Partida Rol por web

Carl había terminado con el ritual. Os limitásteis a apartar el cadaver de la doctora y taparlo con una vieja manta. Connor encendió un pequeño fuego en el centro de la estrella de 5 puntas, para ello usó una olla en la que metió los trozos de leña que quedaban en la chimenea.

Ahora tocaba comenzar el cántico, aunque deberíais decidir quien lo hace, si seguís los consejos de Ludwig Prinn uno de vosotros debería vigilar mientras los otros tres realizan el cántico del revés.

-Yo vigilaré-dijo Connor sacando su cachiporra-No creo que sirva de mucho, pero me da seguridad. Vamos, comiencen cuanto antes. No hay tiempo que perder.

James toma una de las copias del ritual y lo lee con cara de no entender ni medio profesora, usted sabe algo de fonetica? Cómo se pronuncia esto?  Y repasa con el dedo las palabras de las que no está muy seguro y hay que leerlo al revés, porque no era lo suficientemente complicado al parecer Debería comenzar uno de ustedes, yo los sigo cuando haga falta dice a los dos académicos

Habiendo dibujado el símbolo en el suelo, colocando los pocos pero necesarios detalles más, es hora de la verdad: leer el cántico.

-"Hay que leerlo de manera ininterrumpida. Uno empieza hasta que sr quede sin aire, continúa otro mientras el otro toma aire y así sucesivamente. Sin olvidarnos del que hace la guardia para protegernos." dije muy seriamente incapaz de creerme lo que estábamos a punto de hacer.

Miré a nuestro alrededor por si jamás pudiera volver a hacerlo y a mis compañeros.

-"¿Preparados? Que cada uno coja una copia." tomando la mía en mi mano.

Una vez Caro terminó de dibujar el símbolo me dispuse a estudiar en silencio el cántico que tendríamos que entonar mientras Connor vigilaba. Sullivan se acercó para consultar unas dudas sobre el texto.

- Fíjese James... justo aquí esta S es líquida - digo señalando el texto. Después de señalar los distintos puntos conflictivos ya estamos preparados...

Ah, ya veo agradece a Alice asintiendo. Se posiciona en una lado del círculo y manteniendo el papel en el brazo estirado para leerlo, mientras aferra la escopeta con la otra mano, respira profundamente hasta soltar un suspiro no puedo creer que vaya a hacer esto... pero igual, tampoco podía creer en lo que le pasó a la doctora. Acá vamos Y comienza a recitar el cántico según lo instruido  

- ¿Estamos listos entonces para comenzar? - pregunto mirando al resto de mis compañeros...

Comenzais la ceremonia para expulsar a la criatura. Alice, James y Carl comienzan a recitar el cántico al unísono tratando de seguir los consejos de fonética dados por la profesora. Mientras Connor se mantiene alerta.

Cuando lleváis unos de minutos de cántico comenzáis a oir la respiración y los gruñidos de la desagradable criatura. 

Los oís como si estuviera flotando encima vuestro, ya no en el desván, algo inexplicable ya que la puerta se mantuvo cerrada en todo momento. 

Aún así os mantenéis firmes y no cesáis de pronunciar las enrevesadas palabras.

Entonces los gruñidos se convierten en un aullido que queda pronto es interrumpido por unas palabras en un idioma desconocido, su voz es severa y gutural. En ese momento, como si estuviera respondiendo a las extrañas palabras, la casa comienza a mecerse y a crujir con unas sacudidas repentinas que hacen temblar hasta los cimientos.

Os cuesta mantener la concentración en el cántico.

Connor sujetaba con fuerza su cachiporra mientras miraba hacia las escaleras que subían al primer piso, preparado para enfrentarse a lo que fuese que bajase por las escaleras. Si el escuchar la respiración de la criatura le causaba inquietud fueron sus gritos y el ruido de las tablas de la casa que evidenciaban que la criatura estaba libre lo que casi hacen que Connor pierda la compostura. Su frente chorreaba sudor debido al estrés. 

De pronto, se le ocurre una idea. Por lo que ha podido apreciar, la criatura debe ser corpórea pero invisible. Si consiguiese coger algunas cenizas de la chimenea y echárselas por encima, probablemente se hiciese visible. Merecía la pena probarlo. 

Para conseguirlo cogió el primer recipiente que tuvo a mano y separando las ascuas de la chimenea, recogió una buena parte de la ceniza almacenada en el fondo, sin tocarla con los dedos para no quemarse. Y en seguida, volvió a su puesto sujetando con una mano la cachiporra y con la otra el recipiente. 

Mientras, sus compañeros seguían entonando el extraño e inquietante cántico. 

Sobresaliendo del sonido disfónico de nuestro cántico se percibía claramente el sonido de la respiración de la criatura lo que provocó que mi entonación se viese interrumpida momentáneamente por el llanto y un temblor incontrolable que comenzó a sacudir mis manos a punto de hacer que el papel se me cayese... poco a poco, apoyada en el canon de las voces de mis compañeros conseguí retomar el cántico, alzando mi voz en un grito de esperanza consiguiendo mantenerme impasible a pesar de las fuertes sacudidas que recorrían la casa...

 James prosiguió con el ritual, acompañanando las palabras de los académicos para acostumbrarse a la cadencia. Cuando eso pareció reaccionar, estaba preparado. Ya había oído sus ruidos antes y no caería de nuevo en el mismo desconcierto.

 Entonces comenzó el verdadero espectáculo, James afianzó sus pies, mirando al frente desafiante mientras pronunciaba la fórmula, firme. Vamos cabrón, que estamos preparados

 Se sentía seguro de lo que estaba haciendo, no importa que nada tuviera sentido, el estaría ahí, aguantando hasta acabar con todo ello. Por Rupert, por Eva... 

Seguís oyendo los gruñidos de la criatura y comienzan a oirse fuertes golpes en el desván. Llegáis a sentir como si la casa se resquebrajara, los ruidos comienzan a estar presentes a vuestro alrededor, aunque no veis ningún movimiento si oís violentos golpes por toda la casa que llegan a ser tan ensordecedores como para dificultaros oír vuestras propias palabras.

Aún así vuestra fuerte voluntad os permite seguir pronunciando el cántico sin interrupciones.

Entonces los golpes cesan de sopetón y un fuerte olor baja desde el desván al tiempo que una sustancia viscosa se filtra entre los huecos de la madera del techo goteando en el suelo.

Las gotas humean una vez tocan el suelo, es una especie de ácido que va quemando la madera poco a poco. Aunque parece que pierde fuerza y no sigue bajando una de estas gotas cae en el hombro derecho de Alice atravesando rápidamente sus ropas y llegando a su piel. Siente una quemazón que pronto desaparece dejando un agujero en su piel y un fuerte dolor. Connor busca la manera de cauterizar la herida mientras Alice intenta proseguir con el cántico.

Ahora el ácido ha dejado de correr, consumiéndose en la madera del suelo y del techo en la que ha dejado profundas quemaduras. Tampoco se oye ningún ruido y reina la calma.

Vuestro cántico prosigue sin distracciones durante casi dos horas más.

Proseguimos el cántico con nuestras voces al unísono cuando de pronto los golpes se detienen. Sin embargo, antes de que el más mínimo pensamiento de triunfo cruzase mi mente, un fuerte hedor comenzó a propagarse por toda la estancia.

De pronto, sentí un intenso dolor en el hombro, como si alguien clavase un cuchillo al rojo vivo en mi brazo... a mi alrededor unas espesas gotas de una sustancia verdosa caían sin parar, quemando el suelo o lo que pillasen en su camino sin distinguir entre la madera, la ropa o la propia piel humana...

 El hedor del ácido en la carne humana se aloja al fondo de la nariz de James y no puede sacárselo de la cabeza. Sigue recitando, sigue recitando Durante las dos horas siguientes van alternándose para que al menos dos se mantengan recitando, alertas por si algún otro evento extraño llegase a ocurrir.

 Pero, a la hora de captar un nuevo inconveniente, estaba tan distraído por la repetición mecánica de palabras sin sentido, y el recuerdo de todas las rarezas que había presenciado acechándole desde el borde de su raciocinio, que no pudo reaccionar a tiempo ante lo que ocurrió enseguida.

El cántico continuaba, debía seguir sin distracción ninguna. Podía oler como un mal olor nos rodeaba poco a poco. Los inquietantes ruidos que oiamos tampoco podían detenernos. Todos sabíamos cuál era su origen.

Lamentablemente la pobre Alice había sido herida por lo que parecía ser ácido. Un ácido que seguro había enviado la criatura para tratar de defenderse. Sin embargo no fue al menos suficiente para detenernos. El coraje nos daba fuerzas para seguir.

-"Ánimo Alice" pensaba sin poder auxiliarla. El cántico debía continuar.

La mirada de Connor seguía atenta a las escaleras como lugar más evidente de amenaza cuando el ruido en el desván le obligó a mirar hacia arriba. Desconcertado vio como ese líquido humeante se deslizaba entre las tablas del techo, devorándolas. No acertó a separar a Alice a tiempo de evitar que una de las gotas que rezumaban del techo le cayó en el hombro.

-¡Oh, por Dios santo!-exclamó cuando observó el efecto del líquido que parecía estar comiéndose literamente la carne de la mujer que impasible, continuaba con su cántico. Tuvo que improvisar algo para antenderla. Al menos, limpiar bien la herida con algo de agua y poner una gasa para protegerla de la suciedad. Un pañuelo limpio tendría que servir.

-¡Déjeme hacer!

Connor hizo la cura como mejor supo. No tenía mal aspecto. Al menos, algo le haría.

La herida de Alice prácticamente se cauteriza sola y gracias a los cuidados de Connor queda protegida ante posibles infecciones. Proseguis con el cántico y de nuevo oís unos golpes que esta vez provienen de la parte inferior de la casa y van aumentando su fuerza. 

De repente se abre la puerta del salón donde os encontrais y una figura humana entra tambaleándose, a todos os resulta familiar, se trata del hombre que había huído de la casa momentos antes sin que llegárais a ser capaces de detenerlo. Sus ropajes oscuros están empapados en sangre y rasgados dejando ver su torax, su pecho está abierto y dentro hay un oscuro agujero en el lugar donde debería estar su corazón. Emite un sonido gorgoteante como un borracho ahogándose en su propio vómito, se arrastra hacia vosotros con los brazos extendidos, se mueve bastante rápido.

Alice y James pierden su concentración ante la visión de semejante criatura y dejan de entonar el cántico. Por suerte el profesor Thurman, con una voluntad de hierro, prosigue pronunciando las arcanas palabras.

Connor tiene una oportunidad para enfrentarse al hombre, si es que se le puede llamar así.

Connor observó con una mezcla de horror y repugnancia a la criatura que acababa de aparecer por la puerta sin comprender siquiera cómo podría mantenerse en pie. Como si se tratase de un acto reflejo, se abalanzó sobre él con su cachiporra, dispuesto a hundirle la cabeza.

-¡No dejen de cantar!¡Sigan, sigan!

Vamos a morir todos aquí... pensó Alice con desesperación cuando el reanimado entró en la habitación y sin darse cuenta de que, debido a la impresión, su cántico se interrumpió. Afortunadamente, el profesor Thurman proseguía.

- James, vaya a ayudar a Connor - dijo Alice analizaándo rápidamente la situación y dándose cuenta de que sería de mucho más utilidad que ella en un combate. - Yo proseguiré el cántico - añadio antes de recoger el papel que le había caído al suelo y comenzar a entonar nuevamente las palabras.