Partida Rol por web

Habían pasado ya dos días desde que, reclutados por la gente de Valdelamora de Enmedio, vuestra variopinta compañía de mercenarios, truhanes, sabios y demás calaña se había juntado con el objetivo de rescatar a Lady Buñuela de las garras del Rey Trasgo. El camino había estado plagado de peligros, como el arroyo en el que más de uno se resbaló al cruzar y casi se parte la cabeza, o la ardilla que se cayó de un árbol mientras acampabais, y del estruendo que montó al golpear contra unas cacerolas os tuvo pensando que os atacaban durante unos buenos cinco minutos.

Pero todo eso ya había pasado, y ahora os encontrabais frente a la gruta donde se decía que moraba el Rey Trasgo. La boca de la gruta era algo estrecha, de poco más de un metro de ancho, pero poco después se ensanchaba hasta dejar pasar cómodamente hasta a cuatro personas a la vez. Era difícil distinguir a través de la apertura lo que había más allá del túnel, pero parecía que algo, tal vez una pequeña fogata, iluminaba el centro de una cueva un poco más adelante, a no más de veinte metros de la apertura de la gruta. Aunque era obvio que la cueva donde estaba la fogata era más ancha que el túnel, se hacía difícil distinguir cuanto o qué más había. Sería necesario andar hasta el final del túnel para poder verlo.

Por fin comenzaba vuestra aventura.

Me alegro estar aquí...ya estaba hasta arriba de la rodilla de estar en el pueblo, deberíamos ir e investigar...y si hay algun trasgo pasarlo por cuchillo, al fin y al cabo solo son trasgos.

Bar cenas estaba claramente alegre y euforico por la nueva aventura que vivirian, Nueva y primera todo se tiene que decir.

Duilfë se encontraba cabizbajo, detrás de Cerecita; sujetando con sus manos temblorosas se haya una flauta de madera. Parecía nervioso, asustado e incluso inquieto por haber llegado hasta allá, sin lugar a dudas, el no era un guerrero, y mucho menos una persona competente en algo, el tan solo era un vagabundo cuenta-cuentos, que, de alguna forma, logró que su vida fuera a peor.

-. . . -No habló, tan solo daba rápidos y fugaces vistazos a la entrada de la cueva y a Cerecita.

Barrabás achinó los ojos y se inclinó hacia adelante para escudriñar la cueva.—Creo... creo que veo...al final...—se enderezó negando con la cabeza y poniendo los brazos en jarra—No, no veo una mierda.

Barrabás podía ver en la oscuridad, pero el vino del desayuno le había enturbiado la vista, asique no había mucha diferencia.

—Bueno, supongo que alguien sabrá buscar trampas. No quiero terminar como el pobre Rodolfo—hizo una pequeña pausa a modo de respeto—que se tropezó con sus cordones y cayó por un barranco—A Barrabás no le importaba si era una mala excusa para no ir primero solo porque no involucraba ninguna trampa, era una excusa a fin de cuentas. Tomó un trago de la petaca que le colgaba al cuello—¡'Enga! Le ofrezco un trago de la suerte al primer voluntario*—dijo agitando el amuleto de metal.

Yo puedo ir delante! pensando un poco sus palabras, por un 1% del tesoro extra. Mis hijitos tienen que comer, tienen que comer y yo estoy enfermo..Cof cof...digo ellos estan enfermos.

Ripley andaba con el amplio grupo dispuesta a conseguir algo de valor en aquella campaña. El rey trasgo tendría algún tesoro, por pequeño que fuera.

- Así que aquí nos espera nuestro destino.

Para llegar a ser una mujer poderosa tenía que superar muchos obstáculos como este.

- Entremos todos, los exploradores tan sólo un poco delante por si estos bichos se han intentado proteger. Puedo aumentar la intensidad de las llamas lo que os permitirá ver mejor.

Ella no necesitaba luz pero pondría la magia a disposición del grupo. Aprovechó su buena vista para tratar de mirar el interior.

—¡Hala! Pa'delante, hombre— dijo tendiendole la petaca a Bar Cenas y dandole una palmada en la espalda que bien podría haber sido un empujón. Durante un segundo, el constante aroma a alcohol que destila el enano, se hace más intenso.

-Si... si... destino- Replica a la Tiflin mientras se reincorporaba tras adentrarse por la estrecha entrada de la cueva

Observa a fondo la cueva y nota que, tras una profunda oscuridad, había una luz de fogata, luego vuelve la mirada hacia los otros aventureros -Bueno... Quien sera el bravo aventurero que encabezara esta aventura- Dice con el tono inspirador de un bardo, esperando a un incauto que se sienta héroe y quiera ir primero...

Me parecía increíble que nada más llegar a Valdemoro de Enmedio pudiéramos optar a obtener unas recompensas tan valiosas como esos calzones usados, barriles de cerveza y oro para GROB y Syndel.

Sin dudar empujó a algunos de los presentes en la entrada de la gruta y quitó de las manos del enano con trenzitas el petate que poseía alguna alquimia potenciadora según decía el mismo, Syndel tan solo esperaba que aquel mejunje tuviera algo de alcohol que llevarse al gaznate, bebió un sorbo del mismo y se introdujo en la gruta - Syndel irá y proteger - dijo tóscamente.

Realizando una primera mirada de percepción Syndel se detuvo al inicio de la gruta, dejando atrás al resto de los miembros del grupo.

Después de unos dias que todo fueron risas y sustos por parte de algunos del grupo...llegamos a destino. La entrada de la cueva, la morada de dicho Rey Trasgo...

Escupe al suelo cuando me acorde lo que habían echo años atrás a una aldea del bosque, estaban iniciando un puesto avanzado y mataron a todos los hombres, o al menos casi la mayoría. Los que no se encontraron se supuso que se los habían llevado como comida..entre ellos mi hermano.

Empezamos la marcha dentro de aquel lugar y la olor ya se hacia latente, que era un nido de trasgos..

Mis pasos iban en un grupo intermedio detrás de Loras quien quizá sea mas experto que yo en cuevas.. "Te sigo y mira donde pisas...los trasgos son simples, pero no tontos"

Delante se veía una lumbre, una fogata y el echo de no escuchar nada indicaba que ya sabían que estábamos aquí.

"Los de delante (saco la daga) nos estan esperando"

Podía ver el resplandor como si fuera un dia nublado, pero me era suficiente para saber que quizá estén tensando los arcos.

-Oh, valiente y sagaz Syndel! no esperaba nada menos de una gran guerrera, que por sus venas corre sangre orca!- Exclama Lukas, que le brillan los ojos (metaforicamente hablando), tras observar a Syndel adentrarse a la cueva.

Buena parte de sus viajes como vagabundo se dedico a la labor mercenaria para estudiar bien a los trasgos, a pesar de ser débiles combatientes cuerpo a cuerpo son capaces de convertirse en un verdadero problema  cuando actúan en grupo como si se tratara de una jauría de perros rabiosos. Eso fue lo primero que aprendió dentro de sus viajes, lo segundo que comprendió es que el punto a ventaja a considerar siempre es asesinaros en terrenos cerrados en caso de no poder contar con un buen camuflaje del territorio para emboscar.

Había conocido en su viaje a un druida, un bardo y una Erudita, a pesar de compartir más el presente con ellos respecto a la ganancia por presentar composiciones musicales poco talentosas, no ha sido capaz de compartir la razón de desarrollar adicción por algunas drogas como en la cacería de estos monstruos en miniatura. Siendo característico que tendía a beber más hidromiel cuando debía interactuar con Windelin, dado que nunca ha sido dado de manera espontánea con las mujeres en conversar.

Había viajado durante días, el siempre descansando en la rama de un árbol o en el follaje de terreno, aprovechando su ventaja de dormir pocas horas para ser de vigilante. Hasta que llegaron a la gran cueva, cambiando su camuflaje en pinturas de un tono ligeramente gris además de usar parte de las cenizas de las fogatas recolectadas para camuflar mejor su armadura.

Como es de costumbre, siempre es el primero en avanzar de su grupo para estar atento a la mínima señal de peligro y aun tiene sus dudas respecto al número de aventureros que han de participar en la campaña. Considerando que son demasiados, siendo un factor aleatorio para garantizar cumplimiento optimo de la misión y ve como el enano ofrece la petaca que es bebida por la guerrera Orca mientras que el otro bardo empieza a entonar una canción, esperando que no quite el factor sorpresa.

-No esta demás recordarlo-.

Comenta con ese tono algo silencioso y asiente a la orden de Windelin con una seña, preparando su arco para comenzar a avanzar. Observando que hay una fogata que aun se mantiene viva y siendo razón suficiente para moverse con mayor cautela mientras busca un punto sombrío donde poder usar de mejor manera su camuflaje. Agudizando sus sentidos ante la mínima señal de peligro.

Como siempre Syndel se lanzaba la primera, siempre tenia que salvarla de sus impetuoso institnto, aunque cuando se lanzaba sobre el no podia hacer nada para detenerla ni tampoco es que quisiera ...

- Joder Syndel, siempre quieres correr, jajaja, deja que los picaros y exploradores nos digan algo mas .. -

GROB no era muy listo asi que aunque dijo eso, tambien se adelanto para poder ver mas de la gruta, por detras de Syndel que se habia adelantado

- Si es que siempre tengo que avanzar contigo para salvarte el culo, JAJAJA - en ese momento intento nalgear su duro culo, pero recordaba como se alteraba a veces cuando lo hacia delante de gente ... asi que pare antes de cagarla.

De Arnolfo no se podía decir que fuese especialmente inteligente, ni siquiera listo; si acaso, espabilao, a ratos, y para lo que le interesaba; con un cierto rebote tras que le fuese requisada la PlayOrc que se estaba deleitando con leer (sí, es tan panolo, que devoraba con afán los reportajes en lugar de deleitarse con las carnes de las litografías de la edición monocroma impresa en pergamino de calidad dudosa).

Sea como fuere, era integrante fe la horda de Aventureros que en tropel se lanzaron a la caza y despellejamiento del Rey Trasgo, en su guarida, la que sólo tiene una entrada, por la que se supone que todo enemigo tiene que entrar... básicamente, faltaba un cartel que anunciase "ojo, que puede haber trampas", aunque, de momento, sólo algunas piedras sueltas que amenazaban con hacer polvo algún meñique de pié, daño agónico donde los haya.

Ensimismado en sus pensamientos, se adentró tenazmente, y con dosis de inconsciencia, en las tinieblas; al fondo, había una hoguera, a la espalda, la entrada.., o sea, un círculo luminoso a su espalda que les siluetaba que te kagas, pensó; dicho de otro modo, cualquier medio tarao que estuviese junto a la fogata, y acertase a mirar hacia la entrada, allí por donde venía docena y medio de gentes haciendo todo tipo de ruidos (algún pedo, sospecho que de enano, alguna arcada y vomitona, sospecho que de alguno de los varios alcohilizados), vería sus siluetas tapando la luz que entraba por la grieta de acceso; o sea, una mierda.

Tras chocarse varias veces, pisar algún zuruño o similar, tocar -sin querer- alguna nalga y teta (espero que de tía), el aprendiz de mago se cansó... y decidió, que puesto a hacer el moñas, se hace bien

Lilsseny sabía a lo que iba a esa gruta. Sabía que las posibilidades de supervivencia eran muy bajas. Sabía que no tenía nada que perder. Pero tampoco era tonta y no había necesidad de adelantar acontecimientos más de lo necesario, así que durante el inicio del trayecto se situó en el medio del grupo intentando pasar desapercibida (lo cual tampoco era muy complicado dado su tamaño).

Al llegar a la gruta alguno de sus compañeros se mostraban reticentes, pero la semi-orca a la que llamaban Syndel se adentró hacia lo que parecía que sería el primer punto de encuentro con algún peligro. Cogiendo aire y aferrándose a su bastón, Lilsseny se situó al final del grupo para continuar hacia delante, manteniendo una distancia prudencial por si acaso los atacaban.

-Fágase la LUZ, Joer!

Tauria estaba contenta de haber encontrado trabajo tan rápidamente después de sus problemas en el villorrio que llamaba hogar. Así que, participo de buena gana en las francachelas y borracheras que  fueron organizando entre todos durante el viaje hasta la cueva.  

A pesar de echar mucho de menos a su mula Lucera que había sido embargada a causa de los problemas antes mencionados la mercenaria estaba bastante animada y dispuesta a rescatar a Lady... esto, Lady uhm?, a la Lady que tocara rescatar... no se había quedado muy bien con los detalles de la oferta preocupada como estaba por Lucera y por sus numerosas deudas. 

Claro que  llegar a la cueva su estado de animo cambió al recordar que los dichosos trasgos eran unos traicioneros hijos de su madre y aquella hoguera allí a lo lejos le daba un yuyu muy malo. ¿Por qué no se habría traído una antorcha? Cuando entraran no iban a ver un carajo. 

Bueno, Tuaria era experta en las posiciones de retaguardia así que no había por que apresurarse.

Puedo proteger a alguno de los lanzadores por si a caso. Les dijo al resto mientras aprestaba su escudo.