Partida Rol por web

Brunhild continúa varios segundos más haciendo sus movimientos con las armas... sus ojos siguen blancos, lechosos.

Parece que finas chispas o reflejos luminosos recorren su cuerpo ahora, casi imperceptibles...

Sin una palabra más, se da prisa en seguir a los que se han metido en el túnel...

Permanezco vigilando y alerta...

Escoltando al Jarl hasta la entrada de la cueva.

Es decir, que no tomo ninguna accion, solo estoy alerta y oteando...

A la carrera, luchando por la vida del shamán, entráis en la estrecha cavidad. Apenas tenéis tiempo para notar que está mucho más iluminada que en vuestra anterior visita, merced a extrañas influorescencias que hacen salir la mortecina luz de ninguna parte y de todas a la vez.

Ante esta nueva luz, los movimientos de la piedra parecen distintos, ya no tan huidizos a vuestros ojos, y mientras avanzáis a toda prisa, podéis ver lo que parece un extraño rostro que os mira por un instante y luego vuelve a fundirse con la pared aquí, allí una extremidad. También el sonido que emiten ha subido de intensidad, como queriendo hacer notar su presencia desconcertante.

Cierran la marcha Sveim y Brunilda.

Brunilda echa un vistazo a su alrededor, vigilante, pero no hay nada que llame su atención excepto los furibundos movimientos de la tierra bajo sus pies, a la entrada de la cueva.

Por todos los infiernos!!! Es que nadie va a hacer algo por Olaf? cada vez está más azul!!!

Traedlo a mi, rápido, o será demasiado tarde... - resuena con claridad y una nota de premura la cristalina voz en las paredes de la caverna.

Repite de nuevo, con un tono mucho más imperativo esta vez.

Olaf, a todas luces, se está, sencillamente, muriendo. Queda muy poco tiempo... se ha puesto azul, pero su sangre parecerá negra, cuando termine de asfixiarse. Sangre negra coloreando el rostro hinchado... queda poco tiempo.

Ottar observa preocupado como el loco se vuelve del color de los arándanos maduros y a Svala ordenando. Sin pensarlo le coge de las piernas y anima a que el resto le ayude con los brazos y cabeza para llevarlo en volandas.

¡Vamos houscarls, arriba con el!

Mientras otros le ayudan, levanta al shaman y comienza a correr.

¡Parece el mal sagrado!

Me apresuro detrás de ellos, mientras me concentro para invocar los poderes y bendiciones que mi padre Odín consiente a veces en otorgarme...

Daos prisa... necesitamos un lugar donde tumbarle, para que pueda ayudarle...

Olaf mira un poco a Brunhild, con amarga sonrisa. Se está ahogando lindamente, pero sin aparente participación por su parte, enseña la lengua, hinchada y oscura. Señala al interior de la caverna, con la nariz.

Redoble de tambores...