Partida Rol por web

1.- Mientras todos viven con normalidad en el asentamiento, desde una torre de vigilancia un cuerno se hace sonar alertando que algo sucede. “Vigiás” han llegado para avisar de la presencia de personas harapientas y maltrechas que avanzan en el territorio.

2.- Un grupo de doce personas perteneciente a una gran caravana han llegado a su territorio huyendo de la violencia del clan del hacha quien los a atacado apenas la caravana a ha entrado al valle.

3.- Muchos han muerto, y otros más se encuentran cautivos o escondidos. Se les pide ayuda. Se tendrá que decidir sobre los muertos de la caravana, sobre las materias primas de la caravana, sobre rescatar a los escondidos y rescatar a los cautivos.

La laguna había empezado a recibirles por las mañanas con una densa neblina que se iba disipando conforme transcurría el día. El viento sobre el valle se había ido acrecentado en los últimos días y con éste, el frío también. La última noche había habido un frío inusual y las ráfagas de viento muy intensas por momentos, tal que muchos habían sentido que se les helaban los huesos a la intemperie cerca del lago, donde una ligera brisa llegaba a sentirse procedente de los riachuelos, cuyas aguas eran arrastradas por los vientos. Cada vez se veían menos animales en los alrededores, probablemente por que muchos habían iniciado ya sus migraciones o bien por que se habían refugiado en el bosque o en cuevas donde habrían de invernar. Ya solo la laguna y el bosque parecían tener vida, y la primera era la que más les importaba a ellos pues sería su fuente más cercana de alimento una vez que llegase el invierno.

Había pasado ya cerca de un mes desde el incidente con los ladrones y la muerte de estos, y las cosas de momento permanecían en calma, aunque siempre había murmuraciones, o murmuraciones de murmuraciones. Fueron días de paz en los que el clan Rotensnö pudo concentrarse en sus preparativos para el invierno y en el que el único evento relevante fue que a los pocos días de cazar a los fugitivos, encontraron el cadáver parcialmente devorado del hijo del anciano líder de aquellos hombres, nadie hizo por recogerlo o querer darle sepultura, la naturaleza se haría cargo de él. Durante aquellos días pudieron prosperar en el almacenamiento de recursos y alimento, y en la construcción de múltiples edificios, como fueron granjas, establos y el puerto pesquero. Con ello, el clan estaba cada vez más cerca cumplir su meta de sobrevivir a aquellos primeros meses en aquel que era su nuevo hogar y así quizá afianzarse como un clan dominante en la región. Era por todo aquello, que la esperanza y la moral estaban firmes, en un mes más habría de llegar el invierno y estarían listos para enfrentarlos.

Aquella mañana de mediados de otoño todo cambio de forma inesperada. Apenas unas tres horas después de despuntar el sol, desde un punto alto del campamento sonaron cuernos alertando que algo sucedía, algo fuera de lo esperado. Desde la distancia, los vigiás habían divisado a dos exploradores que se aproximaban a toda prisa hacia el asentamiento tras haber partido a patrullar el territorio; con tanta premura que era claro que algo había sucedido y que probablemente no eran buenas noticias.

Los dos exploradores entraron al asentamiento con las palabras atropelladas, poco se les pudo entender en aquel momento inicial. Según su testimonio, habían divisado a un contingente de viajeros humanos harapientos y maltrechos que habiéndose adentrado en el territorio avanzaban hacia la laguna a orillas de la cual estaba establecido el asentamiento del clan. Aquel grupo de personas estaba conformado por solo doce miembros, los cuales decían ser parte de una gran caravana que había llegado marchando desde el suroeste y que ellos doce se habían adentrado en el aquellas regiones del valle en un intento por huir de un clan hostil que habitaba también en el valle, algo más al sur, y cuyo estandarte mostraba un hacha.

Los días se sucedían uno tras otro, ahora con la amenaza del invierno cada vez más cerca, amenaza que se sentía en el frescor continuo en el aire, la humedad ambiental y las bajas temperaturas. Poco a poco, el clan iba construyendo sus refugios y edificios que les darían ventaja sobre la naturaleza, que era cruel e igual para todos. Sólo los fuertes, preparados o inteligentes sobrevivían, y el Clan pretendía ser las tres cosas. 

Conforme avanzaban en el tiempo, Niklas podía ver que cada vez estaban más cerca de haberse establecido definitivamente allí. El edificio principal, el salón, ya se había asentado en sus cimientos y alrededor de éste comenzaba a crecer el pueblo del Clan. 

Una granja aquí, con sus animales encerrados entre sus cercas, un puerto pesquero del cual comenzaban a salir pequeñas barcas pesqueras que traían los frutos que el lago poseía para la supervivencia de todos. 

Las cosas parecían ir bien ahora que habían dejado varios inconvenientes atrás, pero Niklas no se hacía ilusiones, habían pasado un gran bache, pero ahora que todo parecía relajarse era cuando vendría el peligro de verdad, cualquier error de cálculo podría dejarlos a merced del frío o de algún enemigo. 

No le sorprendió, pues, que los cuernos sonaran, y majestuosamente se presentó ante los exploradores, a los que permitió recuperar el aliento antes de dar sus informes. Tras escucharlos, asintió y se dijo que ahora los hombres que no habían hecho nada por prepararse para el invierno serían más peligrosos, pues con la inminencia del frío y la muerte delante de ellos, estarían casi desesperados por encontrar alimentos y refugio. 

Las noticias hablaban de uno grupo pequeño de viajeros que decían ser parte de una caravana, que huían de otro clan que también vivía en el valle. - ¿Qué clan? - pensó Niklas. No tenía conocimiento de que en el valle que se les había asignado viviera otro clan. Lo único que se le ocurría era que fuera el famoso clan montañero conformado por bandidos y asaltantes que habían esclavizado a las familias de los nuevos miembros que conformaban el Clan Rotensnö. 

Podían ser muchas cosas...una distracción destinada a conseguir sacar fuerzas del asentamiento para, posteriormente, atacar el mismo con las fuerzas mermadas. Una trampa destinada a eliminar a los combatientes más capaces y luego arrasar el pueblo....o incluso podía ser verdad. 

Niklas decidió que lo ideal sería enviar varios exploradores que exploraran los alrededores de su poblado para ver si había alguna fuerza escondida o marchando sin ser vista, para luego, esos mismos exploradores, ir avanzando rodeando a la fuerza de 12 miembros para ver si era una trampa. Mientras tanto, una pequeña representación del clan, con él a la cabeza, iría a hablar con aquellos 12. Si toda la información decía que aquellos hombres hablaban con la verdad en su corazón, Niklas les propondría unir fuerzas para acabar con sus atacantes. 

Quizá también sería buena idea enviar un mensajero al Clan Lávidr, pues así lo tenían acordado, informarse y apoyarse mutuamente...pero no podría hacerlo hasta que supiera mejor a qué se estaban enfrentando. 

Me desperté temprano para ayudar en las construcciones que estamos haciendo. El alimento se acumula y no tenemos aún donde guardarlo en condiciones para que dure el invierno. Tampoco hay refugio para todos y el frío matará a los que atrae a la intemperie. No podemos permitir ese destino para los miembros de nuestro clan o se perderá la frágil estabilidad que hemos conseguido después del asunto de los ladrones, hace ya semanas.

Pero la señal de los exploradores es algo que no puedo ignorar y me reúno con Niklas para oír lo que nuestros hombres tienen que decir. Sus palabras son preocupantes pues puede significar un ataque inminente y de gran tamaño.

Niklas da sus indicaciones y le respondo:

 - "Iré a entrevistarme con los refugiados, si quiere. Creo que deberíamos enviar de inmediato alguien al Clan Lávidr y pedir que envíen unos guerreros. Si la cosa se complica acá, llegarán justo a tiempo. De cualquier manera, estarán agradecidos de saber qué sucede."

La verdad es que desplegar exploradores es una buena idea pero tampoco puede ser un radio de búsqueda tan amplio o perderemos demasiadas armas capaces. No podemos perder nuestra capacidad de defendernos si nos llegan a tomar por sorpresa, pero eso es algo que Niklas sabe a la percepción y no pretendo ofenderle creyendo que puedo enseñarle sabiduría, pues es algo de lo que el mender tiene de sobra.

Niklas escuchó a Erik y sopesó las posibilidades. - Ah, la impaciencia de la juventud. Pero...el ímpetu, también tiene el ímpetu. - pensó mientras le daba vueltas a las ideas en su cabeza.

Enviar un mensajero para avisar era prudente, él mismo había pensado esto, pero no le gustaba enviar un mensajero sin saber realmente qué estaba sucediendo, aunque en realidad, si esperaba a tener más información quizás fuera tarde. ¿Qué era mejor, arriesgarse a perder confianza por un mal aviso o arriesgarse a perder vidas por reaccionar tarde?

Decidió que lo importante era que el mensajero saliera cuanto antes en dirección al campamento Lávidr, informando del avistamiento de un clan hostil que estaba ocupando el sur del valle, sus tierras, dando por buena la información que aquellos harapientos hombres les habían dado.

- De acuerdo Erik, si quieres ir a hablar con ellos, ves, pero ten cuidado. - le dijo al voluntarioso hombre, con la imagen de Alistar aún en su mente. Deseaba de todo corazón que aquello no fuera una trampa y perdieran a otro valioso miembro del Clan. - Sobre el mensajero, cierto, mejor que salga cuanto antes y avise de lo que sucede. Les pediremos que envíen una fuerza de ayuda, y ellos decidirán qué enviar, pero me hubiera gustado ser más preciso con respecto a la fuerza que nos amenaza. -

Llamaron a un mensajero y tras unas breves intrucciones*, el hombre salió del pueblo disparado hacia el Clan Lávidr.

- Con respecto a los exploradores, me niego, ante la posibilidad de un ataque enemigo, a sacar fuerzas del poblado mientras no esté asegurado nuestro perímetro. Nuestro deber es proteger nuestro poblado**, y una vez sepamos que no es una treta para debilitar el poblado y atacar, enviaremos una fuerza de combate contra ése Clan. Ve a hablar con esos hombres harapientos y sonsácales toda la información posible, si van armados, qué capacidades tienen, cuántos eran en la caravana, si les han atacado y hay muertos o heridos, qué llevaban en la caravana, etc.... Si lo crees conveniente, diles que les ayudaremos a combatir a dicho Clan, pero que deben comprometerse a atacar ellos también y que luego hablaremos de una compensación. Tras la batalla seguiremos hablando, si la hay. - Se giró hacia Eskol, el guardián que le habían asignado y le dijo - Eskol, ve con él. Tu capacidad para pasar inadvertido puede ser muy útil aquí. Limítate a cubrir a Erik si es atacado para darle tiempo para huir, y luego huye tú también. No os enfrentéis si os atacan. - 

Y ante ésto, Niklas no cedería. Primero era su poblado, y luego, el resto.

Las noticias de problemas nunca son buenas y tiene la ligera sospecha de que ese grupo separado de una gran caravana solo van a traer problemas a su Clan. Y es que el otro grupo anterior solo trajo problemas que aun no están solucionados del todo. Aun hay sospecha y recelo entre los miembros originales del Clan y los que se unieron tras ofrecerles un refugio y traicionar la confianza depositada.

-¿Crees que lo más adecuado es mandar a alguien a que se encuentre con ellos? Y Erik y Eskol, nada más y nada menos. Quizá lo mejor sería dejar que se acerquen más y detenerlos donde nuestros guerreros puedan responder a una ofensiva por parte de los otros. 

Aunque poco tenía que decir a ambos líderes pues ellos tienen la última palabra en todas las decisiones tomadas. Ella no es más que alguien que forma parte de una de las familias del clan. Pero teme que con esa maniobra también pierdan a dos guerreros importantes para el asentamiento.

Astryr también habló con la preocupación en su semblante. Era obvio que estaba preocupada por Erik y Eskol. - Son los más adecuados para el cometido, y se han presentado voluntarios. - Eskol asintió ante tales palabras. -Te entiendo, pero a veces hay que tomar riesgos. Y ellos los han aceptado. -

Entendía la preocupación de Astryr, pero también necesitaban información y Erik era más que capaz de sonsacarla, y de tomar las decisiones adecuadas.

Con la aprobación de Niklas, el grupo pequeño de exploradores liderado por Erik marchó a través de los dominios del clan hasta alcanzar al grupo de maltrechos viajeros quienes se encontraban descansado a la sombra de unos arboles, tal como si esperasen que alguien llegase a rescatarles, y quizá era así, quizá esperan que el clan Rotensnö les rescatase y por ello no habían considerado avanzar más en aquellas duras tierras. No obstante, siempre estaba presente la posibilidad de que todo fuese una trampa y por ello Eskol no dudó en rodear el terreno al tiempo que Erik y otros se acercaban a los visitantes sin apurar el paso.

No había rastros de alguna emboscada, no había rastro de que fuesen más de aquellos doce hombres. Eskol estaba seguro de eso y así se lo hizo saber a Erik, quien con plena confianza entablo conversación con ellos. Y casi quiso no haber sido el quien recibiera todas aquellas noticias, pues lo que le decían aquellos doce hombres, tendría grandes repercusiones futuras en todo el valle, y por ello, las decisiones no podría tomarlas el solo.

Niklas y los que se habían quedado atrás en el asentamiento no esperaban tan prontas noticias de Erik y los exploradores, pero cierto era que el llamado que este les hacia a reunirse con ellos en el camino, dejaba en claro que se había enterado de noticias de la que habría que tomarse decisiones inmediatas. El mensaje que el propio Eskol llevara al asentamiento, al ser también parte del consejo del clan y uno de los exploradores más ágiles, indicaba que Erik avanzaba hacia el asentamiento en la laguna con el resto de los exploradores y los doce viajeros. Estos, según explicó Eskol, no estaban en condiciones de pelear, y quizá tampoco de seguir marchando, al menos no en aquel momento. Uno de ellos estaba mal herido y podría no sobrevivir la fría noche del valle, y los demás no estaban mucho mejor.

Niklas y el resto del consejo partieron al encuentro de Erik tal como este mismo les solicitó a través del propio Eskol, y tras un corto recorrido les dieron alcance. El propio Erik les saludó y les pidió reunirse en asamblea mientras indicaba a sus exploradores que montasen unas tiendas temporales para que los heridos pudiesen descansar. Fue entonces cuando quedó claro el estado de aquellos viajeros, los cuales no parecían haber sufrido hambre en los últimos días pues tenían un buen aspecto físico, pero claramente habían luchado recientemente y no habían salido bien librados de su batalla. Uno de ellos estaba tan mal herido que le llevaban en una camilla improvisada que cargaban los propios exploradores, mientras que otro había perdido un ojo y se mostraba atontado al caminar; del resto, se podría decir que con un descanso de un día o bien una semana, estarían listos para combatir si fuese necesario, pero en aquel momento, solo se podría contar con uno de ellos quien se encontraba junto a Erik recibiendo al consejo del clan Rotensnö.

El consejo conformado por Niklas, Erik, Hvit, Troknir, Einar, Jendalos, Gerda, Astryr y Eskol se reunió entonces con aquel viajero, el cual según lo dicho por Erik, no era el líder la caravana con la que había llegado sino simplemente el que se encontraba más lucido y recordaba más detalles. El mismo Erik les dio las noticias importantes; una caravana de cerca de 120 integrantes había viajado hasta el valle en busca de un nuevo hogar, tal como habían hecho el clan Rotensnö y el clan Lavídr, y su intensión era justamente conseguir establecerse en el prometedor valle del cuerno gris. Aquella caravana estaba conformada por viajeros dispersos y algunas pocas alianzas que se habían aliado entre si para emprender aquel viaje, jalando con ello a otros quienes también deseaban una aparente mejor vida. Esa caravana había llegado a la boca del valle la noche anterior, justo a los dominios del clan Økskrig, aquel clan violento cuyo estandarte era un hacha de guerra en un campo verde y que estuviera aliado al propio Jeknir.

El clan Økskrig había atacado a la caravana apenas introducirse en el territorio y a pesar de superarlos por casi dos a uno en combate, la caravana fue derrotada abrumadoramente. Erik tenía entendido que al menos una cuarta parte de la caravana había muerto en el ataque y el resto se había dispersado en los alrededores, dejando atrás todos sus alimentos y recursos, los cuales eran bastos. Un grupo de atacantes del clan Økskrig les dio casa mientras huían de la batalla, logrando solo ellos doce llegar a los dominios del clan Rotensnö mientras que otros doce miembros de la alianza que conformaban, ahora eran prisioneros o estaban muertos. Aquel viajero que acompañaba a Erik confirmó y dio testimonio de todo lo que se decía, aportando de vez en cuando más detalles. Pero cuando hubo expuesto todo, aquel hombre no dudó en solicitar dos cosas al clan Rotensnö, rescatar a sus compañeros capturados y vengarse. Aunque claramente habría una tercera opción que podría ser más rentable para el clan, aunque podría suponer un altercado con otro clan el cual claramente era muy fuerte y tenía aliados muy fuertes.

No tardaron mucho en volver Erik y Eskol, algo que en cierta medida sorprendió a Niklas pues al parecer, algo malo pasaba o no habían entendido bien el mensaje traído por los exploradores. Pudieron ver, mientras se acercaban, que sólo eran los 12 hombres que les habían dicho que habían visto, pero no parecía haber nadie en el horizonte persiguiéndoles, por lo que finalmente salieron a su encuentro, para juntarse a unos metros de la empalizada del Clan, ya terminada, y a tiro de la torre de defensa, con sus arqueros en ella.

Se montaron tiendas y se atendió a los heridos, pues aquellos hombres tenían signos evidentes de haber participado en una batalla reciente, pero lo que contaron era más escabroso y preocupante. Aquellos hombres, junto con otros ciento ocho, habían conformado una caravana mezclada por acuerdos y alianzas de diversos grupos, todos con el objetivo de establecerse allí, en su valle. Para llegar al valle tenían que haber sido vistos por los vigías de Jeknir, no tenía sentido que no les hubieran dado el alto y les hubieran dado alguna opción más pacífica, diplomática, o al menos con honor, como les había pasado a ellos, pues al menos les habían dado una oportunidad. A ésta gente directamente les habían emboscado, asesinado, robado y secuestrado. No creía que Jeknir supiera nada de ésto. Pensó en como los Dioses les habían sonreído al entrar a las tierras de Jeknir por un lugar que no eran las tierras del Clan del Hacha.

Niklas tenía claro que eran tiempos duros, pero esto no quitaba que la gente se comportara como personas...o al menos con honor. Estaba claro que el Clan Økskrig no lo tenía, y que eran duros como piedras, tanto por fuera, como por dentro. Eran oponentes peligrosos y, siendo aliados de Jeknir, contaban con su apoyo, lo que les hacía más peligrosos aún.

Dado que la caravana había entrado en el territorio del Clan Økskrig, Niklas sabía que no podía hacer nada con respecto a lo que habían hecho, estaban en su derecho de defender sus tierras y dudaba mucho que Jeknir pensara una cosa diferente, de hecho, así se lo había hecho saber en la plaza, cuando fueron a reclamar tierras. Que fueran unos asesinos desalmados o no, eso ya era otra cuestión, eran sus tierras.

- Tenemos pocas opciones aquí. Que ellos sean unos asesinos no significa que nosotros lo seamos. No podemos atacar sus tierras sin motivo, pues las leyes están a su favor. - comenzó a decirles a los miembros del consejo. - Esta caravana no era nada nuestro, se arriesgaron y perdieron. Ahora bien, no podemos ignorar su petición de ayuda, no es el estilo del Clan, si no me equivoco. Tampoco somos vulgares ladrones o furtivos, nosotros luchamos honradamente por lo nuestro, ya sea con una azada, recolectando o con un hacha de guerra. Creo que aquí es imperativo realizar cuanto antes lo siguiente. Dado que la gente de ésta caravana se ha desperdigado por nuestras tierras al huir de las tierras del Clan Økskrig, ahora están en nuestras tierras y estamos en nuestro derecho de hacer con ellos lo que queramos, pero si el Clan Økskrig entra en nuestras tierras, tenemos derecho a defendernos y a expulsarlos. Debemos encontrar al máximo posible de ésta gente como actividad prioritaria y si hay alguien del Clan Økskrig en nuestras tierras, expulsarlo sin vacilar. Los miembros de la caravana deben unirse a nuestro Clan lo antes posible, empezando por los que ya están aquí y una vez unidos, decir que ya eran miembros de nuestro Clan ANTES de pasar por las tierras del Clan Økskrig, de ésta forma, podremos ir a hablar con Jeknir reclamando que Økskrig ha atacado a nuestra caravana que venía con alimentos y recursos sin haberles provocado. Es posible que utilizando ésta argucia consigamos que nos devuelvan a los prisioneros y parte de lo robado...pero a cambio, les pido su lealtad y unirse a nosotros. Les ofrezco la posibilidad de vivir en paz, luchando por lo suyo junto a sus nuevos hermanos, nosotros. - les dijo a los 12 miembros de la caravana -  Por último, podríamos considerar la posiblidad de atacar, en conjunto con el Clan Làvidr,  y recuperar todo lo posible, pero ésto nos podría traer muchos problemas con Jeknir. Si hacemos ésto último, tengo claro que perderemos muchos guerreros y luego dependeremos de cómo se lo tome el Varl y de nuestra capacidad para defendernos legalmente, pues en su derecho estará tanto concedernos las tierras y olvidarse del asunto alegando que ha sido una disputa por tierras, como de nombrarnos proscritos y que todo el mundo nos pueda cazar. -

Sí, sabía que lo que proponía era una argucia taimada, que los miembros de la caravana se unieran al clan y luego reclamar porque el clan Økskrig les había atacado y robado a su caravana, pero Jeknir era dado a éstas argucias y no estaría de más devolverle una al menos. Para él, dada su naturaleza protectora y defensiva, era lo más prudente.

El mender también sabía que Jeknir se la tenía jurada y que aprovecharía cualquier fallo para descargar su ira sobre él. Ya había dicho que si cualquiera de los dos clanes cometía un error o daba problemas, él sería declarado culpable.

Si supiera que sacrificándose él, podían atacar al Caln Økskrig y recuperar todo, incluidos los prisioneros, asegurando la continuidad y supervivencia del Clan Rotensnö, lo haría sin dudarlo. Pero sospechaba que Jeknir no lo dejaría ahí y castigaría también a los dos clanes, tanto a Rotensnö como a Làvidr.

De todas formas, no era sólo su decisión, todos podían opinar y decidir el destino del Clan. ¿Se arriesgarían a ganarlo/perderlo todo? Podía salir muy bien y eliminar de un golpe varios problemas, tanto el de la comida/recursos, como eliminar a un clan hostil que estaba muy cerca, como repartirse tierras fértiles para ambos clanes. O podía salir muy mal y perderlo todo.

¿Qué decidirían los miembros de su Clan? El futuro era incierto.

También sabían que ahora mismo contaban con una posible ventaja, si Làvidr se unía a ellos y atacaban raudo y veloz, probablemente habría bastantes miembros del Clan Økskrig heridos que no serían de mucha utilidad en la batalla, era una ventaja que podían usar a su favor, con el enorme riesgo que asumían a posteriori.

Al final, aquel grupo pareció ser quienes decían. Por otra parte, lo que nos contaron fueron noticias muy preocupantes y con repercusiones para todo nuestro futuro. Es por eso que le pido a Eskol, el más rápido entre nosotros, que vuelva al asentamiento y le informe a Niklas que llevaremos a los refugiados y que se reúnan con nosotros a mitad de camino.

El más lúcido de los refugiados habló con el consejo y narramos todo lo que sabíamos para así tomar una decisión apropiada. La verdad es que, considerando las cosas de manera objetiva, tengo una opinión un poco distinta de la que Niklas pronuncia:

 - "Creo que, aunque la argucia que plantea es una buena técnica ante un sistema legal, Jerknir es amo y señor de estas tierras y moriríamos tres veces antes de que lo sucedido resuene en los salones del rey. No, por más inteligente que sea la jugada, si el varl no quiere reconocerla, no lo hará y las palabras se perderán en el tiempo, pero pondrán sobre aviso al clan Økskrig y a todos de posible reacciones nuestras. Hacer esa jugada es apostarlo todo a ello."

Pienso un momento y pongo mi mano en mi barbilla, como siempre cuando me debato en lo mejor que se puede hacer. Finalmente doy mi opinión:

 - "Debemos aprovechar el tiempo y la sorpresa. Lo más importante, lejos, es recuperar a los prisioneros. El alimento lo podemos producir nosotros mismos, pero la vida no se recupera. Tenemos tierras y construcciones, pero nos faltan manos que estas gentes pueden brindar para prosperar aun más. Si están prisioneros del clan, debemos recuperarlos de alguna forma, furtiva y rápida. Entramos y los sacamos lo más limpiamente que podamos. No dejamos testigos, que crean que fueron los mismos miembros de la caravana quienes lo hicieron. Podemos usar varias técnicas para desviar los rastros y que piensen que abandonaron las tierras en vez de venir para acá. Lo importante es recuperar a las personas y no dejar testigos. Ellos no tuvieron honor, no lo merecen de otros."

Quizás por mi formación o simplemente por mi naturaleza, esa clase de actos que podrían parecer algo deshonroso, no se me hacen inconcebibles. Creo que el fin justifica los medios y salvar vidas merece cualquier acto que se necesite. Ahora, entrar limpiamente y sacar a los prisioneros sería lo ideal. Atacar directamente al clan para recuperar todo, es algo que descarto pues Jerknir nos culparía y sería nuestro fin.

 - "Si no podemos hacerlo así, tendremos que conformarnos con salvar a todos los que podamos sin atacar su base pues no podremos ganar una guerra contra ellos en nuestra situación actual. Si nada de eso resulta, solo nos quedará probar con tu plan, Niklas."

La verdad es que todo esto es complejo. Quizás se pueda convencer al clan Lávidr de ayudarnos a cambio de los alimentos y recursos recuperados, pero solo en caso de que decidamos atacar al clan directamente. De otra forma, lo mejor sería no involucrarlos demasiado pues un número mayor solo entorpecerá una operación como la que tengo en mente.

Todos están de vuelta más rápido de lo esperado. Y las noticias que traen no son buenas, pero no solo eso. Los 12 hombres que les acompañan están heridos y muy desgastados. Parece que la información entregada antes es la correcta y deben tomar una decisión en cuanto a la forma de proceder. Es algo sumamente arriesgado y si mueven mal sus fichas lo más seguro es que acaben mal, muy mal.

Tras escuchar la información y las opiniones de todos, se forma una idea de lo que, para ella, debería ser prioridad. Al fin y al cabo, necesitan personas para seguir creciendo.

-Yo creo que nuestra prioridad debería ser encontrar a todos los miembros de la caravana. Dentro de poco será imposible sobrevivir ahí fuera y quizá acepten unirse a nuestro clan. Eso nos dará más miembros y podremos levantar este poblado con mayor rapidez. Enfrentar al Clan Økskrig solo nos haría retroceder en todo lo que hemos conseguido y habría demasiadas bajas. Y tampoco podemos arriesgarnos a cometer un error con Jeknir. Pero si hay una forma de salvar a los prisioneros sin que nuestro Clan se vea envuelto, lo apoyo. No estamos preparados para una confrontación abierta contra ellos. Aun no.

Tras escuchar las opiniones de los otros miembros del consejo, Niklas se quedó pensativo y asintió. - Hay sabiduría y audacia en vuestras palabras, pese a que éste viejo tonto confía, quizás demasiado, en las leyes. Bien, evitaremos en la medida de lo posible un enfrentamiento con ése clan. Es cierto que antes son las personas, eso siempre. - lo que no dijo es que él estaba pensando en sus personas, su clan, antes que en el resto, pero prefirió callar. - Apoyo el rescate de los prisioneros, sólo espero que no nos vean, ni entrar ni salir, o entonces deberemos combatir sin apoyos, y habiendo cometido un delito. - Quizá ellos se estaban dejando llevar por sentimentalismos, pero en el fondo, sabía que si les salía bien, el golpe sería doblemente efectivo. Una vez rescatados, podrían ofrecerles unirse al clan y si lo hacían, estarían automáticamente protegidos, al menos legalmente, de las represalias del Clan del Hacha. 

Se lamentó el no poderle echar mano a todos esos recursos y comida, y dudaba que Jeknir hiciera algo para restituir a los dueños originales algo, a pesar de que luego dijeran pertenecer al Clan Rotensnö, pero debía intentarlo. 

La situación era claramente conflictiva para el clan Rotensnö y si bien podrían darle la vuelta a todo y simplemente dejarlo pasar, era claro que en la opinión de la mayoría, había mucho en juego. Del mismo modo pensaba la anciana Hvit, líder de una de las familias fundadoras del clan y lugarteniente del mismo.

– De forma fácil se quema los dedos un niño cuando juega con las brazas ardientes de una hoguera que aun sigue encendida – dijo la anciana a modo de reflexión generando distintas reacciones, algunos como Troknir se mostraban de acuerdo y consideraban que la mesura era la mejor arma para aquella batalla que tenían que enfrentar. Otros como Jendalos aunque reconocían la sabiduría de aquellas palabras desaprobaban que tuviera que asustarles sin siquiera haber empezado a acercarse al fuego. Y finalmente unos pocos como Einar simplemente no entendían que había querido decir la anciana, y por ello, simplemente actuaban como si esta no hubiese hablado.

– Si vamos a permitir que estos doce viajeros que han sobrevivido al ataque monten un campamento dentro de la empalizada, lo mejor será darles a su vez todo lo que necesiten, sanar sus heridas y permitir que descansen. Mañana mismo se les puede presentar la oferta de unirse al clan, la cual quizá algunos decidan aceptar hasta que todo esto haya terminado – concluyó la anciana tras la primera decisión tomada, la cual, prácticamente había tenido unanimidad dentro del clan.

Cuando el grupo de viajeros empezó su nueva jornada con rumbo al asentamiento, para quizá, con algo de suerte iniciar una nueva y mejor vida, el viejo y fornido Troknir dio un paso al frente, clavando su duro escudo en el suelo a fin de recargarse sobre de él. – No podemos absorberlos a todos y esperar a que el invierno nos devoré. No hay suficiente alimento ni siquiera para nosotros. El creer que podemos conseguirlo solo nos haría más ineptos que un idiota. El invierno se acerca y habrá muchas bocas que alimentar. Hemos construido muchos edificios y hemos afianzando nuestra posición en este lugar que es nuestro hogar de ahora en adelante. Pero para hacerlo hemos consumido muchos recursos y mucho alimento, y solo hay algo más de 40 días antes del invierno – explicó el varl levantando la voz de forma agresiva en varios instantes.

– Troknir tiene razón. Necesitamos el alimento que trajo esa caravana – sentenció la anciana sin prestar atención a un Troknir que, sorprendido, negaba haber dicho tal cosa o pensar de esa manera. – Es eso, o tomar todo lo que haya en estás tierras para sobrevivir, sin importar las consecuencias futuras –.

Jendalos por su parte solo movía su lanza de un lado a otro, como pensativo. Al igual que muchos, el lancero maestro no temía a la batalla, pero tampoco le gustaba el suicidio; era un valiente, para tampoco tenía prisa por morir. – Conseguir ese alimento será más difícil que rescatar a los miembros de la caravana. Si al clan Økskrig le importasen vivos, no les habrían atacado con tanta brutalidad. No, ellos solo quieren el alimento y los recursos de la caravana. Saben que alimentar a tantas bocas es un error – .

– No contemos bocas, contemos brazos fuertes para trabajar – exclamó Troknir levantando su puño, a lo cual Einar no tardó y presto levantó su gigantesca espada en lo alto para gritar con furiosa, como si le llamasen a la batalla; Troknir por su parte, simplemente le ignoró.

El consenso general era que había que rescatar a los otros doce miembros de aquella alianza que aun seguían en el territorio hostil, que bien podrían ya estar muertos o haber sido hechos prisioneros. Y a su vez, con una prioridad un poco por encima de ello estaba el en general rescatar a todo aquel miembro de la caravana que fuera posible, pero siempre y cuando no se produjese algún conflicto con el clan Økskrig. Finalmente, había un debate entre si solicitar una audiencia con Jeknir o no, y a su vez el si habrían de intentar robar el alimento y recursos capturados por Økskrig o no; lo cual podría contraponerse a la audiencia con Jeknir si las cosas no salían bien.

Entre el tumulto de opiniones, la voz de Troknir se impuso de nuevo, y en un intento por aclarar las ideas, intento fijar las posturas actuales. – Primero lo primero, ya se acerca el medio día, no hay tiempo para largas discusiones si no para acciones rápidas. Si hay miembros de la caravana libres aún, habrá que rescatarlos cuanto antes, ya sean parte de la alianza que estamos adoptando o no. Todo lo demás puede esperar. Enviemos de inmediato a un grupo basto de exploradores que se encargue de realizar el rescate mientras el resto nos preparamos para una tarea mucho más ardua, rescatar a aquellos que estén prisioneros – dijo el varl quien parecía ya tener una plan trazado en su cabeza, aunque la anciana también tenía el suyo y no iba a esperar a que se le adelantase.

-Hay que atacar de noche y con rapidez. Que no sepan quien les golpeo y con la mínima posibilidad de derramamiento de sangre. Si lo hacemos bien, salvaremos a muchos y conseguiremos crecer como clan, y a su vez, aún podríamos realizar aquella ocurrente audiencia con Jeknir – remató la anciana esperando que todo estuviese sembrado de forma apropiada.

El debate prosigue y las distintas visiones se manifiestan rápidamente, dejando patentes las prioridades que cada uno considera como más importantes. Queda claro que varios ven imposible sobrevivir al invierno adoptando más bocas a pesar de las edificaciones que tenemos sin utilizar por falta de aldeanos que las trabajen.

Cuando he terminado de escuchar al resto, hablo nuevamente:

 - "Si no tenemos alimento para recibirlos y sobrevivir al invierno, nos restringe a solo dos posibilidades: O los ignoramos a todos y dejamos morir, o salvamos a los que podamos y recuperamos algo de alimento para sobrevivir. En lo personal, creo que el clan tiene muchas más probabilidades de sobrevivir si acogemos a estas gentes que si solo nos encerramos a esperar que nuestros niños crezcan para trabajar, así que descarto el abandonar a estas personas si está en nuestras manos poder ayudarles. Eso solo me deja como plan el rescatarlos, pero además sacar parte del alimento. No hay más opción que esa."

Pero Troknir y Hvit ponen fin al debate, llamando a la acción inmediata pues el tiempo apremia y discusiones importantes como esta pueden, fácilmente, alargarse por horas. Horas que no tenemos si queremos rescatar a alguien con vida.

Miro a Niklas y le indico lo que me parece un buen plan:

 - "Enviemos a todos los exploradores a la frontera directamente. Los más rápidos y sigilosos entre ellos, que comiencen a reunir a los más alejados en las tierras que no nos pertenecen mientras que el resto vuelva acá haciendo barrido de los que ya están dentro de nuestras tierras. Encendamos un gran fuego en el centro de nuestra aldea, quemando hojas verdes para hacer una columna de humo. Estoy seguro de que eso hará que más de alguno que esté perdido se acercará por sí mismo."

Mientras, me preparo para el asalto que haremos a la noche. Debemos tener las armas prestas pues se derramará sangre de forma inevitable y ahora, después de esta conversación, tenemos más objetivos que solo rescatar a las personas. Aunque para mí ellos siguen siendo la prioridad, el alimento no nos vendría nada de mal para así sobrevivir el invierno. Es algo que no se puede ignorar.

Tras escuchar a todos, habla Erik, como siempre, con gran Sabiduría. - ¡Qué buen líder será en su día! - pensó Niklas.

La situación era urgente, y como tal, había que tomar medidas rápidamente, y esperaba que las adecuadas...pero descubrió que al haber finalizado la charla, las decisiones habían caído por su propio peso y lógica, incluso él ahora mismo se estaba animando y sintiendo la excitación antes del combate. - Está bien, nos vestiremos todos con colores de uno o dos de los clanes mayoritarios que viajaban en la caravana y enviaremos a varios exploradores con la misión que recomiendas, Erik. Por otra parte, enviaremos unos pocos voluntarios con la misión de provocar un incendio y atacar desde lejos con arcos a los del Clan Ostrig, para inmediatamente huir sin dejar rastro, sin enfrentamientos. La mejor hora para hacerlo es cuando al sol le falte poco para esconderse, de tal forma que cuando los del Clan Ostrig vean el fuego aún estén a tiempo de ir a ver qué sucede,  y que nos de la oportunidad de entrar con algo de luz, rescatar a los prisioneros, coger lo que podamos y salir corriendo, mientras se va haciendo oscuro, lo que nos ayudará a que nos pierdan la pista. Pondremos unos pocos voluntarios que irán guiando a los que primero huyan por la ruta planeada hacia nuestro campamento, dejando en un punto clave a los que mejor sepan ocultar nuestro rastro. Obviamente tenemos que elegir como ruta de acercamiento y huida una que no indique claramente hacia nuestro campamento, y a ser posible, que se cruce con un río, piedras o zona difícil de rastrear, para ocultar nuestro paso. Ahí es donde intenvendrán los "ocultadores de rastros", en el punto clave, para hacernos invisibles a partir de ése punto. Por último, otro pequeño grupo de voluntarios hará otro incendio y ataque a distancia en otro punto del pueblo, justo al caer la noche y nada más salir, cosa que indicaremos con dos soplidos de cuerno, para distraer más aún la atención sobre nosotros y que parezca que somos muchos más atacantes de los que somos. Bien...¿voluntarios? - preguntó en voz alta.
 

La noticia pronto se extendió al interior del poblado, donde la gente se presentaría voluntaria según sus capacidades.