Partida Rol por web

Corréis, corréis como alma que llevaran los demonios a Loki, el de rizados mostachos y labios cosidos. Y tal vez sea así para uno de vosotros, ya que la lividez de Olaf es ahora azulada, como las iridiscencias de la luz mortecina que ilumina la caverna que era a vuestro destino.

Ante vuestros ojos halláis una amplísima oquedad, impensablemente grande desde el estrecho pasillo del que venís. La figura de una joven hermosa, con el pelo cardado en extrañas trenzas adornadas con anillos hechos de un material que recuerdan al hueso, surge ante vosotros luminosa. Sin duda se trata de Svala, aquella que Puede Ver.

Tumbadlo aquí, deprisa!! - ordena señalando una baja mesa de lo que parece una extraña piedra brillante, de color rojo y preciosas vetas blancas, pulida con mimo. Inmediatamente, comienza a recitar extrañas sílabas en un lenguaje que os es ajeno, con una extraña cadencia.

Al mismo tiempo, al lado de la esbelta joven el suelo, hasta ahora bullente debajo de Olaf, comienza a materializarse como por ensalmo hasta conformar una enorme figura humanoide, incluso más alta que Lörky, que se remueve inquieta al lado de su ama.

 Ve Brunhild que Olaf se nos queda por pocos segundos... a Svala no le va a dar tiempo a actuar...

Odín, acoge a tu esposa....

esposa, vela por tu hijo....

EL hijo vivirá

vivirá

¡VIVIRÁ!

Impone las manos sobre Olaf, manos resplandecientes....

Sveim vuelve a empuñar su martillo, aunque sabe que poca cosa puede hacer si esa mole los ataca.

Brunilda entra en la oquedad algo mareada por el movimiento de las paredes…

Ver el espectacular espacio que se abre ante ella no le tranquiliza nada, y mucho menos el que la piedra este tomando forma al lado de Slava…

Ver a Olaf con un ligero tono azul le indica que hay cosas que no cambian…

continua tragando como un toro cuando no es más que una ardilla… se ha vuelto a atragantar!!!

Tras unos sobrecogedores minutos en los que apenas percibís nada más que la tensión en el rostro de Svala, por fin ella habla.

Ya está..., es libre ahora - dice con voz muy baja, agotada por el esfuerzo.

Han llegado más lejos de lo que imaginé. Incluso en mi propia casa se han atrevido a entrar, aunque más les hubiera valido no hacerlo - continúa, indignada - No debéis preocuparos, pronto podrá hablar... - añade, señalando a Olaf - Ha debido pasarlo mal, pero hemos actuado a tiempo. Quizá sepa quién está detrás de todo esto, pues no es un suceso aislado, no me cabe duda.

La muerte de tu padre, Godí, fue una gran desgracia que no ocurrió por casualidad...

¿Qué aconsejas, cómo debemos actuar? - pregunta respetuoso.

Quieren debilitar la Fe, aunque sus motivos se me escapan, pues poco entiendo de esos asuntos. Pero leeré los huesos para ti veremos si Odín quiere revelarnos un destino.

Ayudadle a levantarse - ordena imperativamente, refiriéndose al Shamán, que todavía está tumbado en el altar - Pronto estará bien.

Con un gesto de la mano, os invita a que os situéis alrededor de la extraña mesa roja, que hasta ahora ha servido de camilla a Olaf. Como en un truco de magia, más propio de skalds que de shamanes, surge en su mano un saquito. Por el sonido que emite al mover ella la mano, intuís que contiene pequeñas piezas, que chocan entre si. Son las runas, los huesos del destino.

Esta piedra sagrada fue traída aquí hace generaciones por mis sirvientes - narra, señalando al elemental que permanece a su lado, ahora impasible - que antes sirvieron a mi madre, y a la madre de mi madre antes que a ella. Tiene gran poder, al igual que estos huesos. La misma bolsa que los contiene es sagrada, tejida con mis propios cabellos.

Pronto me corresponderá engendrar una hija, y tejeré otra igual con los suyos. Ella heredará huesos, sirvientes y piedra..., es el ciclo.

Mientras habla, sitúa los huesos en su mano izquierda y los contempla con intensidad. Toda la ceremonia tiene algo de hipnótico, estáis contemplando lo que muy pocos han podido ver, pues hasta ahora este privilegio estaba reservado exclusivamente al Jarl.

Con un rápido giro de muñeca, los pequeños huesecillos se desparraman sobre la piedra. La mano derecha de Svala permanece firme durante todo el proceso, suspendida con la palma horizontal sobre la mesa.

Una sombra de angustia toma ahora su voz.

Veo un gran peligro, muy cercano..., para ti, Guntar. Pero no para ti! - rectifica teatralmente - sino para ti y los tuyos. Para los de tu sangre. Les es grata y necesaria para traer el gran mal, el caos y la destrucción.

Lucharéis, siempre junto al mar. Cerca y lejos, muy lejos. Una tierra extraña anuncian los huesos, en medio de las grandes aguas. Dónde está esa tierra, en tus manos está, Godí! - hace una pausa dramática - Por lo que antes fue de tu padre... - añade, algo confusa - No entiendo demasiado esta parte, los caprichos del destino en ocasiones no son claros...

Veo barcos, con velas negras. Un largo viaje antes de llegar a la cima de una escarpada montaña. Muchos peligros y sufrimientos os aguardan, y habréis de afrontarlos unidos. Pero Guntar, tú no estarás con ellos. Poco le queda a tu camino, oh Jarl - dice con tristeza.

No veo más allá de eso, es demasiado incierto. Más no puedo deciros que habréis de partir, y será pronto. Aunque algo añadiré...

Cuida tus pasos, Guntar Pies Fríos, porque aunque grande es tu poder, tus enemigos te acechan, aún ahora mientras hablamos.

Durante todo el proceso permanezco espectante ante el hecho de estar ahí, en una ceremonia prohibida. Casi no soy capaz ni de respirar, escuchando las terribles noticias que la bruja nos está transmitiendo.

Cuando de sus labios surge el nombre de Brunhild, alargo el brazo para estrechar el suyo, en señal de apoyo. Una vez finalizada su visión, miro a Svala y, luego a Guntar.

Es ese maldito Eslavo. Cuando llegamos con Olaf oí cómo se lo reprochaba al Rojo, dijo algo de que no debía de llegar hasta tí, gran Svala. Supongo que temían que tu poder le salvase la vida, como así ha sido.

Brunhild mira todo alrededor con la mirada extasiada de un niño que descubre que puede ver... sus ojos mantienen esa condición translúcida que según sea la luz hace que parezcan blancos.... muy semejantes a los de Olaf.

Se mantiene sin embargo quietecita, impresionada por la presencia de Svala... cuando oye mencionar a su padre no puede evitar derramar unas lágrimas y agradece con un gesto el apretón de Tornbjorg.

Inclina la cabeza unos momentos....

... y cuando Svala habla de lo que perteneció a su padre, se levanta sin pensar:

¡He aquí, Svala, y Vikingos del Destino...!

Se abre un poco el vestido y mete la mano, para sacarla al momento con una extraña vara... la muestra en alto para que todos la puedan ver.

Es negra por completo, lisa, pulida y brillante... de madera densa. En los extremos posee una tallas desconocidas, y pequeñas incrustaciones de algún material blanquecino...

¡... He aquí la herencia de Gunnar Thrallson, godi de Uplands.... mi padre!