Partida Rol por web

jajajajajaj

Es buena idea!!!

o mejor, cojo e brazo y abofeteo al danes!!!

No me hagas caso, supongo que lo que si estoy es en sock, así que no hago nada...

Pues eso, me quedo más bien quetita...

Silba en medio del fragor del combate la primera flecha de Ottar el Blanco, alcanzando a Nechton en la pierna derecha haciéndole tropezar. La segunda alcanza al picto en el hombro izquierdo, muy cerca del corazón, y traspasa su armadura. Cae como un pesado fardo, para no volver a levantarse. La pequeña Unn ha sido vengada.

Un Guntar enloquecido por la furia intercambia golpes con el danés, que parece por primera vez atemorizado y falla sus ataques. El Jarl, sin embargo, parece inspirado por la furia de ver a su hija herida a su lado, y el primer espadazo desgarra el abdomen de su oponente, casi al tiempo que la espada de la Godí le golpea casi en el mismo lugar, gritando  - Por Gunnaaaaar! - y partiendo por la mitad con un crujido al enorme vikingo y salpicando sangre a sus matadores. Haciendo un molinete impropio del tosco estilo de esgrima vikingo, la espada de Guntar desciende rajando el brazo izquierdo de su oponente, ya muerto antes de llegar al suelo.

Brunilda, en un gesto surgido de la rabia, recoge del frío suelo su mano derecha y abofetea al oponente más cercano. El danés parece no darse cuenta, pues tornando los ojos en blanco su única acción parece ser tratar de balbucear algo, sin conseguirlo. Sencillamente boquea, como un pescado al que se ha sacado a tierra firme. Ni siquiera el remolino de arena y nieve que se le echa encima, girando en un tremendo remolino y desgarrándole la piel parecen sacarle de su estado.

La fortuna de Kirk el Terrible torna por fin cuando su oponente le da la espalda para avanzar hacia el Jarl, y al grito de - Thoooooor! - su martillo encuentra la pierna izquierda del danés, que emite un sordo gruñido siendo casi derribado.

El caido Lörky puede ver acercarse los livianos pasos de Svala, que llega a la carrera para curarle.

En el mar, mecido por las olas, se escucha un rítmico chapoteo. Lenta, muy lentamente, comienza a alejarse el drakkar a las órdenes de Hokum, cuya voz se escucha en la lejanía - Bogad, maldita sea, bogaaaad...

Los aldeanos iluminan la escena con sus antorchas, y corren por la playa aunque sin encontrar enemigo en el que hacer uso de sus improvisadas armas.

Todavía agarrándome el muñón sangrante, veo entre nieblas a mi padre matando daneses a diestro y siniestro, cuál leñador ante finos troncos. Casi sin aliento, bajo la mirada para ver cómo mi mano, todavía aferrando el espadón, permanece en un charco de sangre, en el suelo donde cayó. Acto seguido, los gritos del bastardo de Hakum me hacen despertar de mi ensoñación, reaccionando como puedo, dando unos pasos tambaleantes hacia el barco mientras estiro el brazo con el muñón sangrante Gy...da, ¡¡GYDAAAAAA!!

Sveim contempla la escena, asombrado de la fortaleza del jarl, todavía un par de daneses luchan, cansado de ver tanta sangre, les señala con el martillo y les grita,   ¡¡EN NOMBRE DE ODÍN,  RENDÍOS!!, el cobarde Hakum no merece que déis vuestras vidas por él, ¿que clase de jefe no lucha a la cabeza de sus hombres?

Olaf, el tirillas, aguerrido como él solo, da ejemplo de vikingo lanzandose al cuello del Danés más cercano:

-YAAAAAAAAARRRRRRRGGGGGGGGGG!!!!!!!!

Lorky sigue mirando atonito el largo corte en su abdomen. La sangre ha parado de brotar pero se siente invalido, sus piernas se tornan frias y sin movimiento. Trata de levantarse pero su esfuerzo es valdio. Sigue mirando su sangre sobre la nieve como embobado.

Tras caer el Picto, Ottar apunta a los daneses que acosan a su jefe, pero ante la posibilidad de dar a Guntar sigue barriendo la playa con su arco, de pronto su atención se fija en el barco que se está escapando, bogando lentamente. En el castillo de popa esta Hokum, el Traidor, contemplando la masacre en la playa.

El cazador durante unos instantes parece sólo en la playa, no hay nada más que su arco y ese hijo de la gran puta. Con calma corrige el tiro calculando la desviación, inspira y suelta la flecha. Cuando escucha la primera flecha impactar, otra ya la sigue, haciendo blanco igualmente.

Gracias Gran Padre por guiar mis flechas. ¡Que los cobardes y los traidores teman las flechas de Urll!

Brunhild mira en estado de estupor la sangre que empapa la arena, y los miembros amputados, los cadáveres apilados...

Mientras el jarl se gira con la rabia del combate buscando más enemigos, Tornbjorg se tambalea en dirección a la playa. La jefa grita el nombre de su hermana, y Brun comprende que los traidores han conseguido, después de todo, hacerse a la mar

Malditos sean.... logra gritar con voz de lija

Tras el esfuerzo sobrehumano que hizo para poder seguir luchando y atacar al danés para clavarle hasta el fondo su lanza, pensó que era el momento final. Esperó el contraataque mortal... que nunca llegó.

Y para su sorpresa, se ve libre de enemigos inmediatos.

Parece que aún no es el momento de morir - casi desilusionada.

Levantando de nuevo su cansadísimo cuerpo... sigue a Tornbjorg, por si hay que defenderla

El sangrante muñón de Tornbjorg, seguido de cerca por ella misma y la Godí, avanzan sin esperanza hacia el barco que ya parte. Mientras tanto, el enorme Lörky, apoyándose en sus poderosos brazos consigue al fin ponerse en pie mientras Svala, La que Puede Ver, le mira arrobada y con algo de sonrojo en sus por otra parte nórdicas mejillas.

Olaf, quizás algo hambriento después de su mística experiencia, se dedica a mordisquear con fruicción la oreja de un ausente danés, hasta que se lo arrebatan de sus enjutos brazos ante las airadas protestas del cuervo.

La flecha de Ottar silba para encontrar su imposible blanco, y contra todo pronóstico impacta con un crujido que parece estremecer el mismo mar en el atónito ojo derecho de el Oso Rojo.

NOOOOOOO, HAKUM...!!! - podéis oír que grita la voz antes poderosa y terrible, y ahora desesperada, de Zahira la Hermosa, que interrumpe su interminable canto.

Breves instantes después, algo cae entre las negras olas, un fardo de apariencia pesada. Podéis ver como se debate un pequeño ser dentro de la arpillera, justo antes de entrar en contacto con el gélido elemento. Nadáis, desesperados, en el helado mar.

Por fin, tras unos minutos angustiosos, Brunhild, hija de Gunnar y un repentinamente valeroso Sveim consiguen arrastrar a la playa la empapada mercancía, con la ayuda de una Brunilda acostumbrada a luchar contra la furia de las mareas, para descubrir que la pequeña Gyda ha conseguido escapar de sus captores en una épica huída, propia de su estirpe, aunque está a punto de perder la vida en el intento.

Sin embargo, la intervención de Olaf el Tirillas, que ya parece cansado de comer oreja, y de Svala logran sacarla de su casi segura muerte haciendo que devuelva al mar toda el agua que le ha arrebatado, y pronto es rodeada por los amorosos brazos de su padre y el muñón de su hermana.

Nada podéis hacer por detener el barco, que se sumerge con desesperada lentitud en el horizonte, ante vuestros ojos. Para cuando queréis pensar en tomar otro drakkar y perseguirlo, os dais cuenta de que poco más que madera chamuscada se podrá sacar ya del antaño orgulloso barco del Jarl. Aún hay trabajo por hacer en Upplands.