Partida Rol por web

Giraba la cabeza de un lado a otro a medida que hablaban entre ellos. Cuatro trajes implicaba tres personas arriesgando su vida, pero en mi caso lo tenía más fácil.

-Capitán, las cápsulas de hibernación funcionan perfectamente, pero si volviese a fallar la energía, morirían. No son seguras en estos momentos. Además... mi obligación es ceder mi lugar a cualquier miembro humano de la tripulación. Puedo soportar temperaturas muy bajas durante breves periodos de tiempo.

Claro que eso no solucionaba el problema.

-Creo que alguien debería ir a esa nave usando los trajes, señor.

Maldita sea, la condenada cafetera tenía razón.

Si no podían maniobrar tendrían que arriesgarse en ese campo de asteroides para llegar a la otra nave. Dejó que McFadden fuera a ver lo del cargamento. Otra duda era que había provocado esa bajada de energía. Estaba seguro que habían hecho todos los controles necesarios al salir, y luego de las reparaciones post patrulla parecía que Greta iba a aguantar. Tal vez viendo lo que transportaban se resolvieran aquellas dudas.

- Pues ese alguien seré yo. Doc, tenga listo todo por si vuelvo en malas condiciones. Stamets, Milton, necesito herramientas para abrirme paso una vez que llegue. Si hay un voluntario más que no sea el doc, bienvenido. Si no, seré yo solo. No voy a obligar a nadie a hacer esto.

En un momento, la sala de ingeniería se llenó de toda la tripulación de la Greta. McFadden expuso lo que había visto de los trajes y yo me enteré de que había una nave en el exterior, cerca de nosotros, pero estaba metida en un cúmulo de asteroides. Debido a mi inconsciencia, no me había enterado y nadie me lo había dicho.

La cosa aquí, en ingeniería, estaba tranquila, ya que poco o nada podíamos hacer ya Tristán o yo para solucionar los problemas de la Greta. Lo de los trajes... haría falta un costurero y algunas cosillas para repararlo y que pudiera servir, pero se podía hacer. Sin embargo, lo de la otra nave... eso sí podía solucionar, y mucho, las cosas aquí. Piezas de repuesto, nuevos trajes, energía... ¡Vamos! Todo lo que necesitábamos. Al oír al capitán pedir un voluntario, no me lo pensé mucho. Si no actuábamos, moriríamos  irremediablemente en breve.

Si hay un voluntario más que no sea el doctor, bienvenido.

Con una voz débil y llena de temor, hablé... o por lo menos eso me parecía a mi, porque los demás me miraron como de costumbre. Como si no tuviera sentimientos y estuviera muy tranquilo ante la idea de morir en el espacio.

-"Yo iré con usted, capitán. Si hay alguna cosa que nos sirva, que supongo que sí y muchas, me necesitará para saber qué llevarnos. Además, yo se desmontar las piezas o puede que me necesite in situ para abrir alguna puerta o para meterme en el ordenador de a bordo."

Ya estaba dicho. Si me aceptaba, iría a ponerme uno de los trajes y a preparar una pequeña mochila, para llenarla con utensilios y herramientas para desvalijar la otra nave.

Ropa ajustada aparte, había que reconocerle a Stamets que los tenía bien puestos. Asintió en su dirección, aceptando su compañía.

- Gracias, Stamets. Vamos allá entonces.

Y se dispondría a preparar todo, no había tiempo que perder. Intentaría tender un cable o algo que los uniera con Greta mientars hacían el trayecto en el espacio.

Doc no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Era como si el destino se estuviera cebando con ellos, primero escapando a duras penas de aquella patrullera, después salvando la vida en las cápsulas y ahora, a punto de perder toda la energía que les quedaba y tener que jugársela visitando una nave perdida.

Definitivamente, no había tomado bastante de su mezcla para aceptar todo aquello con naturalidad.

-Eh... Capitán, creo que debería ir con usted. Quizás haya alguien que necesite atención médica -le dijo rápidamente a Smith,  antes de que aquel desapareciese, aunque momentos más tarde, se arrepintió un poco de haber presentado voluntario. ¿Era mejor morir en la Greta o jugársela en el espacio? La elección era complicada... o no, porque al menos, quedaría como un héroe.

No le apetecía mucho, pero quedarse allí, menos todavía, y así tendría un traje seguro sin tener que pelearse por él.

Smith escuchó al doc, evaluó las posibilidades, pero sacudió la cabeza.

- No doc, creo que no conviene que venga. Si hay algún peligro prefiero que esté aquí a salvo, o todo lo a salvo que se pueda, dadas las circunstancias, para asistirnos de manera remota o personalmente si logramos llegar aquí. Para el caso, también resultaría útil el señor Hate para mover esa nave o McFadden si nos encontraramos problemas, pero no es práctico. Salvo que alguien tenga un buen argumento, vamos nosotros dos. No tiene sentido poner a más personas en riesgo.

Rook se debatía entre la curiosidad por conocer el contenido del cargamento, al que algunos achacaban ser la fuente de todos lo problemas de energía de la Greta y el deber. Paró el tiempo justo antes de salir del puente, para escuchar los comentarios de sus compañeros y darse cuenta que no tenía claro lo que tenía en mente el capitán.

— Tal vez tenemos que pensar mejor todo esto... y aunque no quieras mucha compañía, creo que uno de esos trajes tiene mi nombre. Tengo que ir con vosotros si lo que pretendes es traer la otra nave hasta aquí — miró al capitán, no tenía del todo claro si había otro plan en el caso de que los repuestos que pretendían conseguir no fueran compatibles con la mecánica de la Greta.

Mientras os decidíais, las luces volvieron a parpadear varias veces, señal inequívoca de que la energía podía perderse de nuevo en cualquier momento. La Greta, herida mortalmente, quizás pudiese sobrevivir para ser pilotada otro día, pero las posibilidades de que vosotros estuvieseis a los mandos, era cada vez menor.

Smith, Hate y Stamets se separaron del grupo a la espera de tomar la decisión definitiva sobre quién iba y quién no, pero lo que fueseis a hacer, debías hacerlo pronto.

- Yo comprobaré la carga... - Dijo finalmente. - Espero que tengáis suerte allí afuera. Si se acaba el aire, los que quedemos en la nave nos meteremos en las cápsulas. 

Dicho aquello se marchó en dirección al hangar. Esperaba que alguien le acompañara, pero sino, iría igualmente.

Al final parecía que todos tenían tendencias suicidas. Porque era cierto que estaban todos en peligro, pero de momento era más seguro permanecer cobijados adentro de Greta que atravesar el espacio hacia una nave que por lo que sabían podía explotar, tener cualquier tipo de fallas técnicas (por algo había quedado varada) u otros problemas. Pero si querían venir, que vinieran.

- Bien. Señor Hate, venga con Stamets y conmigo. Los demás por favor estén atentos a los intercomunicadores, especialmente usted, doc, y Milton. 

Tras lo cual se dispuso a ir a la compuerta de salida y preparar todo. Intentaría que fueran con cables que los unieran a Greta, pediría a los ingenieros dispositivos que expulsaran aire para moverse por el espacio, y herramientas para abrir la otra nave. Y llevaría su pistola, no había que confiarse.

- Quedas a cargo, McFadden -le dijo frente a Gemma, por si no regresaba.

Mi capitán iba a arriesgarse por su tripulación. Estuve a punto de añadir que debía ir con ellos, pero en mi interior algo me dijo que era mejor no hacerlo. Últimamente parecía que le incomodaba mi presencia y no sabía si era porque había hecho algo mal. Así que me quedaría en la nave, ayudando en lo que pudiera, aunque sabía que no era mucho.

-Entendido, capitán -respondí con diligencia, viendo como McFadden se dirigía hacia el hangar. Miré a Doc y a Milton, y dije lo que mi programación me impulsaba a decir.

-¿A alguien le apetece comer algo? Las reservas de comida permiten preparar una ración repleta de nutrientes para mantener los niveles de energía en sus niveles óptimos.

Smith lideró el equipo de salida, con Staments y Hate siguiendo sus pasos. McFadden se fue hacia el hangar, pero con una misión bien diferente: Averiguar qué había en aquellos contenedores.

La mejor manera de salir era siempre por el hangar, pero la presencia de carga y el hecho de estar en el espacio, hacía más recomendable hacerlo a través de una de las esclusas secundarias. Hacía una de ellas se dirigieron los tres hombres, dejando a los demás para decidir cuáles serían sus pasos.

Los tres hombres, llevando sus trajes, llegaron finalmente a la esclusa, situada cerca del puente. Una vez allí, se enfundaron la que sería su única protección en el espacio, abrieron la compuerta de la esclusa, entraron y posteriormente, la cerraron y aseguraron para poder despresurizarla.

Después de una operación que si bien era sencilla, no dejaba de resultar tediosa, abrieron la puerta exterior, enfrentándose por vez primera directamente con el vasto espacio. No demasiado lejos estaba el cinturón de asteroides que debían atravesar para llegar hasta la nave, que aparecía entre los fragmentos de roca. Debían llegar hasta el cinturón y "volar" entre aquellos pedruscos sin ser impactados, algo que no sería nada sencillo.

Pero lo primero era lo primero, salir de la nave e impulsarse lentamente hasta las proximidades del cinturón.

McFadden llegó al hangar solo, sin que nadie le acompañase, principalmente porque entre que Gemma parecía actuar como si lo más importante fuese la primera comida del día, o la segunda, o la quinta, porque ya ninguno sabíais en qué momento de vuestro "día" os encontrabais, Tristán solo estaba preocupado por los motores y "Doc" parecía no haberse aún quitado de encima lo que se hubiera fumado, no había nadie más interesado o al menos, que sintiese curiosidad por la carga.

El viaje hacia la nave sería complicado, pero quién sabía lo que encontraría en aquellas cajas que no parecían ser precisamente bolsas de pícnic. Ahora que las estaba mirando, una vez llegó al hangar, le daba la sensación de que habían querido desembarazarse de ellas con excesiva rapidez.

Con el trío dirigiéndose hacia la esclusa y McFadden a ver qué estaban transportando de manera "voluntaria", Tristan se quedó a solas con Gemma y Doc, o lo que era lo mismo, con una muñeca y un drogado, lo que no avecinaba demasiado a la hora de que pudieran ayudarle con lo que era más importante en esos momentos: recuperar a la Greta o al menos, mantenerla con vida hasta que el equipo regresara.

- Bueno... - Dijo mirando de arriba abajo la valija que contenía la extraña carga. - Vamos a ver qué tenemos aquí... 

Antes de abrir, se detuvo para ver y escuchar detenidamente el contenedor de aquella carga en busca de algún indicio para saber qué era lo que podía contener.

Escuché movimiento a mi espalda y por un momento quise creer que la ilusión se había materializado. La garganta me sabía a whisky y notaba un gran calor en la cara. Un notable mareo casi me desequilibra al ponerme en pie. La botella estaba por la mitad, la cogí y me asomé al pasillo. 

Alcancé a ver la espalda de McFadden antes de perderlo de vista, dirección al hangar. 

Decidí seguirlo. 

Tristán llegó justo cuando McFadden estaba echando un vistazo a la carga, por fuera, poniendo la oreja a ver si oía algo o si distinguía cualquier cosa que le dijese lo que podía contener, porque hasta ese momento, estaban cerradas herméticamente y era un completo misterio lo que podía haber en su interior.

Doc siguió a sus dos compañeros, picado más por la curiosidad que por la preocupación. Ahora solo quedaba por ver si "el gato estaba vivo o muerto", porque por el momento, aquello solo era un contenedor con algo desconocido en su interior.

Empujados por la necesidad y por la curiosidad, todos se fueron de ingeniería, dejando a Gemma sola y sin una respuesta. La androide empezó a preguntarse si su presencia sería verdaderamente necesaria en aquella nave. Su programación estaba clara, pero también su sentido de la existencia. ¿Era primordial sobrevivir o llevar a cabo su función? En cuanto a lo primero, quedaba siempre sujeta a los caprichos de los demás, aunque el capitán era quien tenía la llave de su funcionamiento. Pero respecto a lo segundo, no estaba tan claro. Su función era... ¿cuál? ¿Cumplir órdenes? ¿Cocinar?

En aquellos momentos, parecía ser solo un elemento decorativo.