Partida Rol por web

Y Tristán dijo: Hágase la luz. Y la maldita luz se hizo. 

John esperó unos momentos para ver si todo se iba al demonio de nuevo, pero parecía que de momento, no. Escuchó un ruido detrás de él y vio incorporarse a Stamets, y en lugar de manos tenía unos tenedores, pobre hombre. Intentó sonreir sin mucho éxito, dándole ánimo.

- Bueno, parece que Milton lo hizo, eh? ¿Cómo te sientes? 

Esperaba una respuesta corta, ya que debían seguir en movimiento.

- Vamos a ver si encontramos a los demás. Tenemos que ver si podemos mover la nave hasta la Greta, o tendré que hacer el maldito viaje en el espacio para ver si queda algo del doc.

Iría muy atento y con la pistola al frente. Había sobradas pruebas de que si te relajabas en aquella nave podías terminar hecho comida de alien, carne asada o Cervantes.

Cogisteis la directa hacia la zona de entrada a la nave, desde la cual se bajaba a ingeniería. Paul caminaba bien, pero con algo de lentitud a causa de lo extraño que se sentía con aquellas manos, y de que aún no se le había terminado de pasar los efectos anestésicos. 

Cuando estabais llegando, visteis a Tristán que subía desde el pasillo de ingeniería. Parecía estar nervioso, o asustado, y sobre todo, actuar con prisas.

McFadden reaccionó al fin. Al ver a Hate en peligro se dio media vuelta y corrió junto a él armado con su pistola. Disparó entonces contra uno de los seres, el que estaba más cerca de Rook y se agrraba a su pierna. Cuando estuviera a su lado le ayudaría a salir de ahí a toda prisa y saldrían de aquella zona cerrando la puerta tras de sí.

Afortunadamente lo que encontraron no era un balón asesino lleno de dientes sino el responsable del milagro de haber revivido la nave, aunque no se lo veía muy tranquilo.

- Ey, Milton, ¿pasa algo? 

Nada más salir del pasillo, oíste la voz de Smith que se acercaba con Paul. Ambos parecían estar bien, pero al mirar las manos de Paul, viste que en lugar de las suyas, tenía dos manos mecánicas cuyos dedos se movían nerviosamente.

Era como un robot andante.

Pero estaba vivo, eso seguro.

No pensaba dejar que esas cosas lo tomaran como un trozo de jugosa carne humana, buscaría la fuerza de donde fuera y saldría de aquel maldito lugar, y no lo frenaría ni el bicho que estaba mordiendo su pierna. Para conseguir el aguante que necesitaba maldecía sin parar; maldecía a la Greta que lo había llevado hasta el lugar donde se encontraba, maldecía el viaje en si, que desde hacia mucho no tenía sentido, a sus compañero McFadden por haberle disparado y a la suerte que habían tenido todos los demás por no encontrarse en la misma situación que él.

McFadden llegó como caído del cielo. Su disparó hizo chillar al bicho, que soltó la pierna de Rook, y este pudo cubrir los últimos metros que le restaban para salir de la sala.

El estado del piloto era de extrema debilidad. Había perdido mucha sangre y necesitaba atención médica urgente. Rook sintió que todo le daba vueltas, quizás acrecentado a causa del esfuerzo o por el dolor que sentía en la pierna, lacerada por el mordisco, o los efectos del disparo, que ahora estaba empezando a notar.

Mientras, al fondo, los restantes bichos aceleraron para saltar sobre vosotros. McFadden cerró la puerta... y todo quedó en silencio.

- ¿Estás bien? - Le preguntó a Hate. - Te sangra la pierna... ¿Puedes andar? - Le preguntó. - Hay que volver con Smith. 

Le prestó la mano para ayudarle a ponerse en pie. No sabía si la aceptaría después de lo sucedido, pero le convenía no quedarse solo. Con esa herida sangrante podía perder la consciencia en cualquier momento y eso sería a la larga mortal de necesidad. 

Sin más, ayudando o no a Hate, regresaría tras su pasos en busca del capitán. Al menos habían cumplido una parte de la misión y lo cierto era que en las condiciones en las que se encontraba, ni iba a ser muy útil. Debían reencontrarse también con Tristán y descubir si era posible arreglar aquella nave y llevar con ella a algún lugar civilizado de la galaxia.

En cuanto Harry le pidió su último deseo a Gemma esta procedió con la operación. Con la presión, humedad y velocidad justas en cada momento, la androide parecía leer el estado de Harry y modificar lo justo para que la sensación fuese más y más placentera.

Pronto, el doctor había olvidado lo complicado de su actual situación envuelto por un már de sensualidad y placer. Atrajo hacia él, aún más si era posible, el manejable cuerpo de Gemma cogiéndola por las caderas y buscó su lengua con la suya mientras respiraba el aire que ella le entregaba.

No hizo falta que la androide le avisara de la falta de oxígeno, pues en ese mismo momento Harry notó un escalofrío que le recorría todo el cuerpo, desde la espalda hasta llegar a los dedos de los pies. - Síííí.- Susurro mientras llegaba a un abundante clímax producto sin lugar de la última media hora donde había estado excitado en todo momento.

Justo en ese momento, la vitrina de la cápsula se alzó y al abrir los ojos, Harry pudo ver a una figura humana levantándola y emitiendo un ruido extraño bajo la escafandra.

Gemma también miró, aunque en esos momentos estaba más preocupada por los fluidos que aún estaban escapando del miembro de Harry y que se extendían y resbalaban por las piernas, el vientre y las manos de la androide.

Entonces, una mano se pasó por delante del cristal, retirando el vaho acumulado y ambos pudisteis ver con claridad quién era.

-Vaya, vaya, vaya. Parece que alguien se lo está pasando de rechupete. Y yo que creía que a lo mejor necesitabas mi ayuda -dijo en un tono apagado, desde el interior del traje.

En ese momento, Clark chasqueó los dedos y se hicieron las luces en toda la nave, volviendo a sentirse el flujo de aire. 

El sonido del disparo hizo que las palabras de McFadden sonaran como si estuviera al otro lado del universo, pero entendió todo nada más ver como le ofrecía su mano. Aceptó su ayuda a regañadientes.

—Aleja esa pistola de mí —dijo con un tono brusco y seco—. Y ayúdame a ir a la enfermería.

Necesitaba su ayuda aunque no se fiaba, la combinación de bichos+McFadden+arma era como una bomba, no sabía cuando se le iba a cruzar los cables.

McFadden guardó su arma en la funda y tiró de Hate. Tenían que llegar a la enfermería y esperaba que hubiera otra cápsula para Rook, pues la necesitaba tanto o más que Stamets. 

Fuera como fuera, ambos compañeros comenzaron a avanzar en dirección a la enfermería. Hate iba apollado sobre McFadden y este tiraba de él. Era lo menos que podía hacer después de lo sucedido.

- ¿Cómo vas Rook? - Le preguntó realmente preocupado. - Enseguida estamos en la enfermería. - Trató de tranquilizarle.