciones, ni se había dado cuenta de su falta hasta ese momento. 

- Voy a buscar a Hate. - Dijo Roger. - No quiero que de quede solo. Ese cargamento es peligroso y no quiero más sustos. - Le dijo a sus compañeros.

Si le habían escuchado o no, daba igual. Salió de ls enfermería camino del hangar. Se reuniría con Hate y vería que estaba haciendo y si se daba el caso, entre los dos, descubrirían algo más acerca de aquel extraño y letal transporte.

Los pies de Hate lo movieron por el hangar con curiosidad, pero también mucha precaución. El bicho estaba muerto y el orificio en el suelo creaba la sensación de que allí se había producido una cruenta lucha de alguna clase.

Pero todo estaba silencioso... hasta que un ruido extraño procedente del contenedor abierto llamó su atención.

Dos de aquellas criaturas estaban saliendo del mismo lugar que la otra, ascendiendo hasta el borde y preparándose para saltar.